Manga: Capítulo ¨Atonament¨ (Basado/Inspirado en los Flasbacks de).

Dısçlaıмєя Applıєd

Al principio el de las sonrisas es Kippei; el da expresiones alegres, las recibe, las comparte y las busca.

Senri, en cambio, es antipático; rebelde. O se ve rebelde, más porque su cara muestra enojo y rudeza nada normal para un pequeño, que por el hecho de que le guste vagabundear y perderse entre calles en lugar de jugar con niños de su edad.

Kippei es más tranquilo, más calmado y de menos berrinches, pues con una hermanita, un año menor que él, se concentra más en lo que necesita ella que en lo que él necesita.

Por su brutalidad, a veces Senri sobresalta a su hermana bebé.

Sin embargo, el que, de un u otro modo, acaben descubriendo su gusto por el tenis, termina uniendo sus caminos y haciendo que finalmente se presten atención porque, a pesar de que viven en el mismo vecindario, jamás se han dirigido la palabra.

Porque a mamá Tachibana no le gusta ese niño de cabello ondulado que por andar distraído casi le tira las bolsas de las compras y de paso a su hijita un día cuando iban juntas al almacén de la esquina; también porque mamá Chitose le provoca celos a su hijo, de tanto hablar del buen comportamiento de ¨ese¨ niño— con el simpático lunar —que cuida a la pequeña hermanita al ir al parque, o ayuda a la madre con la canasta de lo víveres.

En el comienzo se mantienen distanciados, lejos del otro. Aunque Senri trata de pasar de él y lo mismo Kippei, el primero simplemente le ignora y el segundo trata de ser cortés y no verse prejuicioso— aunque pasarán años antes de que siquiera se de cuenta de que eso hacía, ya que no conoce la palabra ¨prejuicioso¨—, pero ambos siempre giran la vista a otro lado en lugar de mirarse.

Mas cuando llegaron a prestarle el más mínimo ápice de atención a la capacidad del otro, quedaron al instante maravillados.

Ellos no fueron rivales por ser amigos primero, sino al revés. De la rivalidad nació la amistad y ambas se mantuvieron por partes iguales, porque entre el uno y el otro eran los únicos del club con quien podían jugar de igual a igual.

Disfrutaban estar al nivel del otro, competir, compartir, pelear incluso era divertido si lo hacían entre ellos.

Pasan los años, de ser niños a pre—adolescentes y para ese momento las expresiones de uno parecen haber sido entregadas al otro sin posibilidad de ser devueltas.

Chitose el descarriado vive la vida a su modo con una sonrisa a cada paso, mientras que Kippei se guía con la seriedad que oculta más sonrisas de las que se ven a simple vista.

O así era.

Así fue, así lo recuerda Tachibana, y deberá simplemente recordarlo, porque a partir de este momento las alas de Kyuushu estarían divididas del mismo modo que ya estaban cortadas e incapaces de desplegarse, e imposibles de alcanzar lo más alto.

Y él mismo es el causante del irreparable daño.


El link del doujinshi -de la imagen usada como cover- en mi blog, créditos a su autor cuyo art fue tomado de pixiv.

Lo dicho, no dormir me pone ¨seria¨ y he aquí el segundo drabble recién cocinado.