Aclaraciones:

Los pensamientos están en cursiva y entre comillas (")

Las apariencias de Shion y Dohko son como en la Saga de Hades, no como en The Lost Canvas.

La apariencia de Kagome es como en el Manga (ojos azules).

En mi historia, los hechos de Inuyasha transcurren trescientos años antes de la época actual en vez de 500, ya que sino la edad de Kagome no concuerda. Pues ¿cómo va a tener dieciocho si entre ambos periodos hay doscientos años de diferencia? Y dije tener, no aparentar como Dohko y su misophetamenos xD


La historia comienza en una noche estrellada y de luna llena. En un bosque, la figura de un animal corría a gran velocidad entre los árboles mientras iba dejando una estela de sangre. Unas personas con armaduras brillantes como gemas oscuras perseguían a la criatura gracias al líquido rojo.

—Señor, está escapando ¿qué hacemos? —preguntó una de ellas a otra que iba más al frente.

—No te preocupes, con esas heridas no llegará lejos —respondió quien tal parecía era el líder con una sonrisa maligna.

Metros adelante, el animal, que ahora se distingue que es un perro, sigue corriendo pero a medida que los segundos transcurren su velocidad disminuye.

—"No pu-puedo detenerme, si m-me atrapan me matarán". —Pensó una melodiosa pero agitada voz femenina proveniente del can (N/A: Sí, es hembra).

Ella comenzó correr más rápido, pero estaba tan agotada que en un descuido se tropezó. Con esfuerzo y temblando intentó levantarse, sin embargo volvió a caer a causa de que en el golpe se lesionó una pata.

—"¡Maldición, ya están aquí!". —En ese momento una risa oscura se escuchó, generando un eco aterrador.

—¡Nada ni nadie puede escapar de mí! —exclamó el que la perseguía apareciendo de entre las sombras seguido de cinco más—Je, admito que duraste más de lo que creí... mmm... —Escrudiñó a la can—. Hagamos un trato: te perdonaré la vida si te unes a nosotros... ¿Qué decides?

—"¿Pero qué se cree? ¡Nunca me rebajaría a su nivel de peste, primero muerta!". —Dió varios ladridos y gruñidos para expresar su descontento.

—Creo que eso es un no. —Las risas de los demás acompañaron a las de su líder—Qué lástima, perdiste tu oportunidad. —En su mano derecha fue acumulando energía oscura que materializó una espada. Estaba por atacarla pero...

—¡REVOLUCIÓN DE POLVO ESTELAR!

Un ataque fue dirigido al líder, que logró esquivar por poco—¡¿Quién está ahí?! —Miró hacia todos lados con algo de nerviosismo—. ¡Sal y pelea!

Como respuesta a su demanda, de entre los árboles emergió un apuesto joven de larga cabellera verde lima, dos puntos lilas en vez de cejas y con unos enigmáticos ojos rosáceos. Vestía una armadura dorada brillante como el sol que desprendía una gran fuerza y energía.

—¡¿Cómo te atreves a atacarme?! —reclamó colérico—. ¿Quién rayos eres?

El joven peliverde no se inmutó ante el tono de voz—Soy Shion de Aries, un Caballero de Athena —contestó serio dando una mirada de reojo al can.

"¡¿Ca-caballero de Athena?!" fue el pensamiento de todos.

Está más que decir que esa declaración los había impresionado, aunque por distintas causas. Para los perseguidores de la canina, los inundó un gran temor e inconscientemente retrocedieron unos pasos. A diferencia de la animal, ellos sabían muy bien quién era la persona que tenían frente suyo.

La can observó a Shion confundida, ignorante de los rostros de terror en sus contrincantes.

El líder del grupo tragó saliva y adoptó la actitud más confiada que su temor le permitía—¡Já! Un caballero de Athena, aun así no podrás derrotarme. ¡Muchachos, denle una lección! —ordenó a sus secuaces quienes al instante se lanzaron a atacar a Shion.

Sin embargo, el recién presentado con un simple movimiento de mano los apartó varios metros haciéndolos chocar en el proceso contra los árboles dejándolos inconscientes.

—¡Ya me cansaste! —Con la furia a más no poder, el líder (N/A: Y el único que quedaba *cof cof*) empezó a preparar su ataque mientras era rodeado por la misma energía oscura de antes.

Shion intentó moverse pero no podía.

—Ni lo intentes, mis poderes telequinéticos son muy fuertes; solo un Dios podría escapar —dijo maléficamente—. ¡Prepárate a morir! ¡DEFENSA GIRATORIA!

Él arrojó su espada al aire, ésta comenzó a girar rápidamente para luego dirigirse a gran velocidad hacia un Shion inmóvil, destruyendo todo a su paso. La espada estaba a poca distancia de impactar con el Caballero, pero una barrera semi-transparente de color rosa lo protegió, provocando que el ataque se desviara.

—¡Tú! —Dirigió furioso su vista a la canina.

Shion lo miró desconcertado—"¿Por qué le grita al perro?". —Con ese pensamiento se percató de que una extraña energía provenía del animal—"E-esa energía... No es el Cosmos pero se siente tan... pura". —La barrera se desvaneció, y al intentar nuevamente moverse abrió los ojos atónito al lograrlo.

—¡NOOOOO! —Cegado por la furia, el líder se abalanzó hacia la canina que con mucho esfuerzo logró levantarse.

Cuando él estaba a un centímetro de distancia, ella abrió su hocico y lo mordió en la yugular mientras la misma energía rosa la rodeaba.

El hombre comenzó a desintegrarse en el aire mientras gritaba dolorosamente y al instante en que él desapareció por completo ella cayó jadeante al suelo—. "Creo q-que ya agoté to-toda mi energía".

Shion se acercó cautelosamente a ella, que dirigió su vista a él provocándole un leve shock al observarla detenidamente.

Tenía el pelaje negro como la noche con reflejos azulados brillante a la luz de la luna. Pero lo que más lo impresionó fueron sus ojos azules, unos hermosos zafiros profundos como el mar inundados de resiliencia extrema.

—Tranquilo, no te haré daño —dijo calmado. Al estar seguro de que no lo atacaría, se arrodilló a su lado inspeccionando sus heridas—"¡Maldición! ¡Estas heridas son muy graves! ¡Con tanta pérdida de sangre debería estar muerto!". —Un destello captó su atención y vió que un collar colgaba de su cuello, al agarrarlo no pudo evitar soltar un silbido ante el fino accesorio.

La cadena era de plata y el colgante una delicada medialuna de igual material con dibujos circulares. Pero lo más llamativo era una perla sostenida desde la punta superior de la medialuna. La joya era de un azul idéntico a los ojos de su dueña, y es que en verdad parecía un iris. En el centro, tallado a mano, se leía "Kagome" en griego.

—¿Así que te llamas Kagome? Y yo creyendo que eras un 'él' —comentó divertido, a lo que ella débilmente lamió su rostro y agitó la cola feliz. Shion rió un poco ya que le había causado cosquillas y luego la observó fijamente—Yo te cuidaré —expresó decidido—, vamos a casa... Kagome. —Por un breve instante creyó ver una muesca de sonrisa en ella.

Fin del Capítulo I