Advertencia
Nro1: Ubicada
en la línea temporal de Holic y posterior a la serie de short-fics,
Nueva Infancia.
Advertencia
Nro2: Esta
historia contiene muchos spoilers al manga de XXXHolic y a algunos
datos de Tsubasa Reservoir Chonicles. No obstante, muchos hechos son
inventos y suposiciones mías. Haré un esfuerzo para aclarar cada
caso, pero dado que al momento de publicación de este fanfic aún no
han terminado estos mangas, hay cosas que no se pueden dar por
totalmente ciertas.
PARA NO OLVIDAR
Capítulo 1: La Dama de negro
La
velocidad de la limusina disminuye, permitiéndole observar más
nítidamente el paisaje. Ella se acomoda los guantes de seda, en un
gesto casi de nerviosismo. En ese barrio de Tokio, el aspecto es muy
similar al de su Tomoeda natal. Dos niñitas (por el parecido
concluye son hermanas) juegan al borde de la calle. Quizás esa
imagen diría algo de sí misma, pero hubiera sido en un tiempo muy
lejano.
La voz de Nakuru al volante la sitúa en la realidad.
-Ya llegamos. Esta es la dirección.
La dama se acomoda el
sombrero del mismo color que los guantes, el vestido y todo lo que
viste. Posteriormente, contempla el conjunto en el vidrio como quien
mira una foto de un documento, sabiendo que la que allí está es
ella, pero sin poder reconocerse.
-¿Quieres que te acompañe?
-No, gracias. Sólo espérame aquí.
Tomoyo echa una mirada a
la vieja casa de departamentos, un poco más descuidada que lo que su
recuerdo le indicaba, pero básicamente la misma.
-Este fue el
primer domicilio de Sakura y Shaoran cuando vinieron a vivir a Tokio.
Y la única pista que tengo por ahora. No sé con qué puedo
encontrarme, quizás ni siquiera sepan nada.
-Entiendo. Suppy y
yo aguardaremos noticias en la casa. De paso distraeremos a esos
tontos merodeadores.
Sin decir más, la dama se pone los lentes
oscuros antes de bajar del coche.
Tal como lo temía, la
respuesta de la casera no es demasiado satisfactoria.
-Hum... no
puedo darle información si no me da un nombre. Además, mucha gente
se hospeda aquí temporalmente...
-Oh, que pena. En es que en
realidad, no sé como luce ahora esta persona... Pero sus padres
estuvieron aquí, eran un matrimonio joven.
-Pero es que aquí
han pasado muchas personas... quizás si viera una foto...
La
mirada de la mujer se ensombrece.
-Lamentablemente, no tengo nada
de eso.
-Mira, Ioryogi. ¡Una gótica!
Una voz
amonestadora sale del bolso de la chica, es su mentor, el perro
Ioryogi.
-Dobato... no tienes ni un poco de sentido del tacto...
¡se viste así porque está de luto!
-Con razón se la ve tan
triste... ¡Iré a preguntarle a ella también!
-¡DOBAAAAAAAAAAAHHHH!
Casi asfixiado, Ioryogi es sumergido
junto a otros muñecos de peluche en una caja de cartón.
Desesperanzada por la respuesta, Tomoyo se dirige a la
salida, tan encerrada en sus pensamientos que sin darse cuenta
tropieza con una chica de cabello rosado que corría detrás suyo,
desparramando una caja de muñecos.
-¿Quiere que sane su corazón
herido?
Una sonrisa amarga se dibuja en el rostro de la mujer.
-¿Puedes volver al tiempo y traer a los que se fueron?
Kobato
niega con la cabeza, apenada.
-Es que... parece desilusionada con
la respuesta de la señora Mihara.
-No te preocupes. Las chicas
bonitas como tú no deben ponerse triste por tonterías. –su
atención se distrae hacia uno de los muñecos. Ella lo toma con su
mano y se lo da a su dueña. -Me parece que ese pequeñín necesita
más espacio. ¿Por qué no lo pones en tu mochila para que no se
asfixie...? Pero debería tener más cuidado, su voz es bastante
audible.
La cara de la chica se pone pálida, y por primera vez
la de Ioryogi también.
-¿Usted se dio cuenta de...?
La
sonrisa de Tomoyo, antes abatida, se vuelve enigmática.
-Digamos
que... soy bastante perceptiva para algunas cosas...
Ajena a
la conversación en la puerta, la casera habla con un muchacho de
lentes que acababa de bajar de la escalera.
-¿Vas a seguir
rentando el departamento? Casi no vienes por aquí. ¿No será que
tienes novia verdad?
-¡Novia! ¿Eh? –se rasca la cabeza
mientras se pone colorado. –Bueno, la verdad hay una chica que me
gusta pero todavía no es mi novia...
-Entonces, ¿mucho trabajo?
-Podría decirse que sí, hay veces que ya no puedo venir a
dormir... pero de todos modos quiero pagar la renta del mes...
-Está
bien, te haré un recibo... "Watanuki Kimihiro...". Oh, perdona
que siempre se me olvide ¿cómo es que se escribía tu apellido?
-Como "primero de abril"...
-¿Primero... de abril?
Los
sentidos de Tomoyo se paralizan por un instante en que el tiempo
parece no tener límites precisos. Sus pupilas amatistas se
iluminaron de brillo, de un modo que hacía tiempo no lo hacía.
Watanuki pudo sentir como alguien detrás de sí menciona, más
bien murmura su nombre. Sus ojos se cruzaron con los de aquella mujer
de vestido azabache y rostro pálido.
Tomoyo inmediatamente
se vuelve hacia la chica con la que hablaba anteriormente. Casi
susurrando se la lleva a hacia la puerta de salida.
-¿Sabes qué?
Quizás hay algo que puedes hacer por mí... ¿Podrías averiguarme
más acerca de ese chico? Te compraré toda la bolsa de muñecos si
lo haces.
-¿Toda la bolsa? Pero... es mucho dinero.
-No te
preocupes, el dinero no es un problema para mí. Sólo consígueme
toda la información que puedas sobre ese chico. Alguien de mi parte
vendrá hoy por la tarde.
Tan rápido como llegó, la mujer de
negro se marcha de la hostería, ante la mirada melancólica de
Kobato.
-Pobre señora... luce tan triste, ¿no es cierto
Ioryogi?
-Sin embargo, no creo que se trate de una mujer común y
corriente...
Tomoyo
corre por la colina, sin tomar conciencia del peligro que corre. El
sol del atardecer no se puede ver, aparece cubierto por las nubes de
tormenta. Los rayos caen cada vez más cerca del campo. Eriol corre
tras ella luchando por alcanzarla. Finalmente lo logra, ella tiene la
reacción que en el último tiempo se ha vuelto habitual, y sin
pensarlo demasiado, vuelve a atacarlo.
-¿Porque
no hiciste nada para evitar su muerte? ¿¡Tú podías evitar ese
accidente, quién más sino!? ¡Pero no hiciste nada!
-¡Tomoyo,
tienes que aceptar que se han ido y no hay vuelta atrás!
-
¡Tú tenías el poder para evitarlo, yo sé que sí! ¡Dé qué
demonios te sirve tener los poderes del mago más poderoso de la
Tierra si no eres capaz de evitar la muerte de alguien!
-Tu
no entiendes... fue su decisión. –dice mientras la toma del brazo.
Aquellas
palabras bastan para lograr que pierda el poco autocontrol que aún
conservaba, ella se libera con brusquedad y con violencia comienza a
golpearlo en el pecho. Las primeras gotas caen en la tierra.
-¿Y
pretendes que crea que Sakura dejaría que le hicieran daño a su
familia? ¡Suéltame, no me toques! ¡Tú los mataste! ¡¿Por qué
no hiciste nada?! ¡¿Por qué, porque?!
Finalmente,
Eriol logra apartar a su esposa, ella intenta seguirlo golpeando,
pero aún con toda su furia no logra juntar la suficiente fuerza,
cayendo de rodillas al suelo. La lluvia se hace cada vez más
intensa, pero a ella no le importa; sólo sigue golpeando la tierra y
preguntándose a cada instante "¿Por qué, por qué?"
-Tomoyo…
Sakura y Shaoran ya no están… pero sus hijos viven.
-¿Qué…?
-Que
ellos murieron para salvar a sus hijos.
-…de
este modo los papeles demorarán mucho menos que si fuéramos por los
caminos tradicionales. Señora, ¿me está prestando atención?
La
mirada de Tomoyo vuelve a la realidad cuando se percata de la voz de
su abogado llamándola. Otra vez los recuerdos la han tomado por
sorpresa, más hoy no llueve. Al contrario, el cielo está tan sereno
que los rayos de sol bastan para iluminan el recibidor principal.
-¿Eh? Disculpe, no le entendí bien.
Rápidamente, el
magistrado se da cuenta que la atención de la señora Hiragizawa
está puesta en el exterior de la casa. Con disimulo se acerca a
observar, encontrándose con el coche policial apostado a unos metros
de la entrada.
-¿Hace cuanto comenzó la guardia?
-Hace una
semana, el día después de su última visita se presentaron dos
oficiales a hacerme preguntas sobre mi regreso y también sobre
Eriol. Me pidieron de entrar, pero me negué.
-Debió haberme
informado inmediatamente. De todos modos cuando la policía comienza
a montar guardia es señal de que no saben nada. No se preocupe.
-No
me preocupo. Nunca pudieron tener una acusación firme contra mi
esposo, fueron simplemente calumnias. Simplemente es un poco molesto.
El hombre de ojos morados oculta una sonrisa de satisfacción
ante lo ínfimo del problema. Con la confianza que le da ser
considerado uno de los mejores abogados del país, le sonríe a su
clienta.
-Podemos conseguir una orden de restricción. En menos
de doce horas, no podrán acercarse ni a mil metros a la redonda.
Para cualquier juez, usted es una ciudadana ejemplar que simplemente
está contribuyendo con su ciudad.
-Le agradezco su dedicación,
Licenciado. Pero tengo la esperanza de que cuando no encuentren lo
que buscan se marchen.
El hombre cierra su valija, y antes de
marcharse responde.
-Señora, su esposo me dejó a cargo la tarea
de asesorarla no sólo en sus asuntos legales sino en todo lo
relacionado con su imagen. Además de su fortuna, es el nombre del
señor Hiragizawa el que está en juego.
Con la serenidad que
siempre la ha caracterizado, Tomoyo contesta:
-Y no dudo que haya
hecho la elección correcta, pero por ahora no necesitamos ponernos
drásticos. Avíseme cuando haya alguna novedad.
-De acuerdo, la
mantendré al tanto de la compra del lote del Parque Pingüino.
–dice, poniéndose de pie.
-Muy bien entonces. Nakuru, acompaña
al doctor Lamperouge hasta la salida por favor.
Mientras
tanto, en las inmediaciones de la residencia de los Hiragizawa, la
policía continúa con su vigilancia.
-Mira, allí salen... es la
primer visita que recibe la viuda.
-Oh… no, yo conozco a este
tipo.
-Sí, a mí también me parece conocido, pero no recuerdo
de donde…
-Lelouch Lamperouge, abogado de ricos y poderosos.
Los fiscales lo odian, no ha perdido ni un solo caso. Si un tipo como
este anda cerca, algo está pasando… Seguro debes haberlo visto en
el noticiero.
-Pero yo lo recuerdo de otro lado… -observa por
los binoculares. –Ah, ya sé de dónde. ¿Qué no es el tipo que
salía con tu hermana?
El policía toma, más bien arranca los
binoculares de las manos de su compañero con bronca por haberse
visto descubierto; al otro casi se le caen las rosquillas por este
movimiento.
-Ahí está la empleada también. Anda, ya sé que te
mueres por que lea ese expediente que trajiste, así que léelo de
una vez...
-Está bien.
"Nakuru Akitsuki: secretaria,
guardaespaldas y mano derecha de la viuda. Según su registro de
seguro social, ha trabajado desde su juventud para Eriol Hiragizawa,
y al morir este se convirtió en la mana derecha de la viuda. No hay
ni bienes ni cuentas bancarias a su nombre ni nada que hagan
sospechar algo de ella."
-Es lo que me hace sospechar a mí.
¿Y de la viuda, que averiguaste?
-Aún nos deben el informe.
Supongo que para mañana ya estará listo… Hasta ahora sólo
tenemos lo del principio; que ha comprado varias propiedades en poco
tiempo. Quizás sea ese el vínculo con Lamperouge…
-Te digo
aquí está pasando algo... Si tan solo pudiéramos acercarnos más…
-Pero si la viuda se niega, y sin una orden es imposible. Si no
conseguimos pruebas, lo único que podemos hacer es esperar...
-¡Exactamente! Montaremos guardia día y noche. De ese modo, si
hace algún movimiento extraño, lo sabremos al instante.
El otro
policía observa a su compañero con susto.
-Pero… estamos
cerca del "sendero de la muerte". Dicen que el espíritu de los
que han muerto en los accidentes de carretera, salen del cementerio y
ronda este lugar de noche.
-Yo no le tengo miedo a la carretera.
Cuando era policía de tránsito, atendí varios casos aquí… lo
único terrorífico es pensar que haya aún tantos accidentes. Pero…
si tienes miedo, puedes irte esta noche. Yo me quedaré por hoy.
Al
retirarse el abogado, Spinel sale de su escondite y se recuesta en
uno de los muebles.
-Tomoyo, esta es la cuarta propiedad que
compras en un mes. ¿Seguro que no te meterás en problemas?
Sin
perder la calma, Tomoyo contesta.
-Claro que no. Ya oíste al
doctor Lamperouge. Sólo soy una ciudadana próspera que desea
colaborar con su ciudad. Invertir en bienes raíces no es un delito.
-Pero... ¿Qué piensas hacer con todo esto?
Tomoyo revisa la
carpeta de compra del templo Tsukimine que el magistrado le había
entregado. Se sonríe con un dejo de satisfacción; su detallado plan
está un paso más cerca de volverse realidad.
-Te lo diré en su
momento Suppy, no te preocupes. Nakuru, ¿qué información me
conseguiste?
La guardiana ingresa, trayendo una taza de té para
la señora.
-Pues parece que tu corazonada está en lo correcto.
–saca un anotador y comienza a leer. –Kimihiro Watanuki, como lo
dice su nombre, nació un 1 de abril… sus padres murieron cuando
tenía diez años en un accidente, nunca demasiado investigado. Ahora
vive en una habitación de la casa de departamentos que visitamos.
-Coincide con la persona que buscamos.
-Pero eso no es lo más
interesante. –dice, mientras se sienta sobre el apoyabrazos de uno
de los sillones. –Según el perrito de la chica, solía estar
rodeado de malos espíritus, aunque con el tiempo comenzaron a
disiparse. Además tiene un trabajo de medio tiempo, ¿adivina donde?
En una tienda, a la cual no sabe muy bien que se dedica, pero que
recuerda que una vez le dijo a la casera que trabajaba para una tal
Yuuko ¿Te resulta familiar?
-Entonces no hay error. –dice
bebiendo su taza de té. –Todas las piezas encajan a la perfección.
Tomoyo alza su mirada hacia los ventanales. Se levanta y con
cuidado corre la cortina, evitando quedar al alcance de la mirada de
los policías.
-Así que Yuuko ha estado cuidando de este chico…
Sin duda que es el destino.
Esa tarde, Himawari corre hacia
la puerta de la escuela al encuentro de sus compañeros.
-Doumeki,
Watanuki. ¿Cómo les fue en el examen de química? Era bastante
difícil...
-Pues no fue para tanto... aunque me demoré casi
hasta el final en entregar.
-¿Sigues aún perturbado por la
presencia de aquella mujer?
-¿Cómo...?
La cara de Watanuki
demuestra ingenua sorpresa, entonces Doumeki se señala el ojo.
-Ah,
lo había olvidado por un momento... ¡Que eres un metido! ¿¡Quien
te crees que eres para espiar mi vida...?!
-Pues allí está de
nuevo. –dice señalando al fondo de la calle.
-¿Qué...?
En
efecto, la misma mujer de vestido negro, con la misma expresión
compungida y melancólica del día anterior. Ella llama su atención.
-¿Eres el chico que trabaja en la tienda que cumple deseos,
verdad?
-Usted... es la mujer que estaba en mi apartamento.
¿Quién es usted? ¿Cómo me conoce?
-Soy...
Tomoyo estuvo a
punto de contestar, pero se detiene. Había esperado tanto tiempo
para poder hablar con él, y ni siquiera había pensado en la forma
de presentarse correctamente. "Soy la única que sabe del
sacrificio de tu madre", no parece la mejor forma de entablar
amistad.
-Digamos que... soy una vieja clienta de la tienda que
ha estado fuera de su casa mucho tiempo...
Watanuki se preocupa;
aquella mujer pálida podría ser un espíritu encubierto que tuviera
cuentas pendientes con Yuuko.
Tomoyo toma de las manos al
muchacho, depositando el peso en ellas. Viéndolo a los ojos azul
cielo, le pregunta:
-Mírame de frente, y dime... ¿Te parezco un
mal espíritu, o una persona con malas intenciones?
-La verdad...
es que no... –responde bajando la mirada.
-¡Perfecto! Como he
estado mucho tiempo fuera de Japón, mañana haré una recepción en
mi casa por mi regreso. Ten esta invitación. Está en el camino
fuera de la ciudad. Tú y tus amigos también pueden venir. Habrá
música y comida.
-Es que yo...
La presencia de un auto a
unos cincuenta metros suyos alerta a la mujer. Inmediatamente se pone
las gafas oscuras, que con el resto de la ropa queda prácticamente
tapada.
-Disculpa, pero debo retirarme. Algunas personas por
tener el ojo negro lo ven todo negro. Los espero mañana.
Sin más
palabras la pálida mujer comienza a caminar, pasando a propósito
por el auto.
Watanuki corre unos metros hacia ella, hasta
alcanzarla.
-¡Señora! ¡Aún no me dijo su nombre!
-El
nombre no es algo que puedas decirle a cualquiera... pero tú puedes
llamarme Tomoyo Hiragizawa.
Tomoyo camina sobre el piso de
madera del viejo despacho. Con detenimiento observa los cuadros que
le compró a Yuuko aquella vez que su vida corrió tanto peligro.
Luego bebe un sorbo de su copón.
En general, o mejor dicho en
otra época, ella no hubiera bebido nada porque el vino se le subía
rápidamente a la cabeza. Eriol solía bromear con ello. "¿Temes
que me aproveche de ti?, preguntaba. Pero ahora ya no están ni sus
bromas ni él, así que sólo queda tomar una copa. Solamente una, no
más no menos, para recordarlo y para pensar.
-¿Recuerdas los
cuadros que trajimos de la tienda? Reflejaban lo que yo había visto
en mi sueño.
-Si, por supuesto... –responde Nakuru, no, Ruby
Moon.
La mirada de la dama de negro queda detenida en la pintura
con el rostro de Watanuki.
-Durante mucho tiempo ese recuerdo
quedó sepultado en mi memoria, pero el día que mi hijo se marchó
volví a ver la secuencia. Incluso llegué a pensar que el chico de
lentes podía ser mi hijo, o más bien mi futuro hijo, pero me
equivoqué. Recién ahora comienzo a encontrarle sentido a todo, y sé
que este cuadro tiene este orden.
-Entonces... ¿quién es este
chico que es tan importante?
-Es el niño por el cual Shaoran y
Sakura sacrificaron sus vidas, aquella noche hace diez años... el
niño que nació para tomar el lugar de Syaoran.
La mujer del
poder de luna casi enmudece, pero sabe que su ama está detrás de
algo importante, por lo que contiene su sorpresa. Vuelve a mirar las
pinturas.
-Entonces, están casi todos los cuadros, sólo nos
falta saber en qué orden están los dos últimos.
Ruby Moon
señala a la pared, en donde se encuentra la princesa que posee el
mismo rostro que Sakura Kinomoto.
-Pues la verdad he pensado
durante muchos años, pero no fue hasta aquella noche que comencé a
encontrarle sentido a las cosas. –contesta Tomoyo. –Observaste el
vestido que usa Sakura? Pues ella jamás tuvo un vestido de ese tipo,
lo recordaría si lo hubiera usado.
-¿Clow se puede haber
equivocado?
-No. Son nuestras deducciones las que se equivocaron.
Esta chica no es Sakura, al menos la que nosotras conocemos.
-¿Y
el otro cuadro? –pregunta Spinel Sun.
Tomoyo fija su mirada en
el cuadro de la princesa del castillo. En realidad, había hablado
con ella sólo una vez, no lo suficiente para lograr averiguar nada.
Sólo que en ese momento la princesa le habló de que "protegiera a
su hijo" y que "era importante para los que viven en ese mundo".
Al día de hoy, tiene la sensación de que en algún modo ha
fallado. En su defensa puede argumentarse de que ni en peores
pesadillas había imaginado un escenario tan oscuro como el actual.
-…siempre pensé que podías ser tú. –dice Ruby Moon. –Pero
tú no te ves igual a…
-Cualquiera de las dos cosas, o se
parece a mí, o soy yo, pero no en este mundo. Si lo ves bien, luce
mucho más joven que yo. Por lo tanto, si no tuve esta apariencia en
más de quince años, no creo que vaya a hacerlo.
-Qué
impresionante... ¿crees que pueda haber otra Akatsuki en otro mundo?
-Es muy posible... en realidad es bastante probable. Sin embargo,
no es en estas imágenes que creo debamos concentrarnos…
La
viuda Hiragizawa toma el cuadro de la princesa, y lo coloca al lado
del de la muchacha parecida a Sakura, por debajo de la imagen que
representa a Watanuki.
-Esta es la secuencia completa. Diez años
en China tratando de descifrar su significado... todo para que no me
de ninguna respuesta.
-Tomoyo, ¿qué es lo que piensas hacer?
-Pues por ahora... solamente una torta de frutillas para nuestros
invitados.
La noche está a punto de irse, dejando paso al
sol del día. Nakuru Akitsuki se levanta como todos los días para
recoger el diario que su señora lee a la hora del desayuno, pero
además del periódico se encuentra con otra cosa al otro lado de la
reja. Las hojas sueltas alrededor del suelo le dan la pauta de que,
una vez más, han intentado entrar a la casa sin éxito.
-Ah…
por lo visto alguien ha dormido al fresco. ¿Cómo amaneció,
Detective?
El hombre de cabello negro no le contesta, simplemente
hace un esfuerzo por levantarse del suelo y limpiarse. Una vez más,
sus intentos para entrar a la casa de la viuda han sido inútiles.
Nakuru lo mira, sin ocultar un rostro de diversión en toda esa
situación, como cuando solía molestar a Touya Kinomoto. Uno de los
detectives de la policía, yace en medio de uno de los arbustos de
ramas espinudas.
-Detective… que persistente es. ¿Cuántas
veces ha intentado entrar ya?
-Cuatro contando esta. –responde
un hombre delgado que viene caminando detrás del otro policía. –Así
que aquí estas, compañero. Te estaba buscando para el desayuno…
traje café y rosquillas.
La asistente de Tomoyo se ríe
divertida al ver como el policía de pelo oscuro discute con el otro,
que no parece importarle demasiado lo que su compañero le reprocha.
Luego vuelve a hablar.
-Me temo que tendrá que desistir de la
idea de revisar esta propiedad… haga lo que haga, nunca los dejará
entrar.
El otro detective interviene, cambiando su sonrisa de
bromista por otra más astuta.
-Pero… si conseguimos una orden,
tendrá que hacerlo…
-No me refería a mi señora… sino a la
casa. Nada ajeno a los deseos de mi amo pueden entrar a este lugar.
-¡Su señor está muerto, y yo no le temo a los fantasmas!
–responde el grandote.
-Es verdad. Es el hombre más escéptico
que conozco. –responde el detective más delgado.
-Como quieran
entonces. En un rato voy a hacer un encargo de mi señora, pueden
elegir espiarme o espiarla a ella. Pero si su idea es encontrar la
forma de entrar… tendrán que conformarse con estar de este lado de
la cerca.
El hombre que intentaba entrar se termina de limpiar la
ropa, llena de espinas. Con voz enérgica, no duda en lanzar un
juramento.
-¡No me importa! ¡Orden de allanamiento o no,
lograré entrar a esa casa!
-De acuerdo… pero, tendrá que
atenerse a las consecuencias. Ya sabe el dicho… "No existen las
brujas… pero que las hay…"
Yuuko observa la tarjeta
arriba de la mesita, y con su habitual gesto de calma cuando habla de
algo importante, dice:
-Así que Tomoyo Hiragizawa... quiere
decir que por fin ha regresado.
-¿Entonces en verdad la conoces?
–pregunta Watanuki. –Dijo que daría una fiesta mañana por su
regreso.
-¿Así dijo? ¿Estás seguro?
-Bueno, dijo una
"recepción", pero es casi lo mismo.
-Watanuki, las palabras
tienen fuerza, no es un error pequeño confundirlas. Aunque quizás
sea tu deseo de hacer una fiesta el que te impulsó a entender eso.
En ese caso debes ir.
-¿Qué? ¿Tú no irás?
La Bruja de
las Dimensione sonríe misteriosamente.
-Tengo cosas que preparar
aquí. Además se preocupó de entregártela a ti específicamente.
-Bueno, pude ser yo como... –Yuuko niega con la cabeza. -...no
es casualidad entonces... ¿verdad?
-Y dijo que no me
preocupara del trabajo, que me daba el día libre. Eso es raro,
porque la señorita Yuuko no hace ese tipo de cosas.
-Que extraño
que Yuuko no venga con nosotros... –comenta Himawari, mirando hacia
la ventana del ómnibus.
-Si, lo sé. Lo único que dijo es
llevara algo de comer y le guardara un pedazo de pastel. "¡Y no te
olvides de traer sake cuando vengas!". Siempre tan pretenciosa…
–Watanuki trata de ubicarse entre las calles de Tomoeda, sin mucho
éxito. –Hum... ¿qué es este lugar?
-La ciudad, ¿que no se
entraba por la carretera?
-Si es por la carretera, entonces
tenemos que seguir derecho por esta calle.
-Es lo que te dije.
–contesta Doumeki. –Si hubieras seguido mis indicaciones ya
habríamos llegado.
-¡Yo soy el que tiene la guía de trasporte,
no necesito tu ayuda para poder llegar a ninguna parte!
-Pero...
ese mapa esta al revés. –comenta la chica de los girasoles.
-¡Noooooo!
Doumeki ignora la habitual desesperación de su
compañero que comienza a hacer sus eufóricos gestos. Dirige su
vista en un viejo templo ubicado del lado de su asiento. En el frente
una mujer de cabellos castaños con coletas tan largas como las de
Himawari cuelga unos faroles en la puerta de madera. Kimihiro se
molesta con la reacción de su compañero.
-¿Y cómo es que
conoces tanto de ciudades periféricas, sabelotodo?
-Yo creo...
no, estoy seguro de haber estado en este lugar.
-¿De verdad,
Doumeki? –pregunta Himawari.
-De niño mi abuelo me trajo a ver
a la sacerdotisa de ese templo. Se llama Tsukimine. Pero cuando vine,
esta era una ciudad muy prospera.
Watanuki observa el resto de
las calles, aunque es pleno día casi no circula gente, incluso en el
centro comercial se ven poco movimiento. Luego murmura:
-Parece
que este lugar estuviera casi vacío...
-Qué pena... habiendo
tan hermosas casas. –responde la chica. –Mira esa de allá, tan
bonita y con orden de remate.
-Es verdad. Me pregunto que habrá
pasado para que un lugar tan hermoso luzca tan desolado…
Finalmente el grupo llega, pero para su sorpresa el ómnibus
para en medio de la ruta en vez de un puesto. Alrededor de ellos se
erigen enormes árboles, como si la ruta cortase en dos un enorme
bosque. Todos se miran preocupados, al darse cuenta de que están
virtualmente perdidos. Pero no es sólo eso, una atmósfera
inquietante se respira en ese lugar…
-Doumeki… ¿Qué indica
el mapa?
-Pues según esto, esta carretera sigue al sur. Dentro
de tres kilómetros hay un acantilado al este, y del otro lado el
cementerio de Tomoeda. Todo lo que viene para este lado es bosque…
-La señora Hiragizawa dijo que había que tomar un desvió por
entre unos árboles para llegar a la casa, pero no habló de nada de
eso. Debe ser para el lado norte, entonces…
El grupo comienza a
caminar entre los árboles, y rápidamente se percatan que llega un
momento en que no distinguen nada del paisaje.
-¿No les parece
como que estos árboles ya los hemos visto?
-Pero… cuando
pasamos les daba la luz del sol… y ahora no. Tienen que ser otros…
Voy a ver.
Watanuki se intenta meter en el follaje, pero
comienza a sentir aquella sensación de cuando los malos espíritus
lo persiguen, aún estando Doumeki. Cree escuchar sonidos extraños,
pero no ve nada.
-Un momento. Si pasamos por acá, entonces deben
estar nuestras huellas…
El muchacho de lentes vuelve unos pasos
hacia atrás contando los juego de pisada. Dos, cuatro, seis pies.
Avanza un poco más. Lo mismo, dos zapatos de suela de hombre, y una
huella de tacos.
-Un momento… Himawari, ¿trajiste zapatos de
taco?
-Claro que no… por suerte me traje los mocasines de la
escuela…
-¿Entonces, por qué…?
Watanuki se da vuelta
para hablar con Himawari, pero en vez de ella se le aparece un
espectro de color negro, del que sólo se ven unas piernas de mujer
ensangrentadas.
Doumeki trata de orientarse aún por el mapa
cuando Watanuki lo jala del brazo como alma que lo lleva el diablo (o
casi).
-¡Idiota, no te quedes aquí parado! ¡Corre! ¡Tú
también, Himawari!
Los del grupo corren a toda velocidad por el
camino señalado, sin embargo a partir de unos metros no se
encuentran con ningún árbol o cosa que les impidas el camino.
Finalmente llegan a su destino, encontrándose de frente con las
rejas de la casa de la mansión Hiragizawa.
Tomándose unos
segundos para respirar y descansar, el grupo pasa cerca del auto
policial sin siquiera advertirlo.
-Bueno, hemos llegado. Voy a
llamar.
Watanuki se acerca para tocar el portero eléctrico, pero
antes de hacerlo las puertas se abren inmediatamente, lo que
sorprende a todos. Al encuentro de los muchachos sale la señora
Hiragizawa con un vestido amplio al estilo occidental del infaltable
color negro.
-¿Cómo...?
-Los estaba esperando. Pasen,
siéntanse en su casa.
Omake
de datos
-Antes
de que pregunten, ya han podido a ver dos de los crossovers que
aparecen en la historia. Uno de ellos es la aparición de la señora
Mihara, Ioryogi y Kobato (del manga del mismo nombre). En la serie,
efectivamente Kobato vive en una casa de apartamentos (algo así como
una pensión), la cual es la misma que se ve en Holic, donde vive
Watanuki (incluso en uno de los capítulos del manga, se lo ve pasar
junto a Himawari por detrás de Kobato). Por otro lado tenemos a
Lelouch Lamperougue, personaje de la serie Code Geass, la cual no
pertenece a CLAMP, solamente hicieron el diseño de personajes. Esto
sí es invento mío, en este caso sería un universo alterno a lo que
pasa en la serie. Creo que el papel de abogado le viene perfecto,
considerando todo lo ambibalente que es el personaje en la serie
original (no explico mucho ya que la trama de CG no es necesaria para
entender este fic). No descarto la aparición de otros personajes en
el futuro (y bueno, ya que Clamp no podría hacerlo, lo hacemos
nosotros muejejeje).
-Tiempo antes de su muerte, Eriol había
estado haciendo unos manejos algo extraños los cuales levantaron
algunas sospechas sobre contrabando de objetos de arte (en los fics
anteriores, Eriol administraba una tienda de antigüedades), es por
eso que ahora Tomoyo llama la atención dado que está moviendo mucho
dinero sin un fin aparente.
-El vínculo entre Yuuko y Tomoyo
aparece relatado en el fic "Nueva infancia". Tomoyo estuvo a
punto de morir cuando estuvo embarazada de su hijo, fue así que se
conocieron. De todos Tomoyo no sospechaba nada de lo que ocurriría a
futuro ni con ella ni con el resto.
-En la conversación que
sostienen Tomoyo y Ruby Moon se hace referencia a unos cuadros. Esta
historia aparece relatada en Nueva infancia, resumidamente se trata
de unos cuadros que Tomoyo compra "por casualidad" a Yuuko, y que
en su época fueron pintados por Clow, dichos cuadros forman una
secuencia partiendo desde las Mokonas hasta el momento presente.
-El
cementerio y la colina de Tomoeda son los mencionados en las
precuelas, Imágenes en movimiento y Árbol de Sakura. A su vez la
casa de Tomoyo está en medio de la ruta, y por el camino hay un
bosque donde los espíritus suelen andar (ver Nueva infancia).
Cercanamente está el "sendero de la muerte", una parte de ruta
donde ha muerto mucha gente, entre ellos Sakura y su familia.
-En
el tiempo transcurrido desde la muerte de Eriol a la historia, Tomoyo
ha estado en Hong Kong ayudada por Meiling y la madre de Shaoran; la
cual fue su instructora en lo referido al mundo de lo mágico. Como
bien dice la misma viuda más adelante, ha estado juntando pistas de
cómo seguir "el camino de Clow", pero se verá más de esto en
los siguientes capítulos.
18
de abril de 2008
Hola
a todos. Muchas gracias a todos los viejos y nuevos lectores por leer
esta nueva historia. Esta historia comenzó a surgir en mi cabeza
allá por octubre del año pasado, cuando supimos que Watanuki es
creado a partir del alma de Syaoran (lo que los haría algo así como
hermanos) para tomar su lugar en su mundo de origen, y que para que
pudiera vivir una vida normal, sus padres, Shaoran y Sakura de CCS,
sacrificaron sus vidas (coincidiendo con lo que siempre dijo Watanuki
acerca que sus padres murieron en un accidente de tráfico). Un poco
después supimos que en realidad los padres de Watanuki no han
muerto, pero para ese entonces el fic estaba empezado. Sin embargo
para el desarrollo de esta historia no se vio afectado en nada. La
duda sigue siendo la misma. La familia y los amigos de Sakura, que
tanto la quisieron, ¿acaso dejarían a su hijo abandonado a su
suerte? ¿No debería estar Touya, Fujitaka, cuidándolo? Y sobre
todo, ¿lo permitiría Tomoyo, siendo una de las personas más
allegadas a Sakura? Yo personalmente creo que no, salvo existiese un
motivo poderoso que lo impida. Sin embargo, para que la mentira fuera
creíble, debe haber un plan bastante bien planeado. Más o menos por
ese camino va esta historia, como ustedes pueden ver, Tomoyo sí cree
que Sakura murió, por eso siente la necesidad de acercase a
Watanuki. De todos modos la trama está preparada para que (y cada
día que pasa y no termino esta historia me doy cuenta más de ello)
hayan más cambios argumentales y se pueda leer sin contradecir la
historia que CLAMP está armando, por eso es que quedarán algunos
cabos sueltos, que si esta historia gusta, serán aclarados en una
nueva tanda.
Este
fic se estrenará en simultáneo en y en mi
LiveJournal, para aquellos que lo leen en , sólo estará el
primer capítulo y el segundo en quince días. Para aquellos que no
aguanten la curiosidad y se quieran dar una vuelta por mi LJ (busquen
el link en mi perfil) pueden leer los dos capítulos de corrido,
además de ver el opening y el ending originales en video que armé
para el fic. También pueden consultar en mi blog para toda clase de
spoilers e información complementaria.
Cualquier
duda o comentario será bienvenido en los sitios que menciono o a
yun_
Besos
enormes
Vicky
Yun Kamiya
