Bien aca les traigo algo nuevo para todo aquel que quiera leer! Es un tanto extraño, pero los que me conocen o al menos conocen mi manera de escribir ya estaran acostumbrados a estas locas ideas que llegan a mi cabeza; y a los que no, les doy la bienvenida, y les aclaro que no siempre manejo muy bien las ideas que subitamente se me aparecen y que he aprendido a dejarlas ser porque es la manera mas pura y satisfactoria para mi que tengo de escribir, asi que espero que les guste y sepan entender ciertas retorcidas que le di a la historia que se empeña por ser recta :)

Juli va dedicado para vos que te gusta tanto Criminal Minds como a mi! No es nada parecido a lo que vengo escribiendo pero amo cambiar de genero cada tanto, como bien ya sabras, y hacer estas cosas un tanto loquillas! Espero que lo disrutes y que andes bien que hace rato no se de vos!

Nobleza obliga y debo aclarar que se trata de los capitulos de Zugzwang y Magnum Opus para todo aquel que no quiera recordar o revivir eso, cuando los vi simplemente se me disparo la imaginacion y resulto esto despues de darles varias vueltas al asunto. Es muy corto pero creo que es por ser el primero, quise dejar un poco de intriga y suspenso, pero los siguientes seran mas extensos.

No me queda mas para decir que invitarlos a pasar y que lean y me dejen reviews con sus opiniones! :D


Letter One: Premonitions.

"En el mundo hay fuerzas que van más allá de nuestro entendimiento; fuerzas místicas que nos rodean y que no podemos controlar como simples mortales, pero que a lo largo de nuestras vidas nos enseñan cosas. Hay personas que nacen con mas demonios que otras, hay quienes nacen con la maldad tatuada en su alma, otros que por las eventualidades de sus vidas, eligen caminos equivocados… la maldad nos rodea a diario. Pero como suelen decir algunas personas sobre la fe, si crees en uno, inevitablemente crees en el otro. Y si de algo hay que estar seguros es que Dios no nos abandonara, nunca. Tal vez no se pueda ver, tal vez pensemos que no está presente, pero se encargara de enviar mensajeros que hagan ese magnífico trabajo que es protegernos."

Estaba en una iglesia, porque claramente aquel lugar alto y luminoso era una iglesia. Aquello era realmente extraño; camino unos pasos hacia el altar, donde se encontraban la novia con el velo cubriéndole el rostro y la supuesta casamentera de rubios cabellos y rostro divertido. Giro la cabeza para notar que en la primera fila había cinco personas de rostros familiares, a quien conocía muy bien. La casamentera tras decirles los votos, le ordeno que la besara, pero de repente al quitar el velo, la novia no tenía rostro.

Se despertó abruptamente y se incorporo en la cama con sorpresa y una fina capa de sudor frio cubriendo su blanca piel. Con los ojos abiertos de par en par, reconoció su habitación en penumbras; giro la cabeza hacia la mesa de noche y el reloj le indico de manera silenciosa exactamente qué momento del dia era: 8:25 de la mañana. Giro la cabeza hacia el lado contrario y se encontró con el lecho matrimonial vacio a su lado, pero aun tibio, indicando que su compañero de vida, lo había abandonado tan solo un cuarto de hora antes. Toda la noche en vela debido a horribles pesadillas para conciliar el sueño tan solo cuatro horas y veinticinco minutos antes de abrir los ojos nuevamente.

No intento peinar su largo y castaño cabello ya que las ondas siempre le darían un aire desprolijo y despeinado, en otras palabras no tenia arreglo al igual que las ojeras color malva bajo sus ojos redondos y del color del caramelo, con las que se había acostumbrado a convivir desde que tenía memoria. Y ahora debería comenzar a ignorar la migraña que aquejaba su mente desde la madrugada y que en esos momentos comenzaba a intensificarse. Se apoyo en el lavabo, agachando la cabeza para comprobar inútilmente que el dolor no cesaba, y sintió como su mente se expandía conectándose con otra, alejada, familiar, similar a la suya, y comenzaba a sentir miedo de manera repentina; miedo y preocupación.

Sin pasar siquiera por el comedor, donde su querido esposo desayunaba como cualquier otro domingo, en pijama y muy compenetrado con el periódico, se dirigió a la cocina a prepararse una taza de café.

Sentía esa presencia tan particular de alguien caminando a su lado y sabía muy bien de quien se trataba; la había sentido desde siempre, intentó ignorarla sabiendo que sería imposible, aunque agradeció el hecho de que no interviniera en sus pensamientos. No aquella mañana.

Estaba por dirigirse al comedor a compartir el desayuno con su esposo de manera pacífica, cuando de pronto oyó voces claras e intensas en su mente y cerro fuertemente los ojos intentando calmar las puntadas que aquejaban su cabeza, mientras oía:

"-¿Harías eso?- hablo una voz quebrada de mujer, claramente desesperada.

-Si- contesto a su vez una angustiada con matices de desesperación, que conocía muy bien.

-¿Prefieres morir por ella?!- volvió a preguntar la mujer, llorando, incrédula por la afirmación de él.

-¡Sí!- insistió desesperado, claramente amenazado, por la situación tensa debido al inminente peligro.

-¡No!- contesto ella, decidida." De pronto se oyó un disparo que hizo eco en su mente y provoco que soltara la taza de entre sus manos, cayendo esta al suelo y haciéndose añicos mientras abría los ojos, alarmando a su esposo que se acerco preocupado.

-¿Maeve?…- salió en un susurro de entre sus labios agitados.

-¿Cariño…? ¿Bebe, eres tú? ¿Está todo bien allí…?- pregunto su voz grave mientras se dirigía a la cocina preocupado, pero al no oír la respuesta casi corrió hacia el lugar como una saeta, donde observo que la aludida se sostenía de la encimera por sus leves temblores, luego de oír las voces, con su mano en la cabeza, intentando aplacar el intenso dolor de cabeza.

Derek Morgan, agente especial del FBI, uno de los mejores perfiladores de su unidad, esposo y padre devoto de pie en el umbral de la puerta de la cocina, observo a su esposa preocupado, sintiendo como pasaba el susto inicial al notar que ella estaba bien, de pie entre los trozos de cerámica de la taza y el café mojando sus pies descalzos. Era domingo por la mañana, era claro que él aun se encontraba en un estado de transición entre el sueño y el completo desvelo, intentando desayunar su taza de café caliente y claramente no era un buen dia para su joven y bella esposa que parecía haberlo comenzado con una migraña, que claramente aquejaba su cabeza con intensidad ya que apenas podía mantener los ojos bien abiertos por la fotofobia.

-…Allegra…- llamo suavemente, acercándose con cautela y la aludida alzo la vista para observarlo sorprendida ya que no lo había sentido llegar. Se encontraban a poca distancia y sus miradas se fundían en una cómplice, de entendimiento, sin necesidad de hablar, por ser compañeros de vida desde hacía varios años. El moreno alzo la mano y acaricio suavemente la mejilla de ella que trago en seco y respiro profundamente.

-Lo siento… se me ha… caído… la taza, simplemente… resbalo de mis manos…- mintió balbuceando, aun tomándose la cabeza y él le tomo el rostro con delicadeza y lo direcciono hacia el suyo para observarla seriamente con sus oscuros y profundos ojos antes de reclamar sus labios en forma de corazón, en el beso de los buenos días que no tuvo el gusto dulce de siempre.