Tercer parte. Si no has leído las otras dos sugerimos que lo hagas.
La parte en itálicas pertenece a la visión de Kailen, la parte sin ellas a Clarissa.
Lilia y Mitzi agradecemos que nos lean y esperemos que les guste esta entrega.
LIBRO 3. El prisionero de Azkaban (Nuestra Versión)
Al final no nos pusimos de acuerdo para vernos entre vacaciones. El campamento de Quidditch los mantuvo muy ocupados, Henry fue a cursos y yo tuve mis clases como siempre. Ese verano estuvo más relajado que el anterior pues me distraje con algunos experimentos relacionados con herbología aunque tenía que hacerlo al estilo muggle. Nos estuvimos enviando cartas y así quedamos con que nos veríamos unos minutos un par de días después de que llegó la carta de Hogwarts con el material para el tercer año.
Desafortunadamente no estuvimos en el mismo campamento por la diferencia de edad. Como Nick ya había cumplido los 17 el abril pasado, él se fue a Bulgaria, mientras que a mí me dejaron en Francia. Así que no vi a mi primo durante las vacaciones, pero los cuatro nos enviábamos cartas constantemente. La carta de Hogwarts llegó a la casa de mis parientes en París pero mis padres me acompañaron al Callejón Diagon con la lista de Nick porque él seguía en el campamento.
Fui al callejón Diagon con mi hermano, él estaba emocionado y jamás lo había visto tan curioso. Al entrar en Gringotts me costó trabajo evitar que exclamara algo al ver a los trabajadores. Compramos todas mis cosas y al final no encontramos a mis amigos. Ese día él me prometió apoyarme con eso y me hizo prometerle que lo dejaría acompañarme al tren ese año.
Estuvimos muy ocupados comprando todas las cosas que había en ambas listas, pero aun así me puse a buscar a mis amigos. Pasé por la heladería y no vi a Henry ni Kailen. Suspiré decepcionada y regresamos a mi casa porque mi campamento ya se había terminado.
Unas semanas antes de volver a Hogwarts me armé de valor. Tomé a Emily, la recordadora, una rana de chocolate, mi escoba y con el apoyo de Jim me enfrenté a ellos. Les confesé lo que era, sin darles oportunidad a interrumpirme, les dije que las boletas de calificaciones que habían recibido las había falsificado. Les probé que la magia existía y les mostré las cartas que había recibido de Hogwarts.
Mi hermano me apoyó y como les habíamos mentido los dos, nos dejaron de hablar por unos días. Otro de mis hermanos, el segundo más grande, se mostró interesado después de tres días y comenzó a preguntarme más sobre ese mundo, quiso volar en mi escoba pero no lo dejé.
En mi casa seguí escribiéndome con mis amigos y mi primo hasta que Mathie se lesionó un ala. Tenía que reposar hasta que volviéramos a Hogwarts, así que estuve incomunicada un par de semanas y sólo avisé a mis amigos con la lechuza de Nick. Mientras estuve en casa, le ayudé a mi madre con sus pociones, fui un par de veces a San Mungo a ayudarle y el resto del tiempo con Litza, solas contemplando cómo salía la luna al anochecer. Pero Nick se la pasaba de lo lindo en el campamento, se hizo una novia alemana... que cortó un par de días antes de regresar.
Casi una semana después de mi confesión me mandaron llamar, decidí ir preparada así que me permití captar sus pensamientos.
-De todos mis hijos siempre fuiste la que menos encajó.- dijo mi madre.- Lamento haberte forzado a ser como nosotros. No hay mucho que podamos ofrecerte más que a lo que nos hemos dedicado y que les hemos enseñado a manejar. Así que lo que decidas y quieras hacer trataremos de ayudarte.-noté que le intimidaba un poco el tema y que esa era su manera de querer protegerse, lo comprendía.
-Quiero mi nombre, por favor.- susurré, sabía que no sabían mucho de mí pero sí sabían cosas que podían darme.
-Kailen Aeryn King de Mulciber, ese es el nombre de tu acta de nacimiento.-dijo mi padre dándome un sobre que estaba sellado.-Tu madre te entregó a nosotros personalmente, no dijo gran cosa pero nos dio eso para ti.
Asentí y sonreí.-Gracias por todo, los quiero a los dos y a mis hermanos.
-Buscarás a tu familia ¿verdad?
-Sí… tal vez mi mamá siga viva o alguien la conozca y sepa de mi familia…
-No te metas en problemas.
Asentí y me despedí.-Nos veremos en vacaciones de verano.- al otro día partiría a Hogwarts.
El mismo día que Nick cortó a su novia, y tuvo que pedirle una poción a mi madre por carta para desaparecer los horribles granos que su ex novia le había hecho, ella tuvo la genial idea de hacerme un corte de cabello.
- Madre, quiero mi cabello así -me puse del otro lado de la mesa de la cocina.- Gracias por tu ofrecimiento pero no.
- Se te verá bien -sonrió.- Y te ayudará con el Quidditch.
- Sabes que no puedo usar magia -la miré con cara de pocos amigos.- Y quieres convencerme con eso, es un punto bajo, madre.
- De pequeña lo tenías corto -dijo mi padre al aparecer por la chimenea.
- ¿Qué? ¿Te pones de su lado? -negué con la cabeza.- Me gusta el cabello largo...
- Un trato -dijo mi madre en voz calmada.- Si no te gusta, haré que te crezca de nuevo con una poción, ¿está bien? -la miré desconfiada por unos momentos y suspiré.
Estaba preparando las cosas que aún no había guardado cuando mi hermano entró recordándome que le había prometido llevarlo al andén.
-Kailen, me traes ranas de chocolate. Muchas.
-Sí, Jim.-guardé en sus frascos mis plantas con las que había experimentado.
-También a mí.-miré a la puerta y estaba allí otro de mis hermanos.- Bueno pequeña Kailen. Ahora que vas a un mundo raro y que ya da igual quién tenga más créditos para heredar las compañías. Hagamos las paces, así que toma.-me dio una caja.
-No me gus...
-Ya no eres una niña y ya nadie te va a estar cuidando tanto. Pórtate como señorita. Jim, te encargas que se vaya decente, no como siempre. -Y salieron los dos dejándome con ganas de petrificarlos y meterlos en un armario.
Sólo vi a mis amigos hasta el día que teníamos que subir al tren. Llegué en compañía de mis padres y me dejaron sola al ubicar a Nick. Me acerqué a él con mi baúl y la jaula de mi ave ya recuperada. Cuando me miró, abrió la boca y los ojos.
- ¿Qué? -le dije en tono grosero.
- ¡Por Merlín, Clary! Me largo un par de meses a Bulgaria y te transformas por completo –me sonrojé ante el comentario de mi primo.
-No seas tonto. Sólo cambié un poco –técnicamente era cierto. Estaba creciendo, mi cuerpo estaba madurando ya y me había convencido sobre el corte de cabello. Aunque casi lloré cuando mi madre rebanó de un solo tajo mi precioso y largo cabello, el resultado me dejó maravillada. Tener el cabello a la altura de la barbilla hacía más marcadas mis facciones, además de que ella tenía razón, me estorbaría menos cuando entrara al equipo de Quidditch.
- ¿Un poco? -se acercó y me jaló una mejilla. Lo quité de un manotazo.- Diane ha crecido.
Justo cuando iba saliendo de mi habitación me encontré con mis dos hermanos quienes me regresaron para que me vistiera con lo que el mayor me había comprado, así es como llegué a estar vestida con un vestido vino con una cinta blanca que resaltaba que ya estaba dejando de ser niña y empezaba a ser adolescente (como odiaba a mi madre y hermanos, hasta las nanas, con sus expresiones así) y unas botas que combinaban. Llevaba el cabello menos despeinado, pues me lo había degrafilado para una fiesta, y agarrado con una liga. Decidí que en cuanto me ubicara en un compartimiento me cambiaría a mi ropa habitual.
Hacer cruzar la barrera a mi hermano fue divertido, se salió y volvió a entrar tres veces hasta que lo hice detenerse y empujar mi carrito.
- Bueno, nueva Clary -me dijo con una sonrisa.- ¿Entramos ya?
- Sabes que quiero esperar a mis amigos -miré alrededor pero no encontré a nadie.- Por cierto... ¿cómo siguen esos granos? -sonreí burlona.
- Mi tía hace maravillas. No quedó ningún rastro de ellas -me di un empujón.
- ¡Oye! -señaló con su brazo y vi a Violette.- Creo que... te la encargó. Iré a buscar a mis amigos.
La esquivé como pude porque no quería verla en ese preciso momento. Empecé a caminar mirando a todos lados hasta que vi que un par de chicos entraban y salían del andén. Levanté la ceja y me acerqué.- ¿Kailen? Tú no puedes ser Kailen.
Escuché a Clary y me quedé quieta, esperaba cambiarme antes de encontrarme con mis amigos, mi plan no funcionó.
-¿Es amiga tuya?-me preguntó Jim mientras veía a Clary.- Mmm... tú has de ser... Clarissa ¿verdad?
- Sí, yo soy Clarissa -extendí mi mano.- Clarissa Dellarush, mucho gusto. Supongo que eres hermano de Kailen, ¿no?
-Sí, Jim Teshbock, mucho gusto.-Estrechó su mano y usó una sonrisa que solo significaba una cosa... se iba a poner de "conquistador" en cualquier momento.
-Se te hace tarde Jim, ya vete.-le di un empujoncito hacia la entrada.-No olvides escribir, pórtate bien, me mantienes informada, nos vemos en verano. -le sonreí y le hice una señal con la mano de que se fuera.
- Kailen siempre tan atenta -le sonreí de manera cortés y junté mis manos tras mi espalda.- Mucho gusto en conocerte, Jim.
-Mucho gusto Clarissa. Adiós Kailen, no te metas en muchos problemas. -me acomodó el cabello, le di un manazo y se fue.
Lo vi irse y miré a Kailen con duda.- Ahora me explicas ese cambio tan fabuloso -solté una risita.- Me gusta tu vestido pero no para una ocasión así.
Me sonrojé un poco, estaba algo avergonzada.-Me obligaron a usarlo Jim y Dante. También me obligaron a agarrarme el cabello y el corte... fue petición de mi mamá para una fiesta. En el compartimento me cambiaré de ropa.
Sonreí y tuve una idea. Me volteé.- ¡Nick! ¡Nick! -lo vi entre la gente y le hice una seña para que se acercara, la miré y puse mis manos en mi espalda de nuevo.- Mi primo te ayudará con tu equipaje.
-No le hables.-no quería que me vieran así y ahora Nick era llamado por mi amiga. -Puedo subirlo yo sola.-Jalé el carrito tratando de huir.
Retuve el carrito con mi brazo.- ¿Y estropear ese lindo vestido? No, Kailen -mi primo se puso junto a mí.- Aeryn también ha crecido.
Él la miró y puso la misma expresión cuando me vio, pero sonreí complacida al ver que tenía otro significado oculto que él trató de reprimir en su cabeza.- Sí, ella también creció.
- ¿Sólo dirás eso? ¡Que original! Se ve genial -la señalé como si no la hubiera visto completa.
- ¿Qué quieres que diga? -me miró con el ceño fruncido.- Sí se ve linda, es cierto. Tú lo has dicho todo.
Estaba poniéndome cada vez más roja.- ¿Han visto a Henry?-quise cambiar de tema ya que no podía huir, no miré a Nick, si lo hacía me pondría más roja seguramente.
- ¡Oh, sí! Ese pequeño detalle llamado Henry -lo busqué entre el gentío.- Sólo falta él para que te vea así antes de que cambies.
Nick tardó en dejar de mirar a Kailen, notó su sonrojo y sólo sonrió. Pero quien se acercó fue Vi y no Henry. Se detuvo en seco.
- ¡Se ven maravillosas! -gritó al ver a Kailen y después a mí.
-Ay no...-murmuré.-Buscaré a Henry.-sonreí y traté de huir, pero entonces solo pude exclamar...-¡¿Quién te dio derecho a crecer tanto?!
-La edad Kailen.-Henry había llegado con nosotros, había crecido bastante al haber estado haciendo ejercicio casi todo el verano, entonces me di cuenta de que todos habían crecido y yo seguía siendo la más baja.
-Eso no es justo.
Levanté una ceja al ver a Henry.- ¡Vaya! Podrías hacerte pasar por hermano de Nick, ya casi tienen la misma altura -me crucé de brazos y traté de no reírme. Él me empujó y Vi se sonrojó con la presencia de ellos dos.
La gente empezó a subir al tren.-Hay que subir.-ahora me sentía además de avergonzada por el cambio también por mi estatura. Empujé mis cosas hacia un vagón.
-Aún me falta mucho para alcanzar a Nick, aún me quedan años para crecer. -sonrió.-Te ves linda por cierto.
- Es usted muy amable, señor Stuart -hice una reverencia y me empecé a reír. Retuve a Kailen y la tomé de la mano. Con la otra jalé a Vi.- Dejen que los chicos carguen las cosas, son grandes, fuertes y todo eso.
- Eres tan fuerte como yo -me dijo Nick. Lo miré aun riéndome.
- Sí, pero no quiero arruinar el vestuario de estas dos jovencitas... aunque si necesitas ayuda...
-Puedo subir sola mis cosas.
-La princesa Clarissa no se quiere cansar ¿verdad?- rió.
- Sigues igual de tonto, la altura no te ayuda -empujé a las dos chicas para que se subieran al tren.- Claro que puedo subir mis cosas y las tuyas yo sola.
- La hiciste enojar -dijo Nick y tomó sus cosas y las de Kailen. Yo agarré las mías y las de Violette.
- ¿Necesitas ayuda? -le dije a Henry y pasé junto a él.
Henry sonrió, agarró sus cosas y al pasar junto a ella, le quitó algunas.-No princesa Clarissa.-las subió al tren. Suspiré.
- ¡Hey! Yo puedo sola, Stuart -pero supe que no podía alcanzarlo y miré a Nick.
- Vamos, no te enojes -me empujó para subir.
- Princesa... tonto... -susurré mientras lo seguía.
-Te lo dice desde al año pasado y no te habías quejado.- comenté, me había resignado a que aunque protestara no me dejarían subir mis cosas. Pronto Henry encontró un compartimiento vacío y metió todo.
- Ya lo sabía, pero me lo había aguantado hasta ahorita -le enseñé mi brazo izquierdo cubierto con una venda.- Ahora tengo con que regresarle todas las que me haga.
- No lo golpearías -dijo Nick al dejar las cosas en el compartimento.
- Claro que lo haría. Si se lo merece, claro -también dejé las cosas y miré a Vi.- ¿Te irás a otro o te quedas con nosotros? -ella negó y tomé sus cosas de nuevo.- Te acompaño.
Entré al compartimiento y acomodé mis cosas.-Gracias por subirlas Nick.-le dije con una sonrisa. Noté que Henry se había escabullido sin darnos cuenta. No le di importancia.
- De nada, me voy con los delegados -tomó sus cosas y se fue. Miré a Kailen.
- Puedes cambiarte en lo que regreso, sólo dejo a Vi con las demás -le sonreí y me alejé con una Vi sonrojada.- ¿No me digas que es por Henry? -ella no dijo nada y suspiré.- Sólo ha crecido un poco y ya. Yo lo veo igual -contesté con fastidio. Sí, claro. Lo ves igual. ¡Ja! Cada día recuerdas aquella noche y te encanta hacerlo. Ahora que creció va a ser peor... Es mi mejor amigo y punto. Mejor sigue como hasta ahora.
Me cambié de una vez al uniforme y me senté a esperarlos, saqué a Emily y la miré. -Perdona tanta experimentación, ya podrás descansar.-La abrí para que le entrara aire. Shasta estaba dormido y el gato de Henry también.
Cuando dejé a Vi con los demás, me retuvieron poco tiempo porque no quería dejar sola a Kailen. Ahora todas las del dormitorio me hablan y empezaban a decirme cosas sobre mi cabello y cosas así que decidí ignorar. Les sonreí y me despedí cortésmente. Al regresar, el tren se estaba poniendo en movimiento. Abrí la puerta, me metí y le sonreí a Kailen.- Aún existe Emily...
-Y ya está más grande, solo que ahorita está cansada. Estuve experimentando y la usé mucho, pero obtuve un par de resultados interesantes.-sonreí y la devolví a la caja donde estaba transportando mis plantas.
Me acerqué y miré la flor.- Es cierto, está más grande. Es una aguileña muy bonita -metí la mano y le acaricié los pétalos.- Ya era hora de que saliera una así de perfecta. Nick y mi tío Dave batallaron mucho con ustedes -susurré con una sonrisa.
Sonreí.- ¿Quieres ver lo que logré? Me dormía en la madrugada por estar experimentando. Sobre todo porque tuve que hacer todo a lo muggle.
Retiré mi mano.- Sí, veamos qué hiciste -me senté frente a ella.
Saqué un par de frascos, le pasé el primero, apenas tenía una ramita con hojitas tiernas.- Dejé de regalarla hace tres semanas y sigue creciendo sin problema. La llamé Riki.
- Curioso nombre -giré el frasco lentamente para admirar la plantita.- Mi tío y mi madre estarán encantados de ver tus experimentos.
- Concuerdo contigo -miré a la puerta y Nick estaba recargado en ella.
- Delegado, ¿qué hace por acá?
-También tengo una margarita que cambia de color cada día.-se la pasé a él.- Ayer estaba morada.
Me levanté e intercambié frascos con Nick.- Son buenos experimentos. Se parecen en eso ella y tú -le dije con una sonrisa a mi primo sin dejar de ver la flor.
- Para ser tan pequeña eres muy talentosa. A nosotros nos costó varios años lograr una flor como Emily -dijo Nick mirando a Kailen con una sonrisa también.
- Y varias especies de flores también -susurré.- ¿Cómo se llama esta flor?
Sonreí.-Se llama Gina.
- Bonito nombre -dijimos mi primo y yo al mismo tiempo y nos reímos.
- En serio, Nick. ¿Qué haces aquí? Deberías de estar disfrutando de que te hayan elegido delegado -le quité la flor y se la pasé a Kailen. El carro de dulces estaba detrás de él.
Sonreí, dejé en el asiento la flor y me paré a lado de Nick para pedir varios dulces. Mi reserva ya se me había acabado.
- ¿No recuerdas por qué estoy aquí? -me miró y negó con la cabeza.
- No, la verdad no -me puse a pensar en eso. Él esperó a que Kailen comprar dulces mientras veía su reloj. La una... miró a la ventana.
-¿Quieren?-les ofrecí mientras abrió uno y echaba otros a una mochila.
Negamos con la cabeza y él cerró la puerta.- Los dementores, ¿recuerdas?
- ¡Ah! Eso... -suspiré y me senté tranquila.
-¿Dementores?- dejé mis dulces por un segundo y los miré.
- A mi padre se le notificó que un prisionero de Azkaban se había escapado y van a poner dementores en todos lados -me estiré.- Incluido Hogwarts.
- Por eso estoy aquí. Por si sale algo mal con ellos -frunció el ceño.- ¿Y Henry?
-No sé, se fue antes de que Clary y Violette. Tal vez esté con sus amigos.-miré por la ventana. -¿Lo busco desde aquí?
- Sería lo mejor, no quiero que estén los tres dispersados -le sonrió Nick. Suspiré.
- No creo que pase nada malo, déjalo donde está -me recargué en el asiento.
Cerré los ojos, lo encontré y abrí los ojos.-Ah, no puede ser...-abrí otro dulce y lo mordí.- Y apenas va iniciando el año. ¿Qué le pasa a ese chico?
Me levanté de mi asiento como empujada por algo, afuera empezaba a llover.- ¿Ahora qué hizo? ¿Ya nos va a poner en problemas? -Nick me empujó y crucé los brazos.
-Pues anda besándose con una chica de Ravenclaw.-hice un gesto y comí mi dulce.- Supongo es la chica con la que estuvo escribiendo en vacaciones.
Nick se empezó a reír y se recargó en la puerta. Yo me quedé así, asimilando lo que dijo Kailen. Aquí no pasa nada, Clarissa, pensé. Respiré hondo y me senté.- Ese chico sí que no pierde el tiempo. Si un dementor lo ataca, ni cuenta se va a dar. Una muerte tranquila, no está mal.
Reí.-Morir sintiendo como te absorben la felicidad...no me parece una manera tranquila de morir.-me levanté.-Voy por él, está cerca.
Es una buena forma de morir... para él. Nick la detuvo.- Yo voy por él, así no se va a sentir tan... -se quedó con la palabra en la boca y salió del compartimento, cerrando la puerta tras él. Bufé y miré por la ventana.
-Ni sabe dónde está. No te pongas celosa.-reí y salí tras Nick-¿A dónde irás por él?
- ¡No estoy celosa! -alcancé a gritar antes de que se fuera. Claro que no estoy celosa.
- Miraré de compartimento en compartimento, no creo que sea tan difícil. Además dijiste que estaba cerca -le dijo Nick sin dejar de caminar.
-Ya te pasaste.-sonreí y me detuve.
Se dio media vuelta y la siguió.- Debí preguntarte donde estaba antes de salir -mientras los esperaba, la lluvia me recordó un regalo que me había dado uno de los amigos de Nick del campamento. La busqué en mi baúl. Era un pelota muggle, hecha de plástico. Dijo que me ayudaba a relajarme y empecé a apretarla pero no me ayudó. La lancé hacia el asiento de frente y la atrapé de regreso. Me reí y seguí jugando.
-Sí. ¡Henry tienes 5 segundos para salir o entro! Se abrió la puerta y un Henry enojado me miró, sonreí.
Shasta despertó y miró la pelota de Clary.
Nick trató de no reírse cuando vio la cara de Henry.- Necesitamos que vengas al compartimento con nosotros -le dijo en voz baja. Miré a Shasta y le sonreí.
- ¿Quieres jugar? -seguí aventando mi pelota.
Shasta saltó y trató de alcanzar la pelota. Maulló.
-Vamos señor.-Caminé de regresó con Henry molesto atrás.
Nick los siguió con una risita. Reí al ver a Shasta.- Si te la doy, la vas a destrozar... y no quiero eso -le dije sin dejar que la alcanzara.
Shasta perdió el interés por la pelota cuando entramos todos de vuelta al compartimiento. Me senté junto a Clary.
- ¡Oh! Ya llegaron -seguí jugando sin importarme que Nick estaba sentado frente a mí.
-Me gustan esas pelotas.-les ofrecí dulces. Henry agarró uno. Shasta casi alcanza una y la desvió con su pata.
Nick tomó uno y yo negué con la cabeza mientras me levantaba para tomar mi pelota de nuevo.- Lo sé, son divertidas.
-Hay unas que tienen luz y sonido cuando golpean con algo.
-Hmm... Creo que me gustan más las sencillas -la tomé del suelo y me puse a jugar de nuevo.
- ¿Agradeciste el regalo? -me preguntó Nick mientras veía la pelota. Asentí.
- ¿Olvidas que me la dieron durante el campamento? Claro que le dije gracias.
-Ya quita esa cara de malhumorado.-le dije a Henry mientras le daba una pequeña patada.
-No des lata, apenas vamos empezando el año.
- Tranquilo, Henry -le dijo mi primo.- Necesito que los tres estén juntos por el momento, después podrás irte con la chica -seguí jugando.- Y tú deja de jugar.
Atrapé la pelota antes que Clary.- ¿Te irás o te quedarás?-miré a Nick.
- Me quedo hasta que lleguemos al colegio -afuera ya estaba oscureciendo y las luces del tren se prendieron.
- Primo, no creo que pase nada grave. Deja de preocuparte -extendí mi mano para que Kailen me diera la pelota.
Se la di y cargue a Shasta.- ¿Qué me cuentan?
Miré mi pelota y recordé algo.- No me dijiste que había pasado con tus padres, ¿verdad? Fue cuando mi lechuza se lastimó... -traté de recordar.
-Cierto, a mí tampoco me dijiste.-dijo Henry.
-Apenas anoche me hablaron de nuevo.-Abrí mi mochila y saqué de ahí el sobre.-Tengo esto, no lo he abierto. Me dieron mi nombre real también y me dijeron que me apoyarían, a su manera.
- ¿Y cuál es tu nombre real? -subí mis piernas al asiento y la miré. De repente el tren se detuvo bruscamente y las luces se apagaron. Detuve mi baúl a tiempo.- ¿Qué pasa?
Henry se levantó para abrir la puerta pero lo jalé.-No sé, pero no parece bueno...-el ambiente en general se volvió más frío y éste crecía gradualmente.
Nick se levantó y empujó a Henry para que se regresara a su lugar. Con mucho cuidado de no pisar a nadie, corrí a la ventana y traté de ver afuera.
- Creo que tenías razón, Nick -mi primo sacó su varita.
- Lumos -se iluminó un poco el compartimento pero se quedó pegado a la puerta. Regresé como pude a mi asiento.- No saquen sus varitas y no se muevan.
-¿Dementores? ¿Adentro?-susurré y dirigí mi mirada hacia la puerta.
- Sí, sólo se aseguran de que el prisionero que se escapó no vaya en el tren -respondió Nick en voz baja y comenzó a hacer más frío.
- Deberías apagar tu varita -le dije y eso hizo. Nos dejó en completa oscuridad, esperando que los dementores no se acercaran a nuestro compartimento.
El ambiente se hizo más frío y empecé a sentirme desanimada, como si estuviese triste, noté que los demás también se sentían así. En los compartimentos de a lado habían algunos más tristes y otros menos afectados. Una chica se puso a llorar.
Es mejor que se vayan de una vez. El efecto que causaba la presencia de los dementores lo notamos al instante. Los alumnos se van a asustar... y todo va a ser peor. Me recargué en el asiento. Malditos dementores. Entre las sombras, pude ver que Nick trataba de mantenerse lo más sereno posible. Entonces lo vimos, un dementor estaba cerca de nuestra puerta. Abrí los ojos asombrada pero no dije nada.
-Vaya...-susurré más para mí misma mientras pasaba frente a nuestro compartimento uno de esos extraños seres. Me dio sueño y noté que Henry se puso nostálgico. Me pregunté qué pasaría si llamábamos su atención. Los gatos se erizaron y se pararon cerca de la puerta como si pudiesen protegernos de ellos. El ánimo de todos decayó mucho.
