Aventuras en las pirámides.

Chapter 1: El viaje

Ya era tarde y me estaba olvidando de lo más importante... la cámara de fotos. Salí corriendo fuera del taxi, atravesé la media cuadra, abrí la puerta de mi casa, subí las escaleras, entré en mi habitación, abrí el cajón de la mesa de noche y la cámara no estaba. De repente recordé que la tenía en la valija. Pero antes de volver tomé la videocámara junto con unos casetes y por fin ya me alejaba de mi hogar dirigiéndome hacia una gran aventura en Egipto con mi más preciada amiga, Alice.

Por cierto, me presento, mi nombre es Isabella Marie Swan, tengo 19 años, tengo el pelo color castaño oscuro, ojos color chocolate y semi-alta . Viví en Forks y luego me mudé a Phoenix a eso de los 9 años. Allí pasé el resto de mi vida hasta hoy. Conocí a mi mejor amiga, Alice y fuimos juntas al mismo Instituto y Universidad, la cual aún no terminamos, pero como estamos de vacaciones decidimos ir a Egipto, una fascinación nuestra por las pirámides desde pequeñas y que nos habíamos prometido ir en el momento en que las dos tengamos esa posibilidad.

Bueno, mejor continuemos con mi aventura sino les contaré la historia de mi vida y no creo que quieran oírla.

El taxi paró, salí del vehículo, me acerqué al timbre y lo presioné. De inmediato se abrió la puerta dejando asomarse casi tres valijas, y por último apareció mi amiga, nos estrechamos en un fuerte abrazo ansiosas por el viaje a realizar. Después guardamos 2 de sus valijas en el portaequipaje del taxi y el otro bolso lo llevamos con nosotras en los asientos traseros del coche.

El conductor arrancó el vehículo y comenzó a acelerar a medida que se iban desvaneciendo los carros y los semáforos se ponían en verde. Nos dirigíamos al aeropuerto.

—¿Y? ¿cómo estás?—le pregunté al ver su cara desfigurarse por las diversas emociones que atravesaban su rostro.

—Nerviosa. ¡Muy!—declaró. Reí.

—Yo más que nada ansiosa—ambas reímos—. ¿Qué llevas?

—Nada, lo principal. Ropa, la notebook, cámara de fotos, videocámara, ropa, y creo que nada más. ¿Tú?

—El móvil (aunque no muy segura de tener señal allí), ropa, cámara, y... no sé, lo común.

El chofer frenó y bajo del coche, abrió el portaequipaje ayudándonos a sacar nuestro equipaje. Le pagamos y nos acercamos a las puertas de cristal corredizas, éstas se abrieron permitiéndonos pasar al interior del aeropuerto. Nos acercamos a donde habían varias personas realizando una fila para hacer el check in de nuestro vuelo y para poder informarnos si el vuelo estaba a tiempo.

Después de ser confirmadas del puntualismo del avión nos tocaba esperarlo y para matar el tiempo decidimos ir a una de las cafeterías de aquí.