Guerreros.

Hemos sido olvidados,

como héroes,

como guerreros,

como aquellos luchadores

que derramaron su sangre,

por un ideal.

Esa sangre,

que aun corre por los ríos

de nuestra tierra de santos.

La sangre de mi hermano

de mi amigo, de mi padre,

del que se sentó a mi lado.

Ya nadie nos llora,

nadie nos recuerda,

nos convirtieron en fría piedra,

oxidado acero y tierra seca.

De aquellas grandes luchas…

nuestras luchas…

de los golpes, la sangre,

el miedo y el dolor;

del hermano que lucho a mi lado,

del enemigo digno que lucho

junto a su hermano…

nada queda, absolutamente nada

todo ha sido olvidado,

nosotros hemos sido olvidados,

¿y nuestras victorias?

Son narradas con la mas cruel frialdad.

El romanticismo,

con que vivimos la guerra…

se ha negado a ser visto

en el papel y la pluma;

nadie podrá entender,

que fue perder al hermano

que lucho a mi lado,

nadie entenderá…

que significa…

ver partir la esperanza,

y jamás entenderán…

que se siente…

cuando la leyenda de tu vida

se borra e ignora por aquel,

por quien luchaste.

Los hijos de los hijos

de los hijos, de los hijos

del hermano que lucho a mi lado;

por los que luchamos,

por los que soportamos la guerra,

por los que perdimos algo,

por los que son libres,

por ellos, solo por ellos

nuestra sangre se derramo,

su sangre se derramo

y aun así…

no somos dignos

de ser un buen recuerdo.

Pero aun… sin querer,

aquellas grandes luchas…

nuestras luchas…

resuenan en nuestros oídos,

en nuestros recuerdos,

en nuestra alma,

y en nuestros cuerpos.

Hemos sido olvidados,

nuestra sangre se ha secado;

pero nuestras heridas…

aun siguen abiertas,

nuestros enemigos…

aun siguen vivos,

y nuestra lucha…

aun no ha terminado…