Parte 1: el encuentro
Era lo que prácticamente se podía llamar un océano verde. Los árboles de aquel valle se extendían por kilómetros a la redonda, dando la sensación, desde el aire, de que jamás se volvería a ver tierra despejada en esa alfombra gigante.
Atardecía luego de una jornada agradable y tranquila. Las aves se aprontaban a sus nidos, los insectos a sus escondites y los seres nocturnos poco a poco comenzaban a abrir los ojos para el encuentro con las estrellas. Así también lo hizo nuestra criatura, quien, luego de dormir todo el día en un árbol con ramas tan gruesas como la de un baobab, recobró la conciencia al ocaso venidero.
Los últimos rayos del sol se filtraban entre las hojas, dando un toque dorado al bosque que ya comenzaba el cambio de turno. Con lentitud muchos cuerpos, pequeños y grandes, recorrían el suelo, viendo al astro anaranjado que se recortaba en la línea irregular de la montaña.
Uno se esos rayos, casualmente, terminó sobre el rostro del que recién despertaba, cosa que lo molestó bastante. Aún con los ojos cerrados, pudo ver el rojizo brillo a través de sus párpados y gruñó al darse cuenta de que el día terminaba y que era hora de moverse.
Parecía un niño malhumorado al momento de ir a la escuela, pero esta no era la mañana y, obviamente, él tampoco era un niño.
En eso, cuando se decidió a abandonar el árbol apenas el sol se hubiese ocultado por completo, algo se interpuso entre la estrella y su rostro, ya que todo se oscureció otra vez.
Sabiendo entonces que lo que se mantenía frente a él era algo vivo y no alguna rama rebelde, abrió los ojos al fin y pudo distinguir, borrosamente, una mancha rosa suspendida a unos centímetros. Pronto, enfocando la vista, descubrió unos enormes ojos azules que lo miraban fijamente.
"¿Tú eres Mewtwo?", preguntó el ser con curiosidad.
De inmediato entonces el clon abandonó por completo su descanso y se incorporó para averiguar qué era la nueva criatura y, lo más importante, cómo sabía su nombre.
Al sentarse se vio cara a cara con un mew, tal vez más pequeño de lo normal, mirándolo como si el blanquecino fuese la mayor atracción de la historia de la televisión.
"¿Eres Mewtwo?", repitió con la misma actitud.
"¿Cómo lo sabes?", interrogó el aludido con dureza.
"Todo el mundo lo sabe", dijo el pequeño, con una sonrisa burlona en su rostro.
"¿Qué?"
"Ha ha" se rió. "Por supuesto que no todo el mundo lo sabe, tonto."
Entonces Mewtwo se sintió molesto. En primer lugar, el mew apareció de la nada, diciendo que todo el mundo sabía quién era y, lo más irritante, se rió y lo llamó tonto.
"¿Te enojaste?", preguntó el rosa. "¡Mi amigo tenía razón! ¡Eres increíblemente enojón!"
"¿Q-quién eres tú? ¿Qué quieres?"
"Uh… nada, es decir conversar y… conversar."
"¿Conversar? ¿Cómo esperas que me siente a conversar contigo sin saber de dónde vienes? Además, no me has respondido a como sabes quién soy. Según recuerdo, a ti jamás te he visto, aunque debo considerar que los de tu especie son todos iguales y cualquiera podría confundirse."
"¡Oye!" exclamó el mew. "No todos somos iguales. Yo soy perfectamente distinto a mis amigos y a mis padres, ¿sabes?"
"Para mí siguen siendo todos iguales", contestó Mewtwo bajándose de la rama para desperezarse y caminar un poco. El rosa pokémon lo siguió flotando a su lado. "¿Y bien?"
"¿Qué?"
"¿Cómo se supone que sabes quién soy?"
"¿Por qué? ¿Vas a borrar mi memoria? Sé que sabes hacerlo."
"Tal vez lo haga", prosiguió el clon hasta llegar a un pequeño riachuelo, en donde bebió y se lavó la cara y las manos. "Pero quiero que me respondas antes."
"¿Tú recuerdas a mi amigo?"
Mewtwo lo miró con obvio enojo. Apenas llevaba unos minutos de conocer al rosado, ¿Cómo esperaba a que supiera de sus amigos? Se lo hizo saber de inmediato, llamándolo idiota sin que el pequeño se diera cuenta.
"¡El luchó contra ti!", dijo el mew con una expresión heroica. "Él es genial, puede pelear y hasta pudo ganarte con un ataque, pero quería jugar un poco."
"¿Jugar?", preguntó el blanquecino con cierto desencajo en su actitud. ¿El mew estaba diciendo que esa gran pelea fue sólo un juego? ¿Una pérdida de tiempo?
"Así es, él es increíblemente fuerte", continuó el rosa. "Yo siempre he querido ser como él, ganar batallas y ser… ¡fantástico!"
"Me alegro mucho", dijo Mewtwo buscando algo entre los matorrales.
"Él me habló sobre ti y su batalla. Dijo que tenías cierto nivel y que podías, no sé, tal vez ganarle a un caterpie."
"¡¿Qué?!" Dijo Mewtwo irritadísimo con ese comentario, poniéndose de pie de inmediato y dejando a su arbusto tranquilo. "¿Crees que soy un debilucho? ¿Quieres que te demuestre cuan débil soy?"
"Sí", contestó el pequeño poniéndose en posición de pelea. "Vamos, quiero que me demuestres si venir tan lejos valió la pena."
Entonces el pokémon más grande se calmó, respiró profundo y con sus poderes psíquicos dejó caer una rama sobre el rosado, quien quedó aplastado bajo el trozo de madera. Mewtwo se agachó, continuó hurgando el matorral, procurando tener cuidado con las espinas y sacó un puñado de moras que de inmediato se llevó a la boca. Masticando le dijo al mew:
"Definitivamente tú no eres él, de eso no hay duda."
"Eso no es justo", reclamó el chico al quitarse la rama de encima. "La idea es que tú pelees contra mí. Lanzar cosas es hacer trampa."
"Lo siento", dijo el clon sacando más de las pequeñas frutas. "Tienes que considerar que soy un pokémon patético y no entiendo de trampas ni justicia."
"Debes pelear conmigo como si yo fuese él. Debes pelear como…", pero no terminó. Con una bola sombra Mewtwo lo envió a volar lejos, muchos, muchos metros de distancia. Pronto se perdió en el follaje y el clon se volteó y caminó buscando más comida.
Avanzó un poco, revisó árboles y arbustos pero no halló demasiado atractivo en los alimentos que se le presentaban. La verdad es que el bosque estaba plagado de pokémon y las raciones ya se encontraban acaparadas por muchos. Sólo quedaban sobras.
Entonces se detuvo y miró hacia arriba. El cielo aún estaba azul, por lo que supuso que la montaña era muy alta y que el sol en realidad todavía no se ocultaba.
"Perdí minutos de sueño, tal vez una hora o más", cerró los ojos. "Sí, definitivamente más", y bostezó tanto, que creyó que se tragaría el bosque entero con todos su habitantes. "Desperté, creo, casi dos horas antes. Maldita montaña, nos engañó a todos. Y lo peor es que no hay nada decente para comer."
Sin embargo, mientras se quejaba, el pequeño rosa regresó, enojado por el ataque sorpresa de su clon indirecto.
"¿Por qué hiciste eso?", le reclamó.
"Porque se me antojó. Ya déjame en paz, tengo hambre."
"Así no son las batallas, debes avisar antes de atacar."
"Ah", asintió el más alto. "Entiendo, ¿entonces debo decirte "voy a usar una esfera de energía en tres segundos sobre tu vientre"?"
"Así no, pero debes…", y no acabó porque recibió un nuevo ataque, precisamente en su vientre.
"¿Así está bien?", preguntó Mewtwo cuando lo vio en el suelo.
"¡No!", gritó el rosa otra vez en el aire. "¡Haces trampa!"
"Lo siento, pero ya te lo dije, soy mediocre, no puedo derrotar a un caterpie", le dijo con sarcasmo.
"Era una broma", replicó el pequeño. "Es obvio que no eres más débil que un caterpie."
"…"
"Tal vez lo derrotes, pero jamás a un metapod." Se sonrió, mirando a su interlocutor de reojo. Éste sólo negó con la cabeza y vio hacia otra parte.
"Entonces tú eres más débil que el más patético de los caterpie, ¿no es así? Ya te he hecho caer tres veces."
"La rama fue trampa."
"No, fue un ataque y te dejé en el suelo. Eso me convierte en alguien más fuerte que tú."
"Pero no más fuerte que mi amigo."
"Pero él no está aquí, ¿verdad?"
"No."
"Entonces soy más fuerte", caminó lejos, pero se detuvo a los pocos pasos. "Además, en esa batalla, yo estaba jugando con él", y continuó.
El pokémon rosa se quedó flotando, mirando al clon alejarse. Se sintió enojado con él y consigo mismo, ya que no había logrado su cometido. Pero, en eso, escuchó como el estómago de Mewtwo rugió como la más grande de las fieras. El blanquecino se volteó un poco, tal vez avergonzado por la necesidad digestiva y luego prosiguió con la marcha. El mew entonces se sonrió y voló rápido entre los arbustos.
Mewtwo continuaba su caminata, pensando en las acciones siguientes. Buscaría algo decente de comer y, satisfecho, volaría para continuar su eterno viaje. Su próxima parada sería una ciudad de la que había escuchado un par de veces. Según los rumores, el lugar estaba plagado de los más hermosos jardines. Las más increíbles y extrañas flores se encontraban allí y el clon definitivamente quería agregar eso a su lista de viajes.
Hace ya un tiempo que se dedicaba a eso. Avanzaba y conocía lugares interesantes mientras observaba a la sociedad humana.
A pesar de odiarlos profundamente todavía, debía admitir que tenían cosas que podían llamar su atención. El arte, las comidas, las ciudades, los monumentos. Y si él fue antes un experimento (porque ahora era libre), entonces consideró que los bípedos vestidos también podían serlo. La investigación era algo que estaba implantado en su ser. El saber de todo era lo que le gustaba y es por eso que pensaba en las sociedades como grandes colonias que vivían en una caja, solamente para ser analizada. Prefería pensar así…al menos imaginaba que los papeles se invertían y el "fenómeno" ya no era sólo él.
"Dicen que existen unas flores negras", comentó. "Realmente quisiera saber si ese es un evento natural o no."
"¿Para qué quieres flores?", dijo el mew. "¿Quieres dárselas a tu novia?"
"¿Qué?", preguntó él con exaltación al encontrarlo otra vez, flotando a su lado, preguntándole algo tan estúpido como el hecho de tener una compañera. "¿De qué estás hablando? ¡Te dije que me dejaras en paz!"
"Pero…."
"¡Cómo puedes pensar que voy a tener una novia, estúpido!", y caminó más lejos del pequeño gato rosa.
"Espérame", se acercó. "Era una broma."
"Tal parece que para ti todo es una broma", prosiguió.
"¡No te enojes! Mírame a mí, yo tampoco tengo novia y no me molesta."
"Desaparece."
"No, espera, tengo que hablar contigo", dijo en un tono serio.
"…"
"¡No es sobre novias ni flores!"
"…"
"Tengo comida para ti."
"No la quiero, puedo buscar yo solo."
"Pero tengo que hablar contigo de algo importante, por favor", lo siguió. "No te enfades, ya no diré ninguna broma, lo prometo."
"…"
"Es muy importante, por favor", pero se detuvo cuando Mewtwo dejó de caminar y se volteó hacia él.
"¿Qué quieres?", le dijo con obvia molestia.
"¿Lo discutimos mientras comemos?", y le mostró varias manzanas rojas y de apariencia apetitosa que flotaban a su alrededor.
Mewtwo las miró y sintió que se le hizo agua la boca. Realmente estaba hambriento y hasta el momento no había encontrado algo que de verdad lo dejara satisfecho. Pero esas manzanas se veían hermosas, tan rojas y brillantes. Deseó darles una mordida y dejar que su jugo se deslizara por la comisura de sus labios como todo un niño.
"¿Qué me dices?" preguntó el mew. "¿Nos sentamos a comer?"
"Sólo por un rato", contestó el clon tratando de no mostrarse demasiado interesado, mas el pequeño rosa sabía que su plan había funcionado. Ahora venía la parte más difícil.
Entonces encontraron un claro y se sentaron en el suelo a comer. Eran ocho manzanas, por lo que las repartieron equitativamente, sin embargo, considerando el tamaño de sus cuerpos y de lo que en verdad quería Mew, le cedió dos de las suyas a su clon. Este, sorprendido, quiso regresárselas, pero fue detenido. Sólo lo intentó una vez, tenía mucha hambre.
"¿De qué quieres hablar?", preguntó Mewtwo llevándose la primera a la boca.
"Voy a ir directo al grano y sin rodeos", contestó el pequeño. "En primer lugar, creo que no me he presentado."
"Pero si eres un mew."
"Pero ese no es mi nombre. Me llamo Kawara."
"Ka… ¿qué?", preguntó el clon mirándolo, con la mitad de la fruta en la boca.
"Kawara", repitió el chico.
"¿De dónde sacaste ese nombre?"
"Mi madre me llamó así en honor a un gran mew que habitó nuestras tierras", dijo con orgullo.
"Mh…vaya la tierra en donde vives."
"Mh…", gruñó. "¿Y tú?"
"¿Yo?"
"Tu nombre."
"Mewtwo."
"Pero ese eres tú. Me refiero a tu nombre."
"Me llamo Mewtwo. Soy un Mewtwo y así me llamo."
"Ha, tú te llamas como tu especie y te burlas de mi hermoso nombre", dijo con los pequeños brazos cruzados.
"¿Hermoso?", le preguntó el más grande con cierta burla.
"Oye, no te…", dijo Kawara ligeramente enojado, mas recuperó la compostura y se sentó en paz. "Olvidemos esto, ¿quieres?"
"…"
"La razón por la que vine a este lugar fue para que me entrenes."
"¿Entrenarte?", interrogó el clon acabando la primera manzana. "¿Yo?"
"Así es."
"¿Por qué?"
"Bueno, mi amigo luchó contra ti y yo quiero ser como él, pero no quiso entrenarme, dijo que no estaba preparado y que soy muy pequeño. Pero yo creo que debo comenzar ahora para ser más fuerte cuando crezca, ¿no?"
"¿Y por qué quieres que yo te entrene?"
"Porque tú luchaste contra él y no te pudo ganar."
"Entonces", se sonrió "Es obvio que soy más fuerte"
"Claro que sí", admitió el rosado. "Sólo estaba bromeando."
"Ya veo."
"Por favor, Mewtwo", le suplicó flotando ahora frente a él. "Tardé mucho tiempo en encontrarte y sólo quiero que me entrenes, quiero ser un gran mew, quiero ser recordado por todos como mi antepasado y quiero que tú me entrenes porque eres el único que ha luchado contra el mew más fuerte que conozco y que no te pudo ganar."
"Ha, con que sí, ¿eh?", dijo preparándose para comer una segunda manzana, mas, al tenerla frente a su nariz, algo cambió la expresión de su rostro en un segundo. "Esta manzana…huele muy extraño."
"¿Extraño?", se acercó Kawara para olfatearla. "Yo no siento nada. ¿Estás seguro?"
"Sí, huele muy desagradable."
"Debes estar aún dormido."
"No, está mal. Prefiero no comerla", y tomó otra, la cual, tal parecía, tenía el mismo problema. Las siguientes, entonces, tampoco pasaron la prueba del olor.
Mewtwo se sintió irritado. Ya se había comido una y, tal vez por su hambre, no se percató del estado de la fruta. ¿Y si estaba envenenada? ¿Si tenía algún producto químico extraño? ¿Y si ahora el clon había contraído un virus mortal?
Culpó de inmediato al pequeño por eso y, más lo hizo cuando bostezó otra vez. Se sentía cansado y, sin querer admitirlo, deseaba volver a la rama y seguir durmiendo.
"Yo también tengo sueño", bostezó el pokémon rosa. "Tal vez debamos dormir."
"No, tal vez esté envenenado."
"No lo estás, tonto. Estás loco, tienes mucho sueño y crees cosas raras. Mira", dijo tomando la manzana y mordiéndola varias veces. "Ves, estoy bien."
"Por ahora, tal vez mueras en un rato."
"No lo creo, sólo…", bostezó. "Vaya, gracias a ti tengo más sueño del que ya tenía."
"Yo también…"
"Te despertaste muy temprano…seguramente quieres dormir."
"No…", se dijo entre bostezos. "Estoy bien."
"¿Qué tal si dormimos para pensar mejor más tarde? Así decidimos como comenzamos con mi entrenamiento."
"Nunca dije que iba a entrenarte."
"Oh", y se acercó a su cabeza para acariciarlo. "Ya duerme Mewtwo, será un largo día y lucharemos mucho."
"No dije que…"
"¿Sabes una cosa? Yo también voy a dormir contigo", y se sentó a su lado, acurrucándose junto al pokémon más grande, quien, considerando sus horas sin sueño, pensó que, tal y como decía su rosa compañero, estaba sólo pensando cosas extrañas debido al cansancio. Seguramente las manzanas estaban bien, no existía ningún peligro.
Olfateó una y se dio cuenta de que el extraño olor había casi desaparecido. Definitivamente era la falta de sueño, así que se quedó sentado y cerró los ojos.
Estaba tranquilo, sabía que no iba a morir envenenado y, de ser así, al menos no se iría solo, partiría con el pequeño pokémon rosa a donde sea que viajen las almas una vez que abandonan sus cuerpos.
"¿Sabes una cosa?", preguntó Kawara. "Si sigues siendo tan enojón, jamás conseguirás una novia para regalarle flores."
"Ya…cállate."
"Sólo…sólo digo la verdad", y ambos se quedaron profundamente dormidos.
