Hola de nuevo, no me había perdido, en verdad la escuela no me dejaba mucho tiempo, pero quiero que sepan que los extrañe mucho. Esta vez les traigo una historia que se desarrolla en Hogwarts y por supuesto trata de Los Merodeadores, pero muy en especial de Lily y James. En esta historia Lily se ha enamorado de un Merodeador pero no se siente muy segura de si misma para conquistarlo por lo cual comenzara a decir mentiras. La verdad siempre sale a la luz, y ella lo descubrirá¿será demasiado tarde para arrepentirse? Nada de lo que reconocieron es mío. Gracias de antemano, espero que lo disfruten...
El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido,
porque estará obligado a inventar veinte más para
sostener la certeza de esta primera.
(Alexander Pope)
LILY Y EL LOBO.
Capítulo 1. ¿James Lennon?
Había una vez un pastor llamado Pedrito, el pastorcito tenía muchas ovejas. Las llevaba al campo para que comieran pasto y las cuidaba por si aparecía el lobo. Las ovejas comían y el pastor se aburría. Un día, para divertirse, se puso a gritar:
-¡El lobo¡Socorro¡El lobo!
Los campesinos lo escucharon y, dejando sus trabajos, corrieron a espantar al lobo. Fueron con palos y palas, con horquillas y rastrillos.
-¿Dónde está ese lobo?- preguntaron.
Entonces el pastorcito se echó a reír.
-Era un lobo de mentira- dijo -¡Era una broma!
Los campesinos, muy enojados, volvieron a sus campos. Días después, el pastor volvió a gritar:
-¡El lobo¡Socorro¡El lobo!
Cuando llegaron los campesinos, él les dijo, muerto de risa:
-¡Era otra broma!
Pero un día, en el campo apareció... ¡el lobo! Un lobo negro que tenía muchas ganas de comer ovejas.
-¡El lobo!- gritó el pastorcito -de veras¡viene el lobo!
"Otro lobo de mentira", pensaron los campesinos. Y nadie fue a socorrerlo. El lobo se comió las ovejas más gorditas. Las otras, escaparon de miedo y el pastor perdió todo su rebaño.
Había dicho tantas mentiras que cuando dijo la verdad, nadie le creyó. Al que acostumbra mentir, nadie le cree ni cuando dice la verdad.
-¡Otra vez leyendo ese estúpido libro, Lilian!- exclamo una muchacha alta, rubia con ojos azules, delgada y con un largísimo cuello.
-Si no te gusta, Petunia¿para que entras a mi cuarto? Si no mal recuerdo la puerta estaba cerrada- dijo una chica de estatura media, delgada, cabello rojo oscuro y unos enormes ojos verdes brillantes.
Petunia Evans resoplo y volteo a ver a su alrededor con cara de asco. La recamara de Lilian Evans no era exactamente lo que se esperaría de una chica de 16 años. La habitación era amplia con una camita individual al centro, a cada lado de la cama había una mesita, en la de la derecha se podía ver un despertador en forma de balón de fútbol, una foto muy rara que tenia movimiento en la cual había dos chicas morenas y en medio una pelirroja. En la mesita del lado izquierdo había una jarrita de cristal con agua y un vasito, en la orilla había una cajita alargada y delgada dentro de la cual yacía una varita, pero no cualquier varita, esta era mágica. ¿Por qué era mágica? Porque Lily Evans no era una chica normal, era una bruja. Si, pero no cualquier bruja, Lily era la mejor bruja de su curso en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería donde pronto cursaría su ultimo año.
Frente a la cama había un gran baúl negro abierto en el cual había libros de magia, túnicas, un sombrero puntiagudo, capas, un caldero, un telescopio, una balanza, ropa muggle, gorras y una escoba reducida.
Del lado derecho de la recamara había una puerta de madera blanca que permitía el acceso al cuarto de baño. También había un gran closet y una cómoda y un gran estante en el cual había una televisión y muchos libros.
En la parte izquierda había una ventana, debajo de ella había una mesita en la cual había muchos pergaminos, mas libros, plumas y tintas de diversos colores. Al lado de la mesita había una jaula de mediana medida en la cual retozaba una lechuza café claro.
Por toda la habitación había posters pegados del equipo de fútbol Liverpool, de Los Beatles de los cuales se declaraba la fan numero uno y también había dos muy raros con movimiento, en uno se podía ver a un grupo de mujeres vestidas con túnicas verde oscuro y con una garra dorada sobre el pecho y escoba en mano saludando y abajo se podía leer Holyhead Harpies mandando besos, y en el otro se miraba a una chica montada en una escoba y cayendo en picada detrás de una pelotita dorada y abajo decía Gwendolyn Morgan.
Petunia resoplo y volvió la vista hacía la cama donde su hermana menor había estado leyendo placidamente momentos antes.
-Mira monstruo, no estoy aquí por mi gusto, solo vengo a decirte que mamá te habla- dijo Petunia poniendo cara de asco –apurate- agrego antes de salir de la habitación.
Lily Evans suspiro mientras cerraba los ojos¿Cuánto tenia desde que sus padres habían regresado de los Estados Unidos¿Dos días? Era cierto que Lily y su hermana ya se habían acostumbrado a los constantes viajes que realizaban sus padres por los negocios familiares, pero eso no lo hacía fácil.
Desde que Lily tenia conciencia plena de lo que pasaba a su alrededor recordaba sus constantes ausencias, al principio le dolía sobremanera, pero tener a su lado a Jolly y a sus hijos le animaba un poco aunque no era lo mismo.
Jolly Pedetta era una mujer de cuarenta años, rolliza, chaparrita, cabello negro, lacio que le llegaba a la altura de los hombros. Era el ama de llaves de la mansión Evans y cuidaba de Lily y Petunia en las largas ausencias de Gina y Paul Evans.
Jolly aparentaba menos edad y era y una mujer con belleza clásica, había tenido muchas oportunidades de rehacer su vida de la muerte de su esposo, pero en cambio se había dedicado a la crianza de sus tres hijos, los gemelos Iñaki y Bobby de 16 años y Newton de 14 años, y por supuesto su hija adoptiva Lily. Petunia a diferencia de su hermana nunca fue muy apegada a ellos, sino todo lo contrario.
¿Por qué? Petunia era todo glamour, siempre hablando de moda, maquillaje, su vida social era muy activa, en cambio Lily era en pocas palabras un chico más en el clan Pedetta. Lily siempre vestía de forma relajada, muy deportiva, nunca usaba maquillaje, y su vida social se limitaba a jugar desde los cinco años al fútbol y a otros deportes más con los hijos de Jolly.
Sus padres se sentían orgullosos de su brujita, la querían tal y como era, pero eso no impedía que Gina Evans la atosigara a que se comportara de una forma más femenina. Petunia no perdía el tiempo en hacer mofa de su persona diciéndole cosas como "monstruo" "anormal" "fenómeno" "marimacho" "chicazo". Lily fingía que sus comentarios no le importaban, pero la verdad era que le hacían mucho daño.
Ella amaba leer, amaba todos los deportes, amaba a los Beatles, en especial a John Lennon que le recordaba a alguien muy especial para ella que al igual que el Beatle tenia el cabello revuelto, gafas redondas y unos hermosos ojos marrones. James Potter, ese era el nombre del chico que a Lily le gustaba su amor platónico.
James era el sueño de toda chica, era guapo, cuerpo atlético, alto, moreno, cabello negro azabache siempre revuelto, ojos marrones siempre brillantes y una sonrisa de pícaro que hacía suspirar a todo Hogwarts. Por supuesto que a Lily también. Cuando estaba frente a James era un costal de nervios, y por desgracia ese nerviosismo siempre tenia que pasarle algún "accidente".
Cuando Lily tenía once años y supo que era bruja y que iría a una escuela donde conviviría con chicos de su edad y todos magos Petunia no había perdido tiempo en descargar todas sus frustraciones contra ella.
&&&&&& Flash Back&&&&&&
-¡Esto solo confirma mis sospechas!- exclamo una chica rubia de unos trece años -¡Eres una anormal y ahora tendré que sumarle fenómeno a tu lista de defectos!- dijo cruelmente Petunia Evans a su hermana menor.
-¿Por qué eres tan cruel, Petunia?- pregunto Lily sintiendo que sus ojos le escocían por las ganas de llorar, pero ya se había prometido no darle la satisfacción de verla llorar.
-¡Porque es la verdad!- exclamo Petunia con una enorme sonrisa –y podría apostar lo que sea a que en esa escuela de anormales tu seguirás siendo igual que en tu colegio pasado.
-¿Y como es eso según tu, Petunia?- pregunto Lily dudosa.
-¡Nada, no eres nada, y ahí tampoco serás nada!- exclamo Petunia disfrutando cada palabra.
&&&&&&&&&&&&
Y asi había sido. Cuando Lily entro por el anden 9¾ iba llena de ilusiones, en su carrito llevara su baúl, su jaula con Ducky su lechuza café claro, y una pelota de fútbol.
Ella iba vestida con un pantalón deportivo rojo y una chamarra blanca con el logo del Liverpool. Iba caminando hacía el expreso Hogwarts le llamo la atención un grupo de gente que se amontonaba para observar algo, ganándole la curiosidad se había acercado y ahí la había visto por primera vez a James Potter. Junto a él había dos chicos más, pero sus ojos no podía desviarlos de ese chiquillo de gafas que en esos momentos hacía mofa de un chico delgaducho con piel cetrina,cabellonegro y grasiento a la altura de los hombros, ojos negros fríos y vacíos y su nariz era ganchuda.
Cuando al fin logro subir su baúl y su jaula comenzó a recorrer el expreso en busca de un compartimiento donde sentarse, pero todos estaban llenos excepto uno, el único disponible era el del chico delgaducho, tímidamente le dijo que si podía sentarse con él.
El chiquillo la estudio con esa mirada suya tan fría y después asintió. La mayoría del trayecto la pasaron en silencio hasta que pasó una señora regordeta con un carrito lleno de dulces. Lily y el chico se levantaron para ver lo que traía, Lily espero a que el chico pidiera, para ella todo era raro, no reconocía ningún dulce¿Dónde estaban sus M&M's¿Dónde estaban sus dulces de tamarindo con chilito que tanto amaba?
Al final decidió no aventurarse a comprar nada, era su primer día en el mundo mágico y por supuesto que quería llegar bien a su nuevo colegio y comenzar su primer año bien.
-¿Quieres?- escucho Lily que le decía una voz fría. Lily levanto lentamente la mirada de su libro de Historia de Hogwarts y sonrió tímidamente.
-¿No me hará daño?- pregunto tímidamente y sonrojándose. El chico soltó una carcajada sincera y negó con la cabeza.
-Eres hija de muggles¿verdad?- pregunto el chico, Lily asintió lentamente –no, no te harán daño, mira- dijo el chico mientras se levantaba y llevando con él todo lo que había comprado y se sentaba a un lado de Lily.
Al poco rato Lily ya había probado grageas de todos los sabores Bertie Bott, ranas de chocolate, empanadas de calabaza, varitas de regaliz, pasteles en forma de caldero. Lily y el chico se divertían probando las grageas y de repente se dio cuenta que no sabia el nombre del chico.
-Yo me llamo Lilian Marie Evans, pero todos me dicen Lily- dijo la pelirroja tendiéndole la mano al chico.
-Yo me llamo Severus Snape, y me...- Snape no pudo decir como le decían porque en ese instante se abrió la puerta del compartimiento de golpe dejando ver a dos chiquillos altos, delgados, morenos y guapetones. Que suerte, se dijo Lily, sin buscarlo estaba viendo de nuevo al chico de gafas. Los chicos recién llegados se miraron entre si y comenzaron a reírse.
-Así que Quejicus tiene novia- dijo el otro chico. Lily no le había puesto atención antes, y ahora que lo veía era agradable al ojo femenino, era moreno, cabello negro que le caía con elegancia natural sobre los ojos que eran grises, más alto que el otro chico.
Lily había crecido con tres niños y eso había provocado que en ella se hubiera desarrollado un carácter de guerrera según le había dicho Paul Evans, pero Lily se sintió anulada ante la presencia del chico de gafas que la estudiaba con la vista sin ningún pudor, Lily sintió sus mejillas arder y desvió la mirada hacía la ventana.
-Si, tal para cual, no me cabe duda de que es la novia de Quejicus- dijo otra voz, la del chico de gafas. Lily sintió como le escocían los ojos por las ganas de llorar, como siempre Petunia tenía razón, no seria nada en su nuevo colegio si alguien con su rutina de leer, practicar deportes, defender sus ideales hasta sus últimas consecuencias. En su interior asintió, si quería agradar a esos chicos y al resto tenia que cambiar, dejar de leer sus libros por revistas para chicas, los deportes por el maquillaje y el gritar a los cuatro vientos lo que opinaba y deseaba por reprimirlo.
Ya no supo como termino como la discusión entre los tres chicos, su mente se iba transformando conforme el tren se dirigía al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
&&&&&&&&&&&&
El colegio era un castillo impresionante, todos los alumnos al iniciar su educación mágica eran repartidos en cuatro casas, Gryffindor donde estaban los valientes, Ravenclaw los inteligentes, Hufflepuff los justos y leales, Slytherin los astutos y según había oído ahí iban a parar los que hacían cualquier cosa para conseguir algo. Si, esa definitivamente será su casa, ella iba a mentir con tal de agradar a los demás, con tal de dejar de ser nada.
Para su sorpresa fue asignada a la casa Gryffindor igual que el chico Black, si, el chico de cabello bonito se llamaba Sirius Black. Su amor platónico para la suerte de la pelirroja también quedo en Gryffindor, Potter, era James Potter.
Cuando Lily había llegado a la mesa Gryffindor había sido recibida entre aplausos, pero el chico Black la había mirado con desagrado. Cuando el chico Potter fue asignado a Gryffindor recibió la mas ruidosa ovación, y cuando llego a la mesa saludo a varios por su nombre, en ese momento supo que entre James Cade Potter y Lilian Marie Evans había un gran abismo.
&&&&&& Fin Flash Back&&&&&&
Espero que les haya gustado este primer capítulo, en el siguiente conoceremos mejor el mundo de los Merodeadores. Espero que me dejen Reviews para saber que les gusta y que no, y así poder mejorar.
