Si... esta historia ya la habia subido, pero debido a problemas ortograficos *xD* elegi eliminarla y empezar desde cero, again... :( So, pls, me gustaria que comentaran lo que les gusta y lo que no. Me seira demadiado de ayuda. se los agradecia y nada... Empiecen a leer! que hacen aca arriba todavia? xD

Bones no me pertenece, porque de hacerlo cambiaria una que otra cosilla e.e


Booth, agente del FBI, ex-ranger, padre de un pequeño futuro adolescente y una enana de apenas cinco años. Parker. Christine. Sus únicas razones de vivir en aquel mundo que se había destruido tan pronto había descubierto la desaparición de su antropóloga forense favorita. Y de eso ya habían pasado cinco largos años.

Aun podía recordar el cómo Brennan… su racional Huesos, había caído bajo una de las tantas trampas que le había tendido la vida, a través de la horrible y maravillosamente inteligente mente de Pelant.

Christopher Pelant…su némesis.

Booth golpeó una vez más el saco de boxeo que le sujetaba lo más firme posible un empático Sweets. El, Sweets, junto a Hodgins se habían convertido, aunque raro sonara, en los hermanos del alma de Seeley Booth. Compinches de la vida que se habían unido a través del dolor del agente.

- ¿Cómo va todo con Daisy? – rugió Booth, quitándose los guantes rojizos que le habían privado de lastimarse las manos ante los fuertes golpes que lanzaba.

- Bien, creo. – Sweets contestó. Tomo la toalla blanca que colgaba de su cuello y secó el poco sudor que cubría su frente, y parte de su cuello. Rio al notar esto, no había hecho nada durante las horas que llevaban en aquel gimnasio, y podría jurar que había sudado lo mismo o podría decir que hasta más que el mismo Booth.

- ¿Qué te da tanta gracia? – pregunto Booth, caminando hacia los vestidores.

- Nada, nada. – atino a contestar en murmullos.

Booth le restó importancia, ya que encontraba al psiquiátrico demasiado ido en aquellos últimos días. Desconocía las razones, pero algo que conocía bien era al Lance Sweets, y sabía que pronto, tal vez uno a dos días, cedería sus problemas y tomaría él, el lugar del psiquiatra. Así que no insistió en hablarle, entraron a los vestidores, buscaron sus ropas y se lanzaron a las duchas, eliminando todo rastro de sudor en sus cuerpos. Tan pronto salieron, el teléfono de Booth sonó, era Ángela.

- ¿Ángela? – se preguntó Booth. Siempre del Jeffersonian le había llamado Cam o hasta Hodgins, pero casi nunca, por no decir nunca, Ángela.

- Booth… creo que necesitas venir ahora al Jeffersonian.

- ¿Qué paso? – habló, mirando con desconcierto a Sweets, quien rehuía de su mirada.

- Seeley, soy Cam, ¿estas ocupado?

Booth no contestó. Nada le cuadraba. Alcanzaba a oír la voz de Hodgins intentando en vano, por lo que escuchaba, a una Ángela fuera de sí. Y de recordar, nunca había oído a Ángela fuera de sí, solo una vez y esa vez había sido… justo cuando Huesos había sido secuestrada por Pelant.

- Booth, se trata sobre la doctora Brennan. – dijo, al fin, Cam. – La encontramos…

- Voy para allá. – simplemente dijo antes de finalizar la llamada.