Como ya habréis deducido no soy propietaria ni de El Señor de los Anillos, ni de Tomb Raider.
No seáis muy malos conmigo, soy nueva en esto. Espero que os guste :)
PRÓLOGO
Al salir del agua Lara no esperaba lo que encontró, la playa de la isla frente a la que habían naufragado estaba cubierta de una niebla tan intensa que apenas podía ver más allá de un metro por delante de ella. Era vagamente consciente de las formas de los barcos y aviones que parecían haber sufrido un catastrófico final contra los acantilados y rocas que rodeaban la isla. Al cabo de unos minutos le pareció oír una voz femenina en la lejanía y, aunque le dolía todo, intentó ponerse en pie para ir en aquella dirección.
- ¡Reyes! – gritó llamando a una de sus compañeros del Endurance- ¡Reyes! ¡Jonah! ¿Podéis oírme?
Nadie contestó. Desesperada, dolorida y empapada, Lara comenzó a andar hacia donde había creído oír la voz de Reyes. La niebla era cada vez más densa y ya no podía ver ni oír nada más allá de su propia respiración. Escrutó los alrededores mientras el miedo se apoderaba de ella, ni siquiera era capaz de oír el rugido de las olas al estrellarse contra las rocas. Volvió a gritar los nombres de sus compañeros, pero nadie contestó.
Tras avanzar unos metros más le pareció escuchar un silbido, como de unas ropas moviéndose, a su espalda. Se giró para comprobar que era lo que hacía ese ruido pero no pudo ver absolutamente nada. Convencida de que había sido su imaginación, que le había jugado una mala pasada, siguió su camino. No llegó muy lejos pues tras dar unos pasos alguien la golpeó en la cara brutalmente, haciendo que perdiera el sentido.
Fue despertando de vez en cuando mientras la arrastraban por una especie de túnel en la roca, estaba escasamente iluminado por antorchas colocadas en las paredes. Mientras la llevaban, fue vagamente consciente de una voz masculina que cantaba una siniestra canción de la cual no llegaba a escuchar la letra, sin embargo le encogía el corazón y la llenaba de miedo.
La siguiente vez que despertó colgaba boca abajo metida en una especie de saco que le impedía moverse. Gimió desesperada, la sangre se le subía a la cabeza mareándola e impidiéndole pensar. Echó un vistazo rápido a su alrededor buscando algo que le pudiera servir de ayuda para escapar, estaba realmente aterrada, pero no quería morir allí a merced del extraño hombre que cantaba.
Cerca de ella había un montón de velas negras encendidas, quizás si llegaba hasta ellas el saco se prendería. Comenzó a darse impulso empezando a moverse para balancear el saco, primero lentamente y luego cada vez más rápido. Evitando pensar en el golpe contra el suelo, ni en la mordedura de las llamas, alcanzó las velas negras logrando que su prisión se prendiera al instante.
- Esto va a doler- se aseguró a sí misma en un susurro que poco se diferenciaba de un gemido.
El fuego se propagó enseguida por la tela, casi como si esta fuera de seda, y cuando las llamas alcanzaron la piel de Lara le provocaron un dolor que jamás había experimentado y que jamás olvidaría. Gritó mientras se retorcía para soltarse, poco importaba que el hombre que le había capturado estuviera por allí, lo único que quería era escapar de esa tortura.
La caída fue más rápida de lo que había imaginado, pues lo peor llegó al final, cuando al golpearse contra el suelo una especie de barra de hierro se clavó en su costado. El dolor la inundó de nuevo haciendo que se mareara y que todo se volviera negro durante unos instantes, sin embargo se recompuso enseguida, consciente de que el hombre que le había metido en esto habría oído el escándalo.
- Está bien- dijo mientras agarraba el hierro con ambas manos- Vamos allá.
Tiró con fuerza mordiéndose el labio, sentía el metal deslizarse por su costado y la sangre derramándose de la herida. Logró sacárselo en pocos segundos pero el dolor se hizo tan fuerte que le nubló la vista e hizo que la boca le supiera a sangre. Cuando logró serenarse improvisó una especie de venda con su chaqueta, que ya había quedado inservible, y se levantó del suelo. Examinando el entorno se dio cuenta de que la única salida era un estrecho túnel a un lado de la cueva. Cogió una antorcha de la pared penetró en el pasadizo.
