Era muy tarde, probablemente las tres de la mañana. Yo me dirigía a la habitación de mi pelilavanda amiga (en realidad el amor de mi vida) con una taza de te de verbena, vestido con mi pijama que consistía en una camiseta blanca con un pantalón azul marino. Estaba muy nervioso, pues esa noche le iba a decir a mi amada hechicera lo que sentía por ella. Cuando llegue a su habitación toqué tres veces la puerta. Inmediatamente me arrepentí. Sentí un movimiento dentro de la habitación e inmediatamente se abrió la puerta, mostrandomé a mi compañer de equipo. Estaba hermosa. Llevaba un short negro con una remera de algodón de un violeta oscuro y su pelo ligeramente despeinado le daba un aspecto adorable. De repente ella carraspeó y me di cuenta de que yo la habia estado mirando de arriba abajo sin pestañar. Al notarlo senti como mis mejillas se ruborizaban.

-Te traje una taza de te-Balbucee como un tonto. Solo ella lograba que yo me comportara como un verdadero idiota.

-Gracias-Dijo sacandome de mis pensamientos.

-¿Podría pasar?- le pregunté medio nervioso.

-Como quieras- dijo ella metiendo en su habitación dejandome la puerta abierta para que pase.

El interior de la habitación estaba muy oscuro pero irradiaba un misterio que sentamos en el borde de la cama sin mirarnos a los ojos. Desde que ella se había metido en mi mente conocía todo sobre mi, por eso cada vez que nos encontrabamos solos yo me sacaba mi antifaz y dejaba al descubierto mis ojos azules.

Decidí romper el silencio e ir a la cuestión sin rodeos, o eso es lo que trataría.

-Raven, necesito decirte algo

-¿Qué suscede?

-Y…yo… Raven, yo…-

De repente me di cuenta de la poca distancia que nos separaba y me puse rojo como un tomate.

-Robin deja de balbucear y dime lo que pasa de una vez

Suspiré. –Raven yo… yo te amo.

-¿Qué?- me preguntó incredula.

-Yo te amo; te he amado desde la primera vez que te vi- dije, ruborizado hasta las orejas.

-Robin… yo tambien te amo- me dijo ocultando sus hermosos ojos.

Lentamente levante su rostro para que me mirara a los ojos.

-Te amo- le dije antes de juntar nuestros labios.

Traté de ser suave al principio pero mis intenciones se evaporaron cuando ella enredó sus finos dedos en mi cabello. Nos aferrabamos el uno al otro como si el mundo dependiera de mas nos separabamos cuando nos quedabamos sin aire. Nos quedamos un largo rato abrazados hasta que decidimos que me tenía que ir a mi cuarto, a pesar de que ninguno de los dos lo deseabamos.

Volví a mi habitación, y me sente en el suelo. Sin darme cuenta me llevé la mano derecha a mis labios donde hace poco Raven había apoyado los suyos. Y hací me di cuenta de que, con ese beso, mi dulce cuervo se había llevado mi corazón para siempre