Renuncia: Todo a Hirohiko Araki.
Notas: Quería practicar horror aprovechando que Halloween se acerca -la verdad no, pero igual- y era algo que venía rondando mi cabeza hace rato. Hice el segundo segmento Josuhan porque siento que Josuyasu era demasiado puro para ponerlos en horror ¿? yo me entiendo. Culpo a cierto amigo por la influencia de Set It Off, also.
Advertencias: Nonsense, Ooc posible, spoilers de SDC y gore;
«Get back, put your hands up
Kinda messed up, but it's tough luck
And I'm sorry, but I don't feel bad for you».
The killer in the mirror, Set It Off.
[Jotaro&Kakyoin]
in hopes, they can forget we're close
i.
Lo observas entre tus brazos.
ii.
Frío, tan frío como el acero. Le trazas un sendero con las yemas disueltas entre las pálidas manos que están abiertas. Regalas una sonrisa hecha con tinta endeble sobre papel manchado mientras los dedos bajan de a poco, lentamente pidiendo permiso para abrirle la caja torácica y acariciar su corazón. Sigues pasando las manos resecas y manchadas en carmesí hasta tocarle entre los muslos y apretar fuerte fuerte fuerte (porque sus piernas de acróbata están tan torcidas y te duele verlo, tienes que arreglarlo para que deje de dolerte la cabeza). Noriaki Kakyoin tiene la mueca deshecha y te mira con los ojos inyectados en sangre y- no pude hacer nada y me detesto por eso, pero ahora estoy aquí y nadie nos va a separar de nuevo ¿sí?
iii.
Lo observas entre tus brazos.
Y te duele.
iv.
Kakyoin te observa sin realmente hacerlo y tiene estos ojos-luciérnagas que te parecen enceguecedores pero que fueron apagados y ahora se pudren cuando los miras. Sus orbes-avernos juzgan la escena, te manchan el expediente de pequeñoperromoribundo. Sigues tocando y ahí donde sobresalen sus pulmones hay lágrimas, así que le arrancas la costilla derecha con Star Platinum para que ésta te acompañe cuando ya Noriaki no pueda (porque ahora es una obra de DIO) y sin embargo- le besas los labios de pergamino disuelto en ácido y le muerdes como si quisieras arrancarle el alma, casi como si el amor fuese aquel monstruo de rostro deformado y colmillos que te cortan cortan cortan. Aprietas su boquita llena de sangre coagulada y se te manchan las mejillas de rojo. Casi alabándolo por ser tan perfectamente imperfecto con ese agujero lleno de putrefacción y la garganta llena de huesos astillados. Casi odiándolo por haberte dejado.
v.
Lo observas entre tus brazos.
Y te duele.
Y huele a podrido.
vi.
Abres entre los pliegues de su piel un sendero no hacia Japón pero sí hacia el país de nunca jamás donde no hemos perdido a nadie
(y tú te encuentras a mi lado K-a-k-y-o-i-n).
Le aprietas la cintura con un CRACK-CRACK y son las arterias con los huesos chapoteando pero no es él quien lidera la sinfonía. Eres tú. Aunque Noriaki siempre hubiese sido el artista que pinta sus obras con entusiasmo, que decora con ternura y miedo y el cerebro congelado.
Las manos y las piernas yacen inmóviles sobre ti aunque insistas en dejarle marcas en el cuello fracturado mientras lo abrazas como queriendo unir la carne que le falta en el estómago. Le tocas el cabello rojo
-como sus entrañas, como sus labios de vidrio, como su corazón
Y ya no huele a cerezas como antes.
vii.
Lo observas entre tus brazos.
Y te duele porque huele a podrido y él está
muerto.
[Josuke&Rohan]
swallow back the tears
En la habitación helada que es testigo único de todo lo bello (y cómplice del abismo también) Josuke grita. Terror. A Rohan le gusta cuando tiene las órbitas inyectadas en sangre y la pupila se le dilata, inmóvil, inmóvil. El poder de Heaven's Door lo obliga y lo postra: Josuke no hace nada más que gritar –no podría hacer nada más, aunque quisiese, tampoco-; pero no es siempre la intención hacerlo llorar lágrimas cristalinas color carmín. Aunque la mayoría de las veces goza con verlo desfigurarse y ahogarse con el ciempiés invisible que le baja por la tráquea, o chapotear entre su propia sangre imposible de reconstruirse. Aprieta los dientes blancos cuando Rohan se acerca apacible y le besa las heridas infectadas. Ha de ser bueno, se recuerda.
Sólo a veces cuando su lado inhumano se encandila se atreve a mirarle los ojitos de estrella de mar que ahora nadan en charcos de sangre y están comenzando a fallarle: se da cuenta cuando ya no atina sus escupitajos de sangre en sus mejillas cuando se enoja. Le aprieta el rostro más de lo debido tocando las constelaciones que son fruto de su tortura y su amor, Josuke Higashikata, nunca olvides el amor que te profeso y es por ése mismo que te corto a pedacitos lentamente, pero a ti no te importa ¿verdadverdadverdad? Hay gritos carcomidos por insectos y demonios, pero también cierto cariño efímero cuando Rohan posa sus labios deshechos aquí y allá, y le toca el cabello (enmarañado y sucio, casi tan feo como tú) en señal de tregua por aquella noche. Lo deja dormir y Josuke así sueña con la muerte y medio-dormido-medio-muerto se pregunta cómo estará su madre. Se despierta llorando sueños y vomitando tragedias.
-¿Pesadillas?- pregunta Rohan mientras se levanta de la silla alta de la que no se ha movido, el cuarto oscuro le delinea la figura y él da unos pasos más a la derecha acercándose a la cama y palpando el cuerpo escuálido de su rehén-amante. Josuke entiende que Rohan muestra su casi-bondad cuando le revuelve el cabello y lo besa sin arrancarle la piel, aunque lo hace sobre los hematomas blandos que se pudren pudren pudren y le escocen más de lo debido. Así en el aire se escuchan palabras bonitas y ''el día afuera es tan lindo que hasta podría abrir esta ventana'', pero también verdades envenenadas y ''sin embargo sabes que no lo haré''.
Josuke grita ahogado y está medio muerto-ciego, pero desprende olor a libro arrancado y en sus recuerdos hay fragmentos manchados con tinta. Sólo puede saborear el sonido de la voz de racimos de uva podridos que tiene Rohan cuando le habla de literatura, y manga, y las mil-y-una-cosas que harían más tarde. Así siente entonces como el corazón le va subiendo lentamente por la espina dorsal hasta llegar a su cerebro pero es todo una falsa y Kishibe lo observa enloquecer con tan solo quince años y la carita de porcelana destrozada (y arrancada de todas sus páginas) empapada en sangre y lágrimas y preguntas sin respuestas.
La verdad es que
(a Rohan le gusta abrirle las costillas con los dedos hasta que no hayan más gritos y dolor)
así es el amor.
