La historia original no me pertenece.

Ambientado en la Segunda Guerra Mundial. La historia inicia en 1945.


"Es tan corto el amor y es tan largo el olvido"

Pablo Neruda


Era ese un horrible día, el más terrible de todos. Japón acababa de ser atacado con bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. El cielo estaba gris, muy gris. Me encontraba en una especie de limbo mental, aterrador, en donde no era capaz de sentir absolutamente nada. No podía escuchar las tragedias de las personas que gritaban, ni las cosas explotando.

Era capaz de ver, y esa sensación, ver y no poder hacer nada es desgarradora. Vi el terror en los rostros ajenos a mí, lloraban, gritaban, agonizaban y morían con grandes bloques de cemento en sus entrañas.

Era un completo infierno. Y ahí estaba yo, empotrado entre una pared y un auto, aplastándome y quitándome las ganas de respirar. Estaba a punto de morir, pero sólo podía pensar en Kikyo, mi esposa, y en mis hijos, Tomoya, de seis años, y Makoto, recién nacido.

Y entonces, como una terrible visión del pasado, recordé lo que pasó. Kikyo tenía dormido en sus brazos a Makoto. Llevaba un lindo vestido blanco hasta las rodillas con unos zapatos y una bolsa de color rojo, muy vivo y alegre. Makoto iba envuelto en su pequeña manta azul. Tomoya iba de mi mano, comiendo un helado de vainilla que se derretía. Una sonrisa se dibujaba en su rostro lleno de helado derretido. Yo llevaba su gorrita verde y no podía evitar sonreír.

Íbamos a cruzar la calle por una concurrida esquina en Hiroshima, juntos, los cuatro, como una familia feliz, y de pronto, un destello violento apareció y perdí el conocimiento, lo próximo que vi fue todo destruido. Sentí las sangre dejar mi cuerpo y empezaba a marearme. Recordé que tenía a Tomoya de mi mano y la apreté fuertemente, pero mi hijo no respondía, mi pequeño Tomoya.

No podía verlo, el auto lo había aplastado por completo. Agarré su pequeña mano con todas mis fuerzas y empecé a gritar. No me daba cuenta, pero lloraba. Llamé a Kikyo entre gritos y sollozos sin recibir respuesta. Un grupo de rescatistas me liberaron y sin abrir mis puños lo vi, el cuerpo de Tomoya no estaba conmigo. Mi hijo murió hecho pedazos y yo aún tenía su gorra y su mano. Vomité, quería morir. No me permitieron ver a Kikyo ni a Makoto, pero podía adivinar lo que les había sucedido. Me estaba desangrando, me desmayé.

Dejé de comer, quería suicidarme. Fue en vano. Dejé mi cabello y uñas crecer, parecía una bestia que recibía trasfusiones. Había un hueco en mí. Un vacío. Desesperación, odio, locura, tristeza, todo eso sentí.

Un día decidí levantarme por fin de esa camilla, en donde yo vivía, y fue cuando la vi. Una hermosa joven con cabellos negros y largos, y un tanto ondulados. Tenía una venda en sus ojos. Los médicos le habían dado menos de un día de vida pero ya tenía más de dos semanas luchando.

Venía desde Nagasaki, la única que vivó a ese ataque. Dos semanas de lucha ardua para no saber en dónde estaba. Deseaba que ella viviera en vez de mí.

Los médicos seguían asombrados por su espíritu inquebrantable. Creo que yo también. Sentí lástima de mí mismo. Ella luchaba por vivir, y yo lo despreciaba, despreciaba seguir con vida. Luchaba como si alguien la esperara. Como si alguien esperara a que despertase, lo intentaba.

Tenía un anillo de compromiso. Tal vez eso la mantenía con vida. Supe que el hombre que le dio ese anillo, murió. La mantenía luchando, ¡Qué egoísta en morir! Justo como mi familia. Murieron y me dejaron solo, acompañado de una pobre ilusa que no sabía que su prometido ha muerto. Ese día me enojé con Kikyo por dejarme y odié a mis hijos por morir. Soy un monstruo.

Decidí visitar a esa joven todos los días, al parecer le ayudaba, o eso pienso yo. A la semana empezó a balbucear. Llamaba a su prometido, Koga. Lo repetía siempre. Esa noche me quedé dormido, sentado a su lado, como para que supiera que con o sin Koga, debía vivir.

Me despertaron sus gritos en la mañana, lloraba tanto que mojó por completo su vendaje. Tomé su mano para calmarla.


Flash back

-Cálmate, ¿estás bien?

-¿En dónde estoy?-respondió llorando-¿qué es esto? ¿Qué hago aquí?

-Tranquila, estás viva.

-Tú no eres Koga. ¿Dónde está Koga? ¡Koga!

-No conozco a ningún Koga. Mi nombre…

-¿Dónde está Koga?

Fin flash back


Su llanto fue tal. No parecía tener consuelo. No sabía qué hacer. Sentí el impulso de abrazarla y así lo hice, pero lloró con más fuerza y me abrazaba. Me di cuenta por los comentarios de los médicos y las enfermeras de que un hombre, imagino que su prometido, la abrazaba y recibió un fuerte golpe de un bloque de cemento que le dio muerte. Él la salvo. Sentí rabia y celos de no haber podido hacer lo mismo. Recordé a mi familia y sin saberlo lloré también.


Flash back

-Está muerto-le dije-él te salvo.

-No llores por favor.

-Soy Inu Yasha Kurosawa.

-Mi nombre es Kagome Higurashi.

Fin flash back


Nunca pensé que ese nombre causaría tanto revuelo en mi vida.

Continuará...


Bueno este es el primer capítulo y no sé si les gustará, pues tengo un final en escrito pero necesito cuerpo. Me gustaría que me dijeran que les parece :D