Título: Chelo y Violín
Autora: Angels Whisper
Clasificación: R
Pareja: Harry/Severus
Traductoras: Alima21
Negación: J.K. Rowling los posee a todos.
Resumen: Después de la muerte de Sirius, Harry se refugia tocando el Chelo y atrapa el interés de Severus
Aquí le traemos una nueva historia Harry/Severus muy tierna, esperamos les guste. Besitos
Capitulo 1
Ver más allá de la pena
Las suaves notas flotaron por los silenciosos pasillos, entrando en las clases y habitaciones vacías. Las suaves caricias de los delgados dedos elegían tristes melodías del instrumento y la sonrisa casi soñadora en la cara del que tocaba podría hacer a los poetas coger sus plumas para escribir odas al ángel mortal.
El suave pelo negro caía sobre la cara de cera, enmarcando los ojos, cerrados ahora. Tras el pelo había una cicatriz en forma de rayo, oculta de ojos curiosos. Los suaves rizos flotaban cayendo sobre los omóplatos que se movían en su prisión de algodón negro.
Si el instrumento de madera pudiera hablar, tendría que cantar en su propia armonía. Cantar para amoroso tacto del hombre joven que lo tocaba.
El más suave de los suspiros acariciaba la superficie de madera, mientras se inclinaba muy cerca del suelo. Aún manteniendo sus ojos cerrados, el chico limpió las lagrimas de sus mejillas. La música era su vía de escape del mundo cruel. Del mundo que le había quitado todo lo que había amado.
Los parpados ligeramente hinchados se abrieron y revelaron los brillantes ojos esmeralda que tenían tanta pena y dolor detrás de ellos. Lentamente, se levantó de su asiento y colocó su preciado violonchelo de regreso en su lugar, apoyado contra la pared.
El chico miró a su alrededor y suspiró otra vez. Aún estaba en su habitación, oculto de todo el mundo en la torre Gryffindor. Mantenía su verdadera vida allí escondida, porque no quería que su pena fuera expuesta a todos. Estaba seguro allí, a salvo de las buenas intenciones de sus amigos y de las burlas de sus enemigos.
-Sirius...
El susurro murió en las sombras y más lágrimas cayeron por sus mejillas hasta su mandíbula desapareciendo en su cuello. La avalancha de emociones obligó al sufriente chico a arrodillarse, temblando entre fuertes sollozos. El único pensamiento en su mente atormentada era que no había nadie a quien pudiera amar, nadie que lo amara.
-Ya no podré amar...
Las lágrimas cayeron al suelo y el chico sollozó más violentamente. La única cosa que anhelaba, era qué alguien pudiera ver más allá de su cicatriz y de su nombre, que llegara a su corazón y su alma. Que alguien pudiera ver quien era él realmente.
ººººº
Severus Snape, el profesor más temido de Hogwarts, estaba patrullando los pasillos, preparado para quitarle puntos a cualquier tonto que estuviera fuera del dormitorio por la noche. Escondido en las sombras, el melancólico profesor era capaz de dejar su ceño desvanecerse y sonreír a veces. La razón por la que sonreía no eran los puntos que podía quitar, a veces era la danza de la luz de la luna o la risa en la Sala Común. Severus Snape no era simplemente el mago oscuro que todo el mundo pensaba, era muy sensible e incluso romántico.
Para el momento que llegó cerca de la torre Gryffindor su sonrisa decayó. Los nobles tontos que siempre lo habían odiado sin razón. Simplemente lo odiaban por lo que les mostraba. Una música suave se escuchaba desde la torre, pero al principio Severus dudo de haber oído bien. Nadie de la Casa Gryffindor se atrevería a reberlarse en contra de Minerva McGonagall y su estricto toque de queda. Pero la música se hizo más fuerte y Severus identificó el instrumento como un chelo y notó que alguien tocaba notas tristes con el. Una pequeña lágrima se escapó de los ojos del Profesor de Pociones. Podía sentir el dolor que el músico estaba experimentando.
Pero no sabía quien podría estar tocando el chelo, normalmente los Gryffindors no tenían suficiente sentido musical como para tocar nada. Pero las notas eran tan puras, tan inocentes y tan tristes, que Severus no pudo tragarse el sollozo que escapó de sus labios. Se sentó en las escaleras y escuchó las melodías, casi balanceándose como una serpiente entre las manos de un domador. La música paró y Severus volvió a la realidad. No escuchó ningún otro sonido proveniente de la torre y suspiró hondamente. Quería escuchar más del músico, su talento era magnífico.
Severus se puso en pie sobre sus tambaleantes pies y lentamente se encaminó hacia sus habitaciones en las mazmorras, su mente llena con la melodía del misterioso músico.
ººººº
-¡Harry! ¡Hora de desayunar!- gritó Ron desde el retrato de entrada.
Harry se levantó de su cama con reticencia y se arrastró hasta el baño privado que tenía en su habitación de Premio Anual. Dumbledore había pensado que la depresión del joven se alejaría si tenía un poco de intimidad y con un poco de mediación, había logrado que lo designaran Premio Anual. Pero el Director había estado un poquito equivocado. Harry no se había animado en absoluto, aunque ya no era tan obvio para mostrar su depresión.
-¿Harry?- gritó Hermione, sonando preocupada.
-Voy, tranquilízate.
Harry se miró por última vez al espejo y suspiró.
-No me extraña que nadie me quiera, parezco un cuervo asustado.
Pero estaba equivocado, Muchas de las chicas suspiraban por él, por su pelo y sus ojos, por su cuerpo alto y delgado, pero desafortunadamente, la mayoría de ellas estaban enamoradas de su cicatriz. Todo el mundo quería ser visto con el famoso Niño Que Vivió, no con Harry. Suspirando de nuevo, cogió sus libros y salió para ver a sus expectantes amigos.
-¿Qué te hizo tardar tanto? – preguntó Ron
-Nada.
Hermione estaba preocupada por su amigo. Aunque Harry no mostraba su dolor y soledad, ella sabía que anhelaba amor. Tanto lo deseaba, que cada vez que veía a Hermione y Ron compartir un beso o un abrazo, parecía apagarse un poco más. Y ya no quedaba mucho.
Entraron al Gran Comedor y Harry miró alrededor y vio las caras aduladoras. Se había vuelto más retraído desde que había derrotado a Voldemort. Y cuanto más se retraía, más lo adoraba la gente por la mística que fluía desde él. Se sentó con la cabeza gacha y los hombros encorvados.
-Mira Harry, no eres el único que parece melancólico- dijo Ron, señalando la mesa de profesores con la cabeza.
Harry levantó la vista y vio que su Profesor de Pociones lucía bastante siniestro, mirando a su tortilla como si ésta le hubiera hecho algo. Mirando más detenidamente, Harry observó pequeños indicios de que su profesor había pasado llorando toda la noche; sus ojos parecían apagados y sus parpados estaban ligeramente hinchados, pero nadie se había dado cuenta de eso.
"Nadie se preocupa demasiado" pensó Harry y sintió una punzada de culpabilidad. Se había enamorado de su lúgubre profesor durante sus lecciones privadas antes de la guerra. Pero nunca había actuado conforme a sus sentimientos. Siempre había pensado que el profesor nunca podría amar al hijo de su anterior enemigo, un hijo veinte años menor.
Incluso quererlo como amigo sería probablemente demasiado para el malhumorado profesor. Así que sólo se tragó sus sentimientos y trató de matarlos, aunque siempre fallaba. El joven amor había crecido con el paso de los días. Y ahora la congoja en el corazón de Harry casi lo hacía llorar. Oh, como querría simplemente ir y abrazar a su profesor y amigo para apartar todas sus penas.
Severus levantó la mirada y capturó los ojos de Harry. Las lecciones de Oclumencia los había acercado y los había unido más y más y ahora eran amigos, pero para el resto de la escuela seguían siendo enemigos, aunque aquello los carcomiera por dentro.
Dumbledore vió el comportamiento de Severus y se dio cuenta de la larga y triste mirada que había compartido con Harry. Podría ser viejo y un poco tonto, pero aun sabía lo que significaba esa mirada. Sabía que ambos necesitaban mucho amor, pero que ninguno de los dos sería el primero en abrir su corazón. Habían sido heridos demasiadas veces, haciéndoles creer que no merecían ser amados. Al Director le dolía ver como ambos morían lentamente, así que trató de pensar algo para unirlos.
-Severus
Severus volvió a la realidad y miró al Director, luciendo cansado y derrotado.
-¿Si Albus?
- ¿Qué te pasa? Luces como la misma muerte.
-Nada.
-¿De verdad?
-Sí, nada.
El Director miró severamente a Severus y arqueó su blanca ceja, haciendo que el Profesor de Pociones se revolviera en su asiento. Dumbledore tocó el hombro de Severus y miró profundamente dentro de sus ojos.
-No creas que soy estúpido, querido Severus. Veo que hay algo que te inquieta.
- Es algo que ni siquiera tú puedes resolver- con eso, Severus se levantó y dejó la mesa de profesores para volver a sus propias habitaciones.
El Director suspiró profundamente, lucía viejo y cansado. Los siglos estaban ganándole y se sentía muy mal por su amigo. Pero tenía que haber algo que pudiera hacer para ayudar a Harry y a Severus a estar juntos. Y estaba dispuesto a encontrar una forma, como siempre había hecho.
ººººº
La siguiente noche Severus se encontró a si mismo esperando afuera de la torre de Gryffindor, esperando que el músico anónimo tocara su música de nuevo. Al mismo tiempo se sentía adicto de la música, pero también estaba confundido. ¿Cómo iba a poder olvidar su pequeño enamoramiento de Harry tan rápido? Por meses había dolido ir tras el joven mago, queriendo agarrarlo desesperadamente e inhalar la dulce esencia que simplemente pertenecía a Harry. Pero el par de notas que escuchó la última noche habían limpiado su mente completamente de Harry, llenándola con la música que se filtraba de la torre Gryffindor.
- No sé si lo amo. Demonios, ni siquiera sabía que era capaz de amar- Severus murmuró para si mismo y suspiró. ¿Qué estaba haciendo? Estaba afuera del retrato como un Hufflepuff loco de amor.
Severus deslizó sus dedos por su pelo y comenzó a caminar de vuelta a sus habitaciones, pero se detuvo sobre sus talones cuando la suave música danzó en el pasillo y lo hipnotizó. Cerró los ojos y se apoyó en la pared, sentándose en el frío suelo de piedra. Las notas eran más oscuras que la última vez, pero no habían perdido ni un ápice de su belleza. Suspiró cuando sintió que una lágrima solitaria corría por su mejilla.
- Es hermoso– dijo una voz cercana.
Snape se sorprendió y se puso de pie de un salto con su varita dispuesta. El Director apareció en el pasillo, mirando al profesor amablemente. Se acercó a Severus y se apoyó contra la pared, escuchando la música.
- ¿Qué es hermoso? – preguntó Severus, haciéndose el tonto.
- La música. Creía que era lo que estabas escuchando. – respondió Dumbledore con un destello en los ojos.
Severus suspiró y miró al viejo Director.
– Si, es realmente hermosa. Pero no sabía que algún Griffindor tocara el chelo.
- Ah, bueno. Eso es porque el músico no quiso que se supiera. Quiso mantener la música para si mismo, como su único consuelo en estos días- explicó el Director, luciendo triste.
- ¿Él? ¿Le importaría decirme su nombre?
- ¿Por qué quieres saber su nombre?- preguntó Dumbledore, mirando duramente a las profundas piscinas negras que Severus tenía como sus ojos.
-Yo… yo… la música… es sencillamente tan hermosa- Severus tartamudeó y bajo la mirada a sus pies.
- Harry.
La cabeza de Severus se alzó y miró al Director, no creyendo a sus oídos.
– Disculpe, pero, ¿he escuchado bien? ¿Ha dicho que Harry Potter es el músico?
- Ya me has oído. Harry es el músico. Comenzó cuando vino a Hogwarts, le enseñe yo mismo. Quería algo que lo calmara, algo que realmente pudiera calmarlo. Una herramienta para expresar sus sentimientos.
- Oh, yo...- Severus estaba un poco perdido. Ahora que su amor por Harry estaba unido a su amor a la música, su corazón lo apretaba dolorosamente.
- ¿Qué sientes por el muchacho?- preguntó Dumbledore, seriamente.
- Creo que lo amo- dijo Severus, casi sorprendido por su confesión.
- Bien. Creo que ambos necesitan el consuelo y el calor del amor. Trata de hacer que el chico se abra de nuevo. Enséñale tu amor. Trata de ganarte su amor- con esas palabras, Dumbledore se alejó y dejó a Severus en el pasillo, con millones de pensamientos revoloteando por su cabeza.
- Lo amo...
El susurro murió lentamente, perdiéndose en las sombras. Severus se desplomó y escuchó la música mezclada con el ir y venir de pensamientos. Agachó la cabeza y un tembloroso sollozo escapó de sus labios. Quería ganar el corazón del chico, pero parecía tan difícil. ¿Por qué querría alguien tan guapo y joven estar con su viejo y amargado profesor? Severus lloró por un rato y las lágrimas aclararon su cabeza. No iba a darse por vencido, había sobrevivido a Voldemort, había sobrevivido a la Ultima Guerra, había hecho tantas cosas difíciles; esto no iba a detenerlo.
ººººº
La mañana siguiente, Severus comenzó a planear. No sólo tenía que convencer a Harry de que no estaba solo, sino también de que era amado. Observó el trabajo del chico en la clase de Pociones y se sorprendió de que Harry actuara como si nada estuviera mal, aunque se dio cuenta de que sus ojos esmeralda se nublaban por la pena de tanto en tanto. Ninguno de sus amigos se daba cuenta, quizás sólo porque querían creer que su preciado amigo estaba bien. Severus sintió una puñalada en su corazón. ¿Por qué no se había dado cuenta antes?
Una vez Harry levantó la mirada y notó la mirada escrutadora de su profesor y volvió a agachar la cabeza. Sus pálidas mejillas se sonrojaron ligeramente y un simple pensamiento atravesó su mente: ¿lo sabría?. Alejando el pensamiento, continuó preparando la poción, sintiendo los ojos de ónice fijos en su ser.
Severus estaba pensando en lo suave que parecía la piel de Harry y lo brillantes que esos ojos esmeralda solían ser. ¿Cómo podría él hacerlos brillar de nuevo? Severus casi sintió como una bombilla se encendía sobre su cabeza cuando tuvo una idea: se acercaría al chico con la música. Casi frotándose las manos, Severus continuó mirando al chico que seguía sin darse cuenta de nada, casi sonriendo.
ººººº
La noche siguiente, Severus esperó de nuevo afuera de la torre de Gryffindor, esa noche llevaba una maleta con él. Con manos gentiles dejó la maleta en las escaleras y la abrió. Dentro de su cama de terciopelo carmesí estaba un violín, oscurecido por el tiempo y por los dedos amorosos que habían tocado el instrumento de madera. Sonrió suavemente, como un hombre que se encuentra con un viejo amigo.
Antes de tomarlo agitó su varita, realizando un hechizo silenciador alrededor de su mismo, pellizcándolo sólo un poquito: el hechizo no tenía efecto sobre Harry, así que el joven Gryffindor podría escuchar la música. Severus colocó el instrumento bajo su mandíbula y suspiró suavemente. Esperó sinceramente que el chico pudiera escuchar su interpretación, no tenía ni idea de lo que haría si esto no funcionaba.
Alejando sus pensamientos negativos, colocó el arco sobre las cuerdas y comenzó a tocar la misma canción que Harry había tocado la primera noche. Una pequeña sonrisa se dibujó en su cara a medida que el poder de su interpretación se volvía más y más fuerte. Nunca había tocado mal y su corazón estaba en la punta del arco, haciendo la suave melodía aún más dulce.
Cautivado por la música, Severus no se dio cuenta de inmediato cuando la puerta se abrió un poco y un par de ojos esmeralda miraron al hombre oscuro, medio abiertos por la sorpresa. Poco después el chico había sido encantado por la música y dio un paso fuera, mirando fijamente a su profesor y propietario de su corazón.
Severus tocó la ultima nota y casi saltó tres pies en el aire, cuando Harry dejó escapar un suspiró. El hombre se giró y vio al muchacho. Una sonrisa atravesó sus labios antes de que pudiera detenerla.
"Oh, ¿Qué importa? Es tan adorable, luciendo tan confundido y...feliz".
Se dirigió a su estudiante.
- Hola Harry. ¿Cómo estás?
- Yo... estoy bien, ¿por qué está aquí? No sabía que pudiera tocar el violín.
-Yo... yo sólo quería tocar en algún lugar diferente a las mazmorras. Éste se sentía como un buen lugar, hace un par de noches escuché a alguien tocar el chelo. Pensé que a esa persona no le importaría.
– Severus sabía que su explicación era tan endeble como un barco hecho de queso emmental, pero no había pensado en nada para explicar su extraño comportamiento. Pero al parecer Harry se había tragado su explicación con anzuelo, sedal y plomada.
- Entonces...- dijo Harry y se sonrojó.
- Entonces... ¿qué?- Severus empujó el tema gentilmente.
- Yo... yo creo que voy a dormir. Buenas noches, señor.
- Buenas noches, Harry- susurró Severus, esperando que su pequeña interpretación hubiera tenido al menos un poco de efecto sobre su estudiante y amado. Severus suspiró profundamente y caminó de vuelta a las mazmorras, el violín seguro en su cama de terciopelo.
Continuará………..
