No se exactamente a quien pertenece Beyblade, pero a mí seguro que no.
Este fic va dedicado a mi querida amiga de toda la vida (o casi de toda la vida) vnesa; a Angelus Diabolicus (un encanto) y a la estupenda Jenny Flint que me animaron a hacer esto con sus reviews.
Advertencia: El fic sucede después del primer torneo mundial. Y para entenderlo un poco, aunque no es obligatorio, habría que leer mi anterior fic "Diálogo interior"
Capítulo 1: Hola, Kai.
Habían pasado cuatro años desde el último torneo de beyblade, en Rusia, y muchas cosas habían pasado para los Blade Breakers. Aunque se separaron como equipo, no lo hicieron como amigos. Tyson, Kenny y Kai iban al mismo instituto (aunque este último empezaría la universidad el próximo año escolar). Ray volvió a China durante un tiempo, pero regresó a Japón bajo el tutelaje del Sr. Dickenson.
Max seguía en Estados Unidos con su madre, pero se quedaba los veranos con su padre y sus amigos.
Los chicos seguían entrenando en su deporte favorito, algunas veces entre ellos, de forma amistosa. Pero los estudios no les dejaban centrarse en ello tanto como deseaban.
Esa fría tarde de otoño estaban terminando un trabajo Tyson y Kenny (que iba un año adelantado por su desarrollada inteligencia) en casa del primero. Aunque el que más trabajaba era Kenny. También se encontraba Kai, que había aceptado echarles un cable a regañadientes.
-Buff, mi cerebro va a explotar como tenga que resolver una formula más- Dijo Tyson dejándose caer sobre la mesa.
-Eso es imposible. No tienes cerebro- Dijo Kai, frío como siempre.
-Déjame tranquilo, amargado.- Refunfuñó Tyson.
-Vamos, vamos- Habló el siempre reconciliador Kenny –Ya nos falta poco.
Kai chasco la lengua molesto y se revolvió ligeramente en su asiento. No tenía ningunas ganas de estar ahí. Quería irse a su casa cuanto antes.
-¿Sabes, Kai?. Hoy pareces más amargado y antipático que de costumbre- Comentó el chico de cabello negro-azulado.
-Y tú estas hoy mas flojo y vago que de costumbre- Respondió de forma ácida.
-Tyson, no molestes a Kai. Encima que nos esta ayudando con el trabajo.- Dijo Kenny.
-Además, no es su culpa haber mamado de un limonero cuando nació- Se escuchó sarcástica la voz de Dizzy desde el ordenador portátil.
-Jefe, si no le cierras la tapa a ese cacharro lo tiro a la basura- Kai habló con calma, pero sonó igual que como si lo hubiera gritado a todo pulmón.
El chico de gafas decidió mantener a su bestia bit lejos de su ex-capitán mientras pensaba que Tyson tenía razón. Kai estaba más irritable que de costumbre.
El abuelo del dueño de la casa gritó en ese momento a su nieto que tenía una llamada. Y este, viendo la oportunidad de escaquearse, salió volando de su habitación.
-¡Ehy, chicos!- Dijo nada mas volver –Era Ray. Dice que ha conseguido entradas para el cine el domingo. Que vayamos con él. Y que además tiene una sorpresa para nosotros.
-Yo no tengo nada que hacer el domingo. Me parece bien- Habló Kenny.
-Yo no voy- Dijo Kai.
-¡Oh, vamos, amargado!. No puedes hacerle ese feo a Ray.
-Solo mira como lo hago.
-Pero Kai…
-Ya va siendo hora de que me vaya- Interrumpió a Kenny.- El resto podéis hacerlo vosotros solos fácilmente.- Y sin decir una palabra mas salió por la puerta.
-Que chico tan encantador- Dijo Dizzy.
-Bueno, él se pierde el cine.- Tyson se encogió de hombros- Por donde lo dejamos, jefe.
Caminaba por las calles sin prisas. Miraba al suelo, sumido en sus pensamientos. El frío viento se colaba por debajo de la ropa y a lo lejos se divisaban nubes de tormenta, pero él no se dio cuenta.
Tyson había dado en el clavo. Ese día estaba mucho mas enfadado que de costumbre. Se había despertado bañado en sudor, con las palabras de ese sueño en su cabeza. Aunque sabía, muy en el fondo que no era del todo un sueño. Todo lo que había pasado… lo puso de los nervios. Le costó más de media hora levantarse de la cama, por lo que no tuvo tiempo de desayunar. (y se llevo una ligera bronca por parte de la vieja Sra. Matsuo).
Después de años de intentar olvidarlo. De intentar ignorar lo que sucedió en el pasado, en unas pocas horas lo reconoció todo de golpe. Supuestamente por su bien. Para lograr superarlo. ¡Y una mierda!. Se sentía fatal. Con un nudo en el estómago y en la garganta enorme. Y un dolor en el pecho, como si tuviera una estaca clavada en el corazón.
Ojalá no hubiera hecho caso a esa jodida voz. Ojalá hubiera seguido como hasta ahora, ignorando sus heridas. Por lo menos estaba mas tranquilo. No feliz. Era casi imposible que él fuera feliz. Pero si tranquilo.
Lo único que no se arrepentía de haber reconocido era lo mucho que la extrañaba. Últimamente no paraba de pensar en ella. Estaba preocupado. Hacía más de dos meses que no recibía ninguna carta suya. Siempre mandaba, como mínimo, una al mes. Él no se la contestaba. No era de tipo de personas que contestaban cartas. Y ella lo sabía. Por eso seguía mandándoselas. Otra persona se cansaría y rompería la comunicación. Pero ella no. Lo conocía muy bien, tanto para saber que sus cartas eran recibidas con gusto escondido bajo indiferencia.
Pero dos meses era demasiado. La última vez que estuvo tanto tiempo si saber noticias por su parte fue cuando sucedió el accidente. ¿Y se le había ocurrido algo?
Alejó esos pensamientos de su mente. No debía de alarmarse ni pensar lo peor. Pero estaba tan cansado… Su cabeza no razonaba como siempre. Necesitaba dormir.
Con bastante esfuerzo alzó la vista. Paseaba por una avenida llena de árboles de hojas rojizas y amarillentas. Recordó que el otoño era la estación favorita de ella. ¡¿Es que no podía sacársela del pensamiento?!
La respuesta era no. Y francamente, tampoco quería hacerlo.
Podía verla claramente. El último otoño que estuvo con ella, un año antes del Campeonato Mundial. Su mirada tan triste en esos momentos. Con tres lápices de colores en sus manos. Rojo, amarillo y marrón. El cuaderno de dibujo sobre sus rodillas y el esbozo del bosque cercano a la mansión Hiwatari plasmado en el papel en distintos tonos.
Hacía cinco años que no la veía. Desde que ella ingreso en ese internado suizo y él en la abadía a los seis años podía contar con una mano las veces que se vieron y le sobrarían dos dedos.
La primera vez fue cuando él tuvo esa horrible experiencia, a los ocho años, con Black Dranzer y no soportó estar más tiempo en Rusia. Ella convenció a sus padres para ir a visitarle un fin de semana.
La segunda vez fue en cuando se hizo oficial frente al círculo de socios y amistades de sus respectivas familias su compromiso. Solo fue una noche. El mismo día que él cumplía los diez.
Y la última vez a los trece. Cuando el accidente. Pasó un mes en la mansión Hiwatari. Jamás recordó haberla visto tan triste. Aunque ninguna lagrima surco su rostro ni una sola vez.
Kai, sin darse cuenta, llegó a la mansión que era su hogar, situada casi a las afueras de la ciudad. Las enormes rejas se abrieron a su pasó. Cruzó el arreglado jardín para llegar a la puerta principal. El estilo gótico y barroco de la casa le daba un aire siniestro, muy acorde con su personalidad.
Era una mansión demasiado grande. Sobre todo si en ella solo vivían unos pocos sirvientes y él. Por que después del asunto con su abuelo y Biovolt, el anciano desapareció de la vista de su nieto. Seguramente se trasladaría a otra propiedad de la familia. Eso a él le traía sin cuidado. Cuanto más lejos estuviera del viejo, mejor.
Mientras subía las escalinatas de mármol, las puertas se abrieron mostrando a una señora de unos cincuenta o sesenta años. Pelo canoso recogido en un moño bajo y una cara surcada de arrugas que enmarcaba una amable sonrisa.
-Bienvenido, Señorito Kai- Dijo cuando este estuvo a su lado. Sus pequeños ojos color miel brillaban de forma alegre. Kai sospecho que la anciana tenía una especie de "sorpresa". Y odiaba las sorpresas.
-Hola, Sra. Matsuo.- Respondió algo seco –Voy a estar en mi cuarto todo el día. Diga en la cocina que me suban allí la cena.
-Oh, no Señorito Kai. Usted ira en este mismo momento al salón.
Kai miro de manera furibunda a la mujer. Pero esta ni se inmuto.
-Estoy cansado. Y no se me ha perdido nada en el salón, así que no.
-Hágame caso- Ella le empujo suavemente –Vaya al salón.
Kai suspiró hondo y se dirigió al salón. Si no le tuviera tanto respeto (y cariño) a esa mujer no le habría hecho ni caso. Pero, a pesar del poco tiempo que trabajaba para él (tres años), todo lo que hacia le resultaba agradable al joven.
Kai contrato a la Sra. Matsuo cuando supo que había perdido su empleo en la casa Mitsukake. La veían como una vieja que molestaba más que ayudar. Él conocía a la mujer. Era la que cuidaba de ella de pequeña y la que convencía a los estirados padres de la niña que la dejaran visitarle. Para devolverle el favor la convirtió en su Ama de Llaves.
Kai entró en el enorme salón. Lo primero que noto fue que la chimenea estaba encendida. Después, que unas maletas estaban junto a la puerta de la sala. Y por último que había una persona sentada frente al fuego en uno de los enormes butacones, dándole la espalda.
Una persona con un cuaderno de dibujo en sus rodillas.
No… No podía ser.
Se levantó con cuidado, dejando la libreta en el asiento. Y con voz suave y tranquila, murmuro:
-Hola, Kai.
N de A: ¡¡Buenas!! . Me gustaría decirles que espero que "esto" les este gustando. El principio es bastante aburrido UU …
Esta continuación (por decirlo de algún modo U) de mi anterior fic estaba en el tintero desde hacía siglos. Me he decidido a sacarla por que, como me dijo una querida amiga mía, si seguía con mi norma de no publicar una sería hasta terminar otra me veía en el geriátrico mandando los fics (que, ahora que lo pienso, estaría gracioso XD).
Un par de aclaraciones. Aunque este fic este clasificado en Drama, Será más un drama del pasado, desde un punto de vista nostálgico (al menos en lo que respecta a Kai). Después, aunque Kai es el personaje principal no me centraré solo en él (adoro la variedad ). Habrá varios personajes inventados (Si alguien quiere utilizarlos alguna vez me sentiré honrada, pero que me lo comunique antes) y algunos fuera de su rumbo habitual. Tengan en cuanta que son mayores y que esto es un fic, por lo que se puede cambiar algunas cosas.
Y para aclarar lo de las edades. No se muy bien la diferencia de edad de los personajes, pero según mis propios cálculos, en este fic Kai y tiene 18 recién cumplidos, Ray tiene 17, Tyson y Max 16 y Kenny 15. Los dos primero irían a 2º de Bachiller y los otros tres a 1º (he adelantado a Kenny un año por que he querido )
Cuando tenga que ir aclarando otras cosas, las iré poniendo.
Bueno, eso es todo. ¡¡Muchas gracias por leer mi historia!!.
