EL CORAZÓN DE LA MAR

Cuenta la leyenda que 'El Corazón de la Mar' fue una joya forjada al principio de los tiempos en el interior de un volcán submarino. Los dioses del océano la bendijeron e introdujeron en ella poder y sabiduría. Tenía forma de corazón y era de un color azul oscuro, impenetrable. Con sólo mirarla se podía encontrar todo cuanto una persona quisiera saber del mar. Era abrumadora, como imaginarse la infinita profundidad de las aguas mientras se observa su superficie ondearse al viento.

La joya fue ofrecida al Dios Emegh, 'El Poderoso', y éste otorgó a la joya el poder de proteger las aguas , así como equilibrio y vida mientras permaneciera sumergida en algún lugar del océano. Los habitantes marinos decidieron por tanto crear un templo a la altura de su elevada importancia. Fue adorada durante mucho tiempo y tratada como una deidad. Tanto es así que se creó 'La Orden de Corazón de Mar', un grupo de monjes que ofrecían sus oraciones a la joya.

Se dice que coincidiendo con la llegada de 'La Revolución Industrial' al mundo terrestre, y con ello el comienzo de la contaminación de los océanos, la joya desapareció. El mundo marino estaba desprotegido. Fue entonces, como 'La Orden de Corazón de Mar' interpretó esta desaparición como símbolo del despotismo del ser humano. Quizá la joya estuviese ahora velando por equilibrar aquél mundo. Pero los monjes, protectores de la joya durante miles de años, generación tras generación, decidieron unir sus fuerzas y destruir todo lo que el hombre podía amenazarles. Una noche de principios del siglo XX, según el calendario cristiano, a altas horas de la madrugada, dieron con una monstruo metálico que atravesaba las aguas del norte. Decidieron hundirlo, sentían un dolor inmenso, culpabilizaban a 'los terrestres' de su infortunio. Este hecho fue tremendamente devastador, y jamás se ha podido olvidar.

La joya, nunca ha vuelto a ser encontrada por los habitantes del océano, ni devuelta a su templo, pero algunos sienten que fue devuelta al mar, algunos que durante muchos años tuvieron pesadillas y que ya no las tienen, algunos que han recuperado su paz interior sin razón aparente.