Disclaimer: Digimon pertenece a Akiyoshi Hongo. Este fic participa en la actividad "Escribe a partir de una palabra" del foro "Proyecto 1-8".
Mil momentos
Palabra: Komorebi: Rayos de sol que se filtran entre los árboles.
Propuesta: por SkuAg.
Género: Romance.
Pairing: Koichi/Hikari
Encuentro fugaz
Hikari no sabía en dónde estaba pero no le preocupaba, aquel lugar le inspiraba confianza. Sospechaba que se encontraba en un mundo entre el mundo humano y el Digimundo pero no estaba segura, estaba sola y no conocía una forma de confirmarlo.
Se adentró al bosque, los rayos de luz que se filtraban entre los árboles le daban un aspecto mágico al lugar, como si se tratara de un sueño pero la humedad en su piel producida por las gotas de rocío y el olor a tierra mojada le decían que estaba despierta y que todo eso era real. Pudo escuchar a varios pájaros cantando pero solo pudo ver sus siluetas al volar sobre ella.
Una manzana llamó su atención. Su color rojo le resultó tentador. Se acercó a ella e intentó tomarla mas no pudo, estaba muy alta, arriba de su alcance. Se puso de puntillas en un intento por disminuir la distancia pero no fue muy efectivo. De pronto vio una mano interponerse entre la manzana y ella.
Esa mano pertenecía a un joven con una expresión triste. Inconscientemente le devolvió la sonrisa, no era la primera vez que lo veía pero sí que hablaba con él. Varias veces se habían encontrado pero ninguna hablado. A Hikari le hacía feliz tener una oportunidad de hablar con él sin que el Digimundo o el mundo humano peligraran.
—Me llamo Koichi —le dijo Koichi mientras le extendía la manzana.
Ella la tomó y no pudo evitar que sus manos se rozaran. Sintió su cuerpo estremecerse ante ese contacto, al mirar a Koichi supo que él experimentaba lo mismo. Agradeció por la manzana y la partió por la mitad, él la había tomado y deseaba poder compartirla.
—Me llamo Hikari.
Hikari no sabía el motivo por el que estaba en ese lugar ni el tiempo que estaría en el mismo, tampoco tenía prisa por saberlo, no tenía miedo, una parte de ella sabía que todo saldría bien, que podría regresar a su hogar. Los rayos del sol que se filtraban no era lo único mágico en ese lugar. Sus caminos no estaban destinados a encontrarse y sin embargo lo habían hecho, Hikari estaba segura de ello así como que no sería la última vez en que ambos se verían.
