Hola que tal queridas lectoras... y lectores. he andado algo desaparecida y perdí mi contraseña de la otra cuenta por lo que ya no pude continuar la historia de "Cuestión de Genética" no se si la recuerden, bueno en fin, dicha historia me pertenece por lo que pretendo continuar con ella y darle un nuevo matiz y un nuevo nombre, aun así el desenlace y la idea de la historia son los mimos. Aquí se las dejo para que la disfruten.

Estaba sentada sobre la taza del baño, sostenía una prueba de embarazo casera entre sus manos. Un río de lágrimas resbalaba por sus mejillas.

-Negativo- dijo en un susurro ahogado por el llanto mientras contemplaba la sola rayita que marca la prueba, no eran dos, si no una, una sola, tan sola como ella pensó para sí misma con aire de desesperanza.

¿Cómo pudo haber fallado, que había salido mal? no podía explicarse, esta vez había conseguido al tipo correcto, era saludable, viril, pero sobre todo no era estéril, la chica lo sabía porque él ya tenía tres hijos de su matrimonio y quien sabe cuántos más regados por el mundo, era un hombre sumamente atractivo con quien mantuvo una relación esporádica, puramente sexual, él engañaba a su mujer con esta chica rubia, de ojos celestes quien ya tenía los 26 años de edad. Después del trabajo llegaba al departamento de Serena y tenían relaciones descontroladamente, ella lo aguardaba en la puerta siempre vestida con algún atuendo extravagante y pecaminoso que lo incitara más a darle rienda suelta a la pasión. El hombre era exageradamente guapo, tenía 33 años de edad, una melena larga y negra que le llegaba poco más abajo de la barbilla, unos ojos verdes color esmeralda y una barba de candado que ocultaba unos rasgos exquisitos y una nariz afilada. Serena se encendía cuando lo veía, nada la excitaba más que su barba. Diego era su nombre.

Estuvieron juntos por un mes hasta que su esposa descubrió que le era infiel y tuvieron que cortar los encuentros, nunca se enamoró de él, ella solo necesitaba algo de aquel hombre para lograr su objetivo, tener un hijo. Fue por esto que nunca tomó precauciones, no tomó anticonceptivos y el nunca utilizó preservativos puesto que se dejaba llevar por el deseo y además no parecía importarle demasiado. Además a Serena le parecía más placentero no utilizar protección. Ambos se habían utilizado mutuamente, ella para lograr su cometido y él para saciar su lujuria. Sin embargo las cosas no le resultaron a Serena tal y como lo esperaba, si no, no se encontraría en sentada en su baño llorando sola y ahogando su dolor. Pero no se lo explicaba, no sabía exactamente qué es lo que andaba mal, este no había sido su primer intento, ya había tenido varios intentos en el pasado con distintos hombres a quienes solo utilizaba a su conveniencia, pero nada, cero.

Hombres: 438...

Serena: 0

Se hacía un marcador mental mientras secaba sus lagrimas con un pedazo de papel. Siempre había creído que era su suerte o que escogía a puros hombres estériles, débiles y poco saludables pero nunca se detuvo a pensar que tal vez el problema no eran los hombres si no ella...

-Eso es!, tal vez soy yo la que está mal- soltó un grito mientras se levantaba del retrete. -Mañana mismo iré al ginecólogo para acabar con esta duda de una buena vez.- Acto seguido salió del baño y se acostó en la cama.

-Mañana será un nuevo día Serena.- se dijo mientras apagaba la luz de la lamparilla que se encontraba en la mesita de noche.

Esta muy cortito el episodio pero espero que les haya gustado.