Esta es mi primera historia asi que no seais muy exigentes ok?

espero que os guste, y disculpad las faltas!


BPOV

- ¡Venga, Bella! ¡Que llegaremos tardeee! – esa voz me sacó de mis pensamientos.

- No se Ali, ¿no nos podemos quedar en el hotel?- supliqué ya sin esperanza.

Ella me miró con una cara muy seria.

- Isabella Marie Swan, es nuestra primera noche en París, y tú - dijo recalcando la palabra - vas a salir como todo el mundo, y te lo vas a pasar bien- gruñó. Rodé los ojos.

Alice Brandon era mi mejor amiga desde parvulario, cuando nos conocimos. La gente decía que hacíamos una combinación extraña; Alice era extrovertida, muy activa y le encantaba llamar la atención. Yo en cambio, era tímida y más calmada, y mi objetivo era pasar desapercibida. Físicamente también eramos muy distintas. Alice era bajita pero grácil, con el cuerpo de una bailarina. Sus cabellos eran negros azabache y salían un poco disparados hacia todos lados, dándole aspecto de duende. Sus ojos eran de un profundo color miel, y sus facciones finas, con aspecto de muñequita. Aunque de muñequita no tenía nada. Regla número uno de Alice: nunca le digas que no a Alice. Nunca. A veces era escalofriante como predecir que pasaría, ella decía que era un don.

Yo en cambio, era una chica muy normal, piel nívea, ojos y pelo marrones, estatura normal. También era muy cabezota, como mi padre. Me di cuenta de que Alice estaba esperando mi respuesta. Decidí no discutir. Lo último que quería era tenerla todo el viaje de morros.

- Ok, pixie, voy, pero no me lo voy a pasar bien.- dije enfurruñada. Alice giró la cabeza y me dio una mirada de yo-se-algo-que-tu-no y cantó:

-¡Ya sabes, Bells, que nunca debes apostar contra mi!- se puso delante de mí y me tendió ropa- ponte eso y no te quejes, que luego me lo agradecerás.- Como estaba cansada, le hice caso.

Hacía unas seis horas que habíamos llegado a la ciudad, desde Forks, nuestro pueblo natal. Éramos todo un curso de adolescentes hormonales de 18 años en una ciudad extranjera. No es que me quejara, yo estaba encantada de ir a París, y estaba deseando visitar la ciudad entera. ¿Por qué habíamos escogido París? Aunque suene muy cliché, todo el mundo escogió la ciudad de los enamorados. No es que este en contra, ni sea una amargada, pero no soy de esas chicas que suspiran frente a la ventana imaginando una apasionante historia de amor parisina. Demasiado cursi para mi.

Después de hora y media, ya estábamos las dos listas para salir. Alice llevaba unos leggins negros con una camiseta plateada y unos stilettos del mismo color que la camiseta. Yo llevaba unos vaqueros pitillo oscuros con una camiseta de tirantes color cobre y unas zapatos de tacón bajo marrones con cinturón a juego. Alice estaba saltando al lado de la puerta mientras yo cogía mi chaqueta parar irnos.

- ¡Venga Bella que llegaremos tarde!- canturreó mientras me empujaba fuera de la habitación del hotel y nos dirigíamos hacia el ascensor.

-¡Bella, Alice, esperadnos! – oímos tras nuestro. Claire y Julie iban hacia nosotras ya arregladas y con una sonrisa en la cara de ambas.

Las conocíamos desde secundaria, Claire era muy extrovertida y bromista, una pelirroja con ojos grises. Julie era una chica dulce de ojos marrones y un lacio pelo rubio.

- ¿Preparadas para la marcha?- dijo Claire con una sonrisa pícara – quiero ver ya como se montan las fiestas en la France – dijo con una pésima imitación del poco francés que sabía.

- ¿Solo quieres ver como se montan las fiestas?- preguntó Alice con una mirada inquisitiva.

- No seas malpensada – dijo Claire fingiendo estar ofendida- solo quiero que un francés muy amable me lo enseñe.- añadió luego con una sonrisa coqueta.- Se llamará Pierre y será todo un caballero, aunque algunas veces no tanto- dijo socarrona. En ese punto ya estábamos riéndonos a carcajada limpia.

- Chicas, la hemos perdido.-dijo Julie todavía riéndose.

- Perdón por querer tener un poco de acción esta noche.- dijo ella poniendo cara de estar imaginándose "cosas" con su supuesto novio. Todas rodamos los ojos.

- ¿Sabes? A veces eres demasiado evidente.- dije, y Claire me sacó la lengua.

- Simplemente estoy disfrutando la noche.

- ¡Ni siquiera hemos salido del hotel!- dije exasperada.

- En mi mente yo ya estoy allí.- dijo con aire soñador.

Todas reímos con su ocurrencia. Claire era, simplemente Claire. Julie miró al reloj y fue hacia el ascensor.

- Venga chicas, que llegamos tarde.

Cuando llegamos a recepción, ya había todos los que querían salir. Había varios grupos de gente charlando, nosotras nos acercamos a la organizadora, la señora Cope.

- Ya era hora chicas,- nos dijo esta con una mirada de reproche, luego se giró hacia la gente- Venga, ya podemos salir. Todos tenéis que darme el permiso firmado por vuestros padres, y podréis salir.- todos fueron caminando hacia la señora Cope y le dieron el papel- ¡Recordad que el toque de queda es a la una!- todo el mundo empezó a quejarse. La señora Cope alzó la voz empezando a mosquearse.- Tenéis razón, mejor no salimos y nos quedamos aquí todos. Que yo estoy cansada y no quiero ir a dormir tarde.

- ¡NOOOO!- Gritaron a coro. Todo el mundo empezó a pedir perdón y a suplicar, pero la señora Cope no parecía cambiar de opinión.

- Ves Alice, al final no podremos salir ¿Qué pena, no? – dije fingido estar triste. Alice me lanzó con una mirada asesina, pero luego pareció que se le encendía la bombilla e hizo un ademán de irse.

-¿Dónde vas ahora?- pregunté con curiosidad. Ella me miró de manera perversa. Tragué, ahora sí que no me iba a librar de esta. Alice se acercó hacia la señora Cope con una expresión angelical en su rostro.

- Señora Cope, por favor, es el viaje de graduación- le dijo con la cara de corderito degollado. Solo Alice podía comportarse así y no parecer que estaba sobre-actuando. Puso cara de niña buena y añadió – Además, si nos hace volver más temprano, algunos continuarán la fiesta aquí, en el hotel donde usted es responsable de nosotros.

La Señora Cope lo pensó, no parecía ver la amenaza que implicaba sutilmente la frase. Miró a Alice de reojo y asintió.

-Pude que tengas razón- murmuró. Luego se giró hacia los estudiantes y añadió en voz más alta- Chicos, les levanto el castigo porque será el último maldito viaje que os tendré que aguantar.- Se fue refunfuñando y quejándose buscando al conductor.

- ¡La queremos Señora Cope!- Gritaron algunos mientras ésta se iba por pasillo.

Nos quedamos charlando y bromeando con algunos chicos, hasta que la Señora Cope volvió con un conductor un poco asustado.

- LOS QUE NO ESTÉN EN EL AUTOBUS EN DIEZ SEGUNDOS SE QUEDA EN CASITA CONMIGO!- rugió la Señora Cope.

Todo el mundo corrió hacia el vehículo, incluidas nosotras. Bueno, corríamos en el sentido más extenso de la palabra, porque difícilmente se le podía llamar correr, con esos instrumentos de tortura en los pies.

El viaje hacia el club pasó de consejos sobre seguridad de la Señora Cope y unos: "Sí Señora Cope, Claro Señora Cope". Todos estábamos emocionados por nuestra primera noche en París. Yo estaba sentada en la parte de atrás del autobús junto con Alice, Claire y Julie.

- Por cierto – dijo Julie – ¿quién consiguió que el director nos diera el permiso para salir por las noches?- yo hice una mueca.

- Nunca subestimes el poder persuasivo de Ali.

- El señor director es un hombre muy amable – dijo Ali con inocencia. Yo bufé.

- Si claro, no tiene nada que ver el que le estuviste toda una semana persiguiéndolo hasta que dije que sí ¿verdad?

El viaje fue ameno, duró unos treinta minutos, entre risas y bromas llegamos al local.

- Chicos a la una en este sitio, si falta alguien, no volveréis a salir durante todo el viaje – dijo amenazando con la mirada. - y si os veo demasiado borrachos,- continuó con "la mirada" - me encargaré de que todo el pueblo, incluyendo vuestros padres, se entere de lo sucedido, ¿estamos?

Todo el mundo estuvo de acuerdo, y bajamos un poco asustados por la amenaza anterior. El sitio era casi nuevo, y había mucha gente esperando por entrar. Esperamos unos diez minutos en la cola, donde Alice me susurró con aire de suficiencia:

- Esta noche nos puede cambiar la vida, Isabella.

Ugh. Alice la vidente. Cuando usa mi nombre entero para esas cosas, me dan escalofríos.

- Aquí vamos, pues - susurré poco convencida cuando el segurata nos abría la puerta.


Gracias por leer!

estoy abierta a sujerencias. espero que les haya gustado

hels