¡Hola! Pues este es mi primer fic o más bien one-shot (creo que dice así) es muy cortito pero creo que quedo bastante bien, ¿no?

Realmente esta pareja me encanta y aunque no hay mucho de ellos quería hacer mi aportación.

Espero que os guste y que comentéis.


GRACIAS A LOS TORPOSOPLOS

Todo el mundo le aseguraría que era una muchacha rara en todos los sentidos, mientras que a él se le antojaba interesante. Sus atuendos estrafalarios desataban las risas de todo el colegio, pero por más que él miraba y miraba no encontraba nada de gracioso, le parecía sumamente original.

Aquella vocecilla suave y con un aire soñador le hacía sonreír sin querer, sin percatarse que aquella bellísima tonalidad era como una sinfonía para sus oídos.

Cuando por casualidad se encontraba con esa mirada podía leer en todos sus matices de color azul las fantasías que proclamaba su cabeza y su puro corazón.

Podía encontrarse absorto mirando como sus salvajes rizos rubios bailaban bajo el sol desatando su envidia por saber cual impartía más luz, o como se mecían en el viento frío de la noche alumbrando como un candil.

A veces la veía remangarse las mangas del uniforme y desabrocharse los primeros botones de su camisa, dejándole ver un poco más de su piel nívea, que se la imaginaba de tacto tan suave como el terciopelo.

Luego sus ojos verdes se posaban en sus labios, descubriendo sus surcos, su apetecible jugosidad y su color rosado que de vez en cuando hacía juego con sus mejillas. Entonces ahí se daba cuenta de que su corazón comenzaba a correr desbocado incitándole a cosas que él mismo creía groseras y que no eran de esperarse de un caballero, pero que no podía remediar sentir.

- Nott, ¿Me estas escuchando?

Las palabras de Malfoy llegaron a él como un torrente de agua fría, despertándole de sus pensamientos profundos mientras estudiaba pociones.

- Realmente no, disculpa.

Sus ojos se encontraron con aquellos dos icebergs que parecían analizarle, pero él no se inmutó en absoluto, e hizo un ademán con la mano para que su compañero volviera a retomar la charla en la que se había perdido por completo. Este otro sacudió la cabeza.

-Este curso estás en otro mundo Nott y eso no ayuda.

- Sí te refieres a los planes que nuestros padres tienen reservados para nosotros, te advertí que no sería participe Malfoy.

Este solo bufó molesto y se levantó de la mesa con fastidio para después caminar con seguridad hasta la puerta de la biblioteca y desaparecer. Thedore lo miró con pena, él no caería en la trampa.

De repente todos aquellos olores característicos de la biblioteca como lo era el del moho, la madera o aquel inconfundible olor a libros, fue opacado por aquella colonia fresca de toques afrutados en los que podía distinguir el leve aroma del coco.

Sus ojos vagaron con rapidez y la encontraron al pie de una de las estanterías intentando alcanzar un libro y un impulso le guió hacía ella. Era ahora o nunca.

Tomó el pesado libro en sus manos quedando a escasos centímetros de rozarla, sintiendo como el olor de la colonia era más fuerte a esa distancia y sus sentidos empezaban a fallar dejándose guiar por las emociones.

Ella giró sobre sus talones y le miró curiosa, no sabía que reacción esperarse de aquel muchacho de slytherin, hasta que él la tendió el libro con una sonrisa.

-Gracias Nott.

Él sintió desfallecer allí mismo.

-Thedore, me llamo Theodore.

-Yo soy Luna Lovegood encantada.

Le tendió su mano, fina y pequeña, a comparación con la de él, y se perdió en su interminable sonrisa. La sujetó en un agarre delicado intentando sentir más de esa cremosa piel.

-Sé quién eres Luna.

Ella pareció asombrase por tal respuesta puesto que sus ojos azules se abrieron desmesuradamente y batieron sus largas pestañas haciendo que para él se viera como la pura inocencia.

-Supongo que me conocerías mejor por lunática…

-¿Qué? no, ósea sí pero desde luego que yo jamás he usado ese calificativo hacía ti.

Luna rió ante el estado desesperado en el que se encontraba el joven. Ella no le daba importancia a aquellos motes o burlas dedicadas hacía su persona, no era algo que tu viera interés para ella como lo tenían los grindylow o cualquier otra criatura mágica.

- No me molesta Theo.

- Realmente jamás lo he hecho.- Comentó acalorado.

-Te creo.

Un suspiro de alivio se escapó de sus labios y después volvió a fijarse en ella que aún le miraba con curiosidad y con las mejillas algo arreboladas.

Él, siempre correcto y directo, se había quedado sin palabras delante de ella, actuando como un completo idiota. No quería que ella le viera de esa forma, quería pedirla una cita o algo parecido, pero al final iba a ser verdad que la casa de las serpientes iba a ser una cobarde. Se pasó la mano por su pelo castaño, revolviéndolo para quitarse la presión que le ahogaba en ese momento, pero su táctica no pareció dar resultado y aquello le exasperaba más y más.

Luna sabía que aquel muchacho alto y delgado a la par que atractivo, intentaba decirla algo, pero le notaba crispado y confuso, como si estuviera realmente confundido.

- Quizás sean torposoplos Theo.

-¿Eh?

-Ya sabes, se te meten por el oído y confunden tu cerebro.

-Oh, no sabía de su existencia.

-Ya… Nadie creé en ellos pero…-Miró hacía ambos lados. Después se alzó de puntillas hasta alcanzar su oído.- Mi padre y yo tenemos un invento para verlos, si quieres probar estaría encantada.

-Perfecto la cita a las nueve.

-¿La cita?

-Digo, ya sabes, para ver a los torposoplos.

Ella sonrió y abandonó la biblioteca después de despedirse encantadoramente de él. Theodore simplemente se quedó observando como ella se marchaba y dándole internamente las gracias a aquellos benditos torposoplos.