Buenos días. Me da la sensación de que escribo un fic que no va a leer nadie, pero aquí estoy. Me gustaría traducirlo a inglés, porque lo leería más gente, pero… depende de la motivación.
Bueno, el título se traduce como 'El retorno de Chihiro' o se supone que es así.
Otra cosa, obviamente, Sen to Chihiro no kamikakushi pertenece a Hayao Miyazaki y Studio Ghibli, yo sólo lo tomo sus personajes como inspiración.
Supuestamente, por lo que dice Hayao Miyazaki, Chihiro al salir del túnel no recuerda nada, así que, pues así es más o menos cómo me gustaría que continuase. Además, esto de que no se acuerde le da como más emoción, y no tanta depresión como se ve en muchos fics que Chihiro acaba suicidándose y desastres similares.
Bueno, a aquellos que tengan el tiempo para leer esto, ¡muchas gracias! Y espero que os guste. La narradora es Chihiro.
Chihiro no fukki
Sin entender nada.
Acabé cruzando el túnel. Vi esa estatua de piedra con dos caras que se reía de mí. El coche lleno de hojas y todo sucio. Realmente, ¿había pasado tanto tiempo? Sólo me acordaba de haber entrado, y luego ver a mis padres esperándome a la entrada del túnel, quejándose de lo que había tardado. No lo comprendía. Además, por alguna extraña razón, quise girarme a ver qué era lo que había al otro lado del túnel, como si alguna cosa me hubiera hecho no mirar hacia atrás mientras pasara por ahí dentro, agarraba el brazo de mi madre, creo que hasta le hacía daño, simplemente para obligarme a mí misma a no mirar atrás. Era intrigante. Recordaba que era una especie de estación de tren, pero papá dijo que era un parque de atracciones… y al otro lado, no había nada de nada. Sólo un campo verde.
Subí al coche. Las cajas y maletas que tenía a los lados estaban llenas de polvo, y olía mal. No tenía ni idea del tiempo que había pasado, pero como mucho, debía haber sido una tarde… sin embargo, la fruta estaba podrida… quizás sí que se hubiera recalentado, ese día hacía mucho sol, pero quizás no para tanto. Me abroché el cinturón, apoyé mi cabeza en mi mano y miré por la ventana. Tenía que prepararme para la vuelta brusca de mi padre. ¿Por qué corría tanto? Era un 4x4, pero no por eso hacía falta que de los botes nos diéramos golpes en la cabeza… en fin. Cómo no, volví a fijarme en las estatuillas que había entre la forestación, y los pequeños altares a los lados de la carretera. Era un sitio precioso… me giré para ver otra vez el túnel. La figura de la entrada roja con el túnel oscuro… era tan inquietante… me pregunto si volvería algún día…
Vi el ramito de flores… las pobres ya estaban secas. Ah, pero, ¿dónde estaba la tarjeta? Juraría que estaba enganchada al ramo… empecé a moverme como una histérica, el único recuerdo que tenía de mis amigos, aparte de unas flores disecadas, y se me había perdido… de repente, lo vi en mis piernas. ¿Eh? ¿Lo llevaba en la camiseta? ¿Cómo estaba ahí? Ponía Chihiro. Mi nombre. ¿Eh? ¿Pues qué iba a poner? No tengo más nombres aparte de Chihiro…
Por fin llegamos al pueblo, y después de tres cuartos de hora dando vueltas para que papá se enterara de dónde estábamos, encontramos la casa. Era pequeñita. Ya estaban todos los muebles y tuvimos que ir desempacando las cajas y maletas. Era pesado, y, claro, no tenía ascensor, pero mis piernas estaban fuertes. No sé de qué, pero habían hecho mucho ejercicio y se me hizo tarea fácil. Papá y mamá me miraban sorprendidos, con cara de: ¿De verdad Chihiro nos está ayudando? , y yo preguntándome: ¿No es normal? Me sentía un poco avergonzada, ¿es que estaba mal que les ayudara? Encima me miraban con una sonrisa, orgullosos de mí, y eso me hacía feliz. Ver que estaban bien y que me querían.
Al día siguiente fui a la escuela. La profesora habló con mis padres preguntando por el retraso. ¿Otra vez? Era extraña esta sensación de tempus fugit, que yo recordara, tenía que ir hoy a la escuela… bueno, quizás mis padres se equivocaron diciendo el día de la mudanza.
–Buenos días, chicos. –saludó la maestra.
–Buenos días, señorita Kokubashi. – respondieron todos ellos.
–Hoy quiero presentarles a una alumna nueva, aquella que os dije hace dos semanas, pero por lo visto, hubo un error de fechas. –dijo un poco avergonzada. Los niños empezaron a murmurar algo como: ¡ah, ya me acuerdo! O, ¿cómo debe ser? – adelante, ya puedes pasar.
Al oír decir eso, abrí la puerta y entré en la clase.
–Buenos días. Soy Chihiro Ogino y a partir de hoy seré vuestra compañera. – dije firmemente y les saludé inclinándome un poco hacia delante.
–Muchas gracias, Chihiro, puedes sentarte en cualquier asiento libre.
Entonces vi uno al lado de la ventana, en la segunda fila, y me dirigí allí. Era perfecto, cerca de la pizarra y con vistas al exterior.
–¿Este sitio está disponible?-pregunté, para asegurarme, ya que parecía un poco extraño que un sitio tan bueno no lo ocupara nadie.
–Sí, puedes sentarte perfectamente, al fin y al cabo, en un pueblo como este no tenemos demasiados alumnos.
Vi cómo los compañeros reían o sonreían divertidos, así que yo también sonreí, algo contenta, y a la vez nerviosa. ¿Podría llevarme bien con ellos? ¿Qué tipo de cosas deben hacer la gente de pueblo?
Al acabar la clase, una niña vino hacia mí, supongo que para presentarse.
–¡Hola, Chihiro! ¡Me llamo Shizuru! – me saludó con una sonrisa, a la cuál le correspondí. – ¿quieres venir al parque con Mikuru y conmigo? –dijo haciéndome entender que era una chica con el pelo cortito y negro.
–Ah, pero mis padres…–dije un poco preocupada.
–¿uh? –exclamó sorprendida. – ¿No te dejan? ¿Por qué?
–Bueno, es que… supongo que tienen miedo…
–¿Miedo de qué? –preguntó incrédula.
–Ah, claro. Es que en la ciudad hay gente rara, y siempre hay que tener a los niños controlados…– empecé a contarle alegre.
–Oh, claro. ¡Pero no te preocupes! Si no, nos quedamos aquí. ¡AAaah! –exclamó llena de ilusión, cosa que me asustó un poco. – ¡tienes muchas cosas que contarnos de la ciudad!
–Ah, jajajja, supongo que sí… y vosotras del pueblo… –dije un poco intimidada. – ah, por cierto, ¿sabéis qué es lo que hay detrás de ese edificio rojo que tiene un túnel?
–¿Eh? ¿De qué hablas? –preguntó sin entender nada.
–Sí… es un sitio que no está muy lejos de aquí… por una carretera secundaria… –dije haciendo señas como mostrándole el camino.
Ella parecía no entender o no saber de lo qué hablaba. Me miraba con el ceño fruncido y posado atento, pero no resultó nada.
–Aah, bueno, da igual. Quizás lo he imaginado.
Ella no dijo nada y bajé la cabeza.
–Vaya… me gusta tu goma de pelo… –dijo ella ensimismada. – ¿es de alguna tienda de la ciudad?
–¿Eh? Ah… pues… –dije quitándomela y viéndola. – no, no es de allí…– le respondí mientras me miraba la goma con cariño. – no… no recuerdo de dónde la saqué… pero es algo importante.
Fin del capítulo.
No me voy a poner a explicar toda su vida en el colegio porque sería una pérdida de tiempo, bueno, eso creo yo.
Si no es mucha molestia, por favor, escríbeme un pequeño review ( o largo) dándome tu opinión, ¡por favor! :)
Mashetsu
