Hola a todos. Bueno esta historia esta planeada para que sea un three-shot (3 capítulos). Aviso que contiene material sexual que puede o no considerarse "fuerte" de pendiendo del punto de vista de cada lector. En unos días subiré la segunda parte.
INCESTO
POV. SATSUKI
Existen niños que le temen a las sombras de la noche y a lo que en ellas se oculta,
Algunos otros se asustan al escuchar el estruendo de los truenos
También hay quienes temen a quedarse solos.
Yo no siento temor por nada de eso.
Es una persona la que me asusta y aterra,
Una persona cuya sonrisa significa mi tristeza y amargura….
Y esa persona, esa que tanto repudio, me causa no es otra que quien me dio la vida.
Mi madre.
Si hace un año me hubieran dicho que todo esto sucedería, muy probablemente mi respuesta habría sido: "Eso es imposible, retírate de mí vista". Ahora cada noche deseo que algún falto de cordura nos hubiera avisado de nuestro catastrófico desenlace; pero claro está, el "hubiera" no existe.
Después del gran evento deportivo-cultural todo se fue a pique. Las posibilidades parecieron invertirse en nuestra contra, los gritos se escuchaban por todo el lugar y hacían fundir el pánico que de por sí era ya incontrolable. Las palabras de Ragyo hacían un eco casi doloroso en mi cabeza "Tu eres mi hija, esa que debió morir" mi visión ya era borrosa para ese momento pero pude ver como el corazón de Matoi latía fuera de su cuerpo. Si antes ella fue la desconcertada ahora éramos las dos. La cabeza me dio vueltas, las extremidades me pesaban consecuencia de la paliza que mi madre me dio con "cariño".
Y había perdido a Junketsu, ¡DEMONIOS! Ahora ese maldito monstruo vestía con el Kamui de la castidad. Literalmente me lo había arrancado entre golpes que hacían volar la sangre por el aire, no pude hacerle frente a tal cosa inhumana; quede inconsciente y desperté solo para hacer volar todo en pedazos, que más daba morir en el proceso a esas alturas.
Pero de nuevo las cosas se salieron de control, termine siendo capturada por Ragyo cuando por segunda vez quede inconsciente. Cuando perdía los sentidos logre ver que Senketsu sacaba a rastras el cuerpo de Ryuko de alguna manera, después de eso todo se tornó negro.
Cuando desperté me encontré en el lugar que estoy actualmente, totalmente despojada de toda prenda y pendiendo con cadenas dentro de una celda. El ambiente oscuro, tan silencioso que el único sonido era el de una gotera, cada gota caí en un tiempo indefinido pues no tenía un patrón establecido, simplemente se escuchaba cada cierto tiempo. Examine toda posibilidad pero por más que evalué el lugar no descubrí nada que me ayudara. Confió plenamente en que mis 4 de elite vendrán por mí pero nada me asegura que será pronto, seguramente están en una situación crítica.
-Ryuko-. Digo sin pensar, es el único nombre que me viene a la mente desde que estoy encerrada aquí a merced de las garras de Ragyo.
Matoi Ryuko la chica rebelde que llego a mi academia con tan solo la mitad de la hoja tijera y una fiera determinación, Matoi la chica que teniendo todo en contra siguió intentándolo vestida de marinera, Matoi la chica con que me la pase luchando hasta ambas quedarnos sin aliento y escupir sangre, esa misma que juro destruir el sistema que tan fríamente calcule sin importar como tuviese que hacerlo. Ryuko la joven que se declaró mi enemiga natural ha resultado ser la hermana que creí muerta y he querido vengar desde tan temprana edad. Valla que la vida tiene un pésimo sentido del humor por no decir, sádico y macabro. De haberlo sabido nos habríamos evitado más de un problema…
-¿En serio pensaste que atacándome por la espalda lograrías vencerme?-. Esa estúpida voz. –Pobre hija, tan ingenua-. El eco de sus tacones contra el suelo se hizo más fuerte conforme se aproximó a mi lugar.
No le respondí, ni siquiera quise ver sus ojos, mantuve la mirada fija en el gris panorama. –Es de mala educación no contestarle a tu madre-. Vi su mano acercarse, la mano del pecado.
-Dudo mucho que el tener a tu hija desnuda y pendiendo del techo dentro de una jaula metálica, sea fruto de una privilegiada educación-. La falta de aire me complico la tarea de hablar pero con tal de dejarle clara mi percepción de la situación valió la pena. Desconozco el número exacto de días que han transcurrido. Lo único que me ha ayudado a hacer un frágil cálculo de tiempo ha sido el contar de los segundos entre visita y visita de Ragyo, no creo que sea coincidencia que al llegar al mismo número dentro del conteo se escuche el ruido de sus tacones. Así que tomo cada visita de esa loca como un nuevo día, es una forma de mantener la cordura, el saber que el tiempo si transcurre.
Recibí una fuerte bofetada causada por mi anterior respuesta, consecuencia del golpe un camino de sangre bajo desde mi ahora roto labio inferior, se fue deslizando por la extensión de mi cuello y se perdió más abajo. –Cuida esa boca jovencita-. Sus dedos de dirigieron a la reciente herida, su uña se incrusto en el lastimado labio haciendo brotar una mayor cantidad de sangre. Reprimí un quejido de dolor no le daría el gusto. –Si fueras como tu hermana esa herida ya estaría sanada-. Extrajo la mano, las puntas de sus dedos bañados con mi sangre. Se limpió en mi abdomen. –Es una lástima que siendo mi primogénita hallas rechazado la bio-fibra en tu cuerpo-. Yo lo llamo suerte, no soportaría el tener otra cosa en común contigo.
-Es hora de purificarte-. Un fuerte escalofrió recorrió toda mi columna vertebral y sentí escocer mis ojos de forma automática. ¡No de nuevo! ¡No quiero que me toque! Sin ser consciente de ello negué con la cabeza. –No es una pregunta Satsuki-. Río mientras con sus manos que eran muy frías, demasiado gélidas a decir verdad, tocaba mis senos. Sabiendo que no podre evitarlo, cerré los ojos e intente pensar en otra cosa, cualquier cosa menos lo que me estaba haciendo en este momento. Con sus uñas apretó mi pezón izquierdo, me lastimaba aplicando fuerza en esa área tan sensible. Maldita Ragyo.
-¿Cuándo admitirás que disfrutas con esto?-. Con la otra mano tomo mi pezón derecho, apretó ambos y los retorció como si estuviera enojada aunque en realidad seguramente tiene una estúpida sonrisa en el rostro.
-Nunca admitiré algo que es mentira-. Reíste como respuesta a mi contestación. Antes me hubiera enojado pero ahora… ahora solo siento miedo por tu culpa, aunque lo oculte tú lo sabes y eso es lo que peor me hace sentir.
-Entonces hare que sea verdad-. Aumentaron mis ganas de llorar cuando los dedos, largos y fríos, acariciaron mi intimidad anunciando lo que pasaría a continuación. ¡Soy Satsuki! ¡Debo permanecer fuerte! Es mi obligación no solo para conmigo, sino que también con los 4 celestiales. –Y después purificare a tu hermana, Ryuko Matoi-. ¡RYUKO!
-¡ALEJATE DE RYUKO!-. Las cadenas de las que pendo temblaron cuando inconscientemente tire de ellas y tú, tú te reíste como siempre haces ¡MALDITA HIJA DE PERRA! –¡NO TOQUES A MI HERMANA!-. No tienes derecho a hacer todo esto.
-Ryuko vendrá por si misma a Honnouji-. No Ryuko, no lo hagas. –Vendrá cegada por el enojo-. Estúpida, ¡Cualquiera se enojaría contigo! ¡Eres una puta violadora incestuosa!
-En fin sigamos con nuestro asunto-. Me había olvidado de tus dedos acariciando mi intimidad. Dos de estos comenzaron a deslizarse hacia adentro, buscando penetrarme.
-¡PARA! ¡DEJA DE TOCARME!-. Por primera vez le grite que dejara de tocar mi cuerpo. Que apartara sus sucias manos de mi piel. –¡ME DAS ASCO!-. Una lágrima traicionera broto de mi ojo derecho e hizo sonreír sádicamente a Ragyo, su sonrisa me dio miedo, me hizo sentir cada bello de mi cuerpo erizándose y por primera vez en mi vida pensé que sería mejor no haber nacido.
Entonces sin sacar los dedos de mí intimidad dio la vuelta para dejar de estar a mi espalda y quedar frente a mí, mi aspecto debía de ser patético: colgando encadenada con un camino de sangre marcado desde mí labio hasta creo que el abdomen y con los ojos ya llorosos, llevaba mucho tiempo soportando sus abusos, demasiado. Me miró fijamente, se acercó examinando mi rostro. –Los humanos son patéticos, lloran-. Tomo mi lágrima con sus dedos, examinándole, viendo algo que jamás podría hacer: expresar emociones. –Sufren por cosas sin sentido-. Agrego tirando la lágrima. Fue ahí donde antes de poder reaccionar mi "madre" unió sus labios con los míos. Metió su lengua a mi boca mientras que sus dedos se habría paso cada vez más profundo dentro de mí. Mi cuerpo temblaba víctima de una ola de pánico y pavor, sudaba en frio.
Extrajo su lengua, un hilo de saliva unía nuestras bocas, las ganas de vomitar con cada segundo son más grandes pero si se me ocurre llegar a hacerlo me castigara. Además no tengo suficiente contenido en mi estómago como para vomitar, sería solo bilis lo que expulsaría y quizá un poco sangre.
Paso la lengua por la herida de mi labio fruto de su saliva está sano, se cerró como si nunca hubiera estado ahí. Solo quedo el rastro de sangre como prueba de su acto violento. Volvió a colocarse detrás de mí, pego su cuerpo al mío provocando otro espasmo de miedo. –Dices que no disfrutas, pero estas toda húmeda-. Haces fricción en mi interior para darle más énfasis a tu frase, un delgado hilo de fluido se desliza por mi pierna y bajo la mirada, humillada.
-No me gusta, la humedad es una reacción de mi cuerpo ante la estimulación, eso es todo-. Logro que mi voz se escuche segura, llena de determinación como cuando me paraba en la cima de la academia para dirigirme a los alumnos.
-Dirás lo que quieras, pero tu cuerpo dice otra cosa-. Con su dedo índice y pulgar atrapo una parte demasiado sensible. –Tu clítoris esta tan duro que ha de dolerte-. Apretó este con más fuerza. A duras penas pude evitar soltar un gemido, tuve que morderme los labios y anqué no quise termine juntando las piernas… en búsqueda de fricción. Odio las estúpidas hormonas, si no fuera por ellas esto no sería tan difícil de llevar.
-Te daré lo que necesitas-. Abrí los ojos grandes como platos, cuando escuche el ligero sonido de las ropas de Ragyo caer al suelo. –Calmare la necesidad de tu cuerpo hija mía-. Algo totalmente desconocido, algo que jamás en mi vida había sentido se deslizo por entre medio de mis piernas. –Te daré placer-. Rio con aquella melodía de psicópata que caracteriza a mi madre. Ahí, cruzando por mi cuerpo desde atrás había un… un … un.. miembro masculino.
-Qué demonios-. Dije sin pensar. -¿¡Cómo demonios es posible esto!?-. Por donde lo viese esa cosa era real. Ok está bien que esta mujer que me trajo a la vida no es humana pero eso es es es…. simplemente grotesco.
-Con la bio-fibra todo es posible cariño-. Mendiga Ragyo ojala te pudras en el infierno, ¡que nunca tengas descanso! Comenzaste a restregar esa cosa entre mis pierdas. –Oh mira se ha empapado en tus fluidos Satsuki-. Vi hacia abajo y desgraciadamente era verdad. No te conteste, ya no diría nada, no hablaría, no gritaría, no gemiría como tu querías.
Al final de verdad lo hiciste, introdujiste esa cosa en mi cuerpo, moviéndolo primero lento y luego de forma violenta. Sentí que lo sacabas todo y luego volvías a meterlo entero de un solo golpe. Esa cosa debía medir alrededor de 30 cm. Las cadenas se tensaron por la fuerza que aplicaba en ellas, descargaba todo mi enojo en esas estructuras de metal, quería arrancarles del techo y golpear a Ragyo con ellas. Al final sentí como salió de mi cuerpo con una cara de enojo por no haber logrado arrancarme ningún sonido.
-Al parecer no eres solo palabras, eres dura Satsuki-. Debajo de mi un gran charco de fluidos, tanto míos como de ella, entremezclados, me daba asco el solo mirarlos. Mi mirada sombría y decidida a cobrar venganza algún día. Ahora no había miedo, había odio y rencor puros. -3 horas y no soltaste ni un sonido-. ¿¡3 HORAS!? Demonios.
Se fue, dejándome así, difamada y sucia. Seguí raspando mis uñas contra el suelo como venía haciendo desde hace días, afilando la única arma que me quedaba entre esos muros; aferrándome a la esperanza de ser libre. Pasó lo que calcule como 3 días sin que Ragyo me visitara, en su lugar tuve una corta y desagradable charla con la diseñadora que por órdenes de Ragyo me dio un baño a base de cubetazos de agua helada y después se largó.
-También a ti te matare-. Susurre. Aunque de a decir verdad, creo que mejor dejare ese honor a Ryuko, sé que ella ansia más que yo arrebatarle la vida a esa mocosa.
Repentinamente se escuchó una explosión en la parte superior. A esa le siguieron varias más y el ruido de un helicóptero acompañado de una ametralladora. –Que rescate más llamativo-. Alce la pierna y con un corte de mi uña rompí la cadena que me sostenía. Caí al suelo y sali corriendo aun con las manos esposadas.
Por los pasillos había muchos de los agentes de covers pero fue muy sencillo el córtalos. Mientras no me topara con la diseñadora o Ragyo mis uñas serian suficiente para escapar de ahí. Si mis cálculos son correctos los 4 de elite se encuentran en la terraza sur. Llegue al lugar, muchos enemigos pero ninguno que diera la talla me rodearon pero antes de hacer cualquier cosa aparecieron desde el cielo mis fieles compañeros, mis generales, mis amigos.
-Satsuki-sama tome esto o se resfriara-. Nonon me dio una manta con la que me cubrí. Los 4 escapamos en el helicóptero y llegamos a lo que me dijeron era el sol desnudo.
-¿Qué le sucedió a Matoi?-. Fue mi primera pregunta. Me dijeron que había pasado más de un mes desde el gran evento deportivo-cultural, me reportaron los detalles de la situación pero nadie me había dicho que diablos le sucedió a mí.. her.. hermana.
-Ella… despertó hace apenas unas horas, estuvo desmayada todo este mes pero cuando abrió los ojos…. Ella no era la Ryuko-Chan de siempre-. Me explico con lágrimas la amiga de Ryuko, Mako. –Inclusive le dijo cosas horribles a Senketsu-Chan y lo dejo, ella partió a la academia sola -. Creo haber palidecido ante la noticia.
-Tengo que hablar con Senketsu-. Mako asintió aun llorando, estaba muy preocupada por Ryuko, nadie podía darle consuelo. Llegamos al lugar donde tenían a Senketsu. No necesite escuchar sus palabras para ver que igualmente estaba desecho, el pañuelo que vendrían siendo sus ojos estaba húmedo, se veía perdido.
-Sé que debes odiarme, pero ahora solo nosotros podemos salvarle-. Le dije y volteo a verme. Fue como ver a una persona a los ojos, su mirada era penetrante y me observaba fijamente como descifrando algo. Con su manga me extendió el guante rojo que siempre usaba Ryuko, me estaba dando la aprobación de usarle. –Muchas gracias-. Me incline antes Sekentsu pero para mi sorpresa el uso sus mangas para hacer que me levantara, me volvió a ver fijamente y se movió en un gesto negativo, entendí lo que decía.
El ruido de una explosión me hizo mirar por la pequeña ventana ahí le vi. Entre el humo y vapor que brotaba a montones se alzó la figura de Ryuko pero incluso su forma de pararse era distinta, aun estando lejos pude distinguir la locura que desbordaba de sus ojos. Con un movimiento de su hoja tijera hizo volar todo lo que había en la cubierta del barco -¡LOS DESTRUIRE A TODOS!-. Soltó una carcajada que dejaba en evidencia la locura que ahora corría por sus venas. Salí corriendo al encuentro con ella, ahora yo portaba a Senketsu y Ryuko estaba siendo poseída por Junketsu.
-¡MATOI!-. Grite con fuerza para que me escuchara aunque ya me había visto llegar. Primero hizo una mueca de desagrado que resultaba muy insultante y después sonrío sádicamente, era una sonrisa que no pertenecía a su persona, una sonrisa inhumana.
-Al parecer los dos se han unido en un patético intento por detenerme-. Sentí la presión y tensión que desprendía Senketsu al escuchar eso, él estaba sufriendo más que todos el drástico cambio de Ryuko. Active la transformación humano-prenda. Me costó esfuerzos titánicos el soportar la energía que corría por mi cuerpo, sentía que se me quemaba la piel con cada segundo transcurrido y que mi respiración me sofocaba pero si esto era lo necesario ¡LO LOGRARIA! ¡SOY SATSUKI KIRYUIN Y HARE LO NECESARIO PARA LOGRAR MI OBJETIVO!
-Veo que sientes apego por Bakuzan a pesar de que mamá ya la rompió una vez-. No me moleste en contestarle, en ese estado será inútil hablar con ella pues no escuchara razones mientras este sumida en la locura. –Y Ahora no contestas, te sigues creyendo la gran cosa ¿No, Satsuki?-.
Eso abrió paso a una pelea en la que estaba claro yo no podría ganar, si Ryuko originalmente era fuerte ahora su poder de pelea rayaba en lo monstruoso, parecía ser indestructible pero algo tenía que hacer para devolverle a como era antes. De un puñetazo me mando volando hasta que choque contra unas placas metálicas que se habían desprendido del suelo, mi espalda crujió con el impacto y la sangre me bombeo rápidamente por el uso de Senketsu. Ryuko llego hasta a mí y me pateo contra el metal asiéndome escupir sangre.
-Siempre me has visto desde arriba, siempre te has creído superior-. Espere otro golpe que nunca llego, se acercó a mí con ese aire de psicópata desprendiendo a su alrededor. Instintivamente me recargue contra el metal queriendo hacer más grande el espacio entre nosotras pero ella se apegó hasta quedar a unos milímetros de mi rosto. El aire olía a sangre y la tensión me sofocaba, pero le mantuve la mirada. Entonces sucedió algo muy bizarro, Ryuko me beso de forma salvaje, su lengua se metió a explorar mi boca, al extremo de que su lengua estrujaba a la mía. Cuando la saco dio una lamida a mis labios que me desconcertó aún más, ¿Qué mierda acababa de suceder?
-Ragyo me pidió hacerle un favor-. Y ahora su sonrisa me dio ese miedo que me causaba la de Ragyo ¡NO ME DIGAS QUE ELLA HARA ESO! ¡NOOOOOOO! –Le dije que se lo cumpliría con gusto-. Paso su lengua por mi oreja, el miedo me paralizo, no podía moverme. La transformación humano-prenda desapareció.
-Por favor no-. Dije con la voz quebradiza pero me ignoro y metió una mano debajo de la ropa tocando directamente mi intimidad. –Te vez tan indefensa así Satsuki-. Uso su fuerza para atrapar mis manos y dejarlas inmóviles arriba de mi cabeza, intente moverme pero el agarre era tan fiero que resultaba doloroso. Volvió a besarme con salvajismo mientras introducía un dedo. -¡RECAPACITA RYUKO!-. Grite con desesperación y lágrimas nublando mi vista, podría soportar que Ragyo lo hiciera pero no que mi hermana lo repitiera, no podría aguantarlo al menos no con cordura. Sucedió, algo cambio en su mirada, fue como si la locura desapareciera de sus ojos y retornara su personalidad. Me soltó de inmediato y comenzó a llorar viendo sus manos.
-¡¿QUÉ ME HAZ OBLIGADO A HACER MALDITA RAGYO?!-. Cerro los puños con fuerza y golpeo el barco asiendo que toda la estructura temblara. Después con rabia tomo a un pedazo de Junketsu con cada mano y comenzó a jalarlo en un intento de quitárselo.
-¡NO RYUKO TE MATARAS!-. Le grite e intente correr a ella pero entonces alguien me paro, eran Uzu y Gamagoori que sostenían mis brazos para no salir corriendo a por ella. -¡RYUKO NO LO HAGAS!-. Grite aún más fuerte , pero me sostenían con fuerza para evitar una acción suicida de mi parte.
-¡NO ME IMPORTA SI MUERO QUIERO QUITARMELO!-. Se lo fue arrancando, la sangre era demasiado abundante. -¡ES MEJOR MORIR A SER ASÍ!-. Se quitó el ultimo pedazo, la sangre de alguna manera que no entendí muy bien llovía del cielo. Entre la tétrica lluvia salió Ryuko.
-Te hice llorar Satsuki, yo de verdad no se cómo fui capaz de….-. Cayo de rodillas al suelo llorando sin control, sus ojos se veían atormentados por lo que hizo momentos atrás pero no era ella misma, estaba siendo controlada, manipulada. Me solté de quienes me sostenía y corrí a Ryuko. Le abrase con fuerza sin importarme un comino que me vi manchada completamente con su sangre, se aferró a mí, sus manos se abrazan a mi espalda y escondió el rostro en mi cuello. –Estuve a punto de hacerte lo que tanto odie que me hiciera, perdóname Satsuki-. Sollozo y abrí los ojos enfurecida ¡ESA MALDITA HABIA VIOLADO TAMBIEN A RYUKO!
-No es tu culpa Ryuko, no es tu culpa-. Le abrase con más fuerza, le comprendía bien, la impotencia de no poder hacer nada para defenderse, la frustración de ver mancillado tu orgullo, tu cuerpo, tu persona. –Asesinare a Ragyo-. Levanto la mirada que había mantenido oculta entre mi cuello. –Satsuki, ¿ella también te…-. Afirme con la cabeza sin tener ganas de escuchar la pregunta completa. –Entonces le mataremos ambas-. Su mirada se veía enojada, paso de estar triste a enfurecida. –Le hare pagar el haberte hecho eso-. Me dijo ¿Estaba más enojada por lo que Ragyo me hizo a mí que a ella? Eso quiere decir que realmente nos sentimos igual pues me pasa lo mismo, me enfurece el saber que esa desgraciada toco el cuerpo de la persona que…. La persona que amo.
Algo extraño paso, bueno no tan extraño como todo lo anterior valla pero si algo un poco raro. Ryuko me miro, ya no enojada ni triste, simplemente me contemplo con una mirada curiosa. -¿Por qué te preocupo tanto Satsuki?-. Me pregunto de repente dejando libre la duda que le rondaba por la mente. Ya no vi motivos para ocultar mi sentimiento, ese que me palpitaba en el pecho desde hace tanto.
-Por qué te amo Ryuko-. Le dije, sentí las mejillas arder en un sonrojo, con ella aun abrazada a mi cuerpo… sin nada de ropa. –Te amo demasiado-. Ella no necesito que especificara que no era un amor fraternal al que yo me refería, lo supe por su mirada.
-¿No te importa que seamos hermanas?-. Me dijo, también cubierta por un tierno sonrojo aunque no tengo muy claro como lo diferencie puesto que por la sangre estaba prácticamente cubierta de rojo. –Porque yo… yo también te.. te amo-.
-Pues entonces no me importa que seamos hermanas-. Le dije sonriendo y antes de darnos cuenta ya nos estábamos besando.
