Disclaimer: El Copyright y la Marca Registrada de todo lo referente a Harry Potter, es propiedad de la escritora J.K. Rowling. Solamente Sophie y Derek Lupin ME PERTENECEN
Aclaración: Cuates significa que nacieron el mismo día más no son gemelos. Lo aclaro porque no sé cómo se les llama en otros países.
La historia del primer San Valentín.
El reloj de la casa del matrimonio Lupin marcaba las diez y media de la noche. Afuera, el cielo estaba lleno de estrellas y una tímida luna nueva se asomaba entre las ventanas de la sala.
Derek y Sophie iban tomados de la mano caminando por el largo pasillo que conectaba su habitación con la de sus padres. Sus pasos hacían un leve eco en la casa, por lo que intentaban hacer el menor ruido posible pues su padre tenía un sentido del oído muy desarrollado; en cambio, su madre era tan diferente a él. Le podía pasar un tren por encima y ella seguiría dormida hasta que hubiese cumplido las horas necesarias que su cuerpo necesita.
Cuando estuvieron enfrente de la habitación, Sophie se acercó sigilosamente a la puerta, pero al hacerlo, tropezó con el tapete que estaba enfrente y salió despedida hacia la puerta la cuál se abrió con un fuerte estruendo.
Remus se levantó de un salto y cómo por instinto tomó su varita de la mesita de noche que se encontraba a un lado de él. Volteo la cabeza hacia donde provenía el sonido y encontró a Sophie tirada en el piso y a Derek atrás de ella ayudándola a levantarse con una paciencia infinita. Sonrió. Así era él con Tonks. Y al recordarlo, giró su cabeza hacia la mujer que dormía en su cama y vio que seguía dormida. Negó con la cabeza mientras una sonrisa cruzaba su rostro; nunca cambiaría.
De pronto, recordó que tenía dos acompañantes en su habitación, así que caminando lentamente para evitar despertar a su esposa, se acercó a sus hijos y flexionó las rodillas para quedar a la misma altura de ellos.
-¿Qué hacen aquí?-les preguntó en un susurro apenas audible.
-Papi, no puedo dormir.-dijo la pequeña Sophie.
La niña era la viva imagen de su madre. Con tan solo cuatro años de edad, tenía la increíble habilidad de tropezar con todo lo que interpusiera en su camino. Era metamorfomaga pero aun no podía controlar sus poderes, así que su cuerpo (principalmente su cabello, su nariz y sus ojos) cambiaban involuntariamente.
-Yo tampoco puedo dormir.-dijo Derek.
Al mirar a Derek, no se podía negar que era hijo de Remus. Era idéntico a él cuando tenía su edad. Sus mismos ojos, su mismo cabello, su misma paciencia hacia su hermana y hacia su madre. El y Sophie eran cuates pero eran tan distintos. Así cómo Remus y Tonks.
-Papi…-dijo Sophie-¿Puedo dormir contigo y con mami?
-¡Yo también quiero dormir aquí!-exclamó Derek con voz indignada cómo si lo estuvieran excluyendo de sus planes.
-Claro que sí-dijo Remus sonriéndoles tiernamente-Solo no hagan mucho movimiento porque ya saben cómo se pone su madre cuando la despiertan antes de lo previsto.
Los niños asintieron y se acercaron a la cama. Derek subió lentamente y con los ojos fijos en la cara de Tonks para evitar que se despertara. Cuando llegó a su lado, se acurrucó con ella y la metamorfomaga, cómo por instinto, lo rodeó con su brazo sin ni siquiera abrir los ojos.
-Yo no quiero quedar aplastada.-dijo Sophie dirigiéndole una mirada de reproche a su papá.
-¿Por qué piensas que vas a quedar aplastada?-le dijo Remus después de haber reído un breve momento.
-Porque mira la cama, papi-dijo la niña con voz indignada mientras apuntaba donde Tonks y Derek descansaban cómodamente-Ya no cabe nadie más y si yo me pongo en medio, voy a quedar aplastada y no quiero.-concluyó mientras abrazaba su peluche que había traído de su habitación.
-Nadie va a quedar aplastado-le dijo Remus mientras tomaba a la niña en brazos y se ponía de pie-¿Te digo un secreto?
-¿Un secreto¡Me encantan los secretos!-dijo la niña contentísima olvidando el pequeño inconveniente del que se había quejado sólo hacía unos momentos.
-La cama está hechizada-dijo Remus al oído de la niña en tono confidencial-Así cabrá mucha más gente cómodamente y nadie quedará aplastado.
-¿En serio?-dijo Sophie sorprendida abrazando a Remus por el cuello-Papi…eres un gran mago.
Remus sonrió y se dirigió con Sophie hacia la cama donde su esposa y su hijo yacían profundamente dormidos sin tener conciencia de lo que sucedía a su alrededor. Acostó a Sophie a un lado de Derek con mucha precaución. Acto seguido, él también se acostó y abrazó a su hija mientras cerraba los ojos.
Después de algunos minutos en los cuáles la pequeña no dejaba de moverse de un lado a otro, habló.
-Papi.-dijo la niña al oído de Remus.
-¿Mmm?-articuló su papá un poco dormido.
-No puedo dormir-le dijo Sophie-Cuéntame una historia.
Remus se sentó en la orilla de la cama a la vez que se restregaba los ojos. Giró su cabeza para observar que Sophie también estaba sentada en la cama y lo miraba con sus ojos… ¿morados? En fin, tarde o temprano tendría que acostumbrarse a los cambios de su hija.
-Ven, vamos a tu habitación y te cuento una historia.-le dijo Remus tomando la mano de la niña.
Se dirigieron a su habitación.
-Ahora quiero que te acuestes y yo te voy a contar una historia para que te puedas dormir.
La niña solo asintió a las palabras y se acurrucó tapándose con las sábanas de flores que adornaban su cama.
-¿Qué historia quieres que te cuente?-le preguntó Remus mientras colocaba una silla de la habitación hacia la cama de Sophie-¿La bella durmiente o La cenicienta?
La niña se quedó observando los dos libros que su padre sostenía en cada mano y después de meditarlo un poco, eligió.
-Quiero que me cuentes tu historia y la de mami.
Ante esto, Remus no pudo evitar moverse un poco incómodo en el asiento. Era cierto que la historia de amor de él y Tonks era muy tierna por el simple hecho de que habían derribado obstáculos pero no le hacía ninguna gracia contarle a su hija todos los problemas por los que habían tenido que pasar para estar juntos. Cabe aclarar que tampoco quería que su hija se enterara de las crueldades de la guerra (que afortunadamente había terminado con éxito gracias a Harry), así que se decidió: si le iba a contar una historia a Sophie acerca de él y Tonks, le contaría lo bueno.
-La historia de tu mami y yo es muy larga y complicada de contar-le dijo mientras sacudía una inexistente pelusa de la sábana de la cama-Pero lo que sí te puedo contar es cómo pasamos nuestro primer San Valentín cómo recién casados-
-¿San Valentín¿Qué es eso?-preguntó la niña confundida.
Remus se dio un ligero golpe en la frente al recordar algo: su hija tenía cuatro años. A pesar de la torpeza tan característica de Sophie, tenía una madurez increíble para su edad. A Remus a veces se le olvidaba que era una niña por la forma de expresarse tan peculiar que tenía la pequeña metamorfomaga.
-El catorce de Febrero se celebra el Día de San Valentín-comenzó a explicar Remus-También se le llama el Día del amor y de la amistad.
-¿O sea que se día se celebra con tus amigos y con tu novio?-dijo la niña seriamente mirando a su padre con interés.
Remus sólo atinó a asentir. Sonrió ligeramente al notar que a pesar de que ya llevaba conviviendo con Sophie desde hacía cuatro años, aun se sorprendía por la gran capacidad de su hija para comprender cosas que un niño de su edad no hace.
-¡Papi!-exclamó la niña haciendo que Remus diera un pequeño salto asustado.
-¿Qué pasa, pequeña?
-¡Mañana es catorce de Febrero!-siguió exclamando Sophie con voz soñadora.
-Sí, lo sé-le dijo Remus sonriéndole-Por eso es que mañana iremos a casa de Ron y Hermione a celebrarlo.
-¿Y podré jugar con Michael?-preguntó Sophie esperanzada.
Remus sonrió; acarició lentamente el cabello rojo (en ese momento) de su hija y le contestó.
-Sí, podrás jugar con él todo lo que quieras.
-¡Genial!-dijo la niña contenta y dando una pequeña palmada.
De pronto, Remus sintió que era observado por alguien y dirigió su vista hacia la puerta, dónde se encontraba Derek restregándose los ojos y dando un pequeño bostezo.
-¿Qué haces aquí, Derek?-preguntó Remus mientras se acercaba a su hijo y lo levantaba en brazos.
Lo llevó hasta la cama de Sophie y lo acostó junto a ella mientras también lo tapaba con las sábanas.
-Es que me desperté y no había nadie más que mamá pero ella está dormida y tenía miedo.-contestó el niño.
-Esta bien.-dijo Remus sonriéndole.
Se hizo un pequeño silencio en el cuarto que fue interrumpido, como no, por Sophie.
-¡Papi, no me contaste la historia!-dijo la niña indignada cruzándose de brazos y mirándolo con el entrecejo fruncido.
Remus pronunció aun más su sonrisa al ver ese gesto en su hija. Era idéntico al que Tonks hacía cuando no estaba de acuerdo con algo o cuando simplemente estaba indignada o enojada.
-Cada día te pareces más a tu mamá.-le dijo acariciando su cabello que esta vez era de color rosa chicle.
-¿Qué yo qué?-dijo una voz adormilada procedente de la puerta.
Los tres pares de ojos dirigieron la vista hacia la entrada de la habitación y vieron a su madre recargada en el marco de la puerta, cruzaba de brazos y con el entrecejo fruncido. Ahora las dos metamorfomagas tenían el mismo gesto. Cuando Remus notó ese detalle no pudo evitar soltar una risa.
Tonks se acercó a la cama y se tiró encima de ella desplomándose.
-¡Dormir!-dijo cerrando los ojos y girando la cabeza hacia la pared.
-Pareces una niña, Nymphadora.-le dijo Remus.
-¿Cómo me llamaste?-le dijo Tonks volteando su cabeza rápidamente para enfrentarse a su esposo-Es Tonks… ¡Solo Tonks!
Antes de que alguno pudiera decir algo, habló una voz algo alterada.
-Yo quiero escuchar la historia.-dijo Sophie poniendo carita de cordero degollado.
-No esa cara-dijo Remus sabiendo con anticipación que de alguna forma u otra terminaría cediendo ante esa mirada que le lanzaba su hija
-¿Qué historia?-preguntó una Tonks interesada de repente en la conversación.
-Sí papi… ¿Qué historia?-se unió a la plática Derek también.
-Papi me va a contar cómo pasaron él y mamá su primer San Valentín cómo esposos.-explicó Sophie a su hermano.
-¡Yo también quiero escuchar!-exclamó Derek emocionado tomando asiento en la cama y recargándose en la cabecera. Su hermana lo imitó.
Tonks al escucha eso, no pudo evitar que una sonrisa se asomara por su rostro y dirigiera su mirada hacia Remus, que a su vez, también la estaba observando con esa sonrisa llena de amor que sólo le dedicaba a ella. Nymphadora (perdón, Tonks) se levantó de la cama y se puso detrás de Remus mientras deslizaba sus manos por sus hombros hasta que encontró las manos fuertes de él. Tonks jaló otra silla del cuarto y tomó asiento a su lado. Entrelazaron sus dedos y así se hubieran quedado si no hubiera sido porque Tonks fue a tirarse de nuevo a la cama alegando que tenía sueño.
-¿Ya la van a contar o vamos a tener que esperar hasta que amanezca?-dijo la irritada voz de Sophie mirándolos a ambos con reproche.
-¿Quién la cuenta?-dijo Tonks volviendo su rostro hacia Remus-¿Tú o yo?
-Tú.-dijo Remus rápidamente.
-No, mejor tú.-le contestó Tonks sonriéndole inocentemente.
-Yo entonces.-dijo Remus respondiéndole la sonrisa.
Era sábado en la mañana. Los rayos de sol apenas se colaban por los grandes ventanales de la casa de los Lupin. Remus abrió los ojos un poco para acostumbrarse a la luz mientras daba un bostezo y acto seguido, se quedó tendido boca arriba unos breves momentos y de pronto recordó que ese día era catorce de Febrero: Día del amor y la amistad. Por instinto giró su cabeza a un lado y encontró a su hermosa esposa durmiendo aun. Sonriendo, se levantó de la cama y tomó su ropa para ir a darse una ducha.
Cuando salió no encontró a Tonks en la cama y frunció levemente el ceño mientras fijaba su vista en el reloj de su mesita de noche. Eran apenas las ocho de la mañana. Normalmente, Tonks se levantaba pasadas las diez en un sábado. Y sin darle mayor importancia, se encogió de hombros y se dirigió a la cocina donde pensaba que podría estar su esposa.
Abrió la puerta de la cocina imaginando que encontraría a Tonks tratando de hacer desayuno (cómo siempre) pero la escena que vio, lo dejó confundido y le provocó un nudo en la garganta.
La chica se encontraba sentada en la silla con las rodillas arriba del asiento tomando una taza de café entre las manos. Tenía la mirada fija en algún punto de la pared de enfrente y al parecer no se había dado cuenta de que Remus estaba parado en el umbral de la puerta. Este abrió la boca para hacerse notar, pero lo que salió de la boca de Tonks se lo impidió.
-¿Cómo se lo voy a decir?-preguntó al aire limpiándose algunas lágrimas que caían de sus ojos.
A Remus le dio un vuelco al estómago cuando escuchó las palabras de la chica. ¿Qué querría decir con eso?
-De seguro me va a decir que no lo quiere-dijo la metamorfomaga de nuevo hablándole al aire-Pero no importa, si él no los quiere, yo si lo haré.
Ahora sí que Remus estaba más que confundido. ¿De qué rayos estaba hablando? Decidió que era momento para que ella se diera cuenta de que él estaba ahí. Se acercó sigilosamente hacia la mesa de la cocina y tomó asiento a su lado. Esta parecía más perdida en sus pensamientos, y a pesar de tener a su esposo a un lado, no se había dado cuenta. O a lo mejor sí que lo había hecho pero quería que él empezara la conversación.
-¿Cuánto escuchaste?-dijo Tonks después de algunos momentos de silencio.
Remus no pudo evitar brincar un poco en su asiento. De acuerdo, la segunda opción era la verdadera. Tonks sí lo había visto pero quería que él empezara la conversación.
-Lo suficiente para preguntarte qué es lo que pasa.-le contestó Remus tomando el mentón de la chica y girándola hacia él.
Tonks daba un aspecto enfermizo a primera vista. Tenía ojeras, su cabello había perdido ese brillo y esos colores llamativos y sus ojos eran de un gris algo muerto.
-Nymphadora ¿Qué es lo que está pasando?-inquirió Remus al notar que ella evitaba su mirada.
Tonks no contestó. Delicadamente se deshizo de la mano de Remus y apoyó su barbilla entre sus rodillas mientras colocaba sus brazos alrededor de éstas.
-¿Hay…otro?-preguntó Remus con cierto miedo de que sus peores temores se estuvieran cumpliendo y que Tonks se hubiera dado cuenta de que había desperdiciado un año de su vida con un viejo.
Ante esto, Tonks abrió los ojos cómo platos y giró su cabeza violentamente hacia él. A Remus le pareció que incluso se podría haber hecho un poco de daño de tanta rapidez con que hizo ese gesto.
-¡No, por Dios no!-dijo la chica mientras se levantaba rápidamente de su asiento y miraba a Remus con los ojos desorbitados-¿Cómo puedes decir eso?
-Yo…lo siento-dijo Remus bajando levemente la mirada-¡Es que estás así, afligida y no me dices qué es lo que está pasando!-le exclamó y no pudo evitar que su voz sonara con reproche.
-Es complicado, Remus-dijo Tonks sentándose de nuevo lentamente-Tengo algo que decirte.
Después de que Tonks pronunció esas palabras, Remus comprendió que lo que su esposa iba a decir era algo completamente serio e importante. Se acercó más a ella y la tomó por las manos mientras buscaba con sus ojos dorados los de ella.
-Dime.-le dijo Remus simplemente.
-Estoy embarazada.-fue la respuesta de Tonks.
Remus abrió los ojos cómo platos y sin poder evitarlo, su cuerpo se tensó ante la noticia que Tonks acababa de darle.
-¿Estás segura?-le preguntó.
-Sí, ayer en la noche fui a San Mungo y me dijeron que sí estoy embarazada-dijo Tonks sin despegar la mirada del suelo-Son cuates, niño y niña.
-Y… ¿Cuánto tiempo tienes de embarazo?-preguntó Remus.
-Tres meses-dijo Tonks en un susurro para después utilizar un tono más fuerte contra Remus-Si no quieres a estos niños, yo los tendré sola, sé que no estaba entre nuestros planes tener un hijo aun pero…-decía rápidamente la chica pero fue callada con un beso.
Remus la levantó delicadamente de la silla y la aferró contra él tomándola por la cintura. Después de unos cuantos segundos más, se separaron.
-No puedo creer que hayas pensado que te dejaría por el hecho de estar embarazada.-le dijo Remus seriamente.
-Es que…yo…no sabía cómo reaccionarías y…-trató de excusarse la chica.
-Ya eso no importa-dijo Remus sonriéndole tiernamente-Lo que importa es lo que llevas aquí.-dijo mientras apuntaba hacia el estómago de la metamorfomaga.
Tonks le sonrió y se acercó para besarlo de nuevo.
-Te quiero, Remus.-le dijo en el oído.
-Yo también, Nymphadora-le contestó él de igual forma mientras Tonks fruncía levemente el ceño porque su esposo la había llamado Nymphadora.
-Es Tonks, solo Tonks.
-¿No te gusta más que te diga Sra. Lupin?-le preguntó él riéndose pues ya sabía lo que Tonks pensaba sobre ese apodo.
-¡Remus! Eso de Sra. Me hace sentir vieja.-le dijo mientras le daba un leve golpe en el brazo riéndose.
-¿Sabes?
-¿Qué?
-Me has dado el mejor regalo de San Valentín.
Tonks lo miró a los ojos y le sonrió. Remus le respondió la sonrisa y volvieron a besarse.
-Ahora solo falta que yo te de el mío.-dijo Remus separándose de su esposa.
-No Remus, no hace falta.-dijo Tonks.
-Pero yo quiero dártelo.-le contestó él.
Tonks suspiró. Sabía que cuando algo se le metía en la cabeza no había persona capaz de sacarle la idea.
Y esa noche, bajo la noche y las estrellas que acompañaban a una luna nueva, Remus y Tonks cenaron y bailaron. Hacía mucho que no tenían una cena romántica cómo esa.
Ella se levantó de la mesa en la que estaban cenando y se acercó a Remus.
Deslizó sus manos desde su cuello para después unirlas en su pecho mientras se acercaba a su oído y le susurraba.
-Te amo.
Remus giró su cabeza hacia su esposa y le sonrió de igual forma.
-Te amo también.
-¿Así fue cómo te enteraste de que ibas a tener hijos?-preguntó Sophie muy interesada en la historia que le acababa de contar su papá.
-Sí, así fue princesa-dijo Remus sonriéndole-Pero bueno, ya es tarde y mañana tenemos que ir temprano a ayudar a preparar la comida por San Valentín.
-¿Comida¿De qué?-preguntó Derek con ninguna intención de ir a dormir aun.
-Mañana vamos a ir a casa de Ron y Hermione.-fue Sophie la que contestó a su hermano.
-¡Genial!-exclamó Derek dando un ligero aplauso-Podremos jugar con Michael.
-Bueno niños, ya duérmanse.-dijo Remus mientras se acercaba a ellos para darle un beso en la frente a cada uno.
Remus y Derek le dieron las buenas noches a Sophie para después dirigirse a la habitación de Derek para que él también durmiera. Pero cuando Sophie iba a estirar sus piernas, éstas chocaron con algo.
-¡Papá!-exclamó la niña antes de que Remus y Derek cruzaran la puerta.
-¿Qué pasa?-le preguntó su papá.
-Mira el final de mi cama.
El licántropo dirigió su vista hacia donde señalaba su hija y no pudo evitar soltar una risa. Ahí estaba Tonks completamente dormida abrazando una de las almohadas de la cama mientras respiraba tranquilamente. El hombre juraba que Tonks se había ido a dormir a la habitación de ambos, puesto que no la había visto. Y cómo la iba a ver si estaba prácticamente enredada entre el cobertor de la cama.
-Derek, ve a tu cuarto que yo voy a llevar a tu mamá a nuestra habitación.-le dijo Remus a su hijo, mientras éste asentía y se iba.
Remus se acercó a su esposa. Colocó una mano en su espalda y la otra en las rodillas y la levantó para llevarla a su cama.
-Buenas noches, papi.-dijo Sophie acomodándose en su cama y cerrando sus ojos.
-Buenas noches, princesa.-contestó Remus.
Caminó hasta su habitación y colocó con mucho cuidado a Tonks sobre la cama mientras la tapaba con las sábanas. Se quedó observándola unos momentos y se acercó para darle un beso en la frente.
-Buenas noches, Nymphadora.-le dijo mientras él se acostaba en el otro extremo de la cama.
Cuando se acomodó, rodeó la cintura de Tonks por detrás de ella. Cerró los ojos y no pudo evitar sonreír al recordar las diferentes expresiones de sus hijos mientras les contaba la historia. Su historia de amor. Suspiró y dejó caer en los brazos de Morfeo.
Mañana sería otro día.
N/A: Aquí vengo con un fic especial por el Día de San Valentín. El fic al principio iba a ser un one-shot y me di cuenta de que quedaría demasiado largo, por lo que lo dividí en tres partes. Pretendo que la última parte sea publicada el 13 o 14 de Febrero.
Bueno, este es mi primer Remus/Tonks así que espero que les guste. El segundo capítulo estará pronto porque ya tengo escrito gran parte así que sólo depende de mis musas y las ganas que los lectores tengan de que siga la historia.
Y ya saben: para dejar críticas, tomates, halagos, comentarios, etc. solo den clic en el botón que dice "Go" y adelante (:
Atte. Bianca
