Algo más que una vecina
Capitulo I
Él es un huérfano, otro chico solitario de pocas palabras, algo reservado. Vive en uno de los tantos barrios de esta cuidad, trabajaba en una construcción, debido a que su aspecto algo callejero y su actitud algo arisca, no le facilitaba el conseguir trabajo y relacionarse con las demás personas. También asistía al instituto. Era de pocos amigos, una chica linda y coqueta llamada Ángel, un chico huérfano igual que el conocido como Racer, debido a su adicción por las carreras de motocicleta y por ultimo otro chico que sufría de anemia, llamado Mayonaka, solo ellos, sus únicos amigos.
Su cabello con ciertos reflejos rojizos y su piel canela, de ojos azules. Después de las 4:30 pm, este chico reservado siempre esperaba a una persona después de clase, Esta persona era Kinana, una pequeña joven, unos dos años menor que él. Ella era su vecina, él siempre la esperaba a que saliera de clases, ya que eran de salones distintos. Todos los días el la acompañaba a casa, la pequeña Kinana no sabía porque este joven siempre le esperaba y mucho menos el por que le acompañaba a su casa. Él podría ir directo a su trabajo luego de clases, pero el prefería dar toda esa caminata por ella. La chica solo pensaba que era por su seguridad, ya que el barrio donde vivían no era muy seguro que se diga, acaso aquel chico se preocupaba por ella, muchas veces ella intento entablar conversación con el joven pero estos intentos eran fallidos ya que el la ignoraba por completo. Sin saber el secreto que este joven callaba en su interior.
Así continuo el tiempo en esa rutina, hasta que la pequeña Kinana, se había cansado de la actitud del joven. Y decidió acercarse un poco mas a él, ella iba al parque con sus amigos después de llegar a casa. Un día, en ves de ir al parque fue tras el joven sin que el la viera. Al seguirle ella sintió algo de pena por el, al observarle trabajar en dicha construcción. El trabajo era pesado pero a el no parecía importarle, después de todo él debía de sustentar sus gastos. En un banquillo cercano ella le espero hasta la hora de salida, el con una leve expresión de sorpresa al verla fuera.
Pero que haces aquí? – Dijo el joven mientras se le acercaba.
Por fin hablas, pensé que eras mudo – Dijo ella feliz.
Solo quería esperarte, tu me esperas luego de clases así que yo te espero a ti luego del trabajo – Le decía ella mientras sonreía.
Joder, ya es tarde… mejor vámonos – Dijo el joven mientras le tomaba de la muñeca.
Comenzaron a caminar a casa, Kinana estaba algo apenada, pensó que su acción le había molestado al joven. Este chico al percatarse de la expresión de la pequeña, intenta charlar con ella.
Creo que nunca me eh presentado, Mi nombre es Erik– Dijo el mientras le soltaba y metía sus manos en los bolsillos.
La pequeña se sorprendió al oír el nombre del joven.
Me llamo Kinana – Dijo la pequeña mientras su rostro retomaba su particular sonrisa.
Lindo nombre – Dijo el joven, intentando ser amable.
Quieres un helado? – Dije algo apenado el joven.
Si… Me gustaría, que sea de chocolate por favor – Dijo la pequeña con una gran sonrisa.
Esa carita, esa sonrisa y esos ojos tan luminosos como dos esmeraldas y su cabello cortó, color violeta, con un leve contoneo al caminar. Solo eso basto para que el joven pelirrojo, tomara una leve sonrisa, algo que él había casi olvidado hacer, sonreír.
Llegaron a la heladería frente al parque, luego se sentaron en un banco de aquel parque ya casi vacío debido a la hora. El momento continuo sin palabras, ella disfrutaba de su helado como si fuese su primer helado. El con seriedad se deleitaba con el helado, mientras observaba a la pequeña, su rostro solo emanaba felicidad y una paz que el sin darse cuenta disfrutaba mucho.
Ya es algo tarde, será mejor que ya te lleve a casa – Dijo el mientras tiraba la paleta del helado a la basura.
Tienes razón – Dijo la pequeña, terminando su helado sin perder su constante sonrisa.
Se levantaron y retomaron su camino a casa.
Eh oído que te llaman Cobra... Porqué? – Dijo Kinana con un gesto algo pensativo.
Es mi animal favorito y debido a eso mis amigos me apodaron así, Cobra – Dijo el pelirrojo algo apenado.
Entonces puedo llamarte Cobra? – Dijo la pequeña sonrojada.
Supongo que si, después de todo eres una amiga – Dijo el joven.
El llegar a la casa de la pequeña Kinana, no les había tomado mucho ya que su casa quedaba cerca del parque. Ella observo que Cobra aun seguía a su lado, siempre al llegar el seguía de largo a su casa. Ella se acerca a tocar el timbre, luego de unos segundos, abren la puerta, resulta ser la mama de Kinana, con cierto gesto de preocupación en su rostro.
Dónde estabas Kinana? – Dijo la mama de la pequeña.
Disculpe las molestia, a sido mi culpa que llegara tarde – Dijo el joven, bajando su cabeza como reverencia.
Estaba en el parque y pensé en invitarle un helado, debido a eso se demoro un poco en llegar – Dijo el joven, mientras alzaba su cabeza.
Tu eres el chico de al lado, el que siempre a compaña a mi Kinana luego de clase – Dijo la mama, mientras su preocupación se dispersaba.
Si, me llamo Erik, es un placer – Dijo Cobra con seriedad.
Mucho gusto en conocerte Erik y que no se repita esto de llegar tarde eh – Se escucho decir de la mama.
No habrá más problemas con eso Señora – Dijo el joven.
Esta bien, ahora pasa Kinana, la cena esta casi lista – Dijo la mama con naturalidad.
Vale, hasta mañana Cobra – Dijo la pequeña mientras entraba y agitaba su mano.
Hasta mañana… Kinana – Dijo Cobra.
Cobra se había quitado un peso de encima, ya que pensó que creía que le iría mal con la mama de Kinana, por llegar tarde.
