Dedicado a mi amiga Yakumo-Chan... perdón por hacerte esperar tanto, jejeje. Espero que te guste.
RetornoTropezó con un guijarro que sobresalía entre la revuelta maleza, quedando tendida la hierba. Deseaba ver el cielo carente de nubes, sentir tibia brisa acariciando su rostro. La tranquilidad la inundó, por unos segundos olvidó toda perturbación exterior. Cerró al fin sus negros ojos, poco a poco cayó cautivada por la comodidad que aquel lugar le inspiraba.
"Aquí estabas" la voz sobresaltó a la pequeña, que de un brinco se incorporó a la escena sacudiendo con prolijidad el vestido púrpura, un sentimiento de culpabilidad se apoderó de ella. "No, no quería molestarte, puedes seguir ahí" indicó su madre desde una roca mohosa que utilizaba como asiento. Suteki nuevamente se sentó, soltando un graciosa risita. "Estoy cansada, todo el día ordenando papeles" se quejó Shizune mientras avanzaba con lentitud hacia la niña. "¿Te molesta que me quede un rato?" interrogó, la pequeña negó con la cabeza. La joven ninja médico miró a su hija, sus labios esbozaron una tenue sonrisa.
El sol comenzaba a desaparecer en el horizonte, sus últimos rayos le brindaban a los negros cabellos de Suteki un tono más claro que de costumbre, la brisa había cesado. Los árboles se mecían con lentitud, las gruesas y nudosas ramas dejaban caer de tanto en tanto hojas que se posaban con delicadeza en el suelo. Ambas se limitaban a disfrutar de la pasividad entre esporádicos intercambios de palabras.
El ambiente comenzó a alimentar la memoria de Shizune, su vista perdida en llano reflejaba aquel lugar en sus ojos, tomó entre sus manos una pequeña ramita al tiempo que dejaba escapar un suspiro. Por su mente pasaban innumerables imágenes, la melancolía se entremezcló con un irrefrenable deseo de retroceder el tiempo.
"¿Estas seguro?" repitió insistente, su corazón latía con fuerza, esperanzada en una respuesta que bien sabía no iba a recibir. "Completamente... sabes perfectamente que de otra forma es imposible" aclaró el ninja del sonido mientras jugueteaba nervioso con la hierba bajo él. Ninguno era capaz de articular palabras que quebrara el sepultural silencio que se había apropiado de ambos. "No es por mí, es por ti y por ella" dijo cortando el mutismo y dirigiendo su mirada hacia una niña que correteaba entre los arbustos. Shizune apretó la mandíbula, no respondió, esperaba nerviosa que Kabuto revelara a que punto quería llegar. "Poco me interesa a mí, la información seguramente no llegaría a oídos de nadie que llegara a complicarme... sin embargo, tu vives acá" tomó una pausa, intentando ordenar sus ideas. "Es más, tu cargo es de importancia y, según entiendo, tener una hija con el enemigo no es precisamente un acto de lealtad hacia tu aldea" sonrió sombrío. Los cuatro años no había logrado doblegar aquel sarcasmo que tanto la irritaba.
"No te preocupes..." afirmó Kabuto, mientras posaba su mano en la de Shizune, gesto que la estremeció. "Nos volveremos a ver muy pronto" concluyó cortante su frase, en ese momento ambos pudieron asimilar lo que habían intentado eludir. La única respuesta que ella pudo dar fue posar con suavidad su cabeza en el hombro de aquel joven del sonido.
La luna brindaba su fino manto de luz. La brisa había cesado, al igual que el constante cantar de los grillos que brincaban sin rumbo alguno. A pesar de la avanzada hora, la tibieza se hacia presente en el aire. "¿Sabes?" interrogó la joven a Suteki, que mostraba expectación, "Visitar a tu padre no sería mala idea, después de todo" una oleada de incontenible felicidad fue lo que iluminó el grácil rostro de la niña.
FinNota: Gracias a Umino Megumi por hacer de beta... la tuya es una valiosa opinión. También quisiera aclarar que Suteki es un personaje original de Yakumo-Chan, la tomé prestada para este fic.
