Holo. Bueno la siguiente historia no sé cómo diablos se me ocurrió pero la tengo bastante avanzada y si la subo aquí sé que querré continuarla. Espero sea del agrado de muchos. Este tipo de historias de esfuerzos me agradan y Naruto siempre ha sido mi regalón. Si se presenta algún personaje un tanto OoC era con el fin de seguir fiel la línea de mi historia. De antemano, muchísimas gracias.

Disclaimer: Naruto no me pertenece por desgracia. Sólo lo uso con el único fin de pasar un buen rato y darle rienda suelta a sus personajes con mis ideas.


Un Luchador

La historia de Naruto

El inicio de año siempre es algo difícil de asimilar para la mayoría de los escolares. Tener que cambiar tu horario, levantarte temprano, volver a vestir el incómodo uniforme, prestar atención a profesores y hacer trabajos. Algo difícil de adaptar a la rutina despreocupada de algunos o la mayoría, pero así es la vida.

Lo más complicado tal vez es afrontar tu último año y tener que escoger una universidad para comenzar un nuevo estilo de vida. Después de estar alrededor de unos doce años en una institución que ya te ha visto crecer lentamente a través del tiempo era algo que daba a veces temor.

La vida de Naruto era normal; estudiaba de vez en cuando, gustaba del deporte más que a su propia vida, vivía con su padre y no le importaba que fuese su último año de escuela. Estaba feliz porque al fin saldría y haría realidad sus sueños; estudiaría algo relacionado al deporte. Cualquier cosa estaría bien; entrenador personal, atleta, corredor, etc.

Era la segunda semana de clases. Faltaban unos cuantos minutos para salir y poder marcharse a casa y todos guardaban el silencio acostumbrado mientras el profesor daba unas cuantas instrucciones de la materia recién pasada. Su recordatorio diario comenzaba a aburrir a los hiperactivos alumnos

- La tarea para mañana es importante.- decía borrando el pizarrón cansinamente- Háganla responsablemente y no recurran a los sitios que tienen todo listo.- apuntó a los alumnos con el borrador- Conozco cada contenido y cada trabajo así que no me harán tonto cambiando tan solo dos o tres palabras.- apuntó a un alumno en particular- Esta vez presentarán un trabajo decente.

-¿Por qué me apunto sólo a mí?- dijo quien había sido delatado frente a todo el curso- Hay más gente en esta clase que hizo eso a parte de mí, profesor.

EL mayor o le hizo caso y tomó sus archivos sobre el escritorio.

El curso se quejó al unísono después de eso y sonó la campana de salida. Eran las cuatro de la tarde.

- Oigan,- gritó Kiba poniéndose de pie antes de que alguno saliera por la puerta- Hombres, ¿quién se suma a un partido de fútbol ahora en la cancha central?

- Va en serio la advertencia de la tarea.- dijo el maestro antes de salir al pasillo.

La mayoría se animó y guardaron raudos sus cosas. Los miedosos prefirieron ir a casa y hacerle caso al profesor.

Naruto fue el más entusiasta, como siempre, con la idea del partido. Hacía frío ese día y no había nada mejor que un poco de actividad física para entrar en calor.

- Ne, ¿te unes, teme?- le dijo a su amigo después de guardar las cosas en su bolso.

- Mmm, ¿qué gano?- dijo desinteresado cerrando su morral con todas sus cosas ya dentro.

En el pasado Naruto solía molestarlo incansablemente para que le acompañara a cualquier parte que se le antojara y gracias a eso, Sasuke, aprendió del bello arte del chantaje o de otra manera no iba. Aunque, para ser sinceros, había ocasiones en las que ni lo escuchaba y sólo se marchaba.

- Un capuccino y un sándwich al terminar.- dijo el rubio después de revisar su billetera.

- De acuerdo- echándose la mochila al hombro- ¿Hiciste la tarea de Kakashi sensei?- preguntó como era su costumbre.

- Ayer en la noche.- dijo golpeándose suavemente en el pecho con el puño. Se sentía orgulloso de su responsabilidad.

Ambos salieron de la sala junto con algunos compañeros más.

- Naruto.- lo llamó de pronto el moreno mientras bajaban por la escalera.

- ¿Qué?- acomodándose el bolso bajo el brazo.

- ¿Todavía quieres ser profesor?

- Ahh…- la pregunta lo tomó desprevenido. Miró al techo como acto reflejo para ayudarle a concentrarse.- No lo sé. Eso era antes. Además tendría que volver al colegio para enseñar…- puso una expresión como si hubiese mordido un limón- No me gustaría.

- ¿Entonces qué?

- Creo…- se cruzó de brazos, ladeando la cabeza, pensativo.- Entrenador personal, o algo parecido- sonrió satisfecho- Que me mantenga al aire libre.

- ¿Y ser trabajador de alguna construcción te bastaría?

- ¡Ah!- sorprendido y arqueando ambas cejas- ¿Cómo adivinaste?

- ¿Estás de broma?- arqueando una ceja- No lo dije en serio…

- Te estaba molestando- sonriendo puso ambos brazos tras la cabeza. Era divertido jugarle una broma de vez en cuando. Pasaba todo el día serio.

- Hmp.

Ahora estaban cruzando la calle frente a su escuela y comenzaban a entrar al parque donde se ubicaba la cancha de la que hablaba Kiba.

- ¿Crees que será una tarea fácil ser entrenador personal?- un par de escolares más pequeños que ellos los pasaban corriendo animadamente.- Después de todo, por culpa de la tecnología hoy en día, ya no hay mucha gente que hace deporte.

Un grupos de chicas que caminaban en dirección contraria centraron su atención en ambos. Se los quedaron mirando sin ninguna disimulación y fue cosa de segundos para que comenzaran cuchichear indiscretamente la apariencia del moreno mientras que Naruto ponía una cara de berrinche, expresando su descontento. Siempre era lo mismo. Sasuke esto, Sasuke lo otro. Era conciente de que no era culpa de su amigo. Se llevaban bien desde tiempos inmemoriables. Eran buenos amigos y buenos rivales. Aunque siempre estaba éste tópico que le ponía de malas pulgas; el atractivo.

Siendo objetivo, Sasuke podía estar dentro de la clasificación de persona atractiva. Pero si se miraba al espejo, el blondo no era una atrocidad. También tuvo sus admiradoras y unas cuantas cartas de amor, seguidas de confesiones. La diferencia residía en el número de muchachas que preferían al tranquilo, apático y paliducho, en vez del dicharachero, bronceado y rubio. Siempre ganaban las fans de Sasuke, siempre ganaban las miradas poco prudentes de la calle y los chocolates de San Valentín

Ahh, como fuese. Las mujeres siempre habían sido seres muy complicados de entender. Algún día se daría el tiempo para descifrar esa interminable enciclopedia femenina.

- ¿Naruto?

- Eh, ah disculpa- dijo saliendo de sus pensamientos- Bueno, es un reto.- llegaron a la cancha donde ya varios esperaban- Aunque hay una técnica para evitar eso…

- ¿En serio, cuál es?- curioso, Sasuke lo miró expectante.

- Aún no lo sé. Pero debe existir algo.- soltó calmadamente. Sus brazos reposando tras su cabeza. Un bostezo perezoso escapó de sus labios seguido de una sonrisa.

Sasuke soltó aire de manera sonora. Era una respuesta típica de Naruto. Esbozó una leve sonrisa también.

- Vaya estratagema…

Ampliando aún más su característica sonrisa, Naruto comenzó a trotar para unirse al resto de muchachos. Todos estaban ya listos para el juego.

-OOOoooOOO-

El partido duró unas dos horas que se hicieron minutos. Dio por finalizado cuando el sol teñía de rojo escarlata la ciudad. La luna llena brillaba cada vez con más intensidad y los faroles guiaban el camino bajo la lúgubre sombra de los árboles en el parque.

Los equipos empataron y el gran grupo comenzó a disolverse a medida que se separaban los que caminaban a casa de los que tomaban el autobús o el tren.

El hogar del rubio no quedaba muy lejos del lugar por lo que podía irse a pie. Acompañó a Sasuke hasta el paradero y hablaron unos tres minutos antes de que llegara su transporte.

- Recuerda que aún me debes el sándwich.- le recordó el moreno antes de subirse al bus.

- Sí, sí- dijo sacudiendo la mano y restándole importancia- El lunes.

- Naruto,- lo miró serio- mañana es viernes…

El susodicho solo sonrió e hizo un gesto de despedida con la mano cuando la puerta se cerró en frente del moreno.

Naruto no pudo escuchar más a su amigo quien se quejaba y le fulminaba con la mirada. Había vuelto a romper su promesa.

Ese dobe…

-OOOoooOOO-

Eran cerca de las siete de la noche. Caminaba tranquilamente rumbo a casa, disfrutando de las formas que las sombras formaban sobre la acera. Le encantaba admirar todo cuanto tenía a su alrededor siempre que recorría el camino a su hogar. Le hacía sentir que el peso de caminar hacia la escuela se esfumaba.

La brisa helada le enfriaba la fina capa de sudor sobre su frente y los músculos aún tibios. Ahh, sería una lástima cuando llegaran las épocas más heladas.

- Seguro que papá debe estar algo preocupado- se dijo para sí mismo. Alzó la vista hacia los edificios que tanto conocía. Aún faltaban tres cuadras más antes de llegar.

Apresuró la marcha o de lo contrario preocuparía más a su padre.

-OOOoooOOO-

El barrio por donde vivía estaba lleno de bares y pubs al estar ubicado es una zona rodeada de universidades e instituciones. En esos días solía estar tan abarrotado como si fuese viernes en la noche, por lo que no era raro que hubiese tanta gente pasando un buen rato y bebiendo despreocupada.

Tan solo faltaba cruzar la calle de doble vía. Podía ver la terraza de su hogar en el tercer piso desde el otro lado. Su padre había llegado pues la luz estaba encendida y la puerta corrediza de la terraza abierta hasta la mitad, como era la costumbre.

Unos chirridos se sentían lejanos junto a los motores bramando ferozmente. Daban la impresión de competir por el rugido más sonoro. Estos tipos de alborotos eran la razón de la reputación de las grandes ciudades, ganándose el apodo: jungla de asfalto.

El ruido a la distancia indicaba que eran motos, dos, tal vez tres. Esto lo pasó por alto el rubio, quien esperaba la luz del semáforo para cederle el paso y cruzar.

Luz verde y caminó calmadamente. Era el único transeúnte y no habían vehículos cerca

Faltaba una sola vía más por cruzar.

El motor y las ruedas rechinando fuertemente aparecieron nuevamente y doblaron la esquina a una velocidad increíble. No tuvo tiempo siquiera de mirar en su dirección cuando sintió el impacto darle de lleno y lanzarlo unos metros lejos.

El rubio y el motociclista salieron disparados en diferentes direcciones.

Una mujer gritó horrorizada y las personas de los bares de esa calle quedaron en completo silencio por unos segundos, asimilando la increíble e impactante situación. Cuando uno presenciaba un accidente siempre tardaba en reaccionar, más aún con tal violenta velocidad a la que habían sido lanzados los cuerpos.

Se levantaron de sus sillas rápidamente, abandonando sus cigarros a medio terminar y las cervezas frías recién servidas para acercarse al cuerpo que acababa de aterrizar sobre el parabrisas de un auto estacionado.

El culpable del incidente tuvo la suerte de caer sobre unos arbustos que adornaban la línea divisoria de la doble vía en la calle. La conmoción fue tal que a los pocos segundos los cuerpos de ambos jóvenes se vieron rodeados por los testigos y los curiosos.


Bueno hasta aquí queda el primer cap. El segundo está en proceso de edición. Espero tenga un buen recibimiento el fic y no desagrade

Nos vemos pronto.

Bye byeee