Disclaimer: Ni los personajes, ni los escenarios, ni absolutamente nada que les suene a JK Rowling me pertenece y mi único propósito al usarlos es entretenerlos, sin fines de lucro ni nada por el estilo.


Era Rose.

Y cada que pasaba por algún lugar dejaba un aroma a rosas, para variar.

Tenía el cabello naranja como una zanahoria, y era facilísimo hacerla irritar.

Era la misma Rose que hacía que él deje de ver cualquier otra cosa cuando pasaba por delante.

Era la misma Rose por la que se moría, se cagaba, se jodía.

Era esa chica que cuando le miraba entornaba los ojos y enderezaba la espalda.

Era la que lo ignoraba, y a veces todo lo contrario.

Y él era Scorpius, solo eso.

Era el Scorpius que había caído en la, viéndolo desde el exterior, patética posición de morir poco a poco.

¿Quién entendería que morir de amor, morir de Rose, daba dicha?

Solo él.

Él que se moría, se cagaba, se jodía, todo por esa llama incandescente.

Pero a diferencia de la llama que era Sydney Carton, Rose era una llama que arrasaba con todo a su paso, que no tenía fin, que subyugaba a todos.

Y como esa era su naturaleza, ni cuenta se daba.

Él era Malfoy, y como rebelión contra todo era solo él.

Ella era Weasley, y a veces, él pensaba que tenía más de Malfoy.

Tal vez todo era cosa de no ser.

De no ser Malfoy, de no ser Weasley, de ser todo lo contrario.

Por subversión, o por instinto.

Eran los que se odiaron y a ratos se amaron, ya sea en ese orden o revuelto.

Y a pesar de todo, latían.

Latían como laten las cosas vivas…

Como late el corazón, o los sexos.


Bien, bien, llevaba como un mes escribiendo eso, pero a sido sin apuros, y lo he disfrutado y al final me ha gustado. Espero que a ustedes tambien, y ya saben, me lo pueden hacer saber... (?)

¡Muchisisisisisisimos besos!

19 de febrero del 2015, 01:00 pm.