Hola a todos. Gracias por leer esta historia, espero que les guste. Traté de atenerme lo más que pude a la línea argumental del anime/manga, pero hay ciertos lapsos de tiempo que son un poco ambiguos o no hay información disponible, pero de cualquier modo procuraré que sea lo más congruente posible.

Cualquier comentario, sugerencia o jitomatazo es bienvenido. ¡Disfruten!

De impresión a sentimiento.

Eran finales del año 845. Algunos meses habían pasado desde que la muralla María cayó y la población luchaba por reorganizarse; era un momento crucial para los soldados porque ellos debían encargarse de mantener a la población segura, o al menos hacerlos sentirse seguros. Era la época del año cuando los alumnos de la academia militar se graduaban y tenían que decidir a qué rama de la milicia se unirían para seguir con su carrera.

Ese día, el contingente de la Legión de Reconocimiento visitó las instalaciones de la academia militar con el fin de persuadir a los cadetes para unirse a la legión de reconocimiento. Ese año, un gran número de estudiantes desertó y muchos otros eran parte de las bajas reportadas durante el incidente de hacía unos meses; lo ánimos no eran los mejores para nadie, pero la vida debía seguir y más que nunca, se necesitaban soldados para combatir a los titanes.

Desde el mediodía, Erwin, Hanji, Levi y Mike llegaron a la academia, donde se reunirían con los demás representantes de la milicia y comerían juntos, como lo acostumbraban hacer todos los años y por la tarde comenzaría la presentación de las Tropas Estacionarias y la Legión. Como todos los años, los resultados eran bastante predecibles: los primero lugares irían a la Policía Militar, un puñado de cadetes iría a la Legión y los demás con los Garrison.

-Esto es una maldita pérdida de tiempo –dijo un soldado de cabello negro y mal encarado justo al bajar del carruaje que los había llevado hasta allí.

-No lo es, Levi. Desde hace 10 años vengo a convencer a un puñado de los más valerosos soldados de la humanidad y en ninguna ocasión los resultados me han decepcionado. Lo importante no son los números y tú los sabes muy bien –Erwin Smith parecía serio mientras caminaba hacia el interior de la academia, seguido por los demás.

-Todavía recuerdo cuando Erwin habló ante mi generación… fue un discurso tan apasionado que no dudé ni un minuto en unirme a la Legión –Hanji sonreía.

-Tsch… -Levi siguió caminando mientras Mike parecía oler algo a su alrededor.

-Creo que los de la Policía Militar ya están aquí.

-Bien, entonces iré a saludar a su comandante. Sugiero que ustedes se instalen mientras yo me ocupo de las formalidades. Los espero en dos horas en el comedor ¿entendido? –todos asintieron y cada quien tomó su propio camino.

Era la primera ocasión que Levi los acompañaba a ese tipo de cosas y no había sido precisamente por decisión propia, pero desobedecer las órdenes de Erwin era algo fuera de discusión, así que caminó hacia donde se quedarían esa noche, siguiendo a Mike, quien parecía conocer bien el lugar. Ninguno de los dos habló mucho durante el trayecto y cuando por fin llegaron a sus cuartos, Levi examinó el lugar con mucho escrutinio, buscando el menor indicio de suciedad que le impidiera dormir por la noche.

-Nada mal… -dijo para sí al ver que el lugar estaba en perfectas condiciones y, para variar, ni una pisca de polvo se asomaba por ningún lado.

Tenía mucho tiempo libre antes de la dichosa comida protocolaria, así que decidió abrir la ventana y recargarse en el marco para distraerse un poco. El patio del lugar estaba ocupado por los cadetes, que parecían disfrutar de sus últimas horas de libertad antes de unirse a su división correspondiente. A Levi le parecía curioso y a la vez molesta la forma en que los adolescentes se relacionaban entre ellos; los chicos demasiado torpes para acercarse a las chicas, ellas demasiado ingenuas para darse cuenta de sus intenciones y muchos otros alardeando sobre sus habilidades. Nunca le habían agradado esos escuincles mocosos.

De repente, una chica llamó su atención. A simple vista no tenía nada en particular que la distinguiera de las demás; era una jovencita de estatura corta, probablemente más bajita que él, de cabellos cobrizos y ojos expresivos. La observó por unos minutos, tratando de encontrar lo que la diferenciaba de los demás, ese algo que le había hecho fijarse en ella, pero no pudo determinar qué era. Después se recostó en la cama para descansar un poco después del largo viaje desde el cuartel.

Sin darse cuenta, sus párpados se sintieron cada vez más pesados y se quedó dormido, sólo para despertar por el sonido de unos golpes en su puerta. De inmediato volteó a ver el reloj e la mesita de noche y exclamó.

-¡Mierda, me quedé dormido! –se apresuró a abrir la puerta; de seguro era Hanji yendo personalmente a arrastrarlo a esa estúpida comida protocolaria- ¿Qué quieres cuatro ojos? -pero ¡vaya sorpresa! Era esa chica que había visto en el patio.

-¡Capitán! Yo… -claramente se había sorprendido con las palabras de Levi.

-¿Y tú quién eres?

-¡Señor! –saludó formalmente- Soy Petra Ral. El Comandante me mandó a buscarlo, dice que…

-Sí, ya sé. Es tarde –pasó junto a la chica y cerró la puerta tras él, caminando hacia la planta baja para buscar el comedor.

-Eh… señor, me pregunto si el cuarto fue de su agrado –la voz de la chica se escuchó detrás de él.

-Bastante decente, para variar –Levi siguió caminando y Petra lo alcanzó.

-Me alegro. Recibimos la encomienda de limpiar los cuartos para los contingentes militares y a mí me tocó limpiar el cuarto que usted está ocupando –sonrió ampliamente y Levi se sorprendió porque no esperaba que un cadete pudiera hacer un trabajo de limpieza tan decente, aunque no hizo comentario alguno. Caminaron juntos hacia el comedor; incluso si Levi no hubiese querido que lo acompañara, no conocía el camino así que Petra se dio a la tarea de guiarlo.

No hablaron mucho durante la pequeña caminata. Levi no solía hacer conversación innecesaria y mucho menos con extraños, cosa que la chica pareció comprender de inmediato, así que se limitaron a caminar. Por dentro, el Capitán agradeció que la chica no lo atosigara con preguntas y comentarios que buscaran romper el hielo, mientras que para ella, era curiosa la manera en que se comportaba: un hombre serio y reservado, pero que a la vez no se limitaba para expresar sus ideas, sin que le importara lo que opinaban los demás. Había algo en él que le llamaba la atención, y ese algo tenía que ver con sus habilidades y las expectativas que tenía sobre él. En cuanto llegaron a su destino, en medio de un tumulto de militares de altos rangos, ella se despidió de manera cortés.

-Llegamos –sonrió y lo miró amistosamente- ahora debo retirarme. Que tenga buena tarde –se dio la vuelta y caminó en dirección al patio, donde la esperaban sus compañeros. Levi la siguió con la mirada y luego entró al comedor para buscar a Erwin o Hanji y terminar con esa aburrida comida.

Durante la presentación de la Legión de Reconocimiento, Mike, Hanji y Levi permanecieron al lado de Erwin para apoyarlo durante su discurso mientras los cadetes escuchaban con atención. Algunos parecían tener mucho interés, otros temor y a otros cuantos no les importaba, pero entre la multitud, el Capitán pudo distinguir a Petra, quien estaba disciplinadamente poniendo atención a todo lo que el Comandante decía. Ella tenía un brillo especial en sus ojos y fue entonces que Levi por fin entendió que esa chispa de alegría y determinación en su actitud fue lo que le llamó la atención de la soldado; una imagen que nunca olvidaría y aunque en el momento no dio más importancia de la necesaria, siempre tendría presente esa primera impresión que Petra dejó en él: fuerte y memorable.