Escuchaba la voz de la profesora muy lejana, yo solo estaba con mi mirada en el cuaderno frente a mí, imaginando una historia llena de peleas y aventuras épicas con un protagonista determinado y fuerte, junto a una compañera de viaje que aparte de tener un poder oculto el cual es mucho mayor que el poder del protagonista, ella lo salvaba incontables veces.

Siempre me han dicho que tengo una gran imaginación.

Sin darme cuenta empecé a dibujar al personaje en la última hoja de mi cuaderno; esta, estaba repleta de dibujos que hago cuando me hundo en un sueño con los ojos abiertos.

Mi imaginación se interrumpe cuando veo una bola de papel tapando el dibujo que estaba por terminar; volteo a mi lado derecho comprobando que efectivamente el papel había sido lanzado por Hayate, mi mejor amiga y confidente.

Ella pone cara picara y yo alzo una ceja.

"¿Pensando en cosas suculentas mi querida Fate? 7u7"

Me sonrojo levemente pero mi cara sigue indiferente y volteo a verla.

Me hace señas de que voltee la hoja.

"Pd: Tengo que hablar contigo después de esta clase"

La miro con cara confundida y me trata de decir algo pero unos marcadores se estrellan contra la cabeza de ella y la mía.

—Yagami-san, Testarossa-san; No hagan muecas raras en mi clase y presten atención. —Dijo molesta la profesora de matemáticas.

—Si...—Decimos ambas. Cuando la profesora se voltea le sacamos el dedo medio; lo que hizo que el salón estallara en risas.

Antes de que la profesora reclamara, sonó el timbre indicando el fin de la primera clase

Hayate le saco la lengua y fue a mi puesto rápidamente.

—Fate-chan~ tu sabes mucha química y me preguntaba si-

—No te voy a ayudar más con química. Siempre te duermes a los 5 segundos de sacar el cuaderno, además... Mientras que hacíamos los trabajos te excusabas por cualquier cosa y terminábamos jugando en la consola. —me cruce los brazos manteniendo mi ceño fruncido.

—Lo sé, lo sé... Yo ya tengo a Shamal para que me ayude en esas cosas, déjame terminar... Dios... Escucha, hay una chica de un grado inferior que necesita urgente unas clases particulares de química, la pobre va a raspar; y como tú eres excelente en química y eres mi mejor amiga— puso ojos brillantes— pensaba si le podrías dar clases a ella.. Por favor.

Me lo puse a pensar; "umm... Supongo que no sería mala idea, además, no es como si tuviera mucho que hacer" recuerdo como todos los días jugaba en la consola.

Suspiro antes de contestar— de acuerdo, lo haré. Espero que no sea como tú —y alzo una ceja

—Ella si te va a escuchar, no lo dudes— tomos mis manos y había brillo en su mirada. Luego las soltó — déjame avisarle, y ahora te la presento. —lo dijo y se fue corriendo por la puerta, luego de unos segundos escuche un ruido en seco y como regañaba la presidenta del consejo estudiantil a mi amiga.

—No tiene remedio— Negué varias veces la cabeza y volví mi vista al cuaderno, aún tenía el boceto de mi personaje a medio terminar — Ya no tengo inspiración de cómo seguirlo...—Cerré el cuaderno y lo guarde en mi bolso; y me dispuse a salir del salón.

Me puse mis audífonos y camine por los pasillos hasta llegar a la azotea.

Una vez en mi destino, me senté contra la pared cerca de la entrada y saque un libro para empezar a leer escuchando música.

Estaba imaginándome las escenas que mencionaba el libro. Siempre me gustaba hacerlo, me sumergía en el libro y recreaba el escenario, los personajes y las acciones que tomaban.

Me relajaba estar en la azotea, era el único espacio tranquilo que había; podía leer mi libro despacio y sin problemas. Normalmente cuando leía en el salón el bullicio no me dejaba concentrarme a pesar de tener los audífonos puestos, lo mismo pasaba en el patio y la cafetería.

Estuve un rato relajada hasta que me quitan el libro, puse mala cara y alce la mirada; me tope con unos ojos azules alegres y energéticos.

Me quito mis audífonos para poder escucharla.

—Fate-chan ya hable con mi amiga, le dije que tú le enseñarías química.

—Oh ¿Y qué te dijo?

—Le encanto la noticia. Ya sabes, porque tienes la mejor nota en esa materia.

—No es tan difícil, si le prestas la debida atención a cada detalle. — recogí mis cosas y me levante.

—Con razón se me hace difícil — hizo su mano un puño, golpeo ligeramente su cabeza y saco la lengua.

—Con todas las materias— le dije soltando un suspiro y caminando al salón.

—Mou~ me temo que es verdad— fingió sollozar.

—Tonta— sonreí levemente y rodé los ojos.

Finalmente habíamos llegado al salón de clase justo cuando sonó la campana.

No hubo nada especial, seguí con mi dibujo; intentaba prestar atención en clases pero hay días en los que no tengo ni ganas de escuchar al profesor hablar y hoy, por supuesto que me pasaba.

Justo cuando iba a mandar tarea, porque lo veo en su cara de maldad, sonó de nuevo el timbre para la siguiente clase, todos dimos un suspiro de alivio.

Venia la clase de biología con la profesora Shamal que es una de las hermanas mayores de Hayate.

—Buenos días a todos— dijo con una sonrisa angelical, haciendo suspirar a todo el salón. Shamal era el amor platónico de muchos; según me dijo Hayate, se le han declarado varios estudiantes hasta algunos profesores. Lástima que no saben que Shamal salía con la profesora de deporte, Signum Wolkenritter —El día de hoy tenemos una prueba — todos protestaron —Pero será en pareja — ¿Ven por qué digo que me cae bien? Lo bueno de mis compañeros de salón es que no abusan de la confianza, por lo que jamás hemos tenido malentendidos o problemas con Shamal.

—¡Fate! — Veo como Hayate esta parada en la mesa y se lanza contra la multitud que al parecer, se querían poner conmigo — ¡Aléjense buitres! ¡Ella es mía!— se pone a mi lado y me abraza posesivamente.

Shamal observa todo con gracia, hasta creo que esta conteniendo una carcajada.

Luego de que todos tienen pareja, Shamal pasa unas hojas que tienen unas cuantas preguntas y actividades de análisis. Esta es la única materia que Hayate no raspa y la pasa con una nota perfecta, por lo que ella y yo terminamos antes; Shamal le dice unas cosas a Hayate que tienen que ver con la cena en su casa.

Como era la última clase, salimos del salón y Hayate me pidió que esperara; tan pronto como dijo eso, se esfumo.

Me senté en un banco cerca y saque mis audífonos mientras esperaba. Veia mi alrededor, estaba en el patio de la escuela.

Después de unos minutos, alguien me quita los audífonos de un jalón, era Hayate

—Fate- chan, te presento a Nanoha, es la chica que le daras clases de química — señalo a un lado a una cobriza que estaba levemente sonrojada.

—Nanoha...— dio un respingo en su sitio. Yo me levante y estire la mano — Mucho gusto soy Fate Testarossa Harlaown, aunque eso debes saberlo.

— Mucho gusto Fate-chan — Vaya, ya agarro confianza muy rápido. Tomo mi mano, era cálida y continuo— Soy Nanoha Takamachi.

—Espero que no seas como "cierta persona" — Entrecerré los ojos mientras que veía a Hayate que solo se encogió los hombros.

—Nyahahahaha, no te preocupes Fate-chan, yo si tengo la intención de escucharte dándome clases de química. Bueno, tengo que irme le dije al profesor que según "iba al baño"

—Cierto que Hayate y yo salimos temprano— mencione poniendo un dedo en el mentón, cerrando los ojos.

— Si Hayate no me hubiera lanzado esa pelota de papel, juro que me quedaba dormida en historia. —Se rasco un poco la nuca con una cara avergonzada—Bueno, adiós Fate-chan, Hayate-chan, gracias— se despidió corriendo a su salón levantando el brazo.

—Adiós Nanoha-chaaaaaan~

—Adiós Nanoha.

Hayate y yo salimos, y nos pusimos en marcha hacia nuestras casas hablando de cosas triviales, podríamos irnos a otro lugar, pero ella y yo queríamos jugar un poco en un nuevo juego online.

—Fate-chan. Recuerda el juego, hablamos luego.

— ¿cómo olvidarlo? Hablamos luego Hayate.

Nos despedimos y me quede hasta que la perdiera de vista. Luego de separarme de ella e irme a mi propia casa, pensaba en la cobriza, su hermoso cabello atado en una coleta de lado, sus preciosos ojos azules, y cielos… sus curvas y buen cuerpo.

Ante el último pensamiento, negué mi cabeza frenéticamente y no trate de no pensar en eso. Llegue a mi casa y tire mi bolso en uno de los sofás negros de la sala.

—Ya llegue…— Mi tono salió cansado. Estaba todo muy silencioso. — Normalmente mis madres están aquí, quizás salieron y mis hermanos aun no llegan. — alce una ceja y subí la escalera. Mientras caminaba por el pasillo, me fui quitando mi suéter y mi camisa.

Cuando entre a mi cuarto deje la ropa en el piso, saque una camisa blanca con mangas largas negras, y unas bermudas beige, me las puse y encendí el aire; me acosté en el puff y prendí la consola, me esperaba una laaaarga tarde de juegos.