Advertencia: Este fic contiene Spoilers del capítulo 3x25


Hoy todo es distinto. Hoy, por primera vez en mucho tiempo, no necesitas ser rescatado por Nathan, al contrario, el necesita ser rescatado por ti y con la mayor alegría del mundo lo acompañas a enmendar sus errores; él no lo sabe, pero lo seguirías al fin del mundo si te lo pidiera con ese tono de voz tan dulce que solo utiliza contigo y te mirara de esa forma que él y solo él, sabe hacerlo; diciéndote con los ojos que eres su única esperanza. Pero en el fondo, aun te afecta que el cambiara tanto, odias por completo en lo que se ha convertido y por más que te esfuerces no puedes comprenderlo, ni perdonarlo por completo.

Y entonces, el hace algo que te sorprende, ya que la esperanza yacía en el fondo de tu corazón sepultada sin indicios de salir a la superficie. Te mira y sonríe mientras acepta que es como tú, que siempre lo ha sido. No puedes evitar que tu corazón se regocije y que en tus ojos brillen tenuemente un par de lágrimas que retienes dificultosamente.

Nathan se eleva unos centímetros del piso pero tú no puedes dejar de mirarlo como algo majestuoso; como un ángel, incluso esperas ver un par de alas salir de la parte trasera de su espalda, pero eso no sucede aunque lo desees. Aunque eso sea,un ángel. El habla convenciendo a los otros con su discurso, pero realmente no estás escuchándolo, ves que sus labios se mueven, incluso escuchas un eco distante que se parece demasiado a su voz, pero… solo puedes pensar en que tenias razón, en que Nathan después de todo no puede ser tan malo y que en sus venas corre sangre heroica.

Y quieres sonreír, quieres gritarle al mundo que estas orgulloso de Nathan, quieres celebrar que por fin están de nuevo en la misma sintonía, pero hay algo más importante que eso ahora y lo recuerdas solo porque hay varios hombres armados a tu alrededor. Dejas que el de un discurso, sabes que siempre fue mejor con las palabras que tu y que es capaz de hacer que un millón de ovejas lo sigan después de escucharlo.

El confía en ti, sabe que tienes el poder de parar a Sylar, puedes darte cuenta de ello por su forma de hablar. Caminan por el pasillo y rellenas el silencio incomodo con planes de batalla cuando lo único que mueres por decirle es que lo amas.

Y de nuevo… te sorprende.

-Te quiero, Pete. Lo sabes. –dice sin miedo alguno de ser escuchado.

-Claro. Yo también te quiero, Nathan –quieres decir más, pero no es el momento, quizá más tarde, cuando todo termine y tu reúnas el valor necesario, por ahora, te basta con que camine a tu lado dejándote sentir por completo con su presencia y con el recuerdo de sus palabras... que te quiere.