Prologo
"Me voy a Tokio"
Alguien dijo alguna vez que las palabras dolían más que las acciones, incluso que podías destruir a una persona. No tenía idea de quien lo había dicho, Hinata escucho a Yachi decirlas una vez que Tanaka y Tsukishima estaban peleando—lo que no sirvió de nada cabe aclarar—, pero sí que estaba en lo cierto. Verlo de pie frente a las puertas del club, despidiéndose de todos con una reverencia, se sentía peor que un remate directo al estómago.
En ese momento su cuerpo se movió por acto reflejo y sostuvo su mano con fuerza, impidiéndole cualquier movimiento. Él no podía irse, eran un equipo, el dúo de idiotas que traspasaba cualquier barrera. A gritos le rogo que se quedara, que no podía simplemente dejarlo, prometiéndole que tocarían juntos el cielo.
"No puedo dejar pasar la oportunidad, adiós"
No, no y no. Bien, le habían ofrecido una beca en una buena escuela, con un equipo de elite y un puesto seguro en la liga nacional de voleibol. ¿Quién dejaría pasar eso? Pero se suponía que eran un equipo, sin él Hinata ya no podría volver a ver el otro lado de la cancha. Le prometió que haría lo que fuera para hacerlo brillar, para que la gente lo notara solo a él. Y pesar de los esfuerzos del pelinegro pro zafarse el menor no soltó su mano, lo que solo causo que su paciencia se colmara.
"¡Ya basta! ¡Estas envidioso de lo que logre, por eso no quieres que me vaya! ¡Yo no voy a dejar pasar esta oportunidad para quedarme al lado de un enano sin talento que lo único que sabe hacer es fastidiarlo todo y sin mí no es nada!
Con brusquedad se zafo de su aferre y a paso firme salió del salón, dándole la espalda.
Hinata cayó al suelo de rodillas, su vista se tornó borrosa y una tras otra las lágrimas comenzaron a descender por sus rosadas mejillas. Sujeto su playera sobre su pecho con fuerza, donde su corazón se agrietaba tras cada sollozo. Suga lo abrazo por la espalda, Daichi acaricio su cabello, más la dolorosa opresión en el centro de su ser no desaparecía.
"Yo solo…no quería que me dejara. Yo…quiero estar a su lado"
"Lo quiero"
Tres años habían pasado desde entonces. Hinata no volvió a jugar, sin Kageyama a su lado no podía sacar lo mejor de sí, sin él ya no podía tocar el cielo. Él era las alas que lo impulsaban, las que no le permitían caer. Pero ahora estaba en el suelo.
Ya no podría volver a volar
