Disclaimer: Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. No recibo beneficios con esta historia.
Capítulo 1:
"La violenta pelea desencadenada en la isla hijiri era, sin lugar a dudas, una simple trampa para retrasarlos en su búsqueda de los fragmentos y Naraku se encargó de especular todos y cada uno de los detalles para lograr que Bankotsu tuviera ventaja en ella y llegase a la victoria sencillamente. Allí, el último y más fuerte de los siete guerreros desencadenaba toda su rabia hacia su oponente, cobrándose la venganza por la muerte de sus hermanos.
– No te levantes... ahora mismo te destruiré junto con tu espada!-
Banryuu giró alrededor de su mano derecha una vez más y violentamente se dirigió hacia el muchacho mitad bestia. Fue entonces cuando una flecha sagrada atravesó su brazo, despidiendo un resplandor rosado a su alrededor, volviéndolo simplemente huesos. Bankotsu se volvió hacia atrás con el rostro crispado de furia.
- Fuiste tú, canalla…-
- Eres un tramposo!- Protestó ella con desprecio.
Bankotsu la observó fijamente y luego de unos segundos su cuerpo desapareció mediante un misterioso artefacto que se encontraba en la isla protegiéndolo.
-Ella debe ser Kagome, la supuesta rencarnación de Kikyo- Reflexionó en voz baja, observando lo único que quedaba de su esquelético brazo.
– Me encargaré de aniquilarla con mis propias manos.-"
Las secuelas de aquellos desmejorados recuerdos aparecieron en su mente, reafirmando sus ansias para hacer trizas a aquella detestable sacerdotisa y a todo su grupo de una sola vez. De repente una estridente voz lo devolvió a la realidad, situando una vez más su cabeza dentro del campo de batalla.
- No te distraigas!- La voz de Inuyasha resonó en aquella oscura y tenebrosa cueva del Monte de las Ánimas, en donde la pelea final se estaba llevando a cabo. Pero a pesar de aquella insistente presión, Bankotsu se sentía desatento, absorto en aquellos recuerdos momentáneos, mareado e incomprendido.
- Mejor concéntrate en salvar tu propio pellejo maldito híbrido.- Le respondió con un vuelco inesperado, creyendo haberse amoldado finalmente al entorno. Asiendo a Banryuu una y otra vez sobre sus manos como si se tratase de una pluma y alardeando acerca de su indiscutible fuerza gracias a los poderes otorgados por los fragmentos de Shikón. Pero Inuyasha también había incrementado su fuerza y su agilidad indiscutiblemente y, a diferencia de su anterior combate, sus poderes eran casi idénticos.
Si bien era sabido que el más fuerte sería el vencedor no solamente se requería, en una batalla, de la fuerza física, sino que también la inteligencia y la velocidad mental para calcular todos y cada uno de los movimientos del oponente. Por lo que la táctica y la estrategia en aquellas circunstancias eran fundamentales y a decir verdad aquel era un mal día para Bankotsu. Por momentos su vista le daba pequeños desenfoques y los movimientos de Inuyasha ahora se sentían más cercanos y al ras.
- Puedes darte por vencido ahora y escapar, aún tienes tiempo.- Le dijo el hanyou deteniendo sus ataques en varias ocasiones. El joven moreno simplemente apretó los dientes con indignación y comenzó a precipitar desgarrones con su alabarda.
- Toma esto, Banryuusen!- Una energía de resplandor rosado muy similar al viento cortante salió despedida de su arma elevando, como consecuencia, varios trozos de tierra a su alrededor. Esta vez su ataque se mostraba más debilitado y la cólera crecía en el interior del muchacho.
- Como puedes dejar escapar a tu oponente? Acaso piensas que soy alguien tan débil como tú?- El joven mitad bestia volvió a enfundar a Colmillo de Acero, viendo innecesario su uso y transformando la batalla en una pelea de duros puños.
- La verdad es que nunca me gustó abusar de los más débiles.- Haciendo oído sordo a sus palabras y evitando las garras que rozaron su cuello, Bankotsu se defendió con un poderoso gancho derecho, el cual colisionó justo en el rostro de su oponente. Entonces, con un movimiento brusco, Inuyasha le arrebató dos fragmentos que llevaba en su cuello de un solo desgarro, observando como su contrincante perdía el equilibrio y caía al suelo.
- La piedad es para los débiles!- Se sentía agotado física y mentalmente, la presión generada por Naraku y su duro entrenamiento habían sido los causantes de todo. De todas formas corrió hacia Banryuu con rapidez y, sin realizar los movimientos correctos, su cuerpo se desplomó sobre el suelo. Inuyasha lo observó perplejo durante unos instantes y rápidamente lo cargó en su hombro para salir hacia el exterior de la caverna.
Luego de eso sus ojos se cerraron y creyó desfallecer ante el cansancio.
Sus ansias por despertar y abrir los ojos eran infinitas, pero sus párpados atolondrados no tenían la más mínima intención de desplegarse. Se sintió cansado y a la vez enérgico, seguramente había estado durmiendo durante varias horas y a pesar del corto tiempo de reposo su mente se sentía relajada. Finalmente la fuerza de voluntad llegó a sus sentidos cuando se reincorporó en el suelo, entrelazando sus piernas para poder sentarse. Recorrió el lugar con la vista y se rascó la cabeza incómodamente, preguntándose en donde se encontraba. Entonces una voz algo familiar irrumpió dentro de la vivienda.
- Vaya, por fin despertaste.- Una muchacha de ojos cafés y cabellos azabaches lo observaba amigablemente. Llevaba una vestimenta un tanto extraña y un calzado muy peculiar.
Y como una respuesta a sus abstraídas preguntas, las secuelas de una de las batallas aparecieron en sus recuerdos." - Eres un tramposo!- Ella debe ser Kagome, la supuesta rencarnación de Kikyo." Aquella sacerdotisa que acompañaba a Inuyasha, a la cual juró aniquilar con sus propias manos, se encontraba nada más y nada menos que delante de sus ojos, sonriendo prudentemente como si fuesen amigos de toda la vida.
- Inuyasha te rescató del Monte de las Ánimas luego de que te desmayaste en medio de la pelea. Te veías muy débil y…-
- Cuanto tiempo estuve dormido?- La interrumpió mirándose las manos, reafirmándose en el tiempo.
- Pues… sucedieron muchas cosas y Nar- Él jaló de su camisa violentamente y volvió a interferir.
- Cuanto tiempo estuve dormido?-
- Tres días.- Finalizó la miko tomando una enorme bocanada de aire cuando el mercenario la hubo soltado. El muchacho se puso de pie y sacudió sus ropas acercándose a la entrada. – Nosotros… destruimos a Naraku en el Monte de las Ánimas.-
Bankotsu se volvió sobre sus talones perplejo, con los ojos abiertos en exceso, procesando la información que llegaba a sus oídos. – A qué te refieres con que Naraku fue destruido?- Se aproximó hacia ella con el rostro intranquilo y la enclaustró entre su cuerpo y dos paredes de la choza.
- El dejó de existir, Inuyasha logró derrotarlo en aquel lugar cuando lo tomamos desprevenido. Según los cálculos de Naraku, tú estarías entreteniéndolo antes de que Inuyasha llegase hasta él.- Le respondió casi con un hilo de voz a causa de la falta de aire. El chico golpeó sus puños a un costado del rostro de Kagome e inhaló una bocanada de aire con pesadumbre. Tomó su arma y se retiró de la vivienda sin decir una palabra.
Unas horas más tarde Inuyasha y los demás regresaron de las lejanías del bosque, trayendo consigo cientos de verduras y hortalizas, incluso algo de pescado para la cena. Sango se adentró con entusiasmo en la morada observando el desorden que había provocado el líder de los siete al marcharse.
- Lo han visto a Bankotsu de regreso? Creo que se dirigía hacia el bosque.-
- Qué sucedió? Él te lastimó o te hizo daño?- Se apresuró a preguntar la exterminadora.
- Le dije lo que sucedió con Naraku y el simplemente tomó sus cosas y se fue.-
- Les dije que no sería una buena idea dejar a Kagome sola! Pudo haberla asesinado!- Intervino Inuyasha con fastidio.
- Creen que no le hizo daño a Kagome por que se sintió resguardado?-
- Lo único que podemos dar por seguro…- Prosiguió Miroku. – Es que debemos ponernos en marcha con la cena.-
Las calmas aguas del arroyo eran algo que podía serenar incluso a la más destemplada de las bestias, por esa razón siempre que se sintiese abrumado o simplemente solitario, Bankotsu recurría a aquel lugar. El correr de las gotas sobre las piedras y el graznar de los pájaros era algo que no tenía comparación.
- Supuse que estarías aquí, creo que fue la intuición. También me quedaría en este lugar.- El fastidioso rostro de aquella sacerdotisa había aparecido entre los arbustos y ahora se acercaba hacia él. Puesto que lo único que pudo hacer para evitarla fue dirigirle una mirada llena de descortesía y repulsión. – Te traje esto.- Continuó ella, desatando un pequeño recipiente con comida en gran variedad. – No es mucho, pero fue lo que logré reunir para…-
- Traté de deshacerme de ti y aun así te molestas en intentarlo?- Cuando la muchacha asintió con la cabeza él hizo un gesto de aburrición y se volvió hacia el arroyo. – La próxima vez no te perdonaré la vida.- Agregó observándola de soslayo mientras que volvía a adentrarse en el bosque.
Bueno, acá les traigo mi segundo fic de Bankotsu y Kagome con el primer capítulo (no se preocupen, los otros van a ser mas largos) y quería saber que les pareció la idea. Les agradecería que comente para saber su opinión! Los caps voy a tratar de subirlos una vez por semana. Muchas graciaaaas a todas y que lo disfruten (:
