DISCLAIMER: MSLN no me pertenece y mucho menos sus personajes… Cachis ;P
Pi pi pi pi pi - 6.05 de la mañana, suena un despertador.
Lentamente una mano se alza para apagar tan tortuoso sonido. Es muy temprano y Nanoha lo sabe, pero las ganas de aprovechar la mañana superan al sueño. Como cada día se levanta, comienza a vestirse pausadamente y baja las escaleras para salir a la calle. El aire es frio, pero eso le ayuda a despejar los pulmones y también la mente. Lentamente empieza a trotar, su recorrido no es muy largo, apenas unos 40 minutos, pero le gustaba ejercitarse por las mañanas. El ejercicio físico siempre la reconfortaba, además una no podría soñar en convertirse en una as de ases si se pasaba el día en la cama. Una sonrisa se dibujó entonces en su cara… ¿que estaría haciendo cierta rubia en esos momentos? La pregunta sobraba ya que la respuesta era más que obvia, una nueva sonrisa volvió a ocupar sus labios.
Era un Lunes cualquiera y se encontraba en el lugar de siempre, aquella esquina en la calle larga junto a la tienda 24 horas, aunque no todas vivían en el mismo barrio habían logrado encontrar un punto más o menos cercano para quedar e ir juntos al instituto. Suzuka y Arisa llegaron temprano, como siempre, Hayete apareció solo hacía unos minutos aunque parecieran cuarenta. Quedaba poco para que comenzaran las clase, por lo que el grupo empezaba a dudar entre continuar esperando o empezar a caminar. Pero como cualquier otro lunes, justo cuando las chicas ya habían comenzado a moverse, una figura lejana y borrosa se dibujó a lo lejos.
Bue… Buenos días… a todas – Eso fue lo máximo que el escaso aliento de Fate le permitió pronunciar. Las manos sobre las rodillas y el sudor recorriéndole la espalda.
-Fate, un día de estos nos iremos sin ti –Arisa fue la primera en saludar a la recién llegada.
-Lo siento… yo… me quedé dormida… no volverá a ocurrir.
- Arisa no te enfades, Fate-san no lo hace a posta, seguro que paso una mala noche –Si algo caracterizaba a Suzuka era que siempre se preocupaba por sus amigas.
-Yo no diría que tener sueños húmedos pueda clasificarse como pasar una mala noche – La voz de Hayate se dejó oir, seguida de una mirada más que asesina por parte de la rubia.
-Mou Hayate, deja de burlarte de ella, ya sabes que madrugar no es lo suyo – Todas las mañanas eran iguales, Nanoha siempre tenía que intervenir para que aquellas dos no comenzaran a discutir y es que la castaña aprovechaba cualquier oportunidad para incordiar a Fate-chan.
Ya era tarde, por lo que las chicas comenzaron a caminar hacia la escuela. Todas eran muy amigas, casi como si fueran familia, y es que se conocían desde hacía muchos años. Todo comenzó cuando Nanoha tenía nuevo años, ella era una simple estudiante de primaria, ya en aquel entonces era amiga de Arisa y Suzuka, pero una casualidad la llevó a descubrir la magia y todo un universo repleto de vida. Fue ahí cuando conoció a Fate-chan. Desde el primer momento que la vio la pelirroja no pudo evitar fijarse en su mirada, esos preciosos ojos rojos que reflejaban una tristeza absoluta. Aunque al principio ambas tuvieron que enfrentarse como enemigas, pudieron acabar resolviendo sus problemas y forjar una amistad inquebrantable. Algo parecido ocurrió con Hayate y sus guardines años más tarde, pero al igual que entonces, los buenos sentimientos se impusieron ayudando a solucionar el conflicto. Ahora, cinco años más tarde, todas iban al mismo instituto y se habían convertido en un grupo inseparable.
Habían comenzado a cruzar las puertas de la escuela y la pelea entre ambas chicas aún continuaba. "Sí, era un lunes como cualquier otro" pensó para sí la pelirroja.
Las horas pasaban y pronto llegó la hora del almuerzo. Hasta ese momento todo había transcurrido como siempre: El profesor de matemáticas volvía a encargarles una cantidad excesiva de trabajo para el día siguiente, La nariz de Fate-chan apenas si se había despegado de los apuntes, la profesora de inglés reñía a Hayate para variar mientras que ella se entretenía mirando al inmenso cielo; cuan agradecida estaba de poder sentarse junto a la ventana.
Bueno, quizás no todo había sido "como siempre" y es que desde hacía unos días había notado una actitud extraña en Arisa. No era nada en particular, solo que notaba nerviosa a su compañera. Al principio no le prestó mucha atención, seguro serían imaginaciones suyas, pero últimamente la había pillado mirándola de reojo y antes de que ella pudiera sonreírle a modo de saludo ésta ya había apartado la mirada, incluso podía decir que la había visto sonrojarse. ¿Qué demonios le estaría pasando?
Por desgracia Nanoha tuvo que quedarse con las ganas de preguntar a su amiga si tenía algún problema. Suzuka, tenía que resolver algunos asuntos del Consejo de Estudiantes y le había pedido a la rubia que la ayudase. Pensándolo bien esto había comenzado a ocurrir muy a menudo, aunque con lo bien que se llevaban ambas no era extraño. Además, Arisa tenía el don de hacer fácil cualquier problema, para ella la solución siempre resultaba ser una cosa sencilla, solo había que tener el valor y la determinación de enfrentar la situación para que la respuesta apareciera.
-Ne Hayate, ¿No te ha parecido que Arisa actuaba de forma extraña últimamente? –Bueno, tenía que confirmar si sólo era imaginaciones suyas.
- Nunca ha sido normal, así que no sé a qué te refieres exactamente ¿Cómo puede comer tanto y aun así no engordar?
-Nyaha ha ha, no quería decir eso. Pregunto si no la has visto inquita en estos días, ansiosa diría yo.
- No sé –Comentó Fate – Yo la veo como siempre.
- Bueno, supongo que será cualquier tontería, puede que más tarde le pregunte a Suzuka si sabe algo.
- Nanoha – Intervino la castaña – Nunca preguntes algo de lo que no quieras saber la respuesta.
- ¿Cómo?
No hubo tiempo para más, la campana sonó indicando el fin del descanso y las tres amigas regresaron al aula. Todavía tenían que pasar tres largas horas para que acabaran las clases y pudieran ser "libres".
Eran ya las 14.15, "Dios es que los minutos no podían pasar más rápidos". El cielo lucía magnífico, no asomaba ni una sola nube por lo que la pelirroja estaba deseando salir del instituto para volar tan alto como pudiera. Desde luego, el uso injustificado de la magia estaba prohibido para cualquier miembro de la TSAB, pero nadie tenía por qué enterarse de sus pequeños "momentos de reflexión" como los llamaba ella. Además, no hacía daño a nadie ¿verdad? Una pequeña nota vino a interrumpir sus pensamientos.
Nanoha, por favor espérame en el patio trasero de la escuela. Quiero decirte algo importante. Arisa.
Una imperceptible mueca se dibujó en su cara por un segundo, se le había chafado el plan, su "momento de reflexión" tendría que esperar. Lo bueno era que por fin sabría qué era lo que había tenido tan nerviosa a su amiga durante estas semanas.
Todas se habían ido ya, solo quedaban en el instituto los alumnos que pertenecía a algún club. Obviamente esta posibilidad era inexistente no solo para ella, sino también para Fate y Hayate, su trabajo para la administración se lo impedía, apenas si podía encontrar algo de tiempo libre entre los estudios y sus tareas para el Bureau. Cuando ya comenzaba a impacientarse una mano toco su hombro. Era Arisa, bueno si a aquella masa temblona y encogida se le podía llamar de alguna manera. ¿Dónde estaba su amiga? ¿Aquella que nunca dudaba ante nada ni ante nadie?
La rubia mantenía la mirada baja y un pequeño rubor cubría sus mejillas. Nanoha solo la observó extrañada, "Desde luego este no iba a ser un Lunes como cualquier otro".
-Nanoha yo… tengo algo que confesarte… yo…
Bueno, como muchos habrán podido adivinar, este es el primer fanfic que hago. No soy muy buena contando historias, pero como últimamente no he parado de escribir por motivos de trabajo, así que he decidido atreverme con una pequeña historia.
Las críticas siempre será bien recibidas, así que no dudéis en comentar si os apetece :)
Un saludo.
