Una segunda oportunidad

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Hola a todos, bueno, esta es mi nueva historia, me salió de pronto la idea y pues no pude resistirme a escribirla, alternaré esta y Lágrimas de la corona, así no será muy molesto tener que esperar para ustedes y estar presionada de escribir para mí. Espero sinceramente que les guste.

Disclaimer: Naruto y sus personas no me pertenecen.

Advertencias: Género Yaoi y en este capítulo intento de suicidio, si te molesta algo de esto no leas.

Parejas: MadaZetsu y ObiZetsu.

Quedan advertidos ;)

¡A leer!

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Prólogo

Espero con nerviosismo debajo del árbol de cerezo que había sido testigo de todos los sucesos que aquella pareja tuvo que afrontar, el aire era gélido y el Sol era tapado por grandes nubes grises, adivinó que no tardaría en llover, el clima no era precisamente el mejor, era como si la vida misma quisiera decirle que había sido un error ir, pero su defecto –o virtud- era que cuando amaba, amaba por sobre todas las cosas, incluso aunque el clima esté en contra de ellos también.

Miró hacia todas las direcciones esperando que él apareciera, ya llevaba media hora de retraso, pero quizás sus padres le había dificultado la llegada, por lo que intentó tener más paciencia y esperar hasta que finalmente llegara, pequeñas gotas lluvia comenzaban a caer mojando su verde cabellera, pero a él no le importaba, sólo miraba el cielo esperando que su amado llegara.

—¿Vendrás, cierto? Porque… dijiste que nunca me dejarías solo… —una pequeña lágrima corrió por su mejilla—. Madara…

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Su relación nunca fue fácil, desde el principio nadie les apoyo ni estuvo de acuerdo con el amor que había surgido entre ellos. Los padres de su novio fueron los primeros en interponerse, no sólo porque ellos eran una familia rica y poderosa y él sólo un chico de clase media, también porque ellos y su propia familia habían sido enemigas desde mucho tiempo atrás, los Uchiha y los Senju, eternos rivales.

Sin embargo, Zetsu, el menor de los Senju, había conseguido llevarse bien con el hijo mayor de los Uchiha, Madara. Eran casi inseparables, el mayor siempre le había protegido contra todo y todos, parecían como dos hermanos cuidándose siempre, pero tiempo después, ellos se dieron cuenta que no era así.

No fue sino hasta su adolescencia, que ambos chicos se dieron cuenta de una verdad que les cambiaría la vida, estaban enamorados del otro. Ninguno era de tener paciencia, por lo que no paso mucho tiempo hasta que se declararon su amor e iniciaron una relación que iba en contra de todos, pero ellos eran felices y era lo que importaba.

Cuando por un accidente los Uchiha se enteraron de esa relación clandestina, quisieron obligar al mayor de sus hijos a dejar al menor de los Senju, ya que no era posible que el primogénito fuera homosexual y además tuviera algo con la familia rival, pero el pelinegro se negó rotundamente, plantando cara a sus padres por primera vez, su vida había pasado a ser de su novio y no permitiría que esas peleas estúpidas de familia arruinaran su felicidad.

Por su parte, a Zetsu también se le había prohibido ver al hijo de los Uchiha, pero al igual que el otro no permitió que le arrebataran así su felicidad, a pesar de que la última palabra fue de sus padres, él siguió encontrándose con su novio furtivamente.

Pero hubo un día, no muy lejano, el padre del azabache llegó con una noticia que volvería a cambiar el rumbo de sus vidas. Había dicho que su hijo mayor ya había alcanzado la edad para comenzar a trabajar en la empresa de la familia, a Madara no le sorprendió, todos los hombres de familia comenzaban a trabajar en la empresa a la edad de diecisiete años, era su turno, lo que realmente sorprendió fue el hecho de que debía hacerlo casi del otro lado del mundo, lejos de Japón, lejos de su familia y más importante, lejos de Zetsu.

Al día siguiente, rápidamente el Uchiha fue a visitar al peliverde, quien asegurándose de no ser descubierto, salió detrás de su novio hasta el enorme árbol de cerezo que visitaban desde niños. Para Madara fue difícil explicarle al menor lo que pasaba y aún más lo fue cuando el peliverde entre lágrimas le dijo que escogiera su carrera. Él rápidamente negó, simplemente no podría dejarlo, así que le besó la frente y comenzó a relatar su plan: Se escaparían juntos, un día antes de su supuesta partida se verían en ese árbol y se irían juntos a iniciar una nueva vida. Parecía algo loco y muy fantasioso, pero ambos acordaron que así se haría, sería difícil comenzar de cero, lo sabían, pero su amor era mucho más grande que eso.

Esa misma tarde mientras paseaban, el pelinegro le entregó un hermoso collar de oro en forma de corazón, era hermoso y aún con algunas protestas del menor por recibir algo tan caro, finalmente aceptó, pues era algo para que nunca lo olvidara según Madara.

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La lluvia ya caía copiosamente sobre toda la ciudad, el árbol le protegía un poco, pero aún así estaba empapado de pies a cabeza y temblaba de frío mientras se abrazaba fuertemente a sí mismo. Valdría la pena cuando su novio llegara, porque él iba a llegar, tenía que llegar.

Apretó el collar fuertemente en su mano, ese collar había sido una promesa, una promesa de que estarían juntos siempre, por eso iba a llegar.

A veces su corazón se rompía un poco al pensar que lo dejaría ahí solo, pero luego pensaba que quizás sus padres le habían dificultado la llegada, o había mucha gente y era imposible avanzar rápido, quizás la lluvia ocasionó un accidente y las calles estaban cerradas por lo que debía rodear, eso era, no es que fuera a romper su promesa, Madara no era así.

Las horas pasaban y pasaban mientras él seguía mojándose más, sus lágrimas ya no lograban distinguirse por el agua de lluvia que le cubría, al menos eso lo agradeció.

En su reloj ahora también mojado se lograba ver que ya eran las diez de la noche, sus padres le matarían. Rió levemente, ya nunca le regañarían, él viviría lejos junto con Madara.

Pasaron las horas, dio la media noche, la lluvia había parado y él ya no se esforzaba en esconder sus lágrimas, el dolor que sentía no se compraba a ningún otro.

—¿Por qué? ¿Por qué, Madara? ¿Te pasó algo? ¿Tus padres te convencieron? O era que… ¿En realidad… no me amabas? —no paraba de hacer preguntas al aire esperando que por arte de magia todas tuvieran respuesta, pero esa respuesta nunca llegó.

Comenzó a sentir un inmenso frío, su piel se sentía sumamente caliente y su respiración estaba más acelerada. Supo que tenía fiebre por haberse expuesto así a la lluvia, pero no le importaba, de hecho, ya no le importaba nada.

Débilmente se levantó y corrió lo más rápido que pudo en dirección a la casa de los Uchiha, necesitaba saber que había pasado, quizá él estaba ahí haciéndose la víctima y no sabía que a Madara le había pasado algo, por eso necesitaba saber.

Mareado y con unas increíbles ganas de tirarse al piso a morir, llegó a la mansión Uchiha, sabía que la bienvenida no sería la mejor, pero necesitaba saber algo del azabache. Tocó el timbre y esperó.

Pronto abrió la puerta un chico de su edad de cabello negro y piel blanca, él era Izuna, era el único Uchiha –además de Madara- con quien había logrado simpatizar.

—Hey Izuna, ¿Sabes en dónde está Madara? —preguntó intentando que su voz saliera normal y que su flequillo tapara sus ojos rojos.

—Etto… sí pero… —en ese momento una mujer salió junto al menor.

—¿Qué quieres? —preguntó altaneramente, ella era Hana, madre de los hermanos Uchiha.

—Vengo a ver a Madara, ¿En dónde está? —sabía que no querría decirle nada, pero no perdía con intentar.

—Izuna, métete a la casa —el menor asintió y con una señal de manos se despidió del peliverde—. Mi hijo no quiere verte, eres sólo un lastre en su camino, ahora lárgate —estuvo a punto de cerrar la puerta pero Zetsu lo impidió, ya estaba acostumbrado a esos insultos.

—No me iré sin haber visto a Madara.

La mujer sonrió con maldad, una que le heló hasta los huesos.

—Él se acaba de ir hace apenas unas horas a Estados Unidos con mi esposo, porque va a hacerse cargo de la empresa de la familia, el pobre de mi hijo tuvo que elegir entre irse allá o quedarse contigo, pero al final hizo lo que todos hubieran hecho, se fue a hacer su vida —explicó lo más cruel que pudo—. Él no te amaba, sólo estaba confundido, mi hijo no es ningún homosexual, él va a casarse con la mujer que su padre le impuso y me dará nietos, así que deja de meterte en su vida, mocoso insolente.

La pelinegra cerró la puerta de un portazo, el peliverde sólo se quedó parado sin hacer nada, sorprendido por aquellas crueles palabras, sentía un enorme hueco en su corazón, pero no por las groserías que le hizo la pelinegra, sino por el hecho de que su novio se había ido, se había ido mintiéndole, diciéndole que lo amaba cuando ni siquiera tuvo la molestia de despedirse de él, no había necesidad de mentir y de hacerlo esperar como un idiota bajo el árbol, con la esperanza de que estarían juntos por siempre.

Finalmente dio la vuelta y corrió, corrió lo más rápido que sus débiles piernas le permitieron, lágrimas salían sin parar y poco a poco la fiebre aumentaba. Llegó a su casa y subió hasta su habitación escalando por los árboles del jardín, no tenía ganas de encontrar a su madre esperándole en la sala con mirada reprochante. Se tiró en la cama y lloró, sollozó y golpeó la cama infinidad de veces, tenía ganas de morirse, de acabar con todo su dolor.

Se levantó de la cama débilmente, la fiebre lo tenía cada vez más mareado, caminó hasta el baño y de detrás del espejo sacó un bote de pastillas, sonrió tristemente viendo el bote, nadie lo necesitaba, nadie lo quería, no era útil, sólo era un chico cuyos sueños fueron destrozados.

Sirvió en un vaso un poco de agua de la llave y puso en su mano casi todas las pastillas del bote, soltó una lágrima más y sonrió por última vez.

—Te amo, Madara.

Rápidamente puso las pastillas en su mano y las tragó tomando el agua del vaso, fue hasta su cama antes de que hicieran efecto, se acostó y miró el techo hasta que sintió como perdía la conciencia, no sabía si era la fiebre o las pastillas, pero le dio igual, cerró los ojos y esperó que la muerte lo abrazara.

Fin

Hola, Etto… jeje debo agregar que lloré mientras lo escribía xD Espero que les guste y bueno, ya más adelante pasará el ObiZetsu, gomen por no poner aquí pero así va la historia.

Se agradecen los review.

Sayoo~