Habían pasado días después de la boda de Louise y Saito. Ellos habían ido al mundo de Saito gracias a la magia de Louise, con el fin de poder presentar a la novia con los padres de Saito.
En esos momentos, Halkeginia se encontraba en paz. Pero no se podía decir lo mismo con la Reina de Tristain: Henrietta. A pesar de que habían pasado días desde que el hombre que amaba y su mejor amiga se habían casado, ella se sentía frustrada y triste.
Anhelaba un amor el cual no se lo arrebatara nadie, que fuera solo de ella.
Se encontraba en su trono, con su cara apagada y oscurecida. De pronto toca Agnes, su líder de escuadrón de mosqueteras. "¿Hime-sama?"-le llama.
-"Pasa"-le dice Henrietta.
Ella entra en su habitación y voltea a verla. Posteriormente se arrodilla ante ella.
-"¿Qué se te ofrece?"-le pregunta Henrietta.
-"Estoy preocupada por usted"-le responde Agnes.
-"¿A qué se debe?"-le pregunta Henrietta.
-"Se le ve muy triste"-le responde Agnes de nuevo-"desde que se casó Saito-dono y Louise-dono, ha hecho lo mismo cada día que ha pasado desde entonces: Se despierta, se sienta en el trono, se levanta de él y se dirige a su ventana a contemplar el paisaje
que se puede disfrutar desde ella".
-"Lo sé"-le dice Henrietta-"Sé que debería sentirme feliz porque Louise se casó y es mi mejor amiga, pero mi corazón no puede evitar sentir dolor al verlo con el hombre con el que me enamoré".
-"Talvez debería enamorarse de otra persona"-le aconseja Agnes.
-"Eso lo sé"-le platica Henrietta-"Pero no consigo sacarme ese dolor".
-"Pobre Hime-sama"-piensa Agnes, con una cara de frustración-"Si tan solo pudiera aparecer un hombre que rápidamente enamorara a la reina y así olvidar ese dolor".
Tras pasar por ese momento de nostalgia:
-"¿Se te ofrece algo más Agnes?"-le pregunta una vez más Henrietta.
-"No Hime-Sama"-le responde Agnes.
-"Entonces puedes retirarte"-le dice Henrietta.
-"Con su permiso"-le regresa Agnes.
La líder de escuadrón se dispone a retirarse. "Un esposo ¿Eh?"-piensa Henrietta.
Poco después llega Tiffania.
-"Buenos días"-le saluda la medio-elfo.
-"Buenos días"-le regresa Henrietta.
-"¿Sigue triste?"-le pregunta Tiffania.
-"Sí"-le responde-"Es doloroso".
-"para mí también"-le agrega Tiffania-"Pero llegará algún día para nosotras".
Henrietta sonríe ante tal dicho de su prima.
-"Gracias, Tiffania-san"-le agradece Henrietta-"Tú fuiste la que me animaste".
-"No fue nada"-le dice Tiffania. Ambas se abrazaron.
Mientras tanto, en otro mundo, en la ciudad, en la azotea de un gran edificio un chico, de unos 18 años, vestido con una camiseta estilo polo azul marino, con unos pantalones de muchos bolsillos. Su cabello era de color negro, pero tenía unos mechones
de color rojo. Sus ojos eran de un color dorado con un tono de miel, inexpresivo. Sus tenis eran de color negro, pero tenían unos detalles que eran de color rojo. También tenía puesto un par de guantes parecidos a los que entrenaban con pesas en los
gimnasios, al igual que vendas de entrenamiento, de color negro. Ese mismo chico, traía cargando una gran mochila de exploración (Negra con rojo), especial para que cargara con todas sus armas y ropas, en donde traía una gabardina, una capucha (ambas
de color negro), su Katana, su Uchigatana, su par de katanas ninja, sus ninjatos, su Shinai, su par de bokken (Especiales hechos de un material indestructible, al igual que su shinai), sus Sai y sus tonfas, su Karategui, un arco que convocaba flechas
mágicas y un gran Shuriken de viento, sus trajes de entrenamiento, otras cintas para los antebrazos/pantorrillas y su bufanda ninja (Todo negro). También tenía un gran arnés en la parte de la cintura, donde guardaba su Tanto (así se llama un cuchillo
que utilizaban los ninjas), un Wakizashi (Cuchillo que utilizaban los samurai), y un kodachi, los tres por detrás de la cintura. En los bolsillos de su pantalón tenía guardado sus Kunai, Shuriken y una especie de baraja que contenía hechizos de fuego.
Este mismo chico saltó desde esa azotea hacia la calle, pero en ese mismo instante que se lanzó, un portal se abrió.
En cuanto lo traspasó, llegó a Halkeginia, tal como Saito llegó el día en el que Louise lo convocó, pero él, como era experto en los aterrizajes de esas magnitudes, aterrizó como un ninja.
-"¿Qué es este lugar?"-se pregunta a sí mismo levantándose, pues veía varios árboles alrededor de él. Empezó a recorrer el bosque en busca de la civilización.
Más al rato, el chico del cabello negro con rojo salió del bosque y vio un gran pueblo.
-"Bien"-se dice a sí mismo, con una cara inexpresiva-"Encontré un pueblo".
A lo lejos oyó un grito. El chico vio alrededor para identificar el origen. Pasaron unos minutos y volvió a oír el mismo grito. Volteó a ver al pueblo. Empezó a correr hacia él.
En el pueblo, se encontraban unos rufianes musculosos morenos y calvos, con grandes zanbatos, resultando 6 de ellos, haciendo desastre e intimidando a la gente. Desde el castillo, Henrietta vio desde su ventana el desastre que se formaba conforme ellos
avanzaban. De pronto vio al chico del cabello negro con rojo poniéndose enfrente de ellos.
-"¡Agnes!"-le grita Henrietta.
Agnes, que estaba almorzando, oyó el grito de su reina y rápidamente se dirigió corriendo hacia su habitación.
-"¿Qué pasó Hime-sama?"-le pregunta exaltada.
-"Ese chico, ¡Está en peligro!"-exclama preocupada Henrietta.
Agnes se acerca a la ventana y ve toda la escena.
-"Pero Hime-sama, vea al chico"-le dice Agnes-"se ve que sabe defenderse y que es fuerte, de lo contrario no tendría esa mochilota cargando".
-"¡No obstante, son 6 contra uno!"-le refuta Henrietta.
-"De acuerdo"-le dice Agnes-"Iré a ayudarlo".
Regresando con el chico
Él soltó su gran mochilota y se puso en guardia.
-"¿Tú quien eres?"-le pregunta arrogantemente uno de los rufianes.
De pronto al chico se le estaba cambiando sus ojos de color miel a un color rojo intenso.
-"¿Tienes miedo?"-le vuelve a preguntar el mismo tipo. El chico ni se inmutó.
El mismo rufián dio un pisotón para asustarlo, pero al mantener el pie en el aire, el chico, como un rayo corrió hacia él y le empieza a dar un combo de patadas. La última patada le dio con bastante fuerza como para mandarlo a volar. Los otros cinco rufianes
sacaron sus zanbatos y se pusieron en guardia. El chico retrocedió con unas piruetas y se puso en guardia de nuevo. Agarró, con su mano izquierda (Él es zurdo), su Wakizashi, pero lo mantiene preparado y listo para desenvainar a su debido tiempo y
mantiene una cara retadora hacia sus oponentes.
Dos de ellos se disponen a atacarlo. Empiezan a correr hacia él, pero el chico, con sus movimientos a la velocidad del rayo saca su Wakizashi y les da pequeños cortes en diferentes partes del cuerpo, dejando que el dolor los dejara fuera de combate. Los
otros tres tipos ayudaron a sus compañeros heridos a levantarse y se retiraron corriendo. En eso llega Agnes. El chico estaba levantando su mochilota cuando ella apareció.
-"¿Qué pasó aquí?"-le pregunta Agnes.
-"Este...muchacho nos salvó"-le dice uno de los plebeyos. Ella voltea a ver al muchacho que se ponía su mochilota. De pronto los aldeanos empezaban a rodearlo y a celebrarle, ya que gracias a él ahuyentó a los maleantes.
Agnes empezó a moverse entre la gente para acercarse hacia el salvador del pueblo.
Una vez cerca de él:
-"¿Tú quién eres?"-le pregunta Agnes.
Al principio no le podía entender lo que decía, pues era otro idioma, pero poco a poco la iba oyendo, se familiarizaba un poco más hasta ya entender sobre lo que estaba hablando. Él tenía una gran habilidad en familiarizarse con cualquier idioma, además
de que la magia del lugar lo ayudaba. Para el final de la pregunta, entendió que hablaban francés, y era un idioma que estudió durante sus tiempos de aprendizaje.
-"Soy Iván, Iván de la Costa Brava"-se presenta el chico.
-"Mucho gusto...Iván-san"-le dice Agnes-"Yo soy la líder del escuadrón de mosqueteras de la realeza, Agnes, a su servicio".
-"Es un gusto"-le dice Iván. Él empieza a retirarse, pero en eso lo detiene Agnes. "¿Podrá ser él quien reciba el corazón de Hime-sama?"-se pregunta en su interior Agnes.
Iván se confunde. "¿Qué pasa?"-le pregunta desconcertado.
-"Deseo que venga conmigo al castillo"-le pide Agnes-"Probablemente Su majestad quiera conocer al muchacho que salvó al pueblo de los maleantes".
-"De acuerdo"-le dice Iván.
Agnes le agarra la mano y lo jala hacia su caballo, a la vez que los aldeanos vuelven a sus respectivos hogares. Ambos se dirigen hacia el castillo.
Continuará
Bien, aquí está el primer capítulo de mi nuevo fanfic de Zero No Tsukaima, una nueva historia y mejor que la anterior
