Disclaimer: The Vampire Diaries no me pertenece para mí pesar. De otro modo el final hubiera mostrado algo más que una escena de reencuentro y tomándose la mano.
A/N: Primer fanfic de esta serie y tengo miedo por si es que me salen muy OOC los personajes ;-; De todas formas daré lo mejor de mí para que podáis disfrutarla al máximo :'9 No sabría deciros como de activa estaré, porque no suelo escribir demasiado a menudo, pero no os preocupéis que la terminaré como sea.
P.D: HISTORIA BASADA EN UNA PELICULA DE COMEDIA "21 Jump Street"
AU
:01
Central de la INTERPOL, Washington D.C,
"¿Nervioso?"
La gran central de la INTERPOL, una de las más importantes situadas en al noroeste de Estados Unidos, en la gran capital Estadounidense.
Dos jóvenes de aproximadamente veinticinco años el mayor y veinticuatro el menor, dentro del ascensor que los subirá hasta la planta más alta y vestidos de traje, se disponen a encontrarse con el director y propietario de la organización dedicada a acabar con el crimen en el país.
"Claro que no. Nací preparado para esto."
Los dos hermanos abandonaron el ascensor una vez que se detuvo. Una gran sala de forma semicircular y colores claros como el azul y el blanco, daba paso a una puerta metálica donde justo al lado, una jovencita que parecía ser la secretaria del director, reía animadamente, hablando por teléfono con un auricular y tecleando en un mini portátil, sin prestar la mínima atención a los dos chicos que ya estaban delante de ella, intentando llamar su atención.
"Perdone." Dijo el menor con una pequeña sonrisa, la cual se borró enseguida al ver que la chica no les prestaba la mínima atención. "Oiga, ¿nos puede atender por favor?" volvió a intentar alzando la voz. Se inclinó hacia ella con las manos apoyadas en el escritorio. "¡Señorita! ¿Nos puede atender?" exclamó un poco más fuerte y moviendo las manos de un lado a otro al ver que la mujer seguía riendo y hablando mientras escribía, sin percatarse en ningún momento de que el joven casi se subía sobre el escritorio intentado que ella reaccionara.
El mayor de los dos, un chico atractivo, de facciones duras y masculinas. Cabellos azabache y alborotados que contrastaban con su piel pálida, ojos trasparentes pero intensos, siempre con un brillo de picardía y malicia en ellos y una sonrisa torcida, característica de él; se paseaba por los alrededores de la sala, fingiendo observar las simples y aburridas paredes blancas, pero admirando las vistas a través de los grandes ventanales; con un sentido agudo de la audición, se dedicaba a escuchar y reír sin disimulo por la pequeña riña que tenía con el mismo su hermano pequeño, intentando llamar la atención de la muchacha como le era posible, siempre con un vocabulario profesional y sin conseguir algún resultado, como si esa chica estuviera en una dimensión diferente.
"¿De qué te ríes?" cuestionó con molestia el menor, fulminando con la mirada al moreno que se carcajeaba aún más alto. Características faciales finas, pero masculinas. Ojos color verdes y cabello de color castaño y más arreglado que el de su hermano. Algo más inexpresivo que su, pero de carácter sensible. "¡A este paso vamos a tener que tirar la puerta abajo para entrar! Esta mujer parece que vive en otro planeta." Bufó con desespero, arrastrando la mano por todo su rostro en señal de agobio y molestia.
El moreno pareció morderse la lengua para no caer al suelo de la risa, algo que el otro no pasó por alto. El chico de ojos azules escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón y comenzó a girar la mirada a todos lados aparentando desinterés. Su hermano se cruzó de brazos y alzó una ceja al ver que no hacía nada para ayudarle, hasta que al final pilló la indirecta. Suspiró y puso los ojos en blanco para después aclararse la garganta.
"Está bien… Damon ¿podrías intentar que esta chica nos atienda de una vez?" habló arrastrando las palabras y con un tono irónico pero cansado. Damon clavó la mirada en él, pero no cambió su expresión desinteresada. "Por favor." Dijo de una vez ya irritado. Al moreno se le formó una sonrisa torcida y arrogante y caminó rápidamente hasta donde estaba su hermano.
"Estaba esperando a que me lo pidieras hermanito." Aclaró, tomando una pose presuntuosa al apoyase sobre el escritorio, sacándole una mueca indiferente al de ojos verdes que apartó la mirada. "Mira y aprende Stefan, esta es la manera correcta de tratar con señoritas si quieres que te presten atención."
Damon, ante la atenta mirada de Stefan, se inclinó sobre el escritorio acercándose a la joven con ambos brazos sosteniéndolo. Puso una mano delante de la pantalla del portátil de la chica, chasqueando los dedos y esta subió la mirada, inmediatamente captando los ojos del moreno.
"Hola, preciosa." Comenzó su estrategia, con voz seductora y acercándose aún más a la chica. Anonada, ella sonrió bobamente y con un dedo comenzó a jugar con uno de los rizos de su pelo, se cruzó de piernas y se arrimó un poco a Damon.
"Hola, guapo." Dijo casi susurrando y mordiendo su labio inferior con poca sutileza. Damon sonrió aún más ante esto.
"¿Cómo te llamas, bonita?" tomó la mano de la chica delicadamente y acarició sus nudillos con su pulgar.
"Serena ¿y tú?"
"Un nombre precioso. Damon, un placer." Damon volvió a dibujar una sonrisa torcida y dio un pequeño beso en el dorso de la mano de ella. Serena rio un poco ante esto, sonrojándose y volviendo a jugar con su cabello.
"¿En qué puedo ayudarte, Damon?" pronunciando el nombre del muchacho lentamente y cortando las palabras, volviendo a morderse el labio en el acto.
"Verás, mi hermano y yo." Ojeó a Stefan que negaba con la cabeza y no pudo evitar alargar más la sonrisa. "Estamos aquí porque nos mandaron a ver a tu jefe, por lo que si puedes dejarnos pasar…"
"¡Por supuesto! Esperad un momento que se lo comunique." Encendió su auricular y bajó rápidamente la mirada, evitando así desconcentrarse con los ojos hipnotizantes del él.
Damon asintió victorioso y recuperó la compostura, al ver que su hermano se acercaba a él.
"Vaya manera tan poco ortodoxa." Le susurró al oído.
"Piensa lo que quieras, pero con chicas así no hay otra manera, chaval." Susurró igualmente, sin apartar la mirada de Serena que al levantar la vista, le sonrió y este le guiñó un ojo. "Cuando quieras te doy clases de seducción, que no es tan difícil." Finalizó para reír entre dientes al final.
"No gracias, creo que puedo hablar con chicas sin la necesidad de tener que tirármelas después y/o jugar con sentimientos."
"¿De qué hablas? Eres un dramático, yo no…" Damon frunció el ceño, volteando hacía su hermano con indignación, pero la voz de Serena le interrumpió.
"Vamos chicos, el jefe os atenderá en este mismo instante." La chica les sonrió con más cortesía y los invitó a pasar con la indicación de su mano. Stefan sin esperar más, se fue directamente hacía la puerta y pasando hacía la oficina.
"Gracias, Serena. Y perdona por la falta de respeto de mi hermano, ya sabes, es un romántico depresivo y está en muchas ocasiones de mal humor." El chico rodó los ojos en tono de broma y acto seguido, le guiño el ojo a la muchacha que le respondió con una sonrisa traviesa.
"Llámame, Damon." La chica le entregó un papel, que el moreno aceptó gustosamente.
Pasó por la puerta, cerrándola tras de sí y se fue hacia Stefan, que lo esperaba en una esquina con varias sillas y un par de mesas de cristal a ambos lados de la habitación, con otra puerta justo en frente, algo parecido a una sala de espera.
"¿Enserio? ¿Un romántico depresivo? Qué pasa, ¿estamos en el siglo XVIII?" habló una vez comenzaron a andar hacia la otra puerta, sin poder evitar una pequeña sonrisa y risa.
"Eh, es que has sido muy maleducado con la chica sin despedirte, ni dar las gracias, ni nada." Habló con ironía Damon, negando con la cabeza y fingiendo reproche.
"Claro."
Ambos rieron al unisono justo cuando, la puerta que ellos estaban a punto de abrir, se abrió sola, mostrando al otro lado, la figura de un hombre trajeado. Ambos callaron al instante y se tensaron ante la presencia del actual director de la central.
"Hombre, a buenas horas os da por aparecer." El hombre, a pesar de su rostro rígido e inexpresivo, habló con tono amable.
"Elijah…"
"Vamos pasad, tenemos que hablar de algo importante ahora que estáis dentro de la organización." Dijo sonriendo esta vez ligeramente, apartándose para dejar pasar a los dos hermanos, que aunque Damon aparenciaba indiferencia y Stefan seriedad, estaban en tensión y con algo de nervios por todo el cuerpo.
Así, los tres hombres entraron a la gran oficina, compuesta únicamente por un sofá, un escritorio con varias cosas sobre el y un par de sillas, aparte de la del jefe, para acompañarlo. Era una habitación altamente iluminada por los grandes ventanales que daban a la ciudad y con algunas decoraciones en las paredes blancas.
Los dos invitados se sentaron en las sillas, admirando con disimulo a su alrededor. Elijah también se sentó en la silla tras el escritorio, apoyando los brazos y juntando las manos, llamando la atención de Damon y Stefan tras volver a su expresión dura.
"Supongo que sabéis bien por qué estáis aquí, aunque antes de hablar de ello, permitidme que os felicite por vuestro ascenso. Estar en la IINTERPOL es un gran honor que os habéis ganado con un trabajo muy eficiente. Enhorabuena muchachos." Elijah volvió a sonreír una vez más, alargando el brazo y estrechando la mano con los dos chicos, que le devolvían la sonrisa alagados. "Vayamos al tema principal. Vuestra misión aquí." Ellos asintieron. "¿Tenéis alguna idea orientativa de a lo que os vais a encargar?"
"Nos han informado de que empezaremos con cosas más simples, como hacer de refuerzos en algún acto de tráfico de drogas o investigar casos por el estilo."
"Exacto Stefan, has dado en el clavo. Justo en este momento, tengo una misión para vosotros que tiene que ver con el tráfico de drogas y armas." Dijo poniéndose en pie. "Tenéis suerte, a pesar de ser novatos ya habéis conseguido un trabajo en el que tendréis que actuar y no solo mirar o reforzar."
"¿Enserio? ¿Tan pronto?" preguntó sorprendido Stefan y con un rastro de emoción en su voz.
"Un momento." Cortó Damon, con los ojos entrecerrados y el ceño levemente fruncido. Con un tinte de sospecha en su tono. "¿Por qué nosotros si acabamos de entrar? ¿No deberías dejárselo a los que están más entrenados? Digo yo." observando inquisitivamente a Elijah, que sin perder los papeles, volvió a sentarse y tragó saliva.
El hombre de ojos oscuros guardó silencio ante la atenta mirada de los hermanos y en un signo de nerviosismo, se pasó la mano por el cabello, hasta que al final suspiró y clavó la mirada en Damon.
"Está bien, está bien. El problema es que… nuestros hombres son gente seria, por lo que ninguno de ellos quisieron aceptar el trabajo y bueno, vosotros…" intento decir con cuidado sus palabras, pero los jóvenes reprocharon al instante.
"¿Estas insinuando que nosotros no somos serios? ¿Qué clase de misión es esta entonces?" saltó Stefan intentado no alterarse demasiado.
"Pues…"
"¡Responde, no puede ser para tanto!" se levantó como un resorte el moreno, más agitado y cabreado.
"Sí, en realidad no es para tanto, lo que pasa que esta gente es muy exquisita y por cualquier cosa que no sea de su talla se indignan."
"A ver, dinos de una vez que tenemos que hacer." Dijo Damos, tomando asiento nuevamente y un poco más relajado tras las palabras de Elijah.
"Es algo fácil, incluso puede que os divirtáis." Elijah intentaba allanar un poco el terreno y de esto se dieron cuenta los dos.
"No te des más rodeos Elijah, dínoslo." Stefan también comenzaba a hartarse, pero gracias a su paciencia evitó formar algún espectáculo como su hermano hizo anteriormente.
"Tenéis que… infiltraros."
"¿Infiltrarnos? Que yo sepa eso también es algo serio." Habló el menor.
"Eso, ¿Dónde nos tenemos que meter? ¿Una banda de narcotraficantes, alguna empresa corrupta o tal vez alguien con armas ilegales que se dedica a comerciar?" comenzó a enumerar el mayor, casi divagando en la adrenalina que le provocaba el solo pensar en esas misión de carácter bastante importante.
"No me habéis dejado terminar. Infiltraros en… un instituto."
Nuevamente un silencio. Los hermanos abrieron los ojos como platos y Elijah apartó la mirada de los dos, esperando que alguno hablase.
"Un… ¿un instituto?" preguntó incrédulo Stefan.
"¿Nos estas tomando el pelo verdad?" interpeló el de ojos azules, frunciendo el ceño y torciendo la boca igual de incrédulo que su hermano.
"Para nada, tendréis que haceros pasar por adolescentes."
"¡Pero nosotros no…!" discrepó Damon, pero Elijah le dirigió una mirada amenazante y su expresión se volvió neutral, casi enfadada.
"Sin peros. Si queréis seguir trabajando aquí, tendréis que aceptar el trabajo, pues con el veremos cuáles son vuestras habilidades y dictaremos si podréis enfrentaros a algo mayor o no."
Quisieron oponerse y buscar otra solución, pero ante la mirada y las palabras de advertencia de Elijah, no pudieron hacer más que callarse y aceptar con un cabeceo. Al ver que consiguió convencerlos, Elijah se relajó interiormente y dio gracias a que nació con esa faceta de seriedad que asustaba a muchos, si no, seguramente no estaría ahí como director en esos instantes.
"Muy bien, ahora os diré las condiciones que tenéis que tener en cuenta si no queréis fracasar y ser despedidos." Ambos asintieron y él comenzó a dictar. "Primera y la más importante: No revelarle a nadie vuestra verdadera identidad y mucho menos que estáis trabajando para nosotros."
"Segunda: No causéis destrozos o llaméis mucho la atención a no ser que sea estrictamente necesario, para no levantar sospechas. Tercera: No mantengáis relaciones amorosas con alumnas o profesoras, eso puede causar problemas para ocultar vuestra identidad. Esta es nada más que por vosotros, podéis tener problemas luego. Y pues no mucho más. Intentad integraros bien para poder sacar al o a los culpables de todo esto."
"Sí bueno, todo eso está muy bien, pero estaría también bien saber a qué nos enfrentamos." Dijo Damon interesado pero con bastante molestia.
"Al parecer se están dedicando a vender droga en forma de pastillas, además de armas de fuego ilegales a menores. Vuestra misión es encontrar a quien se dedica a vender y fabricar o comprar la droga y las armas. Para facilitaros un poco el trabajo, ya tenemos una serie de sospechosos gracias al testimonio de un chico que mató a su profesora barra madre con un arma que le vendieron, el mismo confesó donde pero no quién; y por la muerte de un par de adolescentes que murieron en el bosque a base de sobredosis, pudimos identificar que la droga venía de este instituto pues las venden en bolsas con el logo oficial."
"¿Son muchos sospechosos?" indagó Stefan.
"Para nada, solo tenemos a dos, pues son los únicos a los que se les ha visto repartiendo esta droga." Elijah abrió un cajón perteneciente al escritorio y sacó dos fotos y una bolsa pequeña de plástico. "Esta bolsa es donde meten la droga, tal vez os sirva de algo. Y estos… "continuó, mostrándoles las fotos. "Son los principales sospechosos, este de aquí." Señaló una de las fotos, donde aparecía un chico encapuchado con varias bolsas, dándoselas a una chica morena de piel. "Y este, el cual si sabemos quién es." Un chico de cabello largo pero despeinado, castaño y ojos marrones, con una bolsa en su mano y otro chico rubio, de ojos azules, el cual la recibía. "Su nombre es Jeremy Gilbert, 15 años, sus padres murieron y vive con su hermana, ya mayor de edad, Elena Gilbert. Al parecer se le ha visto bastante compartiendo esta droga en lugares escondidos del instituto, por lo que sospechamos que él podría ser uno de los culpables. Él chico a su lado es Matt Donovan, una de las víctimas en el bosque, junto a su pareja, Bonnie Bennett, asesinada por el mismo. Los dos murieron en conclusión."
"Todo muy romántico y macabro ¿Algo más?" habló Damon ya aburrido y esperando empezar de una vez y terminar pronto.
"Por supuesto. Este instituto se encuentra en Mystic Falls, algo lejos de aquí, por lo que hemos alquilado una casa para vosotros cerca del lugar, intentad mantenerla en condiciones ¿de acuerdo?" los dos asintieron. "Aquí tengo el horario de cada uno…" volvió a abrir el cajón y sacó dos papeles rellenos que les entregó. "Os he apuntado a actividades extraescolares que os servirán para relacionaros mejor." Dijo con una pequeña sonrisa. "Stefan, tú estarás en el equipo de fútbol americano, por lo que se, se te da bastante bien."
"Así es, fui el mejor de mi generación." Dijo el chico subiéndose un poco el ego, algo que hizo reír a su hermano y que él lo mirara con mala cara.
"Perfecto. Ahora, tú Damon. A ti te he apuntado a clases de teatro."
"¿Teatro, enserio? ¿No había algo más ridículo? Ese es mi rollo." Se quejó el mayor, poniendo los ojos en blanco y frunciendo el ceño. Stefan comenzó a reír como anteriormente él hizo y como respuesta, Damon le pegó un codazo en el brazo que solo hizo que su sonrisa creciera.
"Muy bien. Lo último que tenéis que saber es vuestras nuevas identidades." Sacó del bolsillo de su chaqueta dos carnets de DNI. "Tomad."
"Paul Sommer…"
"¿Ian Sommer? Mi nombre me queda muchísimo mejor que este." Volvió a quejarse Damon, hartando a Elijah que comenzaba a impacientarse de tanta queja.
"¿Solo sabes quejarte, Damon?" replicó con cansancio.
"Por lo menos esta foto si refleja mi belleza." Se regocijó el moreno con una sonrisa ladina, observando de cerca la foto de su carnet.
"No sé yo si eso de dieciocho años sonará muy convincente. No creo que tengamos cara de ser tan jóvenes."
"Habla por ti." Se encogió de hombros el mayor de los dos.
"Pues nada chicos, ya lo sabéis todo." Elijah se levantó de su asiento, para acompañar a los dos hermanos que también estaban en pie, hacia la puerta. "Mañana por la mañana ya tenéis que estar allí a las ocho, no faltéis."
Se despidieron del hombre y se fueron a casa, no antes de que Damon compartiera unas palabras bonitas con la secretaria y se quedaran en la planta de abajo tomándose un café y algo más para almorzar.
"Genial, volvemos a la vida entre exámenes y estudios." Suspiró Stefan con pesadez, dándole un sorbo a su mocca caliente.
"Mi época de oro hermanito, yo triunfé esos años por si no lo sabías."
"Para no saberlo, eras la estrella del instituto." Stefan rodó los ojos, con una sonrisa en sus labios.
"Tú tampoco pasabas desapercibido, eh."
"Sí…" se puso pensativo unos instantes.
"¡Vamos, si seguro que nos lo pasamos bien y todo! Deja de fruncir el ceño, te van a salir arrugas." Exclamó riendo, pero sin darse cuenta que estaba por beber y comenzó a toser atragantándose.
Stefan se empezó a carcajear mientras le daba palmadas en la espalda a su hermano.
"¿Y cómo es que ahora de repente si te apetece la idea?" tartamudeó un poco a causa de la risa.
"Pues, si te digo la verdad, no lo sé… pero tengo un buen presentimiento." Pudo hablar el moreno una vez que se recuperó.
No dijeron nada más. Stefan no preguntó el por qué, tan solo se calló esperando que su hermano estuviera en lo correcto.
CONTINUARÁ…
