La vida brillaba con intensidad en su ser. Parecía que nada la podía hacer sentir mal o que no habitaba en ella ningún sentimiento negativo dentro de ella.
— Buenas tardes Amy. Ten tu compra.— Saludó la cajera entregando los víveres en una bolsa de plástico.
— Muchas gracias Liz; nos vemos en una semana más tarde.— Se despidió con su sonrisa de siempre.
— Claro, saludame a Sonic de parte mía.— Avisó despidiéndose de mano.
Caminó hacia su casa que no quedaba muy lejos del supermercado y con un poco de asombro vio como estaba su amiga Atsuni junto con su pareja, llenándola de alegría al instante. Corrió hacia la entrada y abrió la puerta no sin antes saludarlos a los dos.
— Pasen, pasen.— Indicó entusiasmada.— Es raro verlos visitandome.
— Ya te extrañaba amiga; aparte de que estábamos de paso. ¿No es así Shadow?— Preguntó al erizo negro.
— Pero si tu habías decidido veni...— Siente un codazo en su hombro.— Sí, estábamos de paso.— Espetó.
— ¿Y dónde está Sonic?— Cuestionó echando varios vistazos a diferentes lugares de la casa mientras se sentaba.
— Oh... Bueno, él dice que tiene trabajo hasta las 10:00 pm.— Respondió quitando por fin aquella sonrisa que tanto había mantenido.
Había alguien que la hacía así; y ese alguien era nada más que nada menos su querido novio, el gran héroe de Mobius: Sonic Speed The Hedgehog. Salvaba varias vidas, resuelve la mayoría o TODOS los problemas de los demás pero lo único que no salvaba era el tiempo para su relación. Constantemente se encontraba trabajando arduamente de madrugada a madrugada. No tenía tiempo para ella; y quizás en la noche sí; pero llegaba tan acabado de trabajar que no tenía energías para dirigirle la palabra.
— Pero... ¿Hoy es su aniversario de 13 años no?— Preguntó Shadow como si fuera algo normal, aunque para Amy era algo que le partía el corazón con tal solo escucharlo.
— ¡Tonto, no se lo recuerdes!— Regañó Rouge golpeándolo en la nuca.
— ¿¡De dónde saliste tu?!— Interrogó sobandose la parte golpeada. Si no mal recordaba, Rouge no estaba con ellos.
— La puerta estaba abierta y quise venir a verla también.— Contestó.
El tiempo había pasado poco a poco para ellos. Ella ya tenía 26 años mientras que Sonic era de 29. Comenzaron a andar desde que ella apenas entraba en la adolescencia. Un sueño hecho realidad y el más anhelado. Pero, pensaba que cualquier relación significaría amor, paz, felicidad; y lo que ahora veía solo era decepción, vivir con la esperanza a flote a que las cosas sucedan.
— Sí, cumplo 13 años con Sonic. Pero dice que su jefe lo trae a trabajo y trabajo y que hoy sale tarde.— Respondió Amy por fin viendo como los tres se miraban a los ojos a escondidas.— ¿Qué pasa?
— Amy; no quiero hacerte sentir mal, pero hoy nos dieron libre tarde a todos por una junta entre compañías.— Anunció Shadow viendo como su novia lo quería ahorcar.— Ya debe de saber la verdad.— Le regañó.
— ¿Qué?... ¿Quieres decir que me...miente?— Cuestionó Amy apenas audible incrédula a lo que le decían.
— Mira Amy, no queremos hacerte sentir mal; pero no nos gusta verte muerta por el.— Habló Rouge tomando la iniciativa.— Usa estrategias, hazle preguntas y que te las responda todas, eres su novia y tienes derecho.
— ¿Enserio creen que me podría estar engañando Sonic?— Preguntó dolida comenzando a llorar un poco.
— Eso lo descubrirás tú misma. Pero. Hazle la prueba hoy.— Contestó Rouge incómoda saliendo de allí junto con Atsuni y Shadow.— Vendremos a visitarte mañana temprano.
— Esta bien. Adiós.— Se despidió recostándose en el sofá comenzando a pensar de nuevo en el tema.— ¿Sonic me engaña?, Eso no es posible.
Se dijo para sí mientras se levantaba un poco animada para ir a prepararle una cena especial esta noche. Aunque si tenía un poco de duda con lo que le había dicho Shadow. Ambos erizos trabajaban en la misma empresa con uno de los puestos más altos.
— Son tonterías.— Se repitió incrédula, comenzando a cocinar de una vez.
La noche había llegado junto con el aposento de estrellas en el cielo. Quedaban 5 minutos para las diez de la noche y el erizo azul estaría a punto de llegar. Claro, era el erizo más veloz del mundo como para creerse que tenía retrasos a la hora que quedaba.
La puerta de madera se escuchó crujir indicando que estaba siendo abierta por alguien.
— ¡Sonic!— Saludó con una sonrisa verdadera corriendo a abrazarlo.
— Hola Amy.— Saludó por igual. Aunque no tan emocionado como ella.— Oye vengo rápido, tengo que ir a jugar con unos amigos.— Respondió haciendo que la eriza cambiara el semblante.— Ya sabes, un día pesado en el trabajo merece un descanso.
— ¿Trabajo?— «Hazle pruebas». Recordó las palabras de Rouge.— Pero me dijeron que hoy salias temprano por una junta de empresarios. ¿Por qué te quedaste más tarde?
— ¿Ahora eres detective?— Se burló.— Si había juntas, pero mi jefe es cruel y me pone trabajo extra.
— Yo... No te creo. Marque hoy, y me dijo tu jefe que te había soltado.— Respondió tratando de no parecer mentirosa.
— ¿¡Qué diablos haces hablando con mis contactos?!— Se quejó irritado el erizo azul.
— ¡No lo haría si no me pusieras a dudar!, ¿Sí era verdad lo que me dicen?, ¿Sales todos los días tempranos del trabajo?, ¡¿A dónde vas en la tarde?!— Cuestionó decepcionada.— ¡Contesta!
— ¡Mira, no eres nadie para hacerme estas clases de show, lo dices como si fuéramos esposos; somos solamente novios. Y con ese carácter tuyo menos te pediría ser mi esposa!— Debatió estresado por la cantidad de cuestionamientos.
— ¿Qué?...
— Mira, tengo que irme ya con mis amigos. Si quieres lo hablamos más tarde pero ya es hora de que me vaya. No me esperes temprano.— Cortó mientras tomaba camino de nuevo a la puerta.
— Cruzas esa puerta y tomaré decisiones esta vez.— Amenazó Amy con el intento de detenerle.
— Amy, tengo que ir con mis amigos y eso no me los vas a impedir.— Respondió saliendo de la casa dejándola sola. Sin ver como la chica comenzaba a llorar desconsoladamente.
Pero no bastó mucho para querer intentar hacer algo por ella.
Quitó sus lágrimas con la manga de sus brazos, y miró fijamente la puerta abierta.
— Mañana verás a tu nueva novia.— Pronunció.
