Una nueva historia que no lo es tanto, si no puedes esperar a que la cuelgue aquí ya sabes: Supernatural_foro ó tengo el PDF colgado en mi LJ.
Confía en mi Resumen: Buf, a ver... " Michael C. Hall es un policía de Las Vegas que rescata a un joven de algo espantoso. Cliff Kosterman es el compañero de Michael que tras convencerle de que se quede al chico deja el cuerpo y se une a la seguridad privada del poderoso y admirado senador de Nevada. Jared Padalecki es el nuevo compañero de Michael y se enamora de la pareja del policía más veterano, Jensen, a pesar de que éste tenga severos problemas mentales..."
Autor: El gemelo oscuro
Tema: RPS
Personajes: Asumid que los nombres actúan como descripción física, ¿vale? es sólo comodidad y no tiene nada que ver con la auténtica identidad de las auténticas personas que hay tras esos nombres (esto sí que ha sonado a Descargo de responsabilidades):
- Jensen Ackles y Jared Padalecki (sabéis quienes son así que no especifico más)
- Michael C. Hall (si hay alguna duda, "Dexter") y Bradley James (Arturo de "Merlín")
- Clifford Kosterman, Alona tal, Jeffrey Dean Morgan, Misha Collins, Jim Beaver... (parte del casting de Supernatural), Lindsay Claire (sólo he cambiado el orden, es Claire Lindsay y también aparece en algún capítulo de SN)
- Josh Duhamel ("Las Vegas"), Kevin Sorbo ("Hércules"), Scott Wolf ("V"), Richard Avedon (Hugo Silva, "Los hombres de Paco"), Dawn Avedon (Michelle Trachtenberg, "Buffy")
- Alexander Ackles y Laila Gomes (estos si son fruto totalmente de mi imaginación, así que su aspecto lo dejo a la vuestra)
WARNINGS: Ésto es mío, así que esperad lo peor. Me cargaré a algún personaje, otros serán violados y torturados, hay menciones de pedofilia... O sea, que me he pasado tres pueblos y me encanta... El rating es M con todo merecimiento.
Descargo de responsabilidades: Me encantaría asumirlas todas, pero el juez dice que son de mi gemela, así que las acciones legales contra ella, eso si, advierto, ella no tiene un duro (no conseguiréis nada) y si aún queréis hacerle algo yo soy un enfermo mental y no iré a la cárcel si me da por emprender acciones menos legales...
No obligo a nadie a que quiera comentar ésto, si lo haces te contestaré así que "Allá tú", Son veintidós capítulos, mas prólogo y epílogo. Actualizo cada día y empiezo ahora:
CONFÍA EN MÍ
PRÓLOGO
"TRES MALDITAS PALABRAS"
Para Jensen Ross Ackles la vida nunca había sido fácil. Hijo de una pareja de sin techo adolescentes. Su padre murió de una sobredosis antes de nacer él y su madre tuvo la mala fortuna de encontrar un protector.
Tenía siete años la primera vez. El protector de su madre se había cansado de los encantos de la mujer y le llamó la atención el pequeño silencioso, de expresivos ojos verdes y cabello dorado. "Confía en mi, chico. No te haré daño"
Nunca fue un niño alegre. Después de aquello tampoco fue un niño hablador. Cuando tenía diez años su vida (si podía llamarse así) se reducía a sobrevivir entre cuatro paredes con las únicas visitas de su llorosa madre y del tipo que la protegía.
Su madre. Quizás si hubiese tenido algo de suerte habría abortado. Con sólo veinticinco años parecía tener cincuenta. Pero decía quererlo y Jensen sólo tenía el rato de paz que era que ella le llevara la comida y lo acariciara con la única intención de darle consuelo. "Todo va a cambiar cariño mío, ya no estarás aquí nunca más, yo te llevaré conmigo, confía en mi". Aún podía hacerlo, con diez años todavía podía confiar. A pesar de su experiencia, a pesar del hombre que no dejó de venir ni un solo día.
Un día su madre no volvió. Un hombre joven y enorme ocupó su lugar. Le traía la comida, lo bañaba, lo sacaba una hora al día para que le diera el sol. Cliff, él nunca prometió nada, sólo llegó un día, le puso el plato de comida delante y le ordenó "come".
Aprendió a obedecer a Cliff incluso aunque éste no dijera nada. Como el cachorro que aprende a obedecer los gestos de su amo. Cliff nunca pareció sentirse atraído por él, nunca le engañó tratando de ser su amigo, nunca le puso la mano encima para abusar de él, nunca le dijo "confía en mi".
Cuando cumplió doce años lo vendieron al senador Wolf. Supo que su vida podía ser aún peor de lo que había sido. El entonces recién nombrado senador de Nevada podía ser encantador, como todos los políticos. "Tú sólo se un chico obediente y todo saldrá bien, confía en mí". Jensen ya había aprendido a desconfiar de quien pronunciara aquellas tres malditas palabras. Scott Wolf, era un hombre muy atractivo, que inspiraba cercanía y derrochaba amabilidad. Pocas personas conocían el aspecto de su personalidad que conocía Jensen.
Con quince años ya había intentado escapar del senador, diez o doce veces, no llevaba la cuenta, como no llevaba la cuenta de las palizas, de las vejaciones. Hacía mucho tiempo que no había abierto la boca ni para gritar de dolor. Se comportaba como un animal. A fin de cuentas tampoco había tenido opción a comportarse de otro modo. Tampoco le habían tratado mejor que a un perro.
Cuando el senador fue elegido para su tercer mandato, Jensen tenía diecinueve años, aunque lo había olvidado. Wolf decidió que ya lo había "disfrutado" demasiado tiempo en exclusiva, que era demasiado salvaje y que había que educarlo un poco. Fue enviado a un rancho en el desierto de Nevada.
CEM CEM CEM
El chivatazo estaba siendo exacto palabra por palabra. La joven prostituta que detuviesen dos días antes les había explicado una historia tan escabrosa, tan dura, que incluso el capitán Beaver había exclamado que no podía ser, que tenía que estar mintiendo.
Michael Hall miró a su compañero. Clifford Kosterman era diez años mayor que él y, aunque no oficialmente, era su superior, porque aún siendo detectives los dos, el otro tenía más antigüedad en el cuerpo. En los tres años que llevaban trabajando juntos se habían hecho muy amigos y el más joven creía tener un "Feeling" especial con su compañero. Pero nunca había intentado saber algo de su vida o su pasado, Cliff era un tipo duro con el que había que tener cuidado para hablar de ciertos temas.
Era más alto que él. Rubio, calvo, fuerte, musculoso, enorme. No era guapo, ni siquiera atractivo. Todos consideraban que lo que tenía de enorme lo tenía de bueno. No se le conocía pareja y aunque simpático y charlatán era muy reservado con su intimidad.
El rancho no parecía diferente a tantos otros. Una casa principal, unos establos. La seguridad sí era extraordinaria, habían llegado hasta el edificio principal prácticamente a tiro limpio. Como en una película de acción. Lo que iban a encontrar en el porche de la casa no se les iba a borrar fácilmente de la mente.
Doce cuerpos, desnudos, alineados, habían sido ejecutados de un disparo en la cabeza. Hombres y mujeres, algunos muy jóvenes, ninguno de más de veinte años. Fue todo. Las ambulancias sólo recogieron cadáveres.
Michael Hall y su compañero se quedaron con los de la científica, inspeccionando por su cuenta. Fue el más joven quien encontró la celda de castigo. Estaba oculta en la segunda planta del edificio principal.
Allí encontró al muchacho, encogido, dentro de una caja de madera de apenas un metro cúbico, maniatado y desnudo. Lo sacó sin que el joven se resistiese de ningún modo. "¿Estás bien? ¿Cómo te llamas?, tranquilo, voy a sacarte de aquí, confía en mí"
Jensen miró a ese hombre, casi tan alto como él, el doble de fuerte, que le había dicho las únicas tres palabras que era capaz de reconocer y odiar al mismo tiempo. Mike tuvo un escalofrío al ver aquella mirada vacía de expresión, vacía de cualquier emoción que pudiera considerarse humana.
El agente cubrió al joven con su chaqueta y bajó a reunirse con los de la policía científica, pero ya se habían ido. Tendría que llevar al chico al hospital. Lo metió en el asiento trasero del coche. Cliff le hizo cambiar de idea.
- Alabama, la chica que nos dio el soplo, Mike, la han matado
- No es posible, estaba en custodia, en un piso franco
- La han ejecutado como a todos los que hemos encontrado. Creo que no deberíamos llevarlo al hospital, chico.
- ¿Y qué hacemos Cliff? No podemos dejarlo aquí, fíjate, apenas parece tener contacto con la realidad, creo que si lo dejáramos aquí se quedaría quieto y probablemente ni intentaría irse o buscar ayuda.
Su compañero miró al chico, que tampoco debía tener aún los veinte años. "¿Cómo te llamas chico?" preguntó rudamente el oficial más veterano. Recibió la misma mirada vacía que él, y Michael pudo notar cómo el tío más duro de la brigada antivicio tragaba saliva de la impresión.
- OK, Mike. Creo que no conseguiremos mucho interrogándolo. No creo que pueda ayudarnos o ayudarse él mismo – acarició la cabeza del muchacho, sorprendiendo una vez más a su compañero – yo no puedo hacerme cargo de él, compañero. Deberíamos buscar un centro o a alguien que pudiese hacerse cargo de él sin preguntas.
- Pero, ¿no deberíamos informar?
- Según el reglamento sí, Mike, sólo que si lo hacemos mejor le pegamos un tiro nosotros y le ahorramos que vayan a buscarlo.
Ambos hombres contemplaron al muchacho. Éste, sentado en medio del asiento trasero, dónde lo había puesto el agente más joven, ni siquiera los miraba, como si fuera ajeno a sus palabras. No parecía asustado o nervioso. Su respiración era lo único que hacía real su presencia.
- ¿y si me hago yo cargo Cliff? Me lo llevo a mi piso, y cuando esté en condiciones de poder decirnos algo lo interrogamos y lo dejamos ir – no vio la sonrisa de alivio de su compañero, aún contemplaba la quietud del chico – tendremos que llamarle de algún modo, ¡Eh, chaval, dinos tu nombre al menos! ¿John, Jack, Peter?
- No parece que le gusten – sonrió Cliff, elevó la voz y llamó - ¡Jensen!
El chico levantó la cabeza ante la llamada, como si esperara algo. "Creo que ha atendido más al tono que al nombre, pero al menos nos ha hecho caso, así que hasta que no nos diga cuál es su nombre de verdad, Jensen está bien" aceptó Mike.
Lo llevaron a su piso como habían decidido. Sabía que tendría problemas pues el chico actuaba o mejor dicho "no actuaba" de una forma desconcertante.
Lo que iba a ser sólo unos días, se convirtió en semanas. Las semanas se convirtieron en meses. Un día Cliff dejó la brigada y fue asignado a la escolta del famoso Senador Wolf. Michael se alegró por su amigo y porque Jensen se recuperaba (aunque muy despacio) de lo que fuera lo que hubiesen hecho con él en el rancho.
Quizás el detective Hall, tendría que sentirse culpable por mantener encerrado en su casa a un chico que debería estar siendo atendido en un hospital por sus más que evidentes problemas mentales. O quizás debía sentirse culpable por aprovechar la vulnerabilidad de Jensen para satisfacer sus necesidades. Pero estaba todo lo satisfecho que se puede estar teniendo a alguien que dependía de él para todo y que le necesitaba como nunca nadie le había necesitado.
El caso del rancho "Paraíso" se archivó con el tiempo. No se pudo encontrar nada que condujese a quienes habían realizado la matanza. Ni documentos de propiedad, ni nadie que pudiese estar relacionado de cualquier forma con el lugar.
CEM CEM CEM
Jared Tristán Padalecki creía haber tenido una vida dura. Su padre tenía tres empleos y su madre trabajaba de enfermera por las noches y aún así tenían que hacer malabares para poder pagar la hipoteca y comer todos los días. Jared trabajaba desde los doce años, cortando el césped a sus vecinos, repartiendo la prensa de la librería "Books for every day" antes de ir a clase, haciendo chapuzas o ayudando a su padre en uno de sus trabajos de repartidor de bebida.
Se ganó su entrada en la academia de policía de Nevada con una beca, aún así tuvo que trabajar de camarero por las tardes para poder pagarse el alojamiento. Pudo haber sido más fácil si no hubiese sido un muchacho íntegro y hubiese aceptado prestar algunos "favores". Pero Jared era un luchador, nunca se arrepintió de trabajar duro. Nunca pensó que había otros medios para alcanzar sus objetivos aparte del talento y del trabajo.
Jared recogió su placa y su primer revólver oficial emocionado. Había tenido una promoción brillante y él era el más aventajado de todos los nuevos aspirantes a la brigada de antivicio de las Vegas.
Era un joven competente, preparado, idealista. Tanto que pecaba de ingenuo. Servicial y atento. Siempre dispuesto a ayudar. En sus primeros meses en el departamento ya formaba parte de varias organizaciones que ayudaban a los chicos de las calles a labrarse un futuro.
Su frase favorita "Encontraremos una solución, Confía en mí". Y quien la escuchara de sus labios tenía la certeza de que, podía hundirse el mundo, pero hasta que no cumpliese su palabra Jared Tristán Padalecki estaría a su lado a las buenas y a las malas.
El compañero que le asignaron le cayó bien. Era un hombre cercano a los treinta (él tenía veintidós años) con una carrera fulgurante, en menos de cinco años había conseguido el grado de sargento. Era un poco más bajo que él (casi todos eran más bajos que él) pero era más musculoso, y aunque no era el típico hombre guapo, sí era muy atractivo.
Michael Hall lo recibió sin reservas, "Si no eres amigo de tu compañero ¿de quién lo vas a ser?". Jared le contó de dónde venía, le habló de su familia y descubrió ilusionado que "Llámame Mike, Jay" era gay. Lo que ya no le ilusionó tanto era saber que vivía con su pareja desde hacía año y medio.
No conoció al afortunado hasta varios meses después de empezar a trabajar juntos. Tenían una vigilancia, y su compañero llevaba veinticuatro horas sin pasarse por casa.
- Llámalo por teléfono – sugirió
- Jay, muchacho ¿nunca te has preguntado porqué no juego a los bolos con vosotros o no practico ningún deporte o jamás salgo después del trabajo y me voy directo a casa?
- Si, pero estás en tu derecho de contármelo o no.
- Mi novio, Jensen, está enfermo. No puede valerse solo, ahora mismo no se que habrá hecho tanto tiempo sin mi – le explicó su compañero genuinamente angustiado.
- No creo que diez minutos más o menos influyan en atrapar al camello Mike. Pasemos por tu casa y te aseguras.
Eso hicieron. Hall no llamó a la puerta, abrió directamente. Y se dirigió a la salita de estar. El novio del compañero de Jared era un tipo bastante curioso. Estaba sentado frente a la mesa camilla con una libreta y un libro de lectura de primaria. Escribía, concentrado, mordiéndose los labios, como un chico de siete u ocho años haría los deberes. Ni siquiera parecía haberse dado cuenta de que alguien había entrado en la habitación.
- Jensen ¿has comido? – susurró Mike con delicadeza poniendo su mano en la cabeza del crecido estudiante.
- No – Jared no supo si lo había escuchado o simplemente se había imaginado la negativa de tan débil que sonó
- Levántate, voy a presentarte a alguien y a prepararte algo para comer – el policía más veterano pidió unos minutos más a Jared con la mirada – Jen, éste es Jared, mi compañero del trabajo, dile hola.
Lo había levantado de la silla con suavidad y firmeza. El agente más joven vio frente a él un muchacho, aproximadamente de su edad, algo más bajo que él, delgado, que sería increíblemente guapo si sus rasgos delicados mostraran alguna expresión. El tan Jensen no dijo nada. Solo lo miró, ni siquiera esbozó una tímida sonrisa.
- Encantado – dijo incómodamente tendiéndole la mano.
- Lo siento Jay, te dije que era especial – se disculpó su compañero – Jensen, tienes que darle la mano
Michael cogió el brazo de su novio y le indicó que lo extendiera "La mano abierta, y cuando Jared te la estreche tú también estrechas la suya, tranquilo, no pasa nada malo". Su compañero había creído que exageraba ante la dependencia de su novio, pero ahora le parecía que se había quedado corto porque por fin había expresión en los verdes ojos del muchacho, había pánico.
Estrechó la mano que devolvió el apretón con la misma firmeza. "Encantado, nuevamente Jensen" dijo sonriendo con todo el ánimo que deseaba contagiar al extraño muchacho. Jared nunca supo que aquella noche fue la primera vez que Michael Hall vio sonreír a su novio.
Se comieron unos sándwiches a toda prisa y dejaron a Jensen acostado. "Volveré por la mañana" Michael le dio un beso en la frente "Pórtate bien y no le abras a nadie"
La vigilancia fue larga. Jared tuvo mucho tiempo para preguntar a Mike sobre el joven. Cómo lo conoció, qué le ocurría, porqué no estaba en un hospital. "Estás haciendo que me arrepienta de habértelo presentado" respondió, pero estaba contento, era la primera vez que lo veía sonreír, era un avance enorme, casi tanto como su primer no o su primera palabra. Quizás con la ayuda de Jared podría conseguir que el chico aprendiese más rápido.
- Hace un tiempo lo secuestraron. No se qué le hicieron exactamente, pero cuando lo recuperé estaba así. No, mucho peor, ahora responde, se mueve, pero poco más.
- ¿Cuándo lo rescataste?
- Hace casi dos años, los médicos dicen que debió sufrir un shock muy fuerte y que se iría recuperando, pero, a veces creo que no llegará a recuperarse del todo
- Es como si lo hubiese olvidado todo – opinó Jared
- Si, creemos que también tenía amnesia, que aún la tiene
- ¿Y su familia?
- Yo soy lo único que tiene.
Si Jared tuvo alguna vez la esperanza de que su compañero abandonase a su pareja y se quedara con él ya la había perdido. Es más, él tampoco iba a abandonar a ese chico. Lo ayudaría, y ayudaría a Michael, e investigaría y averiguaría lo que había llevado a ese muchacho a ese estado.
- Puedes contar conmigo Mike, te ayudaré en todo lo que pueda, confía en mí.
Continuará...
