Disclaimer: No, GW no es mío, lo prometo.

Notas de advertencia: (o más bien para indicarle que no va a encontrar en este fic)
-Si busca un fic de muchísimos capítulos: éste no lo es.
-Si busca un fic con trama intrincada, que le deje al filo de su silla y detestando a quién le está mandando a dormir: éste no lo es.
-Si busca que Heero y Duo se digan te amo con una sonrisa boba: éste no lo es.

Pero si busca tensión sexual, personajes IC en lo más posible, capítulos para leer en dos minutos... quizá éste si sea un fic para su gusto. :D


Obedéceme

¿Cara o cruz?

Los muebles y el piso no estaban con una película de polvo sino con capas y capas de una mezcla de tierra y telarañas. Las paredes con numerosas partes roídas, que en otra época eran color rosa pálido, y ahora presentaban desde grises varios, hasta verde-musgo…

Los maullidos de gatos callejeros le hacían una dura competencia al constante ruido del tránsito que, a pesar de ser pasadas la una de la madrugada, era constante y a altas velocidades.

Todo esos fueron los factores para que después de entrar al apartamento, Duo Maxwell, adolescente terrorista piloto de un Gundam; se quedara contemplando el deplorable sitio con asco.

- Esto es una mier --

- Sirve –dictaminó simplemente Heero.

- --da de sitio –completó, a pesar de la interrupción, Duo-. Si nos apuramos podemos hallar otro lugar. Vamos.

- No, es demasiado tarde.

- Maldito cabeza dura –masculló enojado, pero dándole la razón al otro.

Duo avanzó unos pasos, tornando los ojos y evitando estornudar por las partículas de suciedad que flotaban en el ambiente. Se paró frente a un estante donde vio que había toda una serie de moneditas de cobre de diferente tamaño y estado de oxidación.

A los segundos una brillante idea, según él, cruzó por su cabeza haciendo que sus labios se curvaran ligeramente.

- Heero, hay que lanzar una moneda al aire y --

- ¿Para qué?

- Para hacerlo interesante –explicó-. Quien pierda hará lo que él otro le mande, sin decir nada. Desde la maldita limpieza a --

- Mandarte a callar.

- Pues sí –asintió, algo molesto.

- No.

- ¿Por qué no? Si es tu culpa que estemos aquí y así, ahora. Fue un error. Y sabes que si hubieras seguido tus instintos ahora estuviéramos a miles de kilómetros de esta ciudad y ahora que encuentro algo para --

- Ya. Cállate y lanza –accedió fríamente, buscando detener la perorata.

- ¿Cara o cruz? –preguntó, luego de tomar una de las monedas, sonriente por la táctica exitosa de meter mucha palabrería.

- Lo que sea –contestó Heero, de malas-. Hazlo rápido.

- ¡Ja! Como siempre tú siendo tú. Escojo cruz.

Y lanzó la pequeña moneda al aire. Ésta giró varias veces en el aire antes de caer entre las palmas del castaño quien, guiñándole un ojo, le enseñó los resultados, seguro de su victoria.

- Como lo esperaba: gané.

- Bien –dijo ahora sí de verdadero mal humor oculto en su imperturbable faz.

Lo que pasaba es que ahora la idea no le sentaba bien a Heero preguntándose con que sarta de cosas saldría el idiota trenzado y más en esa mugre de apartamento destartalado y a punto de derrumbe que tenían que compartir por unas semanas.

- Sí, bien. Ahora soy tu patrón y vas hacer lo que yo desee desde ahora en adelante –declaró con falsa voz solemne Duo.

Sí que ha sido una idea genial, pensó imaginándose montón de cosas humillantes.

- Hn.

- Para empezar porque no vas y me preparas un baño¿eh? Yo voy a ver que se puede hacer con --

Heero, sin variar en su costumbre de no escuchar las oraciones completas dichas por Duo, caminó hacia el cuarto que supuso que era el baño, acertando. Ese lugar, como todo el resto, estaba en condiciones penosas.

Giró el grifo y un hilo de agua turbia salió, siguiendo por largos segundos así, hasta que por fin rastros de agua limpia salieron.

Después de limpiar sin mucho cuidado la tina que en antaño había sido blanca, dejó que esta se llenara hasta un poco más de la mitad.

- Ya –anunció sin preocuparse de que el agua estuviese bastante fría o que no hubiera algo a la vista parecido a un jabón y champú.

Duo, dejando de lado sus intentos medios fallidos de sacudir un colchón de todos los animalillos que anidaban en el, rápidamente fue al baño y se quitó atropelladamente las prendas impregnadas de sudor y lodo y sumergió un pie en la tina llena de agua.

Después de retroceder unos pasos hacia atrás, una vena se marcó en su cara al instante por la furia concentrada. ¡El agua estaba fría!... ¡Fría!

- ¡Oye tú!... ¡Ven!

- ¿Qué? –preguntó sin cortesía Heero e ingresando al baño.

El pálido cuerpo desnudo del trenzado temblando muy ligeramente no le produjo nada y Duo notó eso.

Su cuerpo siempre causaba sensación. Siempre. Estando cubierto o descubierto y el total desinterés de su compañero de misión le hirió el orgullo y más porque sabía que no era la primera vez que era categóricamente ignorado por él.

Iba a tomar cartas en el asunto, se dijo, centrándose por el momento a regañar a Heero por su falta de efectividad.

Heero mientras tanto, en vez de escuchar el intento de sermón, pensaba en como rayos iba a trabajar. Si bien se iban a esconder un tiempo ahí, eso no significaría que no tuvieran que cumplir con alguna misión.

Siempre estaba la opción de negarse a hacer algo, pero… la encantadora cara de molestia que traía Duo le hizo sonreír para sus adentros.

(continúa)


Esto tiene hasta el capítulo doce -creo-, publicados en AY, y aunque está medio abandonado, lo seguiré por respeto a los cuatro gatitos que leían el fic ahí. Entonces - quizá alguien se pregunte - ¿por qué comencé a publicarlo aquí? Por ocio. Porque lo edité. Porque ya no quiero asomarme a AY más de lo mínimo necesario.

:) Saludos.