Hola, fanáticos de Rurouni Kenshin! Les traigo mi primer fic de RuroKen, que es sobre una de mis parejas favoritas: Sanosuke y Megumi. Bueno, les dejo la historia.

Disclaimer: Tanto Rurouni Kenshin como sus personajes les pertenecen al gran Watsuki. Yo solo hago esto cuando estoy aburrida.


Cabeza de gallo y actitud de zorro

Capítulo único

by Megumi Kurosaki


Era una bella mañana en el Tokio de la Era Meiji, parecía que ese momento era de paz, tranquilidad y que nada más pasaría por un largo tiempo.

Un hombre de unos casi 20 años estaba por entrar a la clínica. Tenía el cabella castaño, ojos marrones agresivos y un cuerpo digno de lo que fue el luchador más temido. Al entrar ve como una bonita mujer de unos veintitantos, con cabellos negros, ojos del mismo color, piel blanca como la nieve y labios de un hermoso rojo carmesí, atendía a un paciente.

— Bueno, solo debe descansar y procurar tomar las medicinas que le di, ¿está bien? — Le preguntó al paciente la joven doctora.

— Si, Takani-sensei. Si usted lo dice es porque me hará bien. Hasta luego.

— ¡Adiós! — Dijo con una sonrisa, para luego ver qué otras personas la necesitaban. — ¿Quién sigue?

— Aquí, Kitsune — dijo el joven que la estaba observando, mientras ella le daba la espalda sin saberlo.

Megumi sabía que esa voz era de nada más y nada menos que de Sanosuke Sagara, se sonrió a si misma. Siempre era gracioso molestar al cabeza de gallo, se volteó y le dijo:

— Pensé que ya no vendrías, después de todo tu mano no esta tan mal.

— No seas tonta, me duele demasiado, como si me la hubieran triturado — mintió Sagara, era obvio que no le dolía de esa forma pero el quería molestar un poco al zorro con las noticias que tenia del dojo.

La mujer de Aizu sacó lo necesario para curarle la mano y se sentó en una silla, luego miró al ex Sekihoutai.

— ¡Vamos! ¿Qué esperas? Siéntate de una vez — le dijo con el tono que usualmente usaba con él, no le molestaba que él viniera pero tampoco era algo que le fascinaba. El muchacho se acomodó la cinta con enojo y se sentó, estaban frente a frente pero no se miraban a los ojos.

— Creo que Kenshin y la nena están dando los primeros pasos en la relación, largos y lentos pasos, pero por los menos los están dando — comentó el ex gangster.

— Me alegro por Ken, no por ella.

— ¿Acaso todavía sigues con ese tonto juego de molestarla con Kenshin?

— No es eso… — un largo suspiro salió de su boca. — Yo no quiero nada con él, son demasiadas complicaciones para una mujer como yo. Preferiría casarme con otra persona, hasta inclusive me casaría con alguien tan desagradable como tú.

Ese comentario hizo que Sanosuke abriera los ojos y mirara a la chica, quien estaba empeñada en vendarle la mano. Dejó atrás la cara de sorpresa y decidió seguir con la charla.

— ¿Entonces no quieres entrometerte en su relación? — Preguntó él con un tono bastante serio. Porque la verdad era que el ex asesino y la dulce Kamiya estaban en un momento muy divino, se estaban enamorando demasiado y Sano no quería terceros.

— No — dijo ella casi suspirando. — Él ya eligió a la Tanuki y yo no puedo meterme. Ojalá que sean felices juntos.

El que alguna vez fue "Zanza" sabía que en las palabras de la médica había mucho dolor. Bueno, tal vez no tanto pero lo había, estaba muy seguro de eso. Y eso no le gustaba.

— ¿Vienes a cenar esta noche? — Le preguntó Sagara con un tono despreocupado y simple, tal como el era.

— Lo cierto es que no tengo ánimos para ir al dojo de Kaoru hoy — dijo la pelinegra.

— Yo no hababa de ir a lo de la nena — aclaró. — Yo te pregunté si querías venir a cenar conmigo al Akabeko.

Megumi abrió enormemente los ojos y miró al joven, que tenía un aspecto de normalidad en su rostro… aunque lo que acababa de decir no era nada normal para ellos, pero entonces se acordó con quien estaba hablando.

— ¿Cómo que en el Akabeko? Te advierto que yo no pienso pagar nada, pájaro.

— Tranquila, Tae nos lo dejará gratis si le decimos que estamos en una cita romántica. Tú la conoces — le comentó como quien ve llover. De todas formas esas palabras fueron escuchadas por los oídos de la profesional, quien evitaba ponerse colorada.

— ¿Es una cita romántica?

— No, Kitsune, solo se lo diremos para que nos de comida gratis. Tú solo actúa.

Le dijo en un tono "cómico" el ex luchador.

Eso fue lo suficiente para que ella explotara. La Kitsune dejó la mano de Sano y le gritó que se fuera, entre otras barbaridades más. ¿Qué clase de "cita" era esa? No existe un hombre mas estúpido que él, pensó.

— Bueno, bueno, no te pongas así. Como sea, te espero mas tarde — le dijo el cabeza de gallo a Megumi para luego darle un pequeño beso en la boca que dejó sorprendida a la mujer… pero después, una gran sonrisa apareció en sus labios rojos.

— Ese idiota —dijo.

FIN.