¡Hola! Bienvenidos a esta nueva historia SwanQueen. Espero les guste y espero contar con su apoyo.

En esta ocasión no hice un video de este fic porque no encontre las escenas adecuadas pero espero algún día hacerlo.

Gracias por leer.


Emma caminaba hacia el bar deseando un trago de wiski más de lo que deseaba dormir. Cuando salió del trabajo lo primero que pudo pensar fue en una hamburguesa con papas y wiski.

Había llovido hace un par de horas y las calles aún estaban mojadas, el viento era frio y Emma se subió la cremallera de su chaqueta de piel para protegerse del frio. Había dejado su auto estacionado a unas cuadras del bar ya que no había encontrado estacionamiento más cerca. Las calles estaban inusualmente calladas, tanto que podía escuchar sus botas contra el pavimento al caminar.

Emma lleno sus pulmones con el aire frio y al exhalar pudo ver su aliento como vapor blanco frente a ella, metió sus manos a los bolsillos de su chaqueta y apresuro el paso para llegar al bar.

La voz de un hombre la hizo fruncir el ceño, se escuchaba realmente molesto y por instinto Emma comenzó a desacelerar sus pasos y se detuvo antes de llegar a un callejón que daba a espaldas del bar. Se apresuró a dar unos pasos atrás cuando vio al hombre que hablaba, acorralando a una mujer contra la pared. La mujer se movía entre los brazos del hombre luchando por liberarse.

—Ya te di el dinero y mi teléfono, déjame en paz — Dijo la mujer entre dientes, apretando los puños.

Instintivamente las manos de Emma fueron hacía el arma que traía debajo de la chaqueta, bajó la cremallera y tomo el arma. Recordó que no estaba cargada y maldijo en su cabeza, esperando que las balas no fueran necesarias.

—¿Y por qué detenernos? Podemos continuar la diversión nena — Respondió el hombre mientras ponía una mano en el cuello de la mujer y acercando su rostro al de ella.

Emma observo que con la otra mano el hombre comenzó a tocar la cadera y el pecho de la mujer y en ese momento decidió actuar.

—¡Quieto! — Grito ella apuntando al hombre con la pistola mientras caminaba hacia ellos.

—No es tu asunto chica — Respondió el hombre sin voltear a ver a Emma. Tenía la vista fija en la mujer.

Era un hombre delgado, alto y de cabello oscuro; él no era muy fuerte pero la mujer era pequeña y delgada.

—¡Pon las manos donde pueda verlas! — Emma seguió apuntándole con el arma aunque sabía que sería inútil.

El hombre despego la vista de la mujer mientras rodaba los ojos y al ver a Emma apuntándole, él se paralizo. Se separó lentamente de la mujer poniendo las manos en el aire y dando varios pasos atrás.

—Tranquila — Dijo el hombre sin dejar de caminar hacia atrás.

—No te muevas — Le advirtió Emma dando pasos largos hacia enfrente.

El hombre no lo dudo más, se agacho para tomar una mochila que estaba en el suelo y salió corriendo hacía el otro extremo del callejón donde había un pequeño pasadizo a su izquierda y desapareció. Emma sabía que si iba tras él era muy poco probable que lo encontrara, así que decidió dejarlo ir y ayudar a la mujer que había sido víctima.

La mujer se sacudía su chaqueta de piel color negro. Emma la observo y pudo ver que estaba molesta y herida. Tenía un golpe en la mejilla del cual emanaba sangre, pero a pesar de eso podía notar que era bella; tenía un rostro afilado enmarcado por cabello oscuro y rizado que le llegaba hasta la barbilla.

—¿Estas bien? — Preguntó Emma acercándose a ella.

—Pues al menos estoy viva — Respondió ella levantando la mirada hacía la rubia — Por cierto, gracias.

—No es nada — Emma se le quedo mirando a la mujer y se sacó un pañuelo del bolsillo de la chaqueta — Toma, para que limpies la sangre

La morena asintió y tomo el pañuelo llevándolo a la herida. Ella hizo una mueca de dolor y se agacho a recoger su bolso vació del suelo.

—¿Siempre llevas un arma contigo? — Preguntó ella.

—Soy policía.

—Eso lo explica… En realidad pensé que ibas a dispararle.

—No tiene balas — Explicó Emma mostrando la pistola.

—¿Tienes una pistola sin balas?

—Las deje en el coche.

—Bueno, por lo menos sirvió para asustarlo — La morena se colgó el bolso al hombro y se estiro la chaqueta — De nuevo, gracias por tu ayuda.

Ella comenzó a caminar cruzando los brazos. Emma escuchaba sus pequeños pasos gracias a las botas estilo militar que ella llevaba.

—¿Estas segura de que estas bien? — Aunque no se veía muy asustada, Emma no quería que ella se fuera sola después de algo así.

La mujer se detuvo y dio media vuelta para mirar a Emma, se encogió de hombro metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans ajustados.

—Se llevó mi dinero, mi teléfono y la mochila que se llevo era mi ropa — Respondió ella — Esto bien, pero estoy sin nada.

—¿Quieres que te lleve a casa?

—No tengo casa — La morena sonrió tristemente.

—Entonces, déjame invitarte la cena… En el bar hay hamburguesas muy buenas.

La morena frunció el ceño tratando de comprender porque aquella mujer rubia de ojos lindos quería ayudarla, ni siquiera se conocían y ya suficiente había hecho con salvarla del asaltante.

—Está bien.

Emma hizo un movimiento con la cabeza indicándole que la siguiera y la morena se acercó hasta ella. Caminaron juntas, ambas mirando al suelo.

—Aún no se el nombre de mi salvadora.

—Emma — Respondió la rubia con una pequeña sonrisa. Escuchar la palabra salvadora la hacía sentir orgullosa — Emma Swan.

—Soy Regina — Se presentó la mujer extendiéndole su mano a Emma.

Ella la tomo y le dio un leve apretón. La mano de la rubia a comparación de la de Regina era más grande y Emma sintió la necesidad de sonreír al observar como la morena sonreía. Tenía una bella sonrisa.


—Esta hamburguesa en realidad esta deliciosa — Comentó Regina tomando una papa de su plato.

—Las mejores hamburguesas que conozco — Emma le dio un sorbo a su vaso con wiski.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Adelante — La rubia tomo otro bocado de la hamburguesa esperando que Regina hablara.

—¿Por qué comes hamburguesas con wiski? — Preguntó la morena con una pequeña sonrisa.

—No lo sé… Supongo que es porque nunca me ha gustado la cerveza y el vino lo encuentro más como para una ocasión especial — Respondió Emma.

Regina solo asintió y regreso la vista a su plato en donde le quedaba media hamburguesa y unas cuantas papas. Tomo un sorbo de la cerveza que estaba bebiendo y le dio otra mordida a la hamburguesa. De reojo puedo ver que Emma la estaba observando y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa.

—¿Tengo algo en el rostro? — Preguntó la morena mirando a Emma.

—¿Perdón?

—Es que no dejas de mirarme.

—Lo siento — La rubia se sonrojo y desvió la mirada — Solo estaba pensando.

—¿Y en que pensabas?

—Pensaba en que lamento mucho que te hayan quitado todas tus cosas.

—No te preocupes, son cosas materiales — Regina le dedico una pequeña sonrisa a la rubia y se metió una papa a la boca. La morena dio otro bocado a la hamburguesa y tomo un sorbo de cerveza, salto del banco en donde estaba sentada y volvió a tomar su bolso vacío — Gracias por todo Emma, te prometo que en cuanto recupere algo de dinero te voy a devolver lo de la cena.

—No es necesario, yo te invite — Respondió la rubia.

—Bueno, entonces muchas gracias.

—¿A dónde vas? — Preguntó Emma frunciendo el ceño.

—Voy a buscar algún lugar en donde quedarme antes de que sea más tarde.

—¿Tienes familia aquí?

—No, no conozco a nadie. Solo a ti.

—¿Y cómo piensas conseguir un lugar sin dinero?

—Me las ingeniare — La morena se encogió de hombros.

—No puedo dejar que te vayas así — Emma se levantó de su lugar y se metió la mano al bolso trasero de los jean en donde traía unos cuantos dólares — Toma esto, te debe servir para algo — Le tendió la mano a Regina mostrándole el dinero.

—No puedo aceptar tu dinero — Regina negó con la cabeza.

—Entonces quédate en mi casa.

Emma no pudo evitar que las palabras salieran de su boca, fue como vomito verbal. Pero no podía dejar que una mujer indefensa anduviera sola por las calles.

—¿Hablas enserio? — La morena levanto una ceja.

—No puedo dejar que andes sola por ahí… Además tengo un apartamento que será más cómodo que la banca de un parque.

Regina miro a Emma tratando de convérsense de que era buena idea quedarse en su casa. Emma era una policía y ella estaba huyendo, no era una buena combinación. Pero prácticamente todo su dinero se lo había llevado el ladrón y solo tenía 10 dólares en la tarjeta que también había perdido.

—Está bien, pero solo un par de noches en lo que consigo trabajo y un lugar donde quedarme.

—Está bien.


Espero que esta nueva historia sea de su agrado. Voy a manejar a una Regina algo diferente y más rebelde y a una Emma más conservadora. Espero crear algo que sea agradable de leer.

Déjenme saber que piensan en sus comentarios.