Siete pecados capitales
Ira
"El momento ha llegado, ya puedes matarla."
…Y tenía razón.
Era el momento decisivo, ahora podría tomar su momento de venganza sobre la mujer que mató a su padre, Claudia.
La mujer rubia y de tez blanquecina se mantenía de pie, estática, mirándola con esos ojos azules que desde el principio en que los vio nunca le inspiraron confianza. Realmente le enfermaba estar en el mismo lugar que esa desquiciada, le removía las entrañas con odio y hacía que sus dedos temblasen sobre el gatillo de la pistola. El porqué de su rencor era bastante obvio: matar a su padre y meterla en aquel mundo de pesadilla interminable eran dos grandes motivos para ello, además de sus paranoias religiosas, el buscar el renacimiento del paraíso en ella, haciéndole el mismo daño que le hicieron a Alessa diecisiete años atrás. Si ella quería que la odiase, ciertamente lo consiguió.
"Darás a luz a un Dios y construirás un paraíso eterno."
Estúpido, realmente estúpido. Claudia era idiota por pensar que ella contribuiría en semejante atrocidad salida de su horrorosa mente enfermiza corrompida por las palabras de Dhalia y el culto. Ya le dijo con anterioridad que no necesitaba otro mundo, ya estaba bien tal y como estaba, pero ella no entendió y seguiría sin entender. No había vuelta atrás: ahora, en este momento, Heather acabaría con ella, pondría fin a todo. Pondría fin a su venganza y, tal y como Vincent dijo antes de ser asesinado, acabaría con su estúpido sueño e ilusión.
Entonces, sin más preámbulos, empuñó la pistola con mucha más fuerza que antes y apuntó a Claudia con total decisión.
—¿Qué estás haciendo, Alessa? —Le preguntó. La respuesta de Heather fue apretar el gatillo.
…Y entonces vino el dolor, un dolor punzante que provenía de su bajo vientre y que le hizo perder la compostura en aquel momento y fallar el disparo. Soltó el arma de fuego instantáneamente y se arrodilló en el suelo, revolcándose en sufrimiento. El dolor era insufrible, horroroso, y su vista se nublaba por cada momento que pasaba. Aun así, todavía podía escuchar los berridos de alegría de Claudia, aunque cada vez más y más lejanos…
—¿Alessa? —La emoción la embriagaba a medida que se acercaba hacia la casi moribunda Heather, pues por fin su sueño se cumpliría—. ¡Oh, Dios! —Alzó las manos y la cabeza hacia arriba, sonriendo con satisfacción—. ¡Tráenos la salvación!
"Aquella que nos guiará hacia el paraíso con las manos manchadas de sangre…"
A/N: Primer drabble completado. El segundo ya está en camino, tan solo tengo que acabarlo de escribir y, una vez acabado, corregirle las faltas. ...Y hablando de faltas ortográficas, si veis alguna en este fic o algún otro tipo de error, no dudéis en decírmelo. Puesto que es mi primer fic, las críticas constructivas son apreciadas, muy apreciadas.
Entonces esto es todo, ¡ya nos leeremos~!
