Lucy lo miró por dos segundos.
Cinco.
Diez.
Quince.
Recordó que tenía que parpadear. Suspiró.
¿Por qué demonios Juvia le había regalado algo así?
Suponía que, en parte, era culpa suya, comentar que el muñeco de Gray que la maga de agua tenía en su habitación era lindo había sido una mala idea. Y no por el ataque de yanderismo que le había dado a Juvia creyendo, nuevamente, que la rubia tenía alguna clase de interés romántico por el Fullbuster, sino porque, de alguna manera, la peliazul acabó concluyendo que ella quería uno.
Pero, naturalmente, la Loxar no le daría uno de su amado Gray-sama.
Así que ahora Lucy tenía un pequeño Natsu sobre su escritorio.
Tenía que admitirlo, la muchacha tenía una habilidad impresionante para las actividades manuales, puesto que el peluche era prácticamente un clon afelpado del Dragneel: ojos verdes, una sonrisa enorme con pequeños colmillos, misma ropa, zapatos iguales, la bufanda y un alborotado pelo rosado. Incluso la tela de su piel era prácticamente igual.
Creía que en cualquier momento este cobraría vida y comenzaría a correr por su casa.
Lo picó con un dedo.
No pasó nada, salvo que se sintió bastante infantil.
Decidió dejar a chibi Natsu en su lugar e irse a dar una ducha.
Mientras el agua corría por su cuerpo seguía pensando qué hacer con el mentado peluche, no quería tirarlo, estaba segura de que Juvia había puesto bastante esfuerzo en hacerlo como para que ella lo desechara (aunque, por otro lado, ella nunca se lo pidió…no, seguía sin querer botarlo a la basura). Regalarlo tampoco era una buena opción, primero, porque no se le ocurría quien podría querer un peluche de Natsu y, segundo, porque seguía siendo un presente hecho de las manos de Juvia.
¿Por qué mierda no tenía la habilidad de Gray para rechazar regalos?
Se dijo que tenía que quedárselo, pero eso tampoco era una buena idea, al fin y al cabo, sus amigos y todo el mundo se colaba en su departamento. Y no estaba del todo segura de qué tanto quería que se toparan con un peluche de Natsu allí.
Para empezar, no podría explicar cómo llegó a sus manos. Incluso si soltara que era un regalo de Juvia…simplemente no le creerían.
Cuando salió se topó enseguida con la mirada de Chibi-Natsu desde su escritorio.
De forma estúpida, lo dio vuelta antes de cambiarse de ropa.
Ugh, ya estaba empezando a ponerse paranoica.
Al final se dijo que esa cosa solo era un peluche. Si eso, solo un muñeco hecho de tela y relleno con felpa.
Mañana ya vería donde lo escondía.
Se metió en su cama después de apagar la luz.
En la oscuridad, los ojos de tela del peluche parecían mirarle. Eran verdes, igual que los de la persona que debía imitar.
Se levantó y encendió la luz.
El peluche le miraba con una sonrisa. Lucy levantó una ceja y luego lo tomó con ambas manos.
Lo levantó para observarlo bien.
No tenía absolutamente nada que no hubiera notado antes.
—Sí, realmente es un peluche— ese era el día de pensar lo obvio.
Dio un suspiro y, con un sonrojo en su cara, apagó las luces y volvió a acostarse
—Ya que es un peluche— pensó sintiendo su cara arder —no hay ningún problema en que duerma con él— al fin y al cabo los peluches se hicieron para eso, ¿no?
Claro que si compañera, ahora solo te queda esperar a ver la reacción de cierta persona al ver que duermes con un peluche de él igualito al que tiene de ti.
Hace un tiempo vi una imagen donde salían Lucy y Levy tiradas en una cama cada quien con un peluche de Natsu y Gajeel respectivamente. Y como ayer estaba con insomnio acabe escribiendo esto y otro drabble que subiré pronto (anoche se me acabó la bateria del notebook y no tenia cargador a mano)
Como sea, comenten, puteen, alaben. Lo que quieran.
Cuidense
P.D: ¿sabías que hay un porcentaje de mujeres que se masturban montándose sobre un peluche? (chibi Natsu quizás tenga un futuro oscuro...o no)
