Disclaimer: El universo de Haikyuu le pertenece a Furudate Haruichi.

Notas: Ambos capítulos abarcan la misma escena, pero con detalles diferentes.


Kuroo le había dicho que no era necesario que lo hiciera, sin embargo la montaña contenida contra el muslo de Tsukishima era más que evidente. Y cuando había movido la pierna por la sorpresa la garganta del capitán gruñó de placer.

Kuroo había apretado los ojos mientras se lo decía tratando de manejar lo mejor posible su voz estrangulada, porque su boca hablaba pero sabía que su mirada no podía mentir y que deseaba mucho, demasiado, casi enfermizamente que Tsukishima lo tocara de una forma íntima y depravada.

— … No.

Debió haberle hecho caso.

La mano de Tsukishima fue interceptada antes de tocar la dureza del mayor. El agarre en su muñeca delgada no había sido brusco, pero la desesperación con la que Kuroo lo había evitado sí lo desconcertó.

Debió haberlo pensado mejor. Vamos, ¿se le calentaba sólo un poco el cerebro y no podía deducir que no estaban tan solos?

¿Por qué? ¿Esas cosas no eran las que más le gustaban a los chicos? Si Kuroo lo tocara ahí se sentiría bien también.

— ¿Por qué no?

— Vamos, Tsukki…

Podrían haber ido a otro lugar, o simplemente podría haber dejado de presionar a Kuroo.

Los ojos de un color pardo oscuro brillaron al entreabrirse por encima de una delgada línea de rubor, y las pequeñas arrugas que se formaron alrededor se le antojaron atractivas a Tsukishima.

— Te ves fatal. —Kuroo soltó una risita baja y corta, e intensificó el agarre cuando la mano del rubio lo volvió a intentar— Kuroo…

Su expresión fue tan bonita cuando lo llamó sin el frío "-san" que la base de su pene comenzó a punzar. Dobló las piernas para arrodillarse y posó su otra mano en la cadera de Kuroo, al mismo tiempo que besaba su estómago por encima de la ropa. El agarre que tenía Kuroo en su muñeca perdió tensión y en cambio su pulgar comenzó a hacer círculos en la zona. Vio la mano libre del mayor venir hacia él y acunar su mejilla en su gran palma, rozándole sus cortos rizos con la punta de los dedos.

— No quiero que pienses que me gustas sólo de esta forma.

¿Era demasiado pronto? ¿Era muy apresurado?

— Quiero hacerlo.

Y mientras follaba con su boca el pene durísimo de Kuroo que lloraba pequeñas gotas saladas en su paladar, no fue un gemido suyo amortiguado contra sus nudillos lo que le hizo abrir los ojos tan grandes como nunca lo había hecho y separarse. No, fue la respiración ahogada de susto de su sensei y la mirada horrorizada de su entrenador por lo que se levantó de golpe limpiándose la boca con su antebrazo, alertando a Kuroo que se subió la ropa, volteando a ver sobre su hombro para sentir como su corazón se saltaba algunos latidos.

Ukai pudo finalmente oprimir en un puño sus dedos paralizados y cerró su boca entreabierta para poder hablar.

— Salgan.—dándose la vuelta salió con un todavía impactado Takeda, dejando la puerta a medio cerrar.

Kuroo volvió la mirada hacia el rubio que había perdido todo el color rosa que hasta hace rato hacia brillar su rostro con un bonito rubor, e incluso parecía un poco más pálido que de costumbre. Lo tomó por ambos lados de la cara para besar su entrecejo y que dejara de arquear sus cejas de esa forma tan nerviosa.

Aunque lo entendía.

— Vamos.

Estaban en problemas.