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Y con esto demostramos que Edward no es el único masoca (?). Er. Viñeta corta y casi sin sentido sobre Jazz y aquello que tira de él, aún cuando quiera seguir a Alice.
Como el cristal
«Se derrumbó ante mis ojos,
tan frágil como siempre pareció»
Jasper lo dejó todo por Alice.
Jasper dejaría —hoy y siempre— todo por Alice. Porque ella es su todo, la única mujer que recuerda haber amado. Porque ella lo rescató cuando se ahogaba en una oscuridad sin fondo, porque ella le alegró la vida con el sonido de su risa. Porque Alice es su duendecillo adicta a las compras, porque ella nunca le avisó que iba a llegar de la nada a su mundo, que iba a tenderle la mano, ofreciéndole una segunda oportunidad.
Se siente un traidor mientras la consciencia regresa lentamente a su cuerpo; el aire frío de Forks calmando lentamente los instintos que desearía no tener.
Deja de intentar soltarse y mira el suelo, sin saber que otra cosa hacer. Alice no está ahí, porque la sentiría —Jasper siempre sabe donde está Alice, ¿cómo no saber dónde está una parte de él?—. Se ahoga (de nuevo), sabiendo que la ha perdido. Le prometió muchas cosas y acaba de romperlas todas.
No la merece.
Alice tiene una mirada angelical, la sonrisa casi siempre presente en los labios, la alegría rodeándola a cada segundo y la piel tan suave que resulta difícil de creer. Alice no bebe humanos porque antes de intentarlo sabe que tienen una familia, amigos, porque son personas, porque no es un monstruo. Jasper, en cambio, se agita sólo de recordar el aroma dulce de la sangre de Bella, aquella chica de ojos oscuros demasiado torpe que le cae bien. La pareja perdida en el tiempo de Edward.
Todavía sigue golpeándole con la fuerza de la primera vez. Todavía es consciente de que cuando siente la sangre vuelve a ser un simple neófito. Siente la culpa recorrer cada centímetro de su piel, mientras se deja caer al suelo, parpadeando, demasiado asombrado, confuso y perdido para creer que ha intentado matar a Bella. A un humano. «Se suponía que lo dejaste», se dice, mortificado. «Se suponía...»
Y aunque lo intente no puede evitarlo. Vivió de humanos y lo volvería a hacer de tener la opción (de no estar Alice). Lo sabe, lo sabe y se odia a cada minuto que pasa por ello. Aquello lo sigue llamando como el primer día, y él lo seguiría sin rechistar. De poder. Pero no puede porque el escogió vivir diferente, con Alice, aún cuando cada parte de él ruegue a cada segundo tomar lo que tanto quiere. Porque la fruta prohibida sigue colgando del árbol y en ese momento él no se conformó con mirar.
Jasper siempre lo supo. Lo sabe, la idea navega inconsciente por su eterna memoria, matándolo de a poco, repitiéndole una y otra vez que nunca va a ser digno de Alice, que es un monstruo, y que no le importa serlo, lo que lo hace todavía peor.
Su autocontrol es demasiado frágil. Como el cristal.
