Mi debilidad Tu
Kagome se encontraba a la orilla de un árbol muy pensativa mirando hacia el cielo azul de la mañana, el sol resplandecía como solamente podía hacerlo en una mañana de verano, calentando el cuerpo de la miko que se había levantado bien temprano a recoger las manzanas muy rojas que había en los arboles de en frente de su cabaña y ya cansada de hacer ese menester se había sentado en aquel lugar a admirar el cielo celeste con nubes blancas que adornaban ese maravilloso espectáculo, sus pensamientos se perdía en un demonio de cabellera plateada como la luna la misma que en su frente portaba demostrando que descendía de la casa de la luna, y es que todos habían pensado que Inuyasha y Kagome estaban destinados a estar juntos, incluso ellos mismos lo pensaron una vez, pero tras los primeros meses juntos se dieron cuenta que ellos no se amaban simplemente era el cariño de tantos días juntos tantas batallas luchando codo con codo, el se dio cuenta que amaba a Kikyo y con la ayuda de Kagome y Kaede la trajeron de vuelta a la vida pero no como una escultura de barro sino como lo que fue en un pasado, como humana y Kagome día a día con más intensidad se daba cuenta de que amaba al peliplata pero no al que pensó en un principio sino que amaba al mayor, al gran lord de las tierras del Oeste, al gran Sesshomaru Taisho hijo del gran general perro eso en un principio la entristeció más de lo que la alegro puesto que este odiaba su raza y la veía indigna de existir, hasta que un día el Lord muy a su manera le confesó lo que sentía, no le hicieron falta a la miko mas palabras que un simple ¨Deseas estar conmigo humana¨ para convencerse y seguirlo hasta donde él quisiera, y así fue hasta hace un mes que la dejo en la aldea con una cabaña construida expresamente para ella y solo diciéndole después de que ella le besara ¨Regresare¨ y así ese precioso ser cogió vuelo y marcho volando, y es por eso que Kagome todas las mañanas se levantaba temprano para ir a coger manzanas había descubierto que a Sesshomaru le gustaban y poseía la esperanza de que este apareciera y querría estar preparada para el momento en ese momento escucho la voz de aquel que estaba en sus pensamientos en ese momento.
-Mujer.-dijo el youkai con una mirada más cálida de lo habitual.
-Sesshomaru...-dijo la miko para que después comenzaran a caer lágrimas de sus ojos resbalando por sus mejillas hasta perderse en su fino y blanco cuello.
-¿Por qué lloras mujer?-dijo el demonio cogiendo a la miko en un abrazo y subirse con ella a una rama del árbol.
-Te echaba de menos Sesshomaru.-dijo la pelinegra mirando a aquellos ojos de oro fundido que amaba sobre todas las cosas viendo como este le cogía la mano y tras sonreírle de una manera que nunca imagino y es que esa sonrisa nada más se la dedicaba a su humana.
-Ya nunca más estaremos separados pequeña te lo prometo.-dijo el demonio más temido de todos los tiempos junto a su padre, el demonio que siempre negó tener corazón y lo demostró hasta que llego esa humana del futuro aquella que era chillona a la par de hermosa y charlatana cosa que aquel lord odiaba pero amaba sobre todas las cosas no podría vivir sin aquella escandalosa chica y es que aquella humana le había descongelado el corazón sin que él se hubiera dado cuenta.
-Nunca.-miro la miko al lord con esa promesa.
-Nunca.-respondió este para después dirigirse a sus labios para besarlos como solamente el podría hacer para toda la eternidad, pero cogiendo una manzana roja del cesto que poseía Kagome a su espalda y es que aquella humana la amaba pero la odiaba a la vez conocía sus debilidades entre ellas las manzanas rojas.
