¡Hola chicas! Como lo prometí aquí va la secuela de "Mercenario a su servicio" espero que les guste.
Capítulo 1:
Ha pasado un mes desde que Bankotsu despertó del coma, sin recuerdos ni familia que velara por su salud o intereses; aun cuando el Dr. Yasukawa decidió adoptarlo como su hijo y responder por todos los gastos médicos, apoyándolo en sus tratamientos de recuperación, el chico seguía sintiéndose solo, con un gran vacío en el pecho y en su mente.
— ¡Vamos Beny-kun! esta terapia es necesaria para ayudarte a recuperar la movilidad de tu cuerpo, además hoy debes ver al psiquiatra del hospital quien te ayudará con tu amnesia—
El muchacho sólo miró a aquella enfermera que le apoyaba con aquella dolorosa terapia, era una chica agradable y bonita, pero había algo en ella que le hacía sentir nostalgia y frustración de no recordar por qué o por quién tenía ese sentimiento.
—Eres afortunado Beny, estás vivo y Yasukawa sensei te estará apoyando hasta que te recuperes—
El moreno arrugó el ceño, por alguna razón odiaba que estas personas sintieran lástima por él, pero por desgracia en estos momentos él necesitaba ayuda, pues ni siquiera podía moverse bien por si mismo y apenas podía hablar fluidamente.
—Due…duele—
—Es verdad, estuviste mucho tiempo en cama sin poder moverte, la recuperación es lenta, pero has avanzado mucho en este tiempo, al menos estas vivo—La joven enfermera sonrió— ¿Te gustaría ir a tomar un poco de aire…contaminado? —la chica rio divertida al ver la reacción de su paciente.
Bankotsu la miró con desconcierto ¿Quién en su sano juicio querría respirar aire contaminado?
—Lo siento, te diría que es aire puro, pero en la ciudad esta muy lejos de serlo, sube—acercó una silla de ruedas.
Él negó en silencio.
—Aún no es tiempo de que camines tramos tan largos.
—Yo quiero… hacerlo—
—No estoy segura de eso, además yo soy tu enfermera y si quieres que te saque fuera de esta casa tendrás que obedecerme o tu padre me despide—La joven había sido contratada para trabajar como enfermera particular en casa de Yasukawa—además… no quiero dejar de verte—ella se sonrojó y él ni siquiera lo había notado, ni tampoco le dio importancia a sus palabras.
— ¿Qué son esas cosas? —señaló los automóviles que circulaban a toda velocidad por la calle.
— ¿En serio no recuerdas ni las cosas más simples? —preguntó asombrada la enfermera. —son autos, sirven para desplazarnos rápidamente de un lado a otro—
No era que Bankotsu tuviera amnesia global como decían los médicos, en realidad él nunca había visto ninguno de aquellos aparatos, pero el muchacho pensó que estaba en esa situación, de no reconocer nada, por la pérdida de su memoria.
—Nunca había… visto uno —respondió con debilidad.
— ¿En serio? Entonces sí es amnesia global —Su asombro crecía cada vez más.
Los ojos del moreno siempre estaban fijos en el suelo, porque cada vez que levantaba su rostro se encontraba con cosas extrañas que de repente lo hacía sentirse intimidado. Llevó ambas manos sobre su cabeza, la sujetó con fuerza tratando de calmar aquel dolor que le provocaba al tratar de reconocer o recordar algo.
— ¿Estás bien? —preguntó la joven, quien se inclinó frente al muchacho para poder verlo mejor.
—Soy… patético—
—No lo eres, sólo fuiste un poco desafortunado—Ella posó su mano sobre el hombro del muchacho.
—Deja de tener compasión por mi—quitó bruscamente la mano de la chica—lo odio—
Ella se levantó un poco asustada por la reacción de su paciente, pero entendió que él estaba en una situación difícil, por eso no le reprochaba su actitud—Es hora de arreglarlo para su primera cita con el psiquiatra, parece que intentarán con la hipnosis—sonrió emocionada.
Bankotsu la miró sin comprender lo que ella decía.
Kagome caminaba por la calle rumbo a su casa, las clases habían terminado y estaba un poco cansada, sólo deseaba darse un buen baño, comer y terminar la tarea para irse a dormir temprano.
Dos semanas habían pasado desde la última vez que había viajado a la época antigua, aún se preguntaba la razón por la cual podía continuar viajando a través del pozo, aunque agradecía poder hacerlo.
Bankotsu sintió como si algo llamara su atención y fue cuando vio pasar aquella chica con uniforme, caminaba tan aprisa que apenas si lograba verla, pero sentía que la conocía.
Kagome se sintió observada por alguien, así que volteó y vio a aquel chico que estaba postrado en esa silla de ruedas, se sobresaltó al ver el parecido tan grande con su difunto amado, excepto porque él se veía un poco lánguido y no poseía un fragmento de Shikon en su garganta. Agitó su cabeza de un lado al otro para despejar esos pensamientos, recordar a Bankotsu era muy doloroso y apenas si estaba superando la pérdida.
Los ojos de ambos se cruzaron y la apagada mirada del muchacho recuperó por un instante su brillo natural y Kagome pudo ver como aquellos tristes ojos azules volvían a mirar el suelo gris.
— ¡Hola Kagome! —Saludó la enfermera, era Yuka una de las mejores amigas de Kagome cuando estaba en la secundaria. —Joven Yasukawa ¿Puedo ir a saludar a mi amiga? Prometo no tardar, tengo más de un año sin verla—
Bankotsu vio la cara de súplica de la joven.
—Ve, no me interesa—Bankotsu ya había aprendido a manejar la silla de ruedas y además el Dr. Yasukawa había acondicionado la casa con rampas para que él se desplazara sin dificultad alguna mientras se recuperaba, así que dejó que Yuka fuera a saludar a su amiga y se metió a su casa.
— ¡¿Yuka? ¡Qué feliz estoy de verte! ¿Qué haces aquí? —
—Estoy trabajando medio tiempo como enfermera, así refuerzo mis estudios—comentó orgullosa— ¿Cómo has estado de salud? Aún recuerdo como sufriste durante la secundaria—
—Oh, eso—exclamó sin ganas al recordar todas esas raras enfermedades que su abuelo le inventaba—he estado bien, casi no faltó a la escuela, gracias por preguntar—sonrió—Yuka…—Kagome miró a su ex compañera de clases—ese chico… ¿Quién es? —
— ¿Él? Es mi paciente, hijo del Dr. Yasukawa, Beny ¿Es guapo verdad? —sonrió emocionada.
—Sí, un poco—Kagome trató de sonar desinteresada— ¿Por qué esta así? —Su mirada estaba llena de compasión y curiosidad.
—Parece que el joven Yasukawa tuvo un fuerte accidente automovilístico, su madre murió y él estuvo en coma por un año—Yuka no estaba bien enterada de la historia de su paciente, su madre, que trabajaba para el padre adoptivo del muchacho, le había contado que la esposa del médico y su hijo fueron embestidos por un camión que había perdido el control y se estrelló contra el auto de la familia Yasukawa, así que ella dedujo que por eso él estaba en ese estado, ella no deseaba preguntarle algo tan doloroso al doctor y no tenía caso preguntarle al hijo dado que este no recordaba nada. —Él tiene amnesia, lo que pasó fue tan traumático que tal vez no quiere recordar o quizás el golpe fue demasiado severo, ha olvidado todo, ni siquiera reconoce los objetos, ha sido muy difícil tratar con el joven, de repente es muy descortés y mal humorado, pero lo entiendo, su estado es complicado—
—Lamento escuchar eso—Con esto se disipó la duda de Kagome; él no podía ser su Bankotsu, ella lo sabía desde un principio, estaba muerto y enterrado en el Sengoku. Se sintió como una tonta egoísta al desear que él hubiera regresado a la vida, tantas veces se sintió arrepentida por no haberle pedido a la perla el verdadero deseo que anhelaba su corazón.
—Debo irme Yuka, mi abuelo quiere un poco de ayuda con el templo, es ya un anciano—
—Entiendo. Vayamos las cuatro de compras, como antes, quiero verlas a todas—
—Seguro, llamaré a las otras chicas y nos pondremos de acuerdo ¿Puedes el fin de semana? —
—Sí, esos días el doctor se hace cargo de su hijo—
—Ya veo—sonrió—bien entonces te llamaré el sábado, nos vemos—Agitó su mano para despedirse de Yuka.
Kagome continuó caminando y una lágrima resbaló por su mejilla, no podía creer lo mucho que lo extrañaba.
—Bankotsu—
La joven echó a correr lo más aprisa que pudo y al llegar al templo buscó con desesperación aquella pagoda en donde se encontraba la entrada al único lugar que le hacía sentir que su amado aún estaba con ella…el Sengoku.
Yuka entró a la habitación de Bankotsu y lo encontró semi desnudo, ella estaba sorprendida al ver tantas cicatrices en el cuerpo del muchacho.
—Dame esa camisa—señaló la prenda.
— ¿Listo para ir al psiquiatra? —ella tomó una camisa.
—Como sea, dame esa camisa y vete, puedo vestirme solo—Dijo enfadado y ella lo obedeció.
—Debo tener paciencia, es por su estado que él es tan gruñón—Se recargó sobre la puerta en espera de que él terminara de vestirse para luego llevarlo al recibidor a esperar al Dr. Yasukawa quien lo llevaría a su terapia psicológica.
—Esa chica—Yuka le escuchó decir— ¿Quién es esa chica? —
Yuka se sorprendió por la pregunta ¿Acaso le había gustado Kagome? —
—Una amiga de la secundaría, su novio es un chico rebelde de cabello plateado—Puntualizó lo del novio.
—No te pregunté eso—abrió la puerta y la miró con desdén—pregunté ¿Quién es ella? Dime su nombre—
— ¡Es usted un caprichoso! Si tantas ganas tiene de saberlo ¿Por qué no le pregunta usted? —Ella se sintió un poco ofendida por la manera en la que él le hablaba y simplemente estalló ante esta situación, pero pronto recapacitó—Lo siento Beny, su nombre es Kagome Higurashi, es mi amiga de la secundaria—
—Higurashi ¿eh? Aquellos doctores dijeron que me encontraron frente al templo Higurashi ¿Tendrá ella algo que ver con ese templo? Sentí como si ella me hubiera reconocido, como si ella y yo ya nos hubiéramos conocido antes—repasaba todo lo que escuchó y vio desde que despertó del coma hasta este momento—Debo apresurarme con mi recuperación e iré a investigar a ese templo—pensó.
Yuka lo miró en silencio y se preguntaba qué demonios pasaba por la mente de aquel muchacho prepotente, sólo esperaba que no fuera lo que ella temía, esperaba que él no hubiera puesto sus ojos en Kagome. La joven tomó la silla y llevó a su guapo paciente a la planta de abajo.
La joven miko estaba de regreso en la aldea en donde habitaban sus mejores amigos y compañeros de batallas, pero antes de llegar a la vieja cabaña en donde siempre se hospedaba, caminó rumbo al lugar en donde ella creía que el cuerpo de su amado descansaba, se arrodilló ante la tumba en donde supuestamente yacían Bankotsu, Kikyo y Kohaku.
—Te sigo extrañando ¿sabes? No tienes idea de cuánto ¿Cómo diablos voy a hacer para olvidarte? —Gritó demasiado dolida— ¿Por qué llegaste a mi vida si me ibas a dejar de esa manera? ¿Por qué te permití entrar a mi vida? Tú ya estabas muerto, tú tenías que morir de nuevo ya que no pertenecías a este mundo ¡Y no te importó! ¡Tenías que enamorarme, tenías que hacerme tu mujer, aun cuando sabías que pronto regresarías al otro mundo! —Kagome dejó fluir libremente su llanto—me dejaste sola—reclamó.
—No es verdad Kagome, tú no estás sola, estamos nosotros también y lo sabes—dijo la exterminadora que ya tenía rato escuchándola, pues en cuanto Inuyasha detectó su aroma todos salieron en su búsqueda.
—Sango—
Kagome corrió y abrazó con fuerza a la exterminadora, quien correspondió de manera maternal y sobre protectora, pues sabía muy bien que Kagome aún no superaba la muerte del guerrero, ya que la joven del futuro había ocultado sus lágrimas por darle fuerza a ella y a Inuyasha y ahora Kagome lloraba, lloraba desconsoladamente y tal vez eso era lo que le hacía falta, llorar, llorar hasta agotarse.
Sango también lloró junto con su amiga.
Inuyasha y Miroku observaban desde lejos a las dos chicas, el hanyou quiso correr a consolar a la joven miko, pero el monje pervertido, lo tomó del brazo y negó en silencio.
—Déjalas solas, ellas lo necesitan—
Inuyasha miró con tristeza a aquellas dos mujeres, ellas eran fuertes, sin embargo en este momento se veía tan frágiles y tristes.
Los dos varones regresaron a la aldea, se sentían derrotados en ese momento al no saber como ayudar a las chicas.
—No me gusta verlas llorando—Inuyasha era débil ante el llanto de una mujer.
Miroku lo observó conmovido, pues él estaba pasando por la misma situación.
—Eres un gran amigo muchachote, pero en esta ocasión es mejor dejarlas llorar—
—Pero…—
—Ellas son fuertes, no te preocupes—
Bankotsu estaba en la terapia con el mejor psiquiatra que el Dr. Yasukawa conocía, el era su colega y mejor amigo desde el instituto, el Dr. Moshi.
—Esto es sencillo Beny, sólo sigue el péndulo con tus ojos y hurgaremos en tu pasado—el doctor sonrió confiado.
Bankotsu estaba escéptico por la forma en que se llevaba acabo esta terapia, ni siquiera sabía que demonios era la maldita hipnosis.
El moreno comenzó a sentir que sus párpados pesaban y no supo en que momento él se había quedado dormido.
—Dime tu nombre—
—Bankotsu—
— ¿Bankotsu qué? ¿Cuál es tu apellido? —
—Sólo Bankotsu—contestaba el muchacho.
— ¿Qué es lo que ves ahora? —
—Oscuridad y un resplandor pequeño, rosado—
— ¿Sabes qué es? —
—No, pero se acerca cada vez más a mi y me esta llamando por mi nombre, no, no es el objeto quien me llama, es un hombre—
— ¿Quién es el hombre? ¿Lo conoces? —
—No—
— ¿Qué es lo que te dice? —
—Se llama Naraku y quiere que lo ayude—
— ¿A qué? —
—No le entiendo bien, dice que quiere despierte a mis hermanos y que mate a…Inuyasha—
El psiquiatra temió que este jovencito hubiera cometido un crimen.
—Bien, vamos a buscar más adelante ¿Quién es Inuyasha? —
Pero Bankotsu no pudo ver nada más que oscuridad.
—No puedo verlo—
—Esta bien, despierta y recuerda todo lo que has visto hasta ahora—
Bankotsu abrió los ojos y sintió el mismo temor que el doctor que estaba frente a él.
— ¿Soy un asesino? —
—No lo sé ¿Qué harás si descubres que sí? ¿Aun así deseas conocer tu pasado? —
—No lo sé ¿Qué debería hacer? —
—Debes descubrir qué pasó y tomar tus propias decisiones—
El moreno evitó la mirada del médico y medito por un minuto.
—Quiero saber de mi pasado—
—Esta decidido, esta terapia sólo será posible si tú así lo quieres, de otra manera será inútil, porque descubrir un pasado que nos lastima es difícil y nuestra mente inconscientemente siempre se defiende, tratará de que no sientas dolor emocional, por eso es importante que seas valiente y que estés dispuesto a descubrir todo acerca de ti sin importar el dolor que esto te pueda causar ¿Me explico? —
—Claramente—
—Tu manera de hablar es un poco extraña—
— ¿Lo es? —
—Sí, lo es. Tal vez provienes de alguna provincia—
—Tal vez… ¿Puedo saber cómo fue que me encontraron? Eso podría darme una pista—
—Tal vez; según los reportes policíacos y médicos, te encontraron frente a un templo, un anciano fue el que reportó el hallazgo. Según él, tú estabas inconsciente bajo un árbol, se cree que alguna banda te arrojó, pero el anciano dijo que nunca se percató de ningún vehículo y que además tuvieron que haberte llevado cargado, ese templo tiene muchas escaleras antes de llegar a ese gran árbol, posiblemente tú subiste por ti mismo antes de perder el conocimiento—
—Es extraño ¿Por qué haría eso? no puedo recordar nada—
—Bien, pues investigaremos lo que pasó ese día en nuestra siguiente sesión—
—Sí—
—Y por favor, tus sueños son importantes, trata de recordar lo que sueñes, por más increíble que sean, estos tienen un significado—
— ¿En serio? —El médico asintió—usted es más extraño de lo que pensé—
—Soy psiquiatra, todos piensan así de nosotros—el hombre sonrió—Hasta la próxima—
—Sólo espero que esto funcione—
—Funcionará, ten paciencia—
—No me gusta esperar—
Y el chico se alejó de aquel hombre y el Dr. Yasukawa se levantó del sillón en el que estaba sentado.
— ¿Qué tal te fue muchacho? —
—No hubo gran avance ¿Pero que hará usted si descubre que he hecho algo muy malo? —
El hombre lo pensó por un momento.
— ¿Qué harás tú? —
—No tengo idea, pero sé que hice algo muy malo—
—Bien, eso lo veremos después, ahora debo hablar con mi viejo amigo para que me de las recomendaciones correspondientes—
Entonces el médico entró con su colega.
— ¿Y bien? —
—El muchacho estuvo involucrado en algo turbio, te recomiendo un investigador privado. Su nombre es Bankotsu, mas no hay apellido del chico. También hay otros nombres como Naraku e Inuyasha, y mencionó a sus hermanos, sin embargo no dio los nombres de estos—
—Muy bien, pensaré en lo del investigador—
De nuevo en la época antigua…
— ¿Ya estas más tranquila Kagome? —
—Lo estoy Inuyasha—
— ¡No me gusta verte así! ¡Ahora mismo deberíamos ponernos en marcha y destruir a todas aquellas aberrantes extensiones de Naraku! —Inuyasha gritó irritado.
— ¡Lo sé, no tienes que gritarme! —Respondió ella de la misma forma— ¡Abajo! —
Inuyasha se estrelló estrepitosamente contra el suelo.
— ¡Maldita! —fue lo único que Inuyasha pudo decir.
—Veo que ya esta de vuelta señorita Kagome—Sonrió la pequeña Rin quien apenas entraba a la cabaña en donde aquellos dos estaban peleando.
—Hola Rin, ya estoy de vuelta…oh, olvide tu encargo en la mochila, pero no te preocupes ahora mismo voy por los nuevos lápices de colores que te prometí—
—No se preocupe, ya los traerá la próxima vez ¿Por qué no se queda esta vez a descansar solamente? —
— ¿Están locas? Debemos cazar a las extensiones de Naraku, aún quedan muchas con vida—Inuyasha salió molesto, pero esta vez por el conjuro de Kagome.
—Él tiene razón Rin, pero no te preocupes, pronto habrá oportunidad de descansar—
—Se exige demasiado señorita Kagome, creo que ir la escuela y cazar demonios es muy agotador—
—No importa—contestó afligida—me ayuda a mantenerme distraída, es bueno agotarse—sonrió desganada.
—Creo que ya es hora de que deje atrás el pasado ¿Por qué no le da una oportunidad al joven Inuyasha? —
— ¿Sabes? Cuando conocí a Inuyasha y supe del amor que él sentía por Kikyo, me pregunté ¿Por qué no la olvidaba si ella ya estaba muerta? Pero no lo entendí hasta ahora—
— ¿Significa que usted siempre le guardará luto al guerrero Bankotsu? —
—Siempre lo amaré, eso no significa que algún día no pueda enamorarme de nuevo, pero ahora es muy pronto—
—Usted estuvo enamorada del joven Inuyasha—
—Sí, es verdad, pero no por eso será el sustituto de Bankotsu, si llego a estar junto a Inuyasha, será porque lo ame, pero si lo hago ahora sólo me confundiré, creo que es mejor esperar un poco ¿No crees? —
—No lo sé, nunca me he enamorado—
—Es verdad, aún eres muy pequeña—sonrió.
Sango vio a Inuyasha salir de la cabaña, corrió hasta él para ver el por qué de su enojo.
— ¿Volvieron a pelear? —
— ¡Es una malvada! Cada vez que se enoja ella hace que yo me golpee, es una abusiva—
La exterminadora sonrió divertida.
—Inuyasha, creo que tú y ella están muy solos ¿No crees que deberías intentar…?—
—No, aún no Sango. Si ella viene aquí es para recordarlo a él, para no perder la costumbre de cazar demonios, para no dejar todo atrás—
—Pero pueden formar una vida juntos—
—Lo he pensado, pero creo que debo darle tiempo a que se olvide de él—
—Sabes que nunca podrá hacerlo, siempre estará en su memoria, como Kikyo en la tuya, pero deben rehacer su vida—
—No hay prisa Sango, pero ¿Qué me dices de ti? Miroku te había prometido casarse contigo cuando la maldición de su mano desapareciera y sigo sin verlos casados—
—Yo…él…no me ha vuelto a preguntar—contestó un poco triste.
—Creo que él piensa que estas muy triste para aceptar—
—Ya veo, bueno creo que todo este grupo tiene un caso grave de incomunicación—
—Habla con él—
Sango enrojeció.
— ¿Crees que deba ser yo la que hable primero? Eso lo deben hacer los hombres—contestó nerviosa.
— ¡Tonterías de humanos! —
— ¿Qué tal si me rechaza? —
— ¡Tonta! —
— ¿Y si ya se cansó de esperarme? —
— ¡Pregúntale a él! —Inuyasha se estaba desesperando por la situación en su grupo—ya me cansé de escuchar las suposiciones de ustedes dos ¿Por qué no hablan y ya? —caminó enojado hasta la cabaña en donde estaba Kagome.
La sacerdotisa del futuro estaba platicando amenamente con la pequeña Rin.
— ¿En serio? ¡Vaya que la anciana es muy fuerte y sabia! —
— ¿Kagome? —
—Inuyasha, ya estoy lista para partir—
—No, creo que debes descansar esta vez, no hay prisa—
—Pero…—
—Sólo…sólo descansemos esta noche aquí y mañana saldremos si quieres, pero esta noche el equipo necesita descansar—
Kagome sonrió, pudo ver que Inuyasha aún se preocupaba por ella, aunque él no lo dijera.
Lo que ellos no sabían era que las extensiones de Naraku se estaban haciendo cada vez más fuertes, que estas, día a día, se estaban fusionando de nuevo gracias a que en ellas aún existían los sentimientos del que alguna vez los retuvo en su cuerpo, los deseos de poder y venganza habitaban en los corazones de esos demonios y el odio los hacía cada vez más fuertes.
Continuará.
Bueno hasta aquí llegué por hoy, les mando un beso.
Gracias AllySan
Axter.
