¡Hola, hola!, bueno. Esta es mi nueva historia. y bueno...antes de empezar debo decirles unas cuantas, pero no tantas cositas. x3

1.- Pareja principal.: PruAus- PrusiaXaustria- GilbertXRoderich.

2.- Géneros principalmente.: Romance, AU y Drama.

Bueno, esta es la típica historia, donde sabes que la pareja terminará feliz y todo eso , pero te ponen un drama de por medio para que sufras(?. Ustedes entenderán a lo que me refiero.

Y como buena historia con drama romántico, necesitamos un poquito de crack, pero no se preocupen. Esto acabará bonito.

3.- Parejas relacionadas dentro del fic.: SpaAus(o viceversa, como ustedes la vayan viendo.),GerAus y FraAus. Contempladas hasta ahora.

No se preocupen fan's del Spamano, GerIta y Franada.

4.- Menciones de parejas secundarias dentro del fic.: Spamano, UsUk, GerIta y Franada.

5.- Sinopsis de la historia y capítulo 1; Roderich es buen alumno, es ejemplar. Su rutina parecía como todos los días, sin embargo un día todo cambia radicalmente. Gilbert, es un nuevo estudiante que afirma conocerlo, sin embargo Roderich no piensa lo mismo. ¿qué es lo que en verdad sucede entre la relación de estos dos?

Disclaimer.: Hetalia ni sus personajes no me pertenecen.

Dedicado a mi besha Alice c:

Y Espero que les guste, comenzamos ^^


Remember this love story

1.- Sorry, I do not know you

-¡Hey! ¿Por qué lloras?

-….-miró momentáneamente al otro mientras limpiaba sus lágrimas con las mangas propias de su camisa.

-hmn…tal vez mi asombrosa compañía te puede hacer bien…

El despertador sonaba efusivamente como todas las mañas, sintió los rayos del sol calarle en sus ojos claros. Se sentó respaldándose en la pared aun en la cama, tomó sus lentes los cuales reposaban sobre el mueble aun lado de la cama. Se sentía tan cansado, más bien no. Sólo tenía una migraña a tempranas horas del día. Masajeó sus cien, y volteó su cuerpo aún lado para ir a lavarse la cara. Momentos después hizo su rutina de siempre. Tomó un baño, se puso su uniforme, arregló sus cosas, desayunó; era lo de siempre.

7:30 marcó su reloj. Ya debía de estar dirigiéndose a la escuela. Así era siempre su rutina. Salió de hogar y se dirigió al instituto. Llegó temprano, igual como de costumbre, y dejó sus cosas con delicadeza. Roderich Edelstein, castaño, de ojos violetas, austriaco. Alumno ejemplar y presidente del consejo estudiantil; siempre tan recto y modesto.

-Buenos días, Roderich. –saludó llegando al salón su amigo rubio inglés.

-Buen día, Arthur.- correspondió el saludo de la misma manera que el otro.

Arthur kirkland, Rubio, de ojos verdes e inglés. buen amigo de Roderich desde varios años. Buen estudiante y ayudante del consejo estudiantil.

-Bonjour mon amis, ha llegado por quién tanto lloraban.-mencionó un francés mientras atravesaba la puerta del salón.

-y yo también.- le siguió con buen humor un moreno a lado del otro.

Francis Bonnefoy, Rubio, de ojos azules, francés. Buen alumno de buena forma, buen amigo de Antonio, igual de Arthur, pero la relación es más estruendosa, con Roderich es más rígida.

Antonio Fernandez Carriedo, Castaño de ojos verdes, español. Mejor amigo de Francis, compleja amistad con Arthur, se lleva más tranquilo con Roderich y le atrae Lovino.

-Adiós tranquilidad.-mencionó con mala gana Arthur.

-Creo que se fue cuando llegaste a esté salón, mon amou…

-ni te atrevas a decirme así, asqueroso intento de humano.

- Deberías de ser más amable, cejo…

-tú también no le sigas, damnit.

-Tan temprano y de mal humor.- siguió el habla Francis.

Roderich los miraba como de costumbre, era lo mismo las mañanas. Esos siempre peleaban. Pasos sus orbes por los 3 compañeros presentes, se detuvo en el moreno, esté al percatarse le sonrió.

-Hola Roderich. ¿Qué tal?- le saludo con más simpatía.

-Hola Antonio. Lo mismo de siempre, ya sabes. –respondió desviando la mirada.

Francis, el cual los había estado observando después de jugar a "Molestar al cejón", decidió hablar.

-hmn, Roderich. Es mi imaginación… ¿O estás más guapo hoy?

-Guarda tus molestos e innecesarios comentarios, por favor.- le respondió el castaño con un ligero sonrojo.

Así eran sus mañanas común mente, poco a poco llegaban más alumnos. Más bromas, discusiones. Todo era típico, normal, común hasta ese día en el que todo esperaba dar un cambio radical de 180 grados totalmente. Uno que nadie se esperaba ni de la forma más mínima.

Las clases proseguían, Roderich trabajaba con atención, Arthur trataba de poner atención sin ser interrumpido por su compañero de alado de nombre Alfred. Francis miraba la clase, o platicaba con Antonio, o simplemente le guiñaba el ojo a alguna señorita. Y Antonio o platicaba con su compañero del frente de nombre Lovino, que ese más lo tomaba como un fastidio; o platicaba con Francis.

Todo pasaba natural. Hasta que un prefecto tocó la puerta del salón. La maestra presente se dirigió a abrir la puerta, tuvo una cara de sorpresa. Después salió por unos momentos, al regresar tomó la atención de todos los alumnos presentes en el salón. Y con tranquilidad presentó un nuevo alumno.

-Su nombre es Gilbert Beilschmidt, trátenlo bien.- prosiguió la maestra, presentando al joven de cabellos blancos y ojos de gama rubí, alemán.

-Kesese, así es. Yo sé que se podrán llevar bien con mi asombrosa persona.- dijo el nuevo alumno con alegría y ego.

Varias chicas lo vieron interesante. Arthur lo tomó con un tonto más. Antonio y Francis lo vieron interesante también, un chico buena onda. Pero Roderich lo vio curioso, como si le recordara a alguien. Francis lo notó, Roderich no eran de los que veían fijamente a alguien.

Esté al notar la mirada del castaño sobre él, le sonrió desde el frente. Roderich notó que lo había mirado mucho, que vergüenza. Ante el acto del albino, desvió la mirada con molestia, con un pequeño rubor en sus mejillas. Altanero, ególatra, fue lo primero que pensó ver en él. Pero también le recordaba a alguien. Un recuerdo que se esfumó y quedó borroso. Como cuando escribes algo en papel y después se moja, lo cual provoca que la tinta se disperse y deforme el contenido de la hoja. Que lo deje sin sentido, como un rompecabezas. Sin embargo es un rompecabezas incompleto, pues las piezas están pérdidas, hundidas, rotas. Y nunca las podrá recuperar.

La maestra le indicó al joven que sentará hasta atrás en la esquina. Había un asiento disponible. Alado de Francis, atrás de Antonio. Al parecer conjugaban. Así comenzó una simple conversación, hasta llevarse mejor. El albino no batallaba para ser amigos, le era fácil, sencillo, sin ningún problema. Pero su mirada carmesí no podía evitar mirar al otro lado, por los asientos intermedios de la penúltima fila. Ese chico de ojos violetas y cabellos castaños. Esa intuición de conocerlo. Saber quién es. Él lo sabe. Sin embargo siente algo diferente, algo que no fluye con normalidad. De acuerdo, hablará con él después.

-mhn, tú nombre me suena mucho mon ami.- seguía la conversación el francés, notando la distracción del albino hacia Roderich. Qué curioso.

-Es que es un nombre bastante awesome. –respondió Gilbert prestándole nuevamente atención al francés.

-Hey, Gilbert. ¿Te gustaría comer con nosotros?- se volteó Antonio, el cual también se unía a la conversación.

-Claro, eh…

-Antonio. –respondió ante la duda del otro. – Y bueno, él como ya sabrás es Francis. –dijo mientras señalaba a su amigo rubio.

-Así es, mi nombre es Francis, una disculpa por no presentarme al inicio.-dijo con amabilidad el francés.

-No te preocupes, kesese. Y muy bien.-respondió mientras sonreía.- ¿Y quién más come con ustedes? –preguntó con curiosidad mientras disimuladamente miraba de reojo al castaño de mechón extraño.

Francis notando el comportamiento del otro, sonrió pícaro. Ya entendía por qué el interés de su nuevo amigo, al saber quien comería con ellos.

-normalmente sólo nosotros dos, pero algunas veces comemos otros más juntos. Deberíamos comer con los demás también . Para que los conozcas mejor. –mencionó Francis.

-Buena idea, Fran. Así conocerás a los otros.- le siguió Antonio.

Gilbert los miró y asintió.

-de acuerdo, mi asombrosa persona los acompañará. –dijo para después una de sus peculiares risas.

Después de todo, para Gilbert, el primer día no era tan malo. Un rato más pasó y los tres de la esquina seguían congeniando en amistad. Hasta que el timbre que anunciaba la hora del almuerzo les sacó de sus pensamientos. Francis se paró primero y le dijo al de cabellos claros, que se parará. Antonio por su lado fue a decirles a los demás que se sentarían juntos. Un poco intrigados aceptaron, ya qué. No sería tan malo.

Arthur se paró junto con Roderich, Alfred les siguió. Antonio arrastró a Lovino junto con él. Y Francis y Gilbert se adelantaron. Arthur le dio un codazo a Roderich, para que avanzara y no se quedara atrás. Arthur entendía la razón de la cual su amigo castaño bajaba la mirada de forma deprimente. Bueno, no tenía él la culpa de eso. Eso solía pasar algunas veces.

Juntos fueron llegando a la mesa de la cafetería. El orden de siempre más una pequeña diferencia. Era; Lovino, Antonio, Gilbert, Francis, en la primera fila de la banca. En la segunda, que estaba al frente de ellos iniciaba con Alfred, después Arthur y finalizaba con Roderich. Pobre e ingenuo Gilbert, que pensó que hablar con Roderich era sencillo. Pues era una idea errónea, en toda su totalidad.

-Bien, te los presentaremos Gilbert. – inició a hablar el francés. – El cejón de ahí es Arthur.

-bloody hell, ¿sólo para esto querías que viniera a comer aquí? Maldito bastardo. –contestó el inglés notablemente molesto.

-ya, ya mon amour. No te esponjes.- le contestó al inglés.- el de alado es Alfred.

-yes, Soy Alfred, el hero de esta escuela. Mucho gusto.- dijo el estadounidense mientras comía su almuerzo.

-Y al otro lado del cejón, se encuentra Roderich. No sé cuál de los dos es más amargado, él o Arthur.- dijo el francés mientras volvía su mirada al albino.

-tus comentarios, siempre son igual de molestos. Nunca cambias. –dijo Roderich mientras probaba un bocado a su comida, y volvía a ver Gilbert, con esa sensación de memoria pero nada. Nada pasó por su mente.

-¡Hey, fran!, te olvidaste de mi Lovi. –replicó Antonio.

-ah, cierto. Y lovino.

-Que no soy Lovi, joder.-dijo moelsto mientras volvía a discutir con el sonriente español.

-kesese, ya entiendo. –dijo mientras miraba con más profundiza al castaño. Esté al notarlo volvió a desviar la mirada. Sentía como el albino le miraba. Era incomodo, más su vista su fue cuando el español limpió una mancha del rostro italiano. Sintió como el hambre se iba, se desvanecía.

Arthur lo notó también. Francis igual. Gilbert también, aun que algo no calaba en su cabeza. Sí, el conocía aun Roderich. Conoció más bien. Sin embargo…el Roderich que él conoció no era serio, para nada. Todo lo contrario. Pero debía ser él, tenía ojos violetas, cabello castaño, y daba por hecho que ese mechón era "Mariazell", debía ser ese chico que él conoció hace tanto. Debía ser, pero esté no daba ningún indicio. Debía preguntarle en persona. Debía de hacerlo. Necesitaba una oportunidad.

Se oyó levantarse alguien de su asiento, era Alfred, quién avisó que iría a jugar futbol americano con sus compañeros. Todos asintieron, Arthur le volvió a regañar, que no le digiera "Arthie", no le importa al otro. Sólo se fue riendo escandalosamente.

Acto seguido Arthur se levantó un poco más serio, vio de reojo a Roderich, seguía en su mismo estado. Deprimido.

-Roderich, creo que es hora de irnos. Deberíamos ir a ver las cosas del consejo.

Más el otro tardó en contestar.

-¿Roderich?- volvió a mencionar el inglés.

-ah, cierto. Sí, tienes razón Arthur. –dijo mientras se paraba torpemente de la mesa el castaño.

-Que amargados son. ¿Ya se van? –preguntó francis con un ligero puchero.

-Yes. –respondió Arthur mientras se retiraba con Roderich.

Este último sólo dedico una última mirada a Gilbert, la intriga cada vez se había más. Por su parte el albino no terminaba de entender, muchas cosas al parecer habían cambiado, y ahora se preguntaba una cosa. ¿Por qué miraba de esa forma Antonio?, ¿y por qué no le decía nada a él?

Cuando los otros dos se marcharon, sólo escucharon seguir discutiendo al chico a lado de Antonio que se terminó yendo molesto.

-nunca entenderé por qué te gusta ese chico de mal carácter, Antonio. –dijo mientras veía marcharse al chico.

-Lovi es muy lindo, sólo que tienes sus ratos de frustración. –Dijo mientras respaldaba al otro.- ¿y qué tal Gil?, ¿Qué te parecieron los otros?

-ah, pues ninguno tan asombroso como yo pero…

-¿te gustó Roderich cierto? –preguntó el francés instantáneamente.

El español sólo observó sorprendido, no entendía. ¿Qué pasó que no se percató?

-¿qué?, claro que no. es sólo que me recordaba alguien que conocí. Pero si así hubiera sido así, creo que no se hubiera olvidado de mi, claro está.- dijo mientras reía.

Francis y Antonio intercambiaron miradas. Esta vez ellos no rieron junto al otro. Gilbert se dio cuenta de eso. ¿Había algo que…él no sabía? Eso parecía.

-ah, sí. Tienes razón gil.- dijo nervioso el español.

Gilbert levantó la ceja, iba decir algo, pero el francés cambio de tema. Ahora si algo parecía sospecho, ya está. Al final del día, él hablaría con Roderich.

Las clases se retomaron, Gilbert seguía mirando castaño. Esté estaba perdido en sus pensamientos. Intentó hablarle pero el otro no parecía interesarle lo que tenía que decirle. Hasta que en un momento libre pudo acercársele.

-oye, pareces todo un señorito. Remilgado y amargado. Te hablo y me ignoras. Sabes, no deberías ignorar mi asombroso ser.

Esas palabras hicieron eco en Roderich. "Asombroso", esa palabra como le retumbaba en su cerebro. Las punzadas se hicieron presentes. El dolor también.

-sólo eres un tonto, ahora guarda silencio.-reclamó el de ojos violetas mientras se sobaba la cabeza y buscaba unas pastillas en su mochila.

-A mi no me callas, ahora escúchame yo sé que….

-Agh, es enserio. Me has dado dolor de cabeza, ahora por favor retírate de mi presencia. –volvió a decirle al albino mientras tomaba una botella de agua y tomaba las pastillas encontradas anteriormente por el chico.

Gilbert iba a reclamar nuevamente, sin embargo el profesor llegó y tenía que volver a su asiento. Se quejó y caminó hacía su lugar, ese señorito no se iba a escapar de su interrogatorio. Él lo iba a escuchar, quisiera o no. Pues él había pensado en él durante todo este tiempo.

Las clases terminaron. Y todos se fueron despidiendo de sus compañeros amigos. Arthur y Roderich fueron a la sala del consejo, como también era la costumbre de los lunes. Gilbert al percatarse decidió esperarlo a la salida principal de la escuela, pues en un momento u otro el castaño iba a salir.

Los el consejo se fueron yendo poco a poco, iban quedando pocos. Finalmente Roderich salió. Algo aturdido, ya que el día que pasaba era totalmente fuera del común y esperado. Se dirigía a la salida cuando alguien le detuvo. La voz de aquel chico nuevo, que llegó a confundirle más.

-Por dios, por fin sales. El asombroso yo, se había cansado ya de esperarte. ¿Qué tanto hacen ahí?- menciono quejándose el albino.

-¿qué haces aquí? ¿y por qué me esperabas?- preguntó el castaño confundido y con molestia.

-Sabes no tienes por qué hablarme así señorito.

-deja de llamarme así, tonto.

-hmn, tú también. Soy asombroso, no tonto. Y tú eres un señorito, nada asombroso. Sabes, antes no eras así. Antes no eras tan serio. Puedo jurar que no has sonreído en todo el día.

Roderich iba a responder, sin embargo esas palabras le detuvieron. ¿A qué se refería con antes?

-no sé a qué te refieres. –contestó.

-Bien que lo sabes, no te hagas el que no lo sabe Roderich. Me conoces, yo te conozco. Nos conocimos hace años, vamos. No puedes olvidarme.

Roderich lo miró, no iba a negar que se le hiciera conocido. Pero en ese momento, podía jurar que él no lo conocía.

-Lo siento, debes de confundirme con alguien más.

-no, yo no cometería esos errores. Eres tú. Ya deja de hacerte el que la virgen le habla y acéptalo.

-Es que…enserio. Te estás equivocando de persona.

Gilbert sólo dio un gruñido de frustración.

-¡¿Eres idiota o qué?!, ya para.

-no me hables de esa forma, Beilschmidt.

-Pues, es que… ¿por qué eres tan difícil? ¡Recuérdame, maldita sea! ¡Soy yo, Gilbert!

Roderich sólo lo miró con pena y desvió la mirada con tranquilidad hacia el suelo.

-Lo siento, yo no te conozco hasta hoy. Yo no recuerdo…haberte conocido antes. Dudo mucho… haberlo hecho antes.

Gilbert se heló, parecía que decía la verdad. Pero ¿cómo?, ese chico era el Roderich que había buscado por tanto tiempo. Y no es que conociera muchos Roderich, sin embargo no entendía. Él lo recordaba perfectamente, mientras el otro, no lo reconocía ni un poco. ¿Qué estaba mal?

-¡Roderich!, ¿Sigues aquí? –se oyó una voz gruesa a los lejos llamarle.

Roderich volteó, y reconoció al que le llamaba.

-ah, Ludwig. Eres tú.

Gilbert volvió a quedar gélido. ¿Ludwig?, será ese mismo Ludwig que el cree que es. El chico alto rubio, de nombre Ludwig al mirar al hico a lado del castaño, también se quedó paralizado. ¿Podía ser verdad?

-West, ¿Eres tú?- pronunció sorprendido el albino.

-¿Gilbert?-preguntó también el rubio.- ¿Hermano?

Gilbert no podía digerir todo lo que pasaba. Roderich veía la escena confundido. Aun que seguramente por esa razón se le hacía tan familiar Gilbert, o tal vez había otra razón. Una que no podía recordar. Una que se disolvió, pero parte de ella dejó sus rastros. Unos que aun resonaban en su cabeza. Unos que aun eran visibles. Unos que el agua no había deformado. ¿Será que…? No, no podía ser cierto.

Sin embargo, esa manera de auto-denominarse asombroso, esa risa tan peculiar…le sonaban tan familiar. Aun así. Si lo ligaba a sus recuerdos, aun no encajaba. Así que no podía ser, ¿Cierto?, su cabeza daba vueltas. Muchas. Entonces….

Realmente… ¿cuál era la verdad?

.

.

-¿cuál… cuál es tú nombre?- preguntó mientras paraba de llorar.

-Keses, es Gilbert, Gilbert Beilschmidt. ¿y cuál es el tuyo?

-Roderich…Roderich Edelstein.

-oh, vaya… con que eres niño

-¿cómo que si soy niño? –preguntó confuso ante la reacción del otro.

-Bueno, es que pensé que eras un niña, digo llorabas como una kesese.-dijo el pequeño mientras reía burlonamente.

-¡oye!

-Jajaja, a parte te ves medio finolis. Y tu ropa parece….

-De acuerdo, de acuerdo ya para….sólo eres un

-Asombroso chico que hizo que pararas de llorar.-dijo mientras sonreía hacia el otro.

-ah…tienes razón. Gracias.-dijo con amabilidad, para después sonreír ampliamente con dulzura. Una sonrisa que llamó la atención del otro, una que nunca pudo olvidar. La primera sonrisa, que él le dio.


Tal vez este capítulo este un poquito confuso,no sé, pero en el siguiente se aclaran más las cosas, de eso no se preocupen, si no entendieron algo con claridad. Bueno, es así tipo un capítulo piloto, no sé bueno x3.

tal vez se pregunten...¿qué sucede con Rode?, ¿Por qué no lo conoce?, ¿Qué pueden ocultar Francis y Antonio?, ¿Reencuentro de hermanos?...eso lo sabrán hasta el siguiente capítulo.

Espero que les haya gustado. Nos vemos en el siguiente capítulo :'D

¿Algún Review?, ¿tomate?, ¿Pollito?, ¿Sartenazo?, ¿sugerencia? ;u;

¡Gracias por leer! ¡Los/as quiero!