=AMOR contra PASIÓN=

¿Qué chica se atreve a competir contra la pasión de un Hombre?

Pareja: HirumaxMamori [solo por si hacía falta aclararlo] Bueno una mocosa me está correteando por esto asique… aquí esta ¬¬ ¿Ya estas feliz?

Resumen: El segundo año ha terminado y en la escuela de Deimon a los de tercero no se les permite participar en ninguna actividad extracurricular, Hiruma y Mamori no quieren dejar de estar cerca uno del otro, pero no están dispuestos a admitir sus sentimientos por el otro frente a nadie. Una apuesta es lo que los une ahora, quien se enamore del otro será el que pierda. Pero ¿Quién ganará esa apuesta tan arriesgada?

Renuncia: Nada me pertenece, Eyeshield y sus personajes es de sus respectivos autores. Esto solo lo hago por diversión y por una prima mimada que no me deja en paz XD

Aclaraciones: *Amefuto: Es la forma en la que se refieren al Futbol Americano en Japón, AMErican FOOTball. Sep, estoy usando sobrenombres en japonés, no, no voy a explicarlos uno por uno, si tiene dudas pregunten, para eso está la modalidad de dejar RR [comentarios querida prima XD] Así que ya saben…

.

.

"Un Año de Plazo es Suficiente"

.

¿Cómo había comenzado todo ese lío? Bueno había sido una estúpida apuesta que hicieron en el segundo año de preparatoria, aunque no valía la pena recordarlo ahora que ella estaba ahí, llorando como si la vida se le fuera en ello, habían apostado, sí, y por eso mismo ella iba a perderlo… El sueño de su vida contra el sueño sagrado de él, una chica contra la pasión de un hombre… ¿Pensar en ganar? Era una locura, ¿Cuántos hombres renunciaban a la pasión que tenían por el Futbol para escoger a su novia por encima de ello?... No conocía a ninguno y Hiruma Youichi no tenía por qué ser la excepción…

Todo comenzó antes de empezar, ella lo cuidaba con sus detalles y atenciones, aún cuando en esos momentos ella no se había percatado de sus sentimientos por él, fue consciente de ellos después de ganar ese partido, cuando todos sufrían de calambres debido al esfuerzo, ella lo conocía mejor de lo que nunca pensó conocerlo, ese chico rubio era del tipo que se hacía al duro y que jugaba a mantener una imagen de un maldito sin sentimientos, pero que en el fondo era de lo más dulce, a su manera, y se preocupaba por aquellos a los que apreciaba, a pesar de tener una moral terrible y, según sus palabras, "flexible". Era un tipo justo que seguía las reglas del juego de una manera excepcional… Y por eso es que lo amaba tanto…

En ese momento deseaba nunca haber apostado con él… Tal vez de no haberlo hecho él estaría ahora a su lado… Y no tendría que estar ahí, llorando su pérdida mientras sus amigos la miraban derramar cada lágrima en silencio y él, a lo lejos en aquella cama, sonreía como si nada hubiera pasado…

.

.

Habían terminado el segundo curso, era el último día que tendrían y ellos estaban en el club, él estaba sentado con su ordenador, tecleando a saber qué, mientras ella terminaba de ordenar las cosas, una última vez, el siguiente curso ellos no podrían asistir al club de manera regular por lo que sentía nostalgia… Tendría que alejarse todo eso y también de él… Sin el club de Amefuto* ella no tendría ninguna excusa de estar cerca de Hiruma y eso también la ponía un poco triste, aun cuando estuvieran en el mismo salón ya no habría razón para hablarle como siempre aunque seguirían siendo amigos.. O algo parecido… Porque ella sabía, él sabía lo que ella sentía, o al menos lo intuiría, no por nada él era un maldito genio manipulador y ella que era tan honesta y transparente las más de las veces, ella estaba consciente de su fallo, pero si él jamás dijo nada y se mantenía al margen era porque no quería saber sobre sus sentimientos ¿No?.. Aunque algunas veces él pareció interesado y ella se veía tentada a confesarle sus sentimientos pero tan rápido como pasaban esos momentos se desvanecían y ella perdía su oportunidad.

Pero ella tenía algo que ninguna otra chica tendría, él parecía cómodo con su compañía, ya sea porque ella le era de utilidad o porque no le importaba compartir un poco de tiempo con ella, justo como en ese momento, en el que ella limpiaba y él tecleaba en silencio mientras mascaba su acostumbrado chicle…

No había nadie más, todo el resto del club estaba afuera, comprando cosas para la fiesta de despedida que tendrían, aunque ellos no se imaginaban de lo que se estaban perdiendo…

—Oi, kuso mane…—él rompió el silencio, sin dejar de mirar la pantalla de su portátil—Debes estar feliz ¿No?—sonrió, mostrando sus dientes puntiagudos—Finalmente estarás libre de hacer las tareas del club…—

—No…—eso lo sorprendió ligeramente, ella se escuchaba de alguna manera casi a punto de llorar—En verdad me gusta el amefuto y disfrute cada momento en ese lugar—ella sonrió con esa nostalgia que a él no le gustaba, las mujeres simplemente eran muy sentimentales…—Me gustaría poder estar un año más, pero eso no importa porque no será posible…—ella lo miró interrumpiendo la limpieza, que de todas formas ya casi terminaba—¿Lo extrañarás, verdad?—el alzó una ceja interrogante, de manera innecesaria, nuevamente estaba fingiendo ignorancia—Poder jugar con ellos en un partido y no solo como práctica…—

—No es como que no pueda jugar nunca más, kuso mane…—susurró él, tratando de desviar la atención, sabía lo que ella quiso decir, la pregunta implícita "¿Extrañaras nuestros partidos?", su comunicación secreta y todo ese tiempo de revisión de tácticas, su tiempo juntos…—Después de todo hay muchas universidades con equipos de amefuto…—él sonrió nuevamente de esa forma tan demoníaca, tratando de evitar el tema pero a la vez presionando, no implicó que podrían seguir compartiendo su tiempo juntos, porque no quiso hacerlo aunque ella podría interpretarlo así si quería pero entonces solo se estaría dejando manipular porque él no estaba prometiendo nada…

—Sí, tienes, razón…—ella sonrió con mayor tristeza, lo conocía, sabía que era un manipulador pero verdaderamente ella no vio la implicación ahí, ni siquiera como un farol, porque ella era honesta e ingenua y quería creer que él, en el fondo no era tan malo y oscuro como la gente pensaba…—Tú puedes seguir jugando tanto como quieras… Y sé que lo harás…—lo miró a los ojos un momento, sabiendo que él la miraba… Y que no le importaba lo que veía, él no regresaría sus sentimientos, ella lo sabía…—Gracias por todo…—ella susurró repentinamente, como si se despidiera en ese instante de él—A pesar de la forma en que pasaron las cosas estoy feliz, este año ha sido el mejor de todos…—

—…—el guardó silencio, regresando la vista a la pantalla, no tenía por qué contestarle, ella no había dicho nada realmente.

—Hiruma kun…—aunque ella lo llamó él no levantó la vista—… Olvídalo…—ella se quitó el delantal que llevaba y lo asentó en su lugar, dispuesta a salir del club, necesitaba un poco de aire, sus ojos escocían, quería decirle lo que sentía para sacarlo de su pecho, pero si lo hacía todo cambiaría, ella prefería que se quedara así, al menos un año más, para poder mirarlo sin la incomodidad que acarrearían sus palabras…—Te veré el año que viene…—le sonrió una última vez, con sinceridad, quizás solo se sentía muy nostálgica de dejar el club y por eso sentía ese dolor en el pecho, sí, eso debía de ser…

—Así que al final correrás…—murmuró él—Pensé que eras una persona más fuerte—la presionó, solo para ponerla al límite, para saber cómo reaccionaría…—Lo que ibas a decirme hace un momento—el miró la espalda de ella girando su cabeza levemente para atrás, la luz del exterior distorsionaba su silueta haciéndola ver, de alguna forma, más hermosa…—¿Era que querías una excusa para seguir viéndome?—el sonrió, cubriendo sus palabras, maquillando su intención, ella se quedó petrificada en la entrada, algo que él esperaba ansiosamente…

—Tú lo sabías…—contestó tratando de sonar tranquila, era algo natural que un genio del mal tan aterradoramente listo lo notara—Por lo que te agradezco que seas un caballero y no hallas tomado ventaja de ello…—le dijo solo porque no pudo pensar en algo mejor, su corazón estaba latiendo un poco más rápido cada vez, una rara mezcla de emoción y pánico se apoderó de ella, tenía que correr, lo sabía, o él en verdad se aprovecharía de ella…

—…¿Un caballero? Kekekekeke—se rió con aquella burla tan ensayada—No soy tal cosa, siempre tomé ventaja de ello, te estuve usando todo el tiempo…—reconoció, regresando su vista a la pantalla de su portátil, sabía que ella no era estúpida pero si muy inocente, tal vez simplemente no lo había notado o no había querido verlo, pero él sí que la había usado hasta sacar el mayor provecho posible—Simplemente lo hice de la forma que más me convino en cada momento…—

—Lo sé…—ella miró al piso por un breve momento, quería correr pero sus piernas no estaban siguiendo las órdenes de su mente—Y sé que sabes lo que quiero decir…—su voz fue firme y suave, después de todo una despedida era una despedida y ella no la empañaría con una discusión, por mucho que él hubiera querido eso no le daría gusto esta vez…

—¿Sabes qué?—la voz de él la detuvo justo antes de que ella se atreviera a dar un paso—Fue muy divertido, usarte para lograr lo que quería, en verdad fue jodidamente divertido—no pudo evitar la palabra, se sentía ansioso, esas situaciones eran especialmente difíciles para alguien que, como él, se mantiene ajeno a los sentimientos de otros—Lo cierto es que alguna vez me preguntaron exactamente qué tipo de chica me gustaba…—ella sintió sus piernas temblar, recordaba haber leído ese artículo hacía poco—Y respondí sin dudar…—

—"Una chica a la que pueda usar…"—ella respondió con un susurro, sintiendo que su corazón golpeaba en su pecho más y más rápido cada vez.

—Pero no soy alguien que vaya a dar nada a cambio, soy egoísta, jamás seré del tipo que regale flores o vaya a dar paseos tomando la mano de nadie…—él cerró los ojos por un segundo, por eso mismo jamás había intentado tener una relación con ella, no quería que esa rara armonía que tenían se perdiera, pero ahora que ella podría apartarse él no quería perderla, no quería dejar de tener esos momentos de extraña comodidad en donde el amefuto los unía—No voy a dejar de ser lo que soy ni lo que hago por nadie, por eso tiene que ser una chica a la que pueda usar, una chica que lo deje todo sin esperar nada…—

—…Suena como si quieras que ella se sumiera en la desesperación…—Mamori no se movió ni un milímetro, sabiendo lo que él estaba implicando, si ella quería estar con él tendría que aceptar sus términos—Es como hacer un trato con el demonio sin pedir nada…—

—Justo eso… Pero tú no aceptarías algo así, tú quieres ser algo más que solo ella…—él sabía que ella debía estar al borde de los nervios, pero ella no tenía porque saber que él estaba en la misma situación, bastaría con darle una esperanza fugaz, tenderle una trampa para que no pudiera alejarse de él hasta que la arrastrara consigo o aprendiera a estar lejos de ella… Una situación en la que él debía ganar…—Por eso te propongo una apuesta…—ella abrió los ojos sorprendida…—Si yo gano te usaré tanto como pueda y no te quejarás por ello…—seguían dándose las espaldas mutuamente, él no se anteveía a mirarla, ella tenía miedo de mirarlo y llorar desesperadamente—…—no le dio una opción de premio a ella porque quería saber qué es lo que ella esperaba de él, que tonta ilusión tenía de él…

—¿Qué hay para mí si yo gano?...—preguntó quedamente—¿Renunciarías a todo por mí…?—fue una simple pregunta, pero tan fuerte a la vez…

—No…—fue una respuesta sincera, él lo pedía todo sin dar nada a cambio, lo había dejado claro desde antes—Te daré una sola cosa, la que pidas, pero solo será una, puedo dejar de extorsionar a la agente pero no dejaría mi armamento, es simple, una sola cosa…—sentía su sangre correr con rapidez, ella en verdad era una persona complicada de complacer, por lo que tendría mucho cuidado con los términos de su "contrato"—Pero el Amefuto…—

—Eso es lo que quiero…—lo interrumpió ella, asombrándolo brevemente, que persona tan ambiciosa se había vuelto ella—Si gano quiero tener eso para mí, la decisión sobre el amefuto en tu vida…Una chica no puede competir contra la pasión que siente un hombre por el deporte que ama, porque sale perdiendo, ya que ustedes lo aman más que a su vida, por eso es lo que quiero tener…—

—Pides demasiado…—él se quejó mientras entrecerraba los ojos, aún sin mirarla, no creía que ella fuese capaz de alejarlo del amefuto, pero una chica enamorada podía ser el peor enemigo que se puede tener.

—Tu tendrás el control de mis sueños, si quieres usarme como más te convenga entonces tendría que renunciar a mis sueños, para que todo mi tiempo sea en tu provecho, por lo que si tú te robas mi sueño yo quiero a cambio toda esa pasión…—ella declaró casi sin pensar, sin imaginar en lo que se estaba metiendo…

—Está bien…—aceptó él, tentado por la codicia de tenerlo todo de ella, cada segundo de su tiempo, cada aspiración, el control total de su alma, para un demonio no había tentación más grande que esa…—Entonces un año será el tiempo adecuado para esta apuesta…—el sonrió, levantándose de su asiento, dejando el ordenador abandonado—El día de nuestra graduación será el plazo, el ganador se queda con todo y el perdedor aceptará lo que pase sin quejarse…—ella no escuchó sus pasos acercándose…

—Entonces ¿Cómo sabremos quién será el que ganó?—preguntó ingenuamente, mientras él se acercaba por su espalda, cerrando la puerta rápidamente sin azotarla, aprisionándola suavemente entre él y la puerta, ella podía sentirlo a su espalda, su calor era abrumador…

—Aquel que caiga enamorado será el perdedor…—el susurró sobre el oído de ella, ignorando el sonido de su propio corazón, había querido hacer eso desde hacía mucho, pero no podía porque entonces no podría detenerse, sin embargo, si estaban jugando algo tan peligroso como eso él podía valerse de esa excusa para tocarla sin que su mente le gritara que era un idiota por intentarlo—Quien caiga más será el que pierda—no la tocó, pero su sola presencia tan cercana la ponía nerviosa y era lo que él tenía que aprovechar—¿Aún estás segura de querer apostar? Yo solo jugaré para ganar…—

—Definitivamente yo voy a ganar…—ella se giró para hacerle frente, con la cara sonrojada, la respiración cortada y el corazón a punto de estallar—No importa cómo, pero yo voy a ganar…—

—…—por un segundo su mente dejó de funcionar, aquella mirada tan determinada, ese color en sus mejillas, sus labios entreabiertos, su sangre comenzó a hervir de una manera diferente, algo que no había experimento por ninguna otra persona; él no quería ceder, no le pondría nombre a aquello que estaba sintiendo—Tú lo has dicho ya, solo una chica estúpida trataría de competir contra la pasión de un hombre…—

—Tú tienes tu manera de hacerlas cosas, yo tengo la mía propia…—lo miró directamente a los ojos, aquellas pupilas verdes eran intimidantes y a la vez eran como imanes.

Ella levantó una de sus manos, para tocar el rostro de ese chico y él se inclinó hacia ella, mientras cerraba los ojos lentamente. La calidez de su mano, la piel tan suave y ese tacto tan cariñoso… ¿Hacía cuanto no sentía algo así? El simple toque de esa chica lo estremeció por unas milésimas de segundo, aunque él pretendió que nada pasaba y siguió inclinándose para besarla…

—¡Ya llegamos!—los gritos de Suzuna y Monta, junto con el escándalo general que los demás creaban, los sorprendieron, se apartaron de la puerta de inmediato, ella estaba casi en shock, mirando a los chicos entrar, con una sonrisa congelada en la cara, las mejillas rojas y un ligero temblor en las manos… ¿Lo de hacía unos segundos, en verdad estuvo a punto de pasar?...

—¿Qué te pasa Mamo nee?—preguntó Suzuna intrigada, mirando la reacción de la castaña, aquellas mejillas tan rojas no eran normales y una idea se prendió en su mente, sus sospechas eran ciertas, estaba casi segura…—¿Y You nii?—preguntó con cierta picardía, esperando que ella trastabillara o le dijera alguna mentira para así tener una prueba casi concreta de sus sospechas…

—¿QUÉ LES TOMÓ TANTO TIEMPO, MALDITOS MOCOSOS?—él apareció en la puerta, disparándole a todos, su aura maligna parecía estar potenciada al extremo—¿CREEN QUE TENGO TODO SU JODIDO TIEMPO?—los gritos de conmoción y terror llenaron el club, él se aprovechó de eso para confundirlos y desestresarse. Sí, había corrido, saliendo por la ventana, no era algo típico de él, pero en ese momento no había otra cosa que pudiera hacer, su corazón había latido tan fuerte que pensó le rompería las costillas, su cara se había puesto tan caliente que estaba casi seguro de que se había sonrojado un poco, sus nervios habían estallado en instantes, no podía permitir que nadie lo viera así, por eso se había retirado, ¿Pánico?... Tal vez ¿Estrés? No tenía la menor duda y no había mejor manera de deshacerse de todo ese estrés que disparándoles a todos como un maniático, para luego desaparecer en medio de la fiesta, nunca le habían gustado las celebraciones de todos modos…

Sonrió para sí mismo, era un completo idiota, haber apostado con Anezaki había sido la peor tontería que se le había podido ocurrir, pero, maldita sea, no quería perderla y fue lo que se le ocurrió en ese instante, forzarla no serviría de nada y sin el club tenerla cerca sin involucrar sus sentimientos era imposible aunque… Justo acababa de implicar que ella le gustaba, y mucho… Pero aquella apuesta le daba la posibilidad de retenerla tanto como quisiera y sin restricciones, parecía un buen plan, lo único que tenía que hacer era jugar bien…

Miró el horizonte, en donde el sol se iba poniendo, sonrió de aquella manera tan maléfica, solo tenía que ganar, esa era su especialidad, usar todos sus juegos mentales y trampas sucias, enredarla y hacerla caer, sin dejar ver todo lo que sentía, así, sin importar lo mucho que él podía llegar a enamorarse simplemente no tenía que demostrarlo, así es como ganaría… Era un plan simple y complejo, excitante por eso mismo…

—Estas muy emocionado…—la voz de Musashi lo sacó de sus pensamientos, el kicker sabía que algo estaba pasando, Hiruma, aunque parecía estar actuando normal, estaba exaltado, era evidente para él, esa manera de disparar sin apuntar a nada, los gritos y el aura asesina tan forzada…—¿Ha pasado algo con ella?—además que él sabía, por la simple observación, que al demonio de Deimon le gustaba esa chica con complejo de mama gallina…

—Hicimos una apuesta…—comentó sin dejar de sonreír, no le importaba si el otro se daba cuenta, Musashi era confiable y no diría nada innecesario a nadie—De todo o nada…—se rió tan maniáticamente como le fue posible, aunque para el obrero esa risa era la confirmación de que el otro estaba aún con los nervios al tope, Hiruma tenía una extraña manera de demostrar lo que sentía…

—Nunca te había visto tan nervioso…—comentó el pateador con una muy ligera nota de risa en la voz, nunca creyó ver el día en que ese rebelde arriesgaría tanto por una sola chica, al menos no durante la preparatoria, ya que ese chico era tan inmaduro como infantil y egoísta—Espero que no te enredes más de lo necesario…—le dijo a modo de consejo, sabiendo que eso no tendría un buen final…

—Cállate viejo…—dijo después de reírse tanto, mirando al frente, tratando de calmar su agitado corazón—Lo único que tengo que hacer es ganar y esa es mi especialidad…—

—Anezaki Mamori es inocente pero inteligente, te conoce y sabrá cuando le estés mintiendo, se dará cuenta de lo que planees…—

—Estoy contando con ello…—dijo él, volviendo a reírse de aquella manera, esperando, deseando que el juego comenzara, por experiencia sabia que el que anotaba primero no necesariamente era el que ganaría… Solo tenía que ser paciente, el oponente poco a poco iría cayendo en su trampa…—Ese precisamente es el punto de mi plan…—sonrió nuevamente, pensando en todas las posibilidades mientras que Musashi estaba casi seguro de que este sería uno de esos pocos desaciertos de ese demonio rubio.

.

.

Gracias por leer, nos vemos en el siguiente, les pondría adelantos, pero aún estoy en la construcción del capítulo XD… No, ya lo terminé de hecho, pero soy mala Kekekekekeke